Alejandro Hernández


“Caja de Luz” para talentosos jóvenes camagüeyanos

Caja de Luz es el nombre de un nuevo proyecto que auspicia la filial camagüeyana de la Asociación Hermanos Saíz; y que se prevé tenga su primera edición en el próximo mes de julio.

La iniciativa reúne a jóvenes menores de 35 años, profesionales o aficionados a la fotografía, como es el caso de Alejo Rodríguez, Ihordan Torres, Norlys Guerrero, Alejandro Hernández y Argel Ernesto González.

Son ellos quienes formarán parte de la primera Caja de Luz, que incluirá, según la página en Facebook de la joven vanguardia artística e intelectual, un programa con conferencias, paneles, conversatorios con reconocidos creadores de la provincia, y de manera especial, exposiciones fotográficas.

Caja de Luz pretende crear un dossier a los artistas y fotógrafos que están vinculados a la sección de Artes Visuales de la Asociación Hermanos Saíz, filial Camagüey.

De igual manera refiere AHS Camagüey que en una primera idea, la propuesta formaría parte del Salón de Artes Visuales para Jóvenes Creadores Gesto, pero se decidió crear un proyecto independiente con fotografías en vivo, que hasta hoy no existe en la demarcación, más allá de ser una subsede del evento Noviembre Fotográfico, con sede principal en La Habana.

«Este es un evento que soñamos hace mucho tiempo. Es la primera vez que contamos con un espacio propio creado desde la AHS para los amantes de la fotografía y es algo que se agradece muchísimo», expresó el joven Alejandro Hernández.


Un “viejo” escritor de 25 años

Deshacerse de la ingenuidad; un derrotero para muchos jóvenes que asumen la creación literaria como proyecto inmediato, o que alistan sus nombres entre la vanguardia artística como un angustioso desafío. Pero, el santaclareño Alejandro Hernández Rodríguez, carece de prisas, aunque su carrera apunta en subida y sus textos parecen escritos por alguien que le doble la edad.

Y como los textos de Ale pasan de mano en mano, se leen en las peñas y los cafés, se beben, y degustan por la ligereza, el rasgo limpio, gran economía del lenguaje y finales abiertos. El Portal del Arte Joven Cubano se acerca hasta el preuniversiario Osvaldo Herrera para develar al autor de Filetes, Vaya por la puerta de atrás, Homeless, entre otros.

En la vida real Alejandro cuenta con 25 años de edad, es Licenciado en Pedagogía-Psicología por la Universidad Pedagógica Osvaldo Herrera de Villa Clara. Miembro de la Asociación Hermanos Saíz. Resultó entre los cinco finalistas de la beca de creación Casa Seoane 2019 de la AHS en esta provincia, por lo cual fue invitado al V Encuentro Hispanoamericano de Escritores.

“Yo comencé a escribir durante las largas noches de guardia del Servicio Militar. Compartía varias ideas con los amigos y nos reíamos, les gustaba. Luego comencé a estudiar Psicología, lo cual me nutrió de herramientas para la elaboración de personajes, sobre todo para comprender las perspectivas de vida que se van asumiendo».

–Muchos psicólogos devienen excelentes escritores…

Es que a la vez que vas conociendo personas muy diversas haces extractos de situaciones inhóspitas de la vida. Además, la Psicología te da las herramientas para meterte introspectivamente dentro de cada personaje, para lograr a partir de allí una diferencia, puesto que todo el mundo es único en su forma de pensar y de actuar. Como también funcionan a su modo la Filosofía, la Comunicación o cualquier otro tipo de especialidad, de saberes a modo general, de los cuales bebe un escritor.

–Sin embargo, aun cuando estás rodeado de adolescentes, y de los conflictos y tramas que puedan suscitarse en esta etapa preuniversitaria; los temas que abordas y sus protagónicos pertenecen a otra etapa más adulta de la vida.

Sí, tiene que ver con el tipo de literatura que prefiero consumir, por ejemplo, Charles Bukowski, Raymond Carver, autores del realismo sucio cuyos personajes resultan muy controvertidos.

Sentí cierto gusto por los análisis que hacen, la forma en que se inmiscuyen en contextos y situaciones complicadas. Comencé a buscar textos cada vez más hondos en este sentido.

Estoy muy influenciado por Hemingway, y otros de la escuela norteamericana. La consecuencia ha sido que desde los 18 años comencé a sentirme por dentro como una persona mucho mayor, un viejo casi.

–¿Cómo es tu vida de escritor joven a pesar de todo?

Aparentemente soy muy asequible, tengo amigos y la gente busca mi compañía. Disfruto de mi familia. Pero cuando cae la tarde, me gusta estar solo, no tener que dejar de escribir por nada, o que alguien llegue a interrumpirme ese espacio privado de concentración. ¡Como cierta gruñonería!

Quienes lo han pillado en el ejercicio creativo –esposa, amigos, etc–, delatan a un ser perfeccionista y meticuloso que se pasa largas horas frente al ordenador. De ahí la consecuencia de unos cuentos muy preciosistas en cuanto a los diálogos, las escenas bien narradas, sin “cabos sueltos”, o personajes increíbles.

Lo peor que puede pasarle a un escritor es que sus historias tengan “cabos sueltos”. Por ejemplo, que a un esquizofrénico le asesten un machetazo y nunca te enteres por qué. Tampoco me gusta impresionar al lector, hacerlo reír, o llorar sin que haya un propósito más alto, o una trama realmente compleja por debajo.

Es por eso que pienso mucho; días, semanas, meses. Edificando la obra, atendiendo al más mínimo detalle. Elaboro un proyecto, con mapas de los lugares que describo, con la ficha de cada personaje. A veces ni los incluyo en la caracterización de estos detalles, pero que me resultan indispensables para hacerlos creíbles. Por ejemplo, la marca de leche que prefiere un asesino X.

–Esos personajes a que te refieres suelen tener nombres internacionales, se ubican en contextos indefinidos ¿Por qué casi siempre escapas de los localismos en tus textos?

Algunos prefieren, incluso, continuar el enfoque provinciano, o la literatura de denuncias de los novísimos, y puede ser válido abordar las conversaciones en una parada de guaguas, quejas de hospitales, chismes de bodega. Pero hay un despertar, como una pequeña vanguardia de jóvenes autores que abordan temáticas más universales.

En mi caso hasta me invento lugares y denominaciones ambivalentes para situar un relato. Con todo respeto, me parece absurdo seguir insistiendo en algo que se ha hecho mucho y muy bien, y que tuvo su momento, como es esa literatura de mera denuncia social. Sobre todo, porque estamos cada vez más abiertos al mundo exterior, a los derroteros del arte fuera de la isla.

“Yo creo que mi generación está buscando una nueva manera de expresarse.”

Psicopedagogo, escritor, y desde antes de licenciarse, editor en Sed de Belleza, una de las casas editoras de los asociados ubicada en el centro de Cuba y cuyo prestigio ha cruzado las fronteras provinciales y nacionales.

De este trabajo nacerá un cancionero de la trova santaclareña que mucho agradecerán los amantes del género. Aún aguarda para entregarnos un libro propio.

“Quiero que mi primer libro tenga unidad conceptual. Que no sea una especie de collage. Bukowski publicó a los 45 y eso no demerita su obra. Así que mientras más pueda trabajar y regalarle a la gente un producto de calidad, mejor. No hay prisas.”