Stalin


Simpatía por el Diablo

Please allow me to introduce myself/ I’m a man of wealth and taste”

Sympathy for the Devil. The Rolling Stones

Espero que ustedes me perdonen (…) por atreverme… sin haber sido previamente presentado…” es la cortés frase con que el Diablo, en los Estanques del Patriarca, interrumpe el coloquio sostenido por Mijail Alexándrovich Berlioz –redactor de una revista y presidente de la MASSOLIT, asociación moscovita de escritores–, e Iván Nikoláyevich Ponirev, –joven poeta, conocido como Desamparado–. El Demonio se da a conocer como un profesor extranjero, especialista en magia negra y a lo largo de la conversación les hace a los dos intelectuales diversas preguntas “¿No creen que Cristo haya existido?“¿No creen en Dios?” Berlioz declara con orgullo: “La mayoría de nuestra población ha dejado conscientemente, de creer en todas las historias sobre Dios.[1] El mago, que asegura haber desayunado con Kant, para asombro de sus escuchas, e incluso haber presenciado el juicio de Pilatos a Cristo, el cual les narra –con lo que se intercala en la historia el capítulo 2, relativo a estos personajes– pregunta al final en tono jovial “¿Y el diablo tampoco existe?”[2] Y los intelectuales vuelven a negar. Creen loco al profesor extranjero. Sin embargo, guiado por el diálogo, Berlioz pregunta cómo va a morir. El Diablo lo augura y casi enseguida se produce el golpe de efecto, y la correspondiente iluminación retrospectiva de los eventos: Berlioz es decapitado por culpa de Anushka que derramó el aceite.

Es este el capítulo que da inicio a la magistral novela de Mijaíl Bulgákov (1981-1940), El maestro y Margarita, y lleva el satírico título: No hables nunca con desconocidos. Tal obra fue publicada en Cuba por la Editorial Arte y Literatura en 1989 y de modo más reciente en 2015.

Mijaíl Afanásievich Bulgákov, descendiente de clérigos de la Iglesia Ortodoxa Rusa, inicia la carrera de escritor alrededor de 1921, tras haber sido médico. En los 20 la crítica impide la divulgación de varios de sus escritos, siendo tildado de antisoviético, con lo que su situación se hace insostenible. Pide por esto permiso al gobierno para marchar al extranjero. Stalin lo llama personalmente y Bulgákov no se atreve a repetir su solicitud. El gobierno entonces brinda al escritor trabajo en el Teatro de la Juventud Obrera de Moscú y después en el Teatro de Arte de Moscú. Más adelante es contratado en el Bolshói como libretista y asesor. Sin embargo, pese a que algunas de sus adaptaciones y textos logran llegar a escena, Bulgákov continúa sufriendo los efectos de la censura.

El proceso de escritura de El maestro y Margarita contó con múltiples interrupciones. Se inicia en 1928, pero el autor quema una primera versión agobiado por los censores. Entre 1931 y 1932, coincidiendo con el inicio de su tercer matrimonio, reinicia el trabajo. Al finalizar los años 30 realiza variantes en la obra y presintiendo su fin próximo, le dicta a su esposa correcciones y apuntes. Bulgákov muere en 1940. La primera versión completa del texto tarda en publicarse: En particular circula como samizdat[3], ya que entre 1966 y 1967, la revista Moskvá o Moscú publica una versión censurada del texto.

Diversos elementos autobiográficos integran El maestro y Margarita. Los Estanques del Patriarca, primer escenario de la novela, es uno de los espacios en cuyas cercanías llegó a vivir Bulgákov un buen tiempo. Su tercera y última esposa, Yelena Shílovskaya, con quien se casa en 1932, sería la inspiración para Margarita. También el ostracismo que sufre el personaje del Maestro, debido a sus textos, es similar al que viviera el propio escritor. Ambos, autor y personaje, en momentos afines de desesperación, optan por la quema de sus manuscritos. Asimismo, es preciso destacar el impacto de la experiencia escénica de Bulgákov en la novela, desde el punto de vista no solo estilístico –construcción dramática de personajes, puntos de giro que hacen avanzar continuamente el relato–, sino también argumental –la caracterización de personajes del mundillo teatral por una parte y la construcción del espectáculo de magia negra que el diablo, Voland, junto a sus ayudantes ofrece al público moscovita–.

El maestro y Margarita tiene a Moscú y Jerusalén como escenarios centrales. Entre ambos espacios es posible entrever un sinnúmero de correspondencias. A lo largo de la novela se desarrollan tres tramas fundamentales: La primera se despliega a partir de la aparición en el Moscú de los años 30 de la figura del Diablo, quien se presenta como Voland[4], y aparece acompañado de un séquito integrado por Koróviev o Fagot, su asistente, el colmilludo Asaselo, Hipopótamo o Popota, un enorme gato negro, Guela, una bruja, y Abadonna, su ministro y consejero. Muy afectada por la llegada de Voland resulta la élite intelectual moscovita con la que este y los suyos se ensañan. Por otra parte se presenta el drama de Joshuá Ga-Nozri –Jesucristo– y Pilatos, replanteo de la historia bíblica que por una parte es referida por el propio Voland y, por otra, es el centro de la novela escrita por el Maestro. En esta versión, Pilatos exhibe el drama de su cobardía y se culpa por no salvar al filósofo errante. Como una lupa de amplio espectro penetra la historia bíblica para diseccionarla y exhibir el drama de un hombre que se negó a creer, por temor a perder el poder y con ello la razón de existir. Y es así que se establece una analogía con el pueblo intelectual ruso negado también a “ver”. La historia del Maestro y Margarita es el tercer eje de la novela. El Maestro, sin apellidos, es parte de la intelectualidad pero núcleo aparte, en tanto es el Excluido. Como Joshuá, resulta condenado también, en un eficaz paralelismo narrativo.

