Pavlov


Rumbo a la casa Pavlov

Eric Flores Taylor es un autor ya consagrado en la narrativa cubana contemporánea. Cuentista, novelista, forjador de historias a tener en cuenta. Quizás algunos se muestren en desacuerdo con esta afirmación, pero las evidencias son apabullantes y están ahí, imborrables en los libros de su autoría. Un escritor devoto a la ciencia ficción y la fantasía, Eric Flores publicó Guerra de Dragones, Crónicas de Akaland y Entre clones anda el juego (todos en coautoría con Jesús B. Minsal) y, a pesar de nunca renunciar a su pasión por estos géneros y seguir publicando novelas y cuentos enmarcados en los mismos, demostró su capacidad de experimentación y talento con Jaurías de la urbe (Premio Pinos Nuevos), un libro de referencia si quiere comprobarse el dominio de las técnicas narrativas de un autor renuente a ser encasillado en un solo género literario. Sin embargo, en caso de que persistiesen las dudas, el último libro publicado del escritor cubano se encargará de acallarlas.

El bestiario Pavlov es un libro que, desde su título, despierta intriga. Lo componen un total de 9 cuentos, de diversas extensiones y temáticas, aunque un análisis nos permite notar que si faltase uno de ellos, el libro perdería su esencia. Iliada Ediciones asumió la edición y publicación del cuaderno, que vio la luz a finales de 2022. Ya desde la nota de contracubierta, Amir Valle ofrece un anticipo de lo que nos aguarda: “La desesperanza, el miedo, la frustración deambulan como fantasmas ilustres en las escenas de estos cuentos: una mirada humanísima e imperfecta que hurga en las miserias del hombre, en las absurdas razones que secuestran los sueños de estos personajes, en las engañosas promesas incumplidas… Un libro que demuestra la madurez literaria de Eric Flores Taylorâ€.

Después de leer el cuaderno notamos cuanto cuidado puso su autor en la construcción de cada relato y también a la hora de organizarlos, detalle crucial que muestra la unidad y coherencia de un volumen que nos atrapa desde las primeras páginas. Y es que la elección del primer cuento, la historia que corre el telón, brindando el acceso al bestiario, no podría ser otra que Intrusos, un relato escalofriante por la atmósfera silenciosa que lo distingue, apenas perturbada por la participación de varios animales (protagonistas y al mismo tiempo secundarios) que se mueven por una casa en la que algo ha ocurrido, algo terrible y que, sin nunca entregarnos el dato en su totalidad, Eric Flores revela a trazos, haciéndonos testigos del recorrido de un gato y de un ratón por la casa, por los leves sonidos e imágenes fugaces que pondrán a prueba al lector y, en última instancia, dejarán en sus manos desentrañar el misterio insinuado.

Con El túnel, su autor utiliza en un perfecto equilibrio el tono satírico para retratar y también burlarse de las burocracias, el pensamiento obtuso de una sociedad regida por directrices primitivas, cuya violación traía un alto costo a los infractores. Su protagonista, un hombre consumido por los tiempos en los que le ha tocado vivir y que busca una vía de escape, sirve a Eric Flores para canalizar las vicisitudes de toda una generación y plantear un análisis detallado y muy sincero del contraste que mora en el alma de todo ser humano.

A modo de disminuir el ritmo (o tal vez de elevarlo) irrumpe Futuro, un minicuento cuya escasez de líneas contiene más fuerza que diez cuartillas repletas. Ahí lo dejo.

Tiburones es puro coloquialismo, un homenaje a esos gigantes que fueron Onelio Jorge Cardoso y Luis Rogelio Nogueras, maestros por excelencia en retratar al cubano común y corriente, en espíritu y diálogo. Una situación inusual, con la participación de los escualos sirve de platea a una historia ingeniosa, sorprendente, cuya lectura fácil esconde toda una serie de mensajes ocultos que invitan a la reflexión, acompañados de sonrisas y nostalgia. Con Soul Valley, Eric Flores juega con nosotros, propone un reto e invita al lector a formar parte del mismo, a desentrañar los enigmas que plantea, apoyado en la teoría de cuerdas y los misterios del espacio tiempo. Un cuento en el que se funden el realismo y la ciencia ficción a tal extremo que nos importa bien poco en cual género asentarlo; solo queremos descifrar este extraño puzzle armado por un narrador consciente de cuanto agradece el lector que además de mostrarle una historia, se le invite también a formar parte de ella e incluso a entregarle sentido.

El sexto relato es uno de los mejores del cuaderno. En La entrevista o Envejecer, asistimos a la paulatina y misteriosa transformación física que vive su protagonista, un acontecimiento grotesco por las descripciones casi cinematográficas y que nos mantiene en vilo hasta el desenlace, cuando su autor nos quita la venda de los ojos, entregando la justificación que llevó a su personaje a someterse a un maltrato de tales magnitudes. Un cuento fenomenal. La confronta no se queda atrás en términos de calidad y de hecho, podría considerarse el hermano del relato que lo antecede o su complemento. En este cuento, Eric Flores se aprovecha de los avatares cotidianos del cubano contra el transporte público y refleja un monstruoso éxodo que nos roba el aliento y justifica la entrada en escena de Online, enlazado a La entrevista o Envejecer y a La Confronta, en una sutil trinidad. El octavo relato plantea un debate entre lo nuevo y lo viejo, el empuje de lo fresco, vital y ávido de progreso contra lo antiguo, desgastado y renuente a ceder su asiento a quienes se le antojan villanos por seguir las leyes naturales y del hombre.

Llegados a este punto, los 8 cuentos que recién leímos, pueden verse como los peldaños que conducen al umbral de un último y monumental relato, cuidado al mínimo detalle y que hace meritorio el trayecto que nos ha conducido a la novena historia. Si sus predecesores no bastaron, ya en La casa Pavlov nos tropezamos con un Eric Flores Taylor en la cúspide de sus dotes narrativas, desplegando con soltura todo tipo de herramientas técnicas que deslumbran a cualquier lector, sea o no versado en el ámbito literario. El cuento es denso, extraño y demanda la paciencia de quien se atreva a leerlo. Pero merecerá la pena transitar por cada línea.

Después de visitar este bestiario, no serán pocos los lectores que se harán la misma pregunta que yo me planteé en su momento: ¿Qué más podrá entregarnos Eric Flores Taylor, ahora que ha elevado tanto la parada, que ha roto sus propios límites como narrador, en su afán insaciable de superarse?

Y la respuesta, espero, sea unánime. ¿Qué más podrá entregarnos este aun joven autor cubano? Pues más, mucho más…