Casa Hermanos Loynaz


Fraguela y la vuelta a la vega de la mano de Francisca

La segunda jornada del Festival Literario Letra de Molde nos regaló un acercamiento a la obra casi olvidada de poetisas pinareñas del siglo XIX. Mujeres, en su mayoría, de formación empírica que escribieron de amor, de luchas y de los demonios de una época de silencio femenino.

José Raúl Fraguela fue el hacedor de este milagro. Nos paseó por las Vegas sanjuaneras, nos envolvió con el humo de un tabaco, enarboló la bandera mambisa de la libertad y nos enamoró con sonetos, décimas y versos salidos de manos sensibles que simbolizan la historia de la poesía en tierras pinareñas.

Mi preferida, Francisca González y Ruz, sanjuanera, nacida en 1836, huérfana desde los 9 años y primera poeta emergida en estas occidentales tierras.

Destaca en sus versos la capacidad de transformar su dolor, de arraigarse a las costumbres de su terruño natal, de amar a su madre muerta, la versatilidad y el sentimiento.

«Huérfana, sin hogar y sin familia

voy errante cual triste peregrina,

sin un reflejo de la luz divina

que difunde el placer.»(Poema Desencanto)

Los 49 combates por la libertad de Adela Azcuy, también inundaron la sala de la Casa Hermanos Loynaz.

Su lírica independentista y delicada contrasta con su bravura en la lucha junto a Antonio Maceo. Renunció al amor y a las comodidades de la riqueza por la conquista de la libertad y sus escritos no se alejan de esa valentía sublime que solo una mujer puede expresar. Certera siempre con la pluma y el fusil.

«Y hoy en la niebla que en las tumbras [sic] brota,

Sobre el mismo lugar de la pelea

¡aún me parece que se agita y flota!» (Soneto Maceo en el viejo campamento)

También merecieron ser rescatadas del olvido Juana Pastor (1815), Elena Sabina (1836), Julia Acanda “La Tórtola de Cortésâ€, Sarah Cordoneda, Inocencia Silveira y Ciana Valdés.

Fue un espacio de viaje en el tiempo, al inicio mismo de la poesía en tierras donde crecía más que el tabaco y el ron, donde la sensibilidad femenina se hizo legible y perdurable.

Toda esta obra fue recogida, junto a otros artistas, unos 14 en total, en la antología El secreto fulgor, poetas pinareños nacidos en el siglo XIX, próxima a publicarse y sobre la que Fraguela expresó que representa un material de estudio para estudiantes y profesores, así como el rescate del patrimonio poético vueltabajero.

El también poeta, escritor para niños y eterno sanjuanero contagió de pasión, inspiró a estudiar la raíz, a amar la poesía desde sus esencias, a arraigarse a la patria chica porque es donde radica el alma de los poetas.

Todos esperaremos ansiosos esta vuelta a la Vega de la mano de Francisca y otras mujeres que hicieron de los versos y las rimas una forma de vida.