Fernando Luis Rojas: «Premiar mi tema de ensayo es un acto de valentía»

Fernando Luis Rojas es un joven treintañero al que le gusta conversar sobre temas difíciles. Por suerte, no solo se contenta con la plática: también escribe y parece que lo hace bien, pues ha obtenido en dos ocasiones la Beca de Pensamiento Ché Guevara que otorga la Asociación Hermanos Saíz (AHS).

Temas como participación, juventud, marxismo, y la enseñanza de la historia, son frecuentes en su discurso. Nada de pose doctoral ni académica: lo hace con desenfado, sin enredarse en complicaciones filosóficas y con la calma del que conoce que un país no se construye en un dos por tres. De esta forma lo conocimos, y en su oficina del Juan Marinello accedió a contestarnos algunas preguntas.

¿Cómo llegas al ensayo?

A partir de las propias inquietudes que tenía durante la carrera: estudié Licenciatura en Historia en el Pedagógico Varona. Hacía trabajos un poco más cortos, desde el principio orientados al ensayo, que quería compartir, para intentar influir, desde la perspectiva crítica, en la realidad en la que me desenvolvía.

¿Qué temas prefieres para ensayar? ¿Cuál es el estímulo para participar en la Beca?

Trabajo los temas históricos y trato siempre de articularlos con la pedagogía. Algunos los ven como campos separados,  mas uno de mis grandes retos tiene que ver con cómo lograr imbricarlas; principalmente para que los más jóvenes hagan una lectura que deconstruya los mitos y borre los silencios que existen, no solamente en la Historia Universal, sino también en la Historia de Cuba.

Hay otros temas más relacionados con las ciencias políticas que también me motivan. Trabajé durante un tiempo la formación de patrones de consumo sostenible en la actualidad, y algunas cuestiones relacionadas con la identidad de los jóvenes que integran las organizaciones en Cuba. Este último es un campo que me parece muy problemático en estos momentos, y con mucha tela por donde cortar, sobre todo en busca de propuestas que puedan convertirse en acciones transformadoras de nuestro contexto y nuestra realidad.

¿Cuál es el tema de la propuesta de investigación con la que ganaste la Beca?

La propuesta de la Beca en esta ocasión se llama Cambios en Cuba: La política sindical ante la actualización del modelo económico cubano. Esta investigación está un poco a tono con toda la dinámica que ha caracterizado a nuestro país en los últimos años —fundamentalmente a partir del 2011, con la aprobación de los Lineamientos de la Política Económica y Social—, y explora los posibles cambios que se podrían articular también en el movimiento sindical cubano, en un momento en el que esto hace más falta que nunca. Pretendo analizar dicho movimiento como un elemento equilibrante, de presión, de validación, de crítica de esas misma transformaciones.

¿Ya eras miembro de la AHS antes de participar en la Beca? ¿Cómo te insertas en la organización? ¿Cómo evalúas su trabajo en la dinámica de relación miembros vs. instituciones?

Siendo estudiante universitario todavía, año 2004 o 2005, presenté un proyecto de ensayo a la propia Beca Ché Guevara que se llamaba  Las urgencias del periodismo cubano, y que resultó ganadora. Eso fue un punto de partida en mi inserción en la asociación, ya hace diez años.

La AHS es un referente importante para los jóvenes. Hay muchos elementos que median a la hora de hablar de identidad real de los miembros con la organización que los agrupa. En muchas, esta relación apenas se nota, porque tienen mecanismos de interacción, digamos, más formales; pero me parece que la asociación es una referencia de cómo deben ser los vínculos entre ambas partes y las dinámicas de funcionamiento dentro de las propias organizaciones.

Siguiendo esta misma línea de pensamiento ¿Qué opinión te merece el más reciente congreso de la AHS?

Tuve la oportunidad de participar como invitado del congreso, creo que fue un espacio de análisis importante sobre todo porque se discutió sobre debate intelectual. Me parece que los congresos son buenos espacios de legitimación por lo que ahí se determina, por la cantidad de personas que participan; son espacios de visibilidad para las propias organizaciones, pero no son los momentos de acción más importantes.

