Francotiradores en la niebla o Verdes cucarachas que son palabras

Las cucarachas simbolizan los cambios que están ocurriendo en nuestras vidas, superar los miedos y obstáculos ocultos. Representan la resistencia a las transformaciones y la adaptabilidad al cambio. Algunas personas creen que las cucarachas pueden traernos mensajes tanto buenos como malos. En el antiguo Egipto veían a estos insectos como un símbolo de renovación. ¿Qué pasa si las cucarachas son verdes? ¿Qué pasa si verde es el color del uniforme de estas cucarachas, que deambulan como espectros por doquier? ¿Qué pasa si el verde no es un color añadido, sino escogido para crear historias tan reales como el mismo tiempo? ¿Qué piensa el autor de una obra que da vida a animales que llegan como plagas? La enfermedad es trasmisible. Miseria y desesperación se cruzan en un derrotero realista que supera cualquier expectativa. Raúl Leyva Pupo es un vocero, uno más de la pandilla que apedrea o se burla de la noche que pasa, de la noche que llega. En santa paz se ha querido vivir. Pero ajena es la paz cuando el hueso imberbe no ha sido fecundado por el azote de los campos, por la dureza de la hierba. Raúl es el centro, la mezcla de una raza acostumbrada al dolor, a las burlas cotidianas, al tumulto. Este narrador que se ha infiltrado en la tropa conoce bien las armas de un recluta, limpia sus botas con saliva antes de marchar a un lugar llamado deseo. El Negro está pelado al calvo, es de espaldas anchas y brazos musculosos. Raúl es un ojo que se pierde entre literas, ojo fisgón que ve de cerca lo que nada puede de afuera. Raúl aparta los pliegues de una realidad tibia, abrasiva a ratos, para escribir en las paredes enmarañadas de una habitación, de un mundillo lúgubre donde lo exótico reina, donde la excentricidad abre puertas. La pareja no ha dejado de toquetearse. El Negro anota algo en un papel, tal vez un número de teléfono. Dobla el papel y lo pone en su billetera, junto a una foto pornográfica. Cucarachas negras. Cucarachas verdes contaminando el paisaje. Grietas. Alcantarillas por limpiar. Música desde una masa de óxido que lo cubre todo. Raúl ya anduvo por avenidas, fue parte de un árbol con raíces en el viento, aderezó la rima con versos blancos, renunció a la castidad. Este recluta ha firmado con algunas editoriales, ha recibido el aplauso, como la tierra el peso de un obstinado pelotón. Los médicos de aquí son militaresAl habanero que se llama Julio le mandaron una caja de pirsing, los muchachos andan comprando y haciéndose agujeros en la lengua. Raúl es parte de un misterio, típico de su timidez. Pudiera compararse con la flor de la Parra de jade, originaria de los bosques filipinos, con Prípiat despúes del desastre atómico, con el pez rosado con manos, o con el número 6174. Carlos está diciendo Agiom, Tetagram, vaycheom, stimilamaton y ezpares, retragrammaton, oryoram, iriom, mientras que la luz que esparce la vela se mueve y todos esperan ansiosos.

Este recluta es la consecución de un cuerpo viciado, de un muro que no obstruye la necesidad de la bala, la necedad del balazo urgente, de las ráfagas a quemarropa. La sangre de Joaquín corre junto a la mierda fresca. Este recluta armó con golpes un presente convulso, difuso como líneas de humo cuando se despide un tren. Este recluta cede su pan matutino a Raymond Carver, a Richard Ford, y a Tobias Wolff. Desayuna junto a ellos bajo una mata de tamarindos azules. Usurpa sus lenguajes para luego devolverlos como tazas, como ovarios fértiles, como intranquilos penes.

Los soldados de la patria en el cumplimiento de su deber… Raúl se autocomplace, se autodefine, se baja los pantalones para orinar un discurso narrativo maduro, perspicaz, templado como las cortezas del frío. Las cucarachas han encontrado maneras distintas de ser felices: en grietas, sobre el metal de los jarros, en los pozuelos vacíos. Las cucarachas no son más que hombres verdes, tamizados por una orden futurista, taimados como rostros del silencio. Un grupo de hormigas carga el cadáver de un grillo hacia un hoyo… Los superiores traen las armas en un jeep. A seis o siete metros de aquí, hay un tanque oxidado. Los reclutas beben el líquido churroso y con hijos de rana. Todo está listo. Disparan seis reclutas a la vez… Los plomos brillan. Raúl Leyva escruta lo que necesita saber. Estira la sábana hasta donde debe. Los muchachos fuman. La única luz es la punta de los cigarros. Raúl Leyva es un mar alabastrino que circuncida la costa utilizando la ironía y el sarcasmo como acción primigenia.

tomada del perfil de la ahs en facebook.

Del café salen siluetas de humo. El chícharo le da un sabor demasiado amargo. La ciudad es enorme y puedes caminar sin que nadie te conozca. Me duelen los huevos, dice el Flaco. El autobús dobla cerca del hospital. Hay mucha gente en la calle. Es un día frío. Escupo por la ventanilla y la saliva se esparce como una cámara lenta. Una mulata joven se besuquea en un bar con ese tipo que parece árabe, hasta volverse un bulto irreconocible en la distancia y borrarse por completo. Cucarachas húmedas. Cucarachas afligidas. Cucarachas que mutan sobre una costosa realidad. Cucarachas volcánicas, sodomizadas. Cucarachas ausentes. Cucarachas de cuero, de sílex, de esperma, de códigos cifrados. A María le corre un hilo de leche por la boca. Verdes cucarachas protagonizando una película donde los cuerpos toman poder, donde para salvarse hay que ser uno más del montón. Cucarachas grises. Cucarachