Alejandro Quiñones Almanza


Alejandro Quiñones: hacer realidad los sueños

A las puertas de sus primeros 30 años de vida, Alejandro Quiñones Almanza no tiene un horario laboral fijo. Ahora, como presidente de la AHS en Ciego de Ãvila, su sentido de la responsabilidad se vuelve más un reto que un deber, y que es capaz de asumir con sobrada valentía.

De algo le sirvieron los cinco años como vicepresidente, al lado de Santa Massiel Rueda, “que me enseñó, prácticamente, todo lo que puedo hacer ahora en esta tarea de llevar adelante esta gran familiaâ€, nos dice.

Confía en el trabajo de equipo y sabe que tiene uno “con el que puedo contar para todo. Ahora mismo, con Nodailin Granado Delisle, como vicepresidenta, y el resto del ejecutivo provincial, sentimos que no hay imposibles. Y ese es el lema que nos acompaña en nuestro día a díaâ€.

Está convencido de que sin ese equipo unido, no podrían llevar a acabo la programación cultural que tiene la Casa del Joven Creador; se regocija de tenerlos, pues “es el casi el mismo equipo que ya venía de la otra presidenciaâ€.

Su fuerte no es la oratoria, pero no la descarta porque sabe que una parte de su labor es convencer, “yo soy más de carretera. No tanto de hablar. Más de hacer. A veces temo que la gente se quede en el aire por tanto hablarles. Y cuando digo voy a hacer algo, lo hago. Y no soy de tantas reuniones. Creo que no se puede estar todos los días en una reunión distinta. Mas, por suerte o por desgracia, es asíâ€.

Tiene una claridad meridiana en el reto de no dejar caer el magnífico trabajo que viene realizando la AHS en la provincia, con todo y las crisis, los problemas personales; la emigración y la falta de sentido de pertenencia de una parte de la membresía que, en ocasiones, no aprovecha los espacios que se les brinda para hacer arte con visibilidad.

 

Además, asume el peligroso reto de dejar los méritos en esa zona de confort, colgándolos de la pared como recordatorios para mantener el ritmo y la pegada. Y seguir adelante, en la construcción del futuro.

Con todo el apoyo de la presidencia nacional de la AHS, con la colaboración de los Miembros de Honor en Ciego de Ãvila, Alejandro tiene claro que el trabajo se vuelve más sostenible. Pero no, por ello, fácil ni desconcertante por momentos.

Como persona ansiosa que es, no descarta la posibilidad de asumir hasta el desafío de tomarse las cosas con más calma, y dejar que las horas pasen en la simple contemplación de una taza de café o en la conversación más trivial con los amigos.

familiaTomada de Alejandro Quiñones/FacebookSiempre habrá tiempo para estar en familia y para actuar

Alejandro acepta responder esta entrevista, e Invasor no escatima el escrudiñar algunas zonas de su vida con tal de presentar un retrato, a la medida, de este joven que todavía sueña y le teme al fin de todas las cosas.

—¿Cómo llegas al mundo del arte?

—Siempre tuve la vocación de actuar. Pero estudié en la vida militar, Escuela Interarmas General Antonio Maceo, y me formé como “camilitosâ€. Un día, regresé de La Habana, y me inscribí en un curso de teatro, que daba Yosvany Abril. Y ahí me quedé. Ya, para siempre.

—¿Y a la AHS?

—En el guiñol Polichinela casi todos eran miembros de la asociación. Y ese bichito de pertenecer a ella me fue picando, hasta que por fin entré junto a esa tropa de “locos†que hacían las cosas más hermosas del mundo, y asumí como jefe de sección de Artes Escénicas por un tiempo.

—¿De la vida militar tienes el apego por la disciplina?

—Sí, claro, y la pasión por ser responsable de mis propios pensamientos y actos. De llevar a cabo lo que soy y aquello que me parece estar del lado de la justicia. Cuando asumí la vicepresidencia de la AHS, en el 2018, y a propuesta de la Santa, sabía que tendría la oportunidad de asumir retos y de tratar de hacerlo bien.

—Entonces, ¿consideras que también tienes la vocación de dirigir?

—No sé si la vocación de dirigir puramente, pero lo que sí sé, es que me encanta hacer que los sueños se hagan realidad, y si son los sueños de los asociados, pues mejor. Sobre todo, en este proceso artístico donde yo también soy artista y sé lo que es soñar con algo y no poder materializarlo por las razones que sean.

—¿Cómo digeriste el hecho de ser elegido como presidente de la AHS en el territorio?

—Al principio, no lo creía y pensé que no iba a estar preparado. Luego, con el apoyo de todos, las cosas fueron cogiendo cierto nivel de aceptación en mí. Y estoy convencido de que no voy a defraudar a nadie.

—¿Qué se siente cuando ves que los artistas conquistan sus sueños dentro de la AHS?

—Bueno mira, te cuento que cuando se acabó esta XX gira de poetas y trovadores Estrofa Nueva, yo me eché a llorar. Porque a pesar de que era mi octava edición de la que formaba parte, quedó muy bien y cada espacio realizado fue un verdadero triunfo de nuestros miembros. Además, era la primera donde yo estoy en otro cargo.

—¿Cómo es un día en la vida de Alejandro?

—De reunión en reunión. Apenas tengo tiempo para los amigos, pero siempre hay un café y una buena charla. Comparto con mi mujer y su niña, que ya es mía, y todos nos apoyamos mutuamente.

—Ahora hay eventos nuevos, ¿queda tiempo para tu arte?

—Sí, siempre queda tiempo para actuar, aunque ya no sea parte del guiñol Polichinela. Sigo actuando en las distintas actividades de la AHS y otras. Estamos preparando la 1ra. Edición del encuentro nacional Décima cuerda, y después viene el Trovándote, la feria del libro, y toda una programación por cumplir.

—Pero tienen un buen equipo de producción y promoción.

—Sí, y eso nos facilita mucho las cosas. Los eventos se visualizan en todos los medios de comunicación. Y en las plataformas digitales en Internet. Los asociados se enteran de lo que ocurre en su sede. El pueblo puede comprobar, a diario, que la AHS existe y hace arte joven, para todos.

—El nombre de “vanguardia juvenil artística†lo tienen bien puesto, ¿te lo han dicho?

—Sí. Yo creo que sí. Y no por gusto fuimos reconocidos en el recién finalizado balance de cultura. Somos frontales. Verticales. Auténticos. Rebeldes. Tradicionalistas. Actualizados.

—¿No temes equivocarte en la toma de decisiones?

—Claro que sí. Por eso me gusta escuchar la opinión de todos y llegar a un consenso. Pero mi mayor temor, es que me dejen solo cuando estoy equivocado, que nadie me lo haga saber, como he visto que casi siempre ocurre. Prefiero la verdad y de frente.

—En estos dos meses como presidente de la AHS avileña, ¿qué ha sido lo más complejo?

—Para mí, delegar. Estaba tan acostumbrado a hacer las cosas por mí mismo, que ahora me cuesta mucho trabajo ver cómo otros lo hacen.

—¿Qué les pedirías a tus asociados?

—Que no dejen de soñar, que sigan en ese modo joven, pero con más sentido de pertenencia. Y que se acerquen a la AHS que es también parte de su familia.

—¿La AHS?

—Lo abarca casi todo.

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