Kurosawa en c贸digo shakespereano

Shakespeare logr贸, en el marco del teatro isabelino, una profusi贸n de personajes e historias reconocidos, de manera absoluta, por su importancia en la literatura occidental. Como ha manifestado Harold Bloom, intentar alejarse de su legado es navegar en las aguas del fracaso, porque no nos queda otra alternativa que la de aceptar que hasta nuestras propias emociones, fueron originariamente pensamientos de este genio.

Con el surgimiento del cine se ha intentado adaptar, con algunos aciertos, su ampl铆simo legado: desde las llamadas comedias de enredos hasta sus dramas hist贸ricos. Una de sus obras m谩s trascendentales, Macbeth, hace palpable la universalidad de su genio, y la posibilidad que tienen sus obras de encajar en diferentes contextos y 茅pocas, por la profundidad de sus temas, que abarcan 芦la conciencia, las pulsiones y sus defensas, los trastornos del ser humano, los abismos de la personalidad禄.聽 聽

La tragedia de Macbeth, una de las obras m谩s concisas y centradas del genio shakespereano, toma su argumento de viejas cr贸nicas escocesas. Los temas de la tentaci贸n, el crimen y el remordimiento son manejados con tanta pulcritud, que su sentido escapa al contexto medieval en que se desenvuelven. Sin embargo, dos de las mejores adaptaciones de la obra, Trono de sangre (Kumonosu-Djo, Akira Kurosawa, 1957) y Macbeth (The tragedy of Macbeth, Roman Polanski, 1971) se inclinan, junto a la memorable adaptaci贸n de Welles (Macbeth, 1948), por el medioevo como contexto. Para Kurosawa, insertar esta obra en la 茅poca medieval japonesa no representaba un reto demasiado dif铆cil, pues ya hab铆a realizado cl谩sicos como Rashom贸n o Los siete samur谩is, que toman este entorno feudal como zona de conflicto.

El engranaje perfecto logrado en Trono de sangre se debe, en partes iguales, a la maestr铆a shakesperiana y al genio de Kurosawa, que supo intercalar esa Escocia de la obra original con el Jap贸n del mundo legendario de los samur谩is. A diferencia de casi todas las adaptaciones de este cl谩sico del teatro, la pel铆cula prescinde de elementos que parecer铆an imposibles de soslayar, como los mon贸logos interiores del personaje central. Si hemos de entender, como han manifestado los estudiosos, que la gran lecci贸n de Shakespeare es aprender que la funci贸n primaria del soliloquio es escucharse a s铆 mismo involuntariamente, esta adaptaci贸n nos priva de la esencia de la obra.

Otra incompatibilidad se muestra cuando se representa a las 鈥渉ermanas fat铆dicas鈥 sustituidas por un espectro ambiguo bajo el r贸tulo de 鈥渆sp铆ritu del mal鈥; se prefiere el ensue帽o a la realidad palpable. Es obvio que este espectro no es una bruja, lo que se identifica no solo a trav茅s del vestuario, sino en su postura. En la obra, durante el encuentro con Macbeth, estos聽 personajes intercalan groser铆as y conjuros en un mismo acto, que en el filme son suprimidos en una escena sumamente solemne, el momento de la presentaci贸n del espectro, en el que se entona una canci贸n hipn贸tica.

De igual manera, la resoluci贸n de los conflictos est谩 enlazada a la moral, al honor y a los temores (pr谩cticamente inexistentes en el original) del mundo medieval japon茅s y del rey Taketoki Washizu (Macbeth), magistralmente interpretado por Toshiro Mifune.

Fotograma de la pel铆cula
Fotograma de la pel铆cula

En el filme, la sustracci贸n de una parte de la predicci贸n, en la cual el rey usurpador se entera de que 芦morir谩 a manos de aquel que no haya nacido de mujer禄, le permite a Kurosawa esa cat谩rquica escena final donde Washizu es masacrado por la incontenible lluvia de flechazos que le propina su propio ej茅rcito sublevado en el interior del castillo.

Muchos opinan que Trono de sangre es la mejor pel铆cula de Akira Kurosawa, a quien siempre se le aplaudieron las reconstrucciones de ese Jap贸n remoto al que volvi贸 en reiteradas ocasiones, especialmente a la 茅poca de las guerras civiles. Lo cierto es que aqu铆, como en otros cl谩sicos de su filmograf铆a, como El bravo (Yojimbo, 1961) o Dersu Uzala (Dersu Uzala, 1975), el director logra calibrar el uso de la t茅cnica y el despliegue formal. Aunque hayan transcurrido m谩s de cincuenta a帽os desde su estreno y circulaci贸n en el mundo de los festivales, acercarse a esta obra maestra siempre ser谩 una experiencia gratificante.

Harold Bloom, Anatom铆a de la influencia: La literatura como modo de vida, Santillana Ediciones Generales, S.A. de C.V., 2011, p. 55.

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