Lo cierto es que Bulgákov, que fue tildado de antisoviético, concibe una obra en consonancia con el antecedente literario de su nación de origen. De forma evidente incorpora intertextos como fragmentos del poema de Pushkin, La tormenta y la niebla. Asimismo, es posible apreciar en su novela el impacto del espíritu colectivo ruso, afín de algún modo con aquel que se desarrolla en las obras de León Tolstói (1828-1910), en especial de su texto cumbre La guerra y la paz, e incluso en las de Fiódor Dostoievski (1821-1881). Curiosamente también Dostoievski había hecho un humanísimo y casi caricaturesco retrato del Diablo en su novela Los hermanos Karamazov, donde esta figura se aparece a Iván Fiódorovich Karamázov, uno de los tres hermanos comprometidos de un modo u otro en el parricidio, para atormentarlo al burlarse de sus creencias.

El maestro y Margarita revisita además la literatura universal, en especial la historia de Fausto recreada por diversos autores, como Christopher Marlowe (1564-1593), y Johann Wolfgang von Goethe (1749-1832). Se divide en Dos Libros, y un epílogo. En el Primer Libro presenta al protagonista, el poeta Desamparado, que intenta detener al Diablo y sus secuaces. Sirve de puente a la historia del Maestro, a quien el joven poeta conoce en un manicomio y se centra en los estragos del Diablo, exhibiendo además el inicio del drama de Pilatos. En el segundo libro Margarita Nikoláyevna, la amante del Maestro deviene eje central. Relata el proceso por el cual esta entra en contacto con el Diablo, se convierte en bruja y erigida reina es, junto a Voland, anfitriona del Baile del plenilunio Primaveral o de los Cien Reyes, donde recibe a diversas personalidades malditas de la Historia.

El protagonista Desamparado abre la novela y la cierra. La transformación del héroe, que transita hacia la luz del conocimiento, es la pista para entender su rol en la historia, de la cual puede devenir continuador, al ser reconocido por el Maestro como su discípulo. Es por ello que desde la dimensión que brinda el personaje central, esta obra puede considerarse también como novela de iniciación.

Margarita, como figura femenina central de la trama, es un personaje singular, renovador en una tradición de heroínas literarias. No es ahora mujer ideal, elegía mariana, donna angelicata del dolce stil novo, musa inspiradora, sino mujer-bruja, a la que el diablo solicita. Tampoco sucumbe a causa del pecado: no se suicida envenenándose, o arrojándose bajo el tren, tras abandonar al marido y participar en el Baile del Demonio. Aquí es reintegrado el eterno femenino a su condición de fuerza vital. Margarita, como mujer, principio creador de vida, logra entender el mal como parte de una dualidad necesaria. Acepta sin asombro lo increíble y aprecia la omnipotencia del Diablo. Por ella el Maestro alcanza la redención.

A partir de un estilo de fuerte ironía se introducen puntos de giro continuos en la acción de El maestro y Margarita, con introducción de múltiples y nuevos personajes. Poco a poco se descubre el universo de relaciones entre los sucesos y la concatenación de los eventos. Diversos estilos confluyen en la construcción el relato: Resulta de ritmo trepidante y farsesco en las secciones relacionadas con el Moscú de los años 30. Por otra parte el tiempo pareciera detenerse para mostrar el drama psicológico de Pilatos. Dado que esta es una novela que su autor dejó inconclusa al morir, el epílogo final se presenta fragmentario. La historia es sin lugar a dudas fantástica pero a la par realista. Imposible, pero probable.

En una etapa donde el realismo socialista era la tendencia estética oficial, Bulgákov concibe una obra en la cual lo sobrenatural es elemento esencial. Por si no fuera suficiente, enfrenta a una sociedad agnóstica: Se atreve a establecer la posibilidad de la existencia de Dios –y en paralelo de fuerzas del mal–, cuestionamiento de raíz filosófica y religiosa. Paradójicamente es el Diablo, el ángel caído, quien aparece para probar la existencia de un negado Ser Supremo. Eje central del texto, es el impacto que provoca el encuentro con lo Divino, ante lo cual no es posible permanecer igual, ya que, incluso cuando se opte por no entenderlo, rechazarlo, o bien, condenarlo, incorpora en sí mismo un principio transformador. Temas esenciales en esta novela son la cobardía, y a la par de esta la traición, la culpa, pero también la posibilidad de redención, además la necesidad de abrirse al conocimiento, y la responsabilidad para con la Verdad incluso en un medio adverso. Toca tópicos como el amor –también sensual– en tanto principio rector, mediante la figura femenina, como misterio capaz de crear y destruir. La luna llena y el sendero que esta traza hacia los hombres deviene motivo recurrente de enlace entre las historias de Jerusalén y Moscú, de Pilatos, el Maestro y el poeta Desamparado. Porque la Luna, la buena literatura, y otras muchas cosas, siempre permanecerán como realidades, dignas de ser al menos, admitidas.

 

Notas:

[1] Bulgákov, Mijaíl (1989). El maestro y Margarita. La Habana: Editorial Arte y Literatura p. 25.

[2] Ob.cit. p. 60.

[3] Copia mecanografiada, e incluso manuscrita, de literatura prohibida, concebida por escritores a menudo considerados disidentes, que circulaba de forma clandestina durante el régimen soviético.

[4] Es singular el hecho de que Bulgákov escoge un nombre poco popular del diablo, más conocido a lo largo de la tradición universal, como Mefistófeles, Asmodeo, y Lucifer.