Barbarella D’ Acevedo


Un vitral para La Habana

Desde el momento que tomas en las manos el libro de Barbarella D’ Acevedo que fue premio “La Gaveta†2020, sientes que todo va a ir bien. Quizás, inconscientemente por el título No temas, la vida te sonríe, quizás por lo elegante, sugerente y original de su portada, por el olor del libro nuevo o simplemente por las tres razones. No puedo decidirlo, pero es lo que sentí y no estuve errado al respecto.

No temas, la vida te sonríe es un conjunto de relatos, divididos en tres partes, donde quizás el hilo conductor de todas las historias pudiera ser ese mismo carácter fractal de los cuentos. El libro tiene esa estructura fragmentada, en apariencia irregular, que, sin embargo, al repetirse varias veces y a diferentes escalas, vamos completando esa imagen; y comenzamos a ver el vitral que Barbarella ha creado para nosotros.

Lo hace desde el propio primer cuento No temas, la vida te sonríe, el que le da nombre al libro. Esta sui géneris historia narra de una forma muy peculiar, la entonación y muerte de Yarini, el chulo de La Habana. El relato encierra toda la estructura y temática, no solo de la primera parte, sino del libro completo. Es un cuento dividido en nueve partes, cada una narrada desde un punto de vista diferente. Con una sutil destreza, Barbarella va brindando toda la información necesaria para que conozcas la historia. No solo de Yarini, sino de todo lo que lo rodeaba a él.

Y esto es algo recurrente en el libro de Barbarella D’ Acevedo y que Michel GMC supo, magistralmente, ilustrar en la portada del libro. En apariencia pudieran parecer cuentos simples y lineales. Sin embargo, tienen gran nivel de profundidad en el que lo que consideras la historia central, y no es más que humos y espejos para ocultar la verdadera historia. Como es el caso de La Habana, la protagonista tras bambalinas. Bien podría pensarse que el personaje del chulo en este primer relato fue solo un pretexto para introducir a La Habana en el libro; La Habana y todo lo que la conforma: la religión, su carácter cosmopolita, y sentimientos como el amor, el dolor, etc.

De eso trata esta primera sección de No temas, la vida te sonríe. La Habana vuelve a repetir su protagonismo en los otros dos cuentos: La máquina de H.G. Wells y Habana Opus Magnum. El primero es un relato de ciencia ficción ucrónico que transcurre en La Habana. De hecho, su comienzo, como especie de declaración es: “Llueve. Siempre llueve en La Habana. No importa si es en la de Hoy, en la de Ayer, o en la de cien o más años atrás. También va a llover después, o mañanaâ€. En este cuento, un personaje decide viajar en el tiempo hacia un hecho histórico acaecido en el Teatro Villanueva, donde ocurrió un suceso sin mucha importancia, con el fin de cambiar “solo un poco†su historia.

Mientras que el tercer relato de esta primera parte, ya, solo por su nombre, la capital de los cubanos continúa con su protagonismo. Esta vez con un magistral uso de la alegoría y el surrealismo para deleitarnos con un relato hermoso y al mismo tiempo oscuro en su ambientación. En Habana Opus Magnum Barbarella va al génesis de esa Habana mujer, la Habana madre, La Habana como un ser vivo y majestuoso.

Como ya había dicho, el libro, en su estructura fractal, tiene cuatro protagonistas principales: La Habana, la religión, los sentimientos y el carácter cosmopolita. Dentro de las tres primeras historias, la autora fue sembrando esas semillas en los cuentos, que germinarán más adelante mientras te adentras en la lectura del libro. La presencia asiática, particularmente la japonesa, tanto en La Habana como en el mundo, se puede ver en cada uno de los relatos. Sobre todo en La máquina de H.G. Wells, donde en apariencia es un pretexto, y sin embargo no lo es. Tampoco puede desligarse la religión de ninguno de los tres cuentos, ya que encontrarás desde elementos católicos, yoruba y hasta budistas en este inicio del libro.

La segunda parte del libro está compuesta por seis nuevos relatos donde la religión releva a La Habana en el rol protagónico. Esta es la parte más oscura, y quizás más profunda en cuanto a sentimientos, de todo el libro. Como buen nudo de la obra, Barbarella nos brinda cuentos que entran y salen del género del terror y el thriller mientras hacen guiños a personajes como a Buda, Gabriel García Márquez y a la campiña cubana.

Quizás por la propia esencia de las historias, al estar más cercanas a la muerte y aferrarse aún más a la vida, la autora le ha impregnado ese carácter religioso y de fe. La fe en que todo estará bien, en encontrar la iluminación, la fe en la solución a los problemas, en la libertad, en poder encontrar respuestas…: la fe en Dios. Tanto es así que uno de los cuentos más interesantes, no solo de esta segunda parte, sino del libro en general y que es el que encierra en sí la esencia de esta segunda parte, se llama: En nombre de Dios te pido.

Esta segunda sección es, quizás, en la que se muestra esa mano de cubanía de la autora. No solo porque Cuba vuelve a salir explícitamente en algunos de los relatos, sino que se ve en el estilo de los cuentos. El estilo y lenguaje de cada cuento es puramente latinoamericano, pero con una palpable esencia de aroma a tabaco y a campo cubano embebida en cada página del libro, pero que resalta en esta sección. Esta característica le confiere un toque único, natural y disfrutable a su narrativa.

Es por esta razón que comparé a este libro con un vitral y con una figura fractal. Donde quiera que la mires verás algo nuevo, diferente. No importa que una historia sea sobre Buda y las otras sobre católicos, guajiros o ateos. Tampoco que sean cuentos de horror y suspense. No importa la etiqueta que le des, porque son algo más grande que una etiqueta. Estos cuentos, este libro funciona de forma independiente, pero su riqueza radica en el todo, en la suma de todas las partes, de cada fragmento/vidrio de vitral.

Y que mejor cierre que esa tercera parte del libro, que encierra otros seis relatos y que resume las dos primeras secciones. La fantasía, el surrelismo, la ciencia ficción no son más que herramientas para narrar historias llenas de hermosas imágenes dentro de relatos de gran intensidad, aventura y dolor. En esta tercera parte, Barbarella D’ Acevedo se muestra más atrevida y utiliza elementos de la cultura japonesa y de Asia en cuentos con más acción. Esta es la sección más cosmopolita de las tres; aunque la presencia asiática sea la predominante.

En estos cuentos podemos seguir disfrutando de historias que rozan el absurdo y el surrealismo mientras se construye un jardín japonés dentro de la casa luego de recibir la notificación del fallecimiento de un padre. O vivimos la emoción de una mujer embarazada que busca desesperada el Norte. Quizás el sentimiento descrito en el dolor ante la pérdida amorosa de Palitos en el té.

No temas, la vida te sonríe es un libro que mezcla el humor, la acción, el thriller y el drama de forma muy armónica y orgánica. Siempre buscando no aburrir o atormentar al lector. Por eso, de vez en vez aparece ese relato, si bien no humorístico, pero sí fresco, que te saca una sonrisa y te prepara el paladar para el siguiente. Y este es el caso de los últimos dos cuentos del libro.

Ambos relatos rayan el absurdo con el terror y el suspense. Como inmejorable cierre circular y temático, retoman a La Habana, la religión, el carácter cosmopolita y los inserta en dos de los cuentos con argumentos y finales más inesperados de todo el libro. Quizás a alguien pueda parecerle que no vienen con la temática o estilo de los cuentos anteriores. Pero eso solo porque o no han visto la estructura fractal del libro. No lo han pensado como un todo.

Barbarella ha creado una maquinaria donde cada engranaje está bien pensado para que no recargue al lector y pueda leerse el libro de una sentada sin cansarse. Solo necesita un asiento cómodo y quizás una taza de té como maridaje perfecto. Quizás ese toque final que la autora no pudo darle a su libro, fue dado por el ilustrador. Este hizo realidad aquel deseo del libro como obra de arte completa al comprender la esencia fractal y de unidad de la obra.