El polémico Jorge Mañach Robato: periodista y político (II)

Jorge Mañach Robato logró una conexión interesante entre arte y política. Al tiempo que desarrollaba el oficio periodístico se convirtió en un protagonista de las luchas del pueblo cubano por alcanzar su independencia.

En 1923 se hizo miembro activo del Grupo Minorista (1923-1928): agrupación de jóvenes escritores, poetas y artistas cubanos empeñados en realizar una completa renovación nacional. El 18 de mayo de ese año participa en su primera actividad política, la Protesta de los Trece, contra la corrupción administrativa y la deshonestidad pública del gobierno de Zayas.

Ante el fracaso de la Revolución del Treinta, el discurso de Mañach, antes artístico y vanguardista, alcanza una dimensión política.

Participa en la lucha antimachadista, elige integrarse en la organización ABC, de carácter reformista y burgués, y se aleja del pensamiento revolucionario y de sus amigos Rubén Martínez Villena, Raúl Roa y Juan Marinello, con los que polemiza.

Mañach fue uno de los redactores de El ABC, al pueblo de Cuba: manifiesto-programa (1932), junto con Martínez Sáenz, Ichaso y Juan Andrés Lliteras. Este documento enfocó, por primera vez, desde loa ámbitos político, económico y social, la situación de Cuba, y muchos de sus puntos fueron recogidos por la Constitución de 1940.

Dirigió, junto a otros, el Partido del Pueblo Cubano (Ortodoxo, fundado por Eduardo Chibás en 1947) y en 1955, después de abandonar públicamente esta agrupación política, promovió la fundación del Movimiento de la Nación, que intenta aglutinar toda la oposición política a Batista.

Luego del triunfo revolucionario de 1959 idealiza al estado cubano y desea construir su estilo propio de la Revolución, o sea, establecer las normas estéticas y las funciones del arte y el pensamiento en las nuevas condiciones creadas, todavía inestables e imprecisas, pero altamente prometedoras para el futuro de Cuba. Porque según Mañach: «No se concebirá un proceso político y social semejante sin un arte nuevo, una literatura nueva, un nuevo ritmo y rumbo del pensamiento».

Tal vez no fue en su actividad política totalmente “bueno” o “de izquierda” como para quedar entre las páginas de la Historia cubana a la par del Che o de Martí. Pero analizó su contexto con matices y gracias a su genialidad intelectual supo moverse con destreza entre “el más y el menos”. Tal vez no fue muy coherente en lo que respecta a su ideología y su acción; quién sabe si por eso aún lo enjuician, soslayan u olvidan.

Foto: Tomada de Cubadebate

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