Creo que tenemos que seguir luchando, entre otras cosas, contra la «mentalidad eventual».  Muchas veces la dinámica de una organización se aprecia con mayor fuerza cuando se acerca un congreso, o uno de sus procesos de base. Por supuesto, los eventos marcan una pauta, pero esa pauta no tiene ningún sentido si después no hay una dinámica para responder a lo que puede haberse visibilizado en el evento. La AHS está tratando de romper eso. Esa dinámica debiera también llevarse a otras organizaciones y espacios de nuestro país.

¿Qué significó para ti ganar por segunda vez la Beca Ché Guevara?

Siempre está el reconocimiento desde el punto de vista  intelectual y además, el apoyo que brinda la beca como tal. Todo el mundo sabe que enfrentarse a la investigación social en sentido general, y en Cuba específicamente, es difícil, sobre todo por las propias dinámicas económicas y cotidianas a las que uno se enfrenta. Y la ayuda que brinda la AHS tiene realmente un sentido práctico: a partir de ella puedes organizar mejor el tiempo, llegar a lugares que de otra forma serían menos accesibles.

Me parece también significativo que la asociación se haya identificado con el tema del ensayo. Ver este proyecto premiado fortalece, en mi opinión, el papel de las investigaciones sociales en nuestra realidad. Reconocer un tema tan complejo como el que abordo, ayuda a visibilizarlo, a mostrarlo. En otros espacios quizás hubiese parecido incorrecto. Noto ahí un acto de valentía de la AHS.

¿En tu opinión, en qué punto está el estudio joven del marxismo?

Ahora mismo estamos organizando en el Marinello un curso de tres meses que impartirá el Premio Nacional de Ciencias Sociales y Maestro de Juventudes Fernando Martínez Heredia; y que abordará el marxismo desde una perspectiva crítica.

Ya en varias ocasiones se ha hablado de eso. Nosotros, por desgracia, tuvimos la herencia de un marxismo ortodoxo que repercutió en muchos terrenos, incluyendo el de las ciencias sociales. Estamos uniendo esfuerzos para reivindicarlo como herramienta no solamente de análisis, sino también de transformación social. Así lo han reconocido algunos de los principales pensadores como el propio Martínez Heredia y Eric Hobbsbaum. Parece que hay bastante claridad ahora, y resulta, desde la distancia, más fácil decir que la legitimidad y la importancia del marxismo deben asumirse desde una mirada crítica.

¿Y los jóvenes?

Todavía hay mucho encartonamiento desde el punto de vista de la enseñanza y ese es uno de nuestros retos fundamentales. Todavía cuando se imparte Cultura Política, se imparte un programa que no incentiva realmente la cultura política. Y lo mismo ocurre, por ejemplo, con la enseñanza de la Historia.  Y esto porque no heredamos la mejor manera de leer el marxismo.

Yo creo que hay que asumirlo desde las diversas lecturas que posibilita, desde la heterogeneidad y la diversidad. Hay opciones, porque el marxismo es una teoría muy revolucionaria y hay también muchos jóvenes que siguen teniendo vocación revolucionaria. Igual, esa condición nunca me ha parecido exacta, o sea, la que se establece entre ‘joven’ y ‘revolucionario’. Uno puede a veces encontrarse jóvenes que están marcados por un profundo conservadurismo y otros que, no siéndolo tanto, son muy revolucionarios.

¿En qué medida has recibido la herencia familiar de pensamiento – escritura – literatura de tu abuelo, tu padre y tu tío? ¿Cómo esto te influye? ¿Constituye un reto?

Siempre constituye un reto. Creo que nosotros hemos tratado de construir lazos familiares sin que eso constituya una presión o un mecanismo para establecer determinadas formas de hacer. Es una facilidad, una referencia para nutrirme. Pero puede haber diversidad de opiniones, y las hay. No son réplicas lo que hace uno y lo que hace el otro, porque las circunstancia son completamente diferentes. Sin lugar a dudas, se siente el peso, pero la inclinación y la herencia no limitan mi libertad de hacer lo que decida hacer.

El tema Cuba es casi una religión en tu familia…

El tema Cuba está presente. No creo que podría ser de otra forma, es una vocación de transformar que tenemos todos, desde  perspectivas diferentes. Es una realidad que hemos compartido de una forma u otra. Estemos aquí o estemos fuera, Cuba sigue siendo un tema que compartimos y que siempre estará presente.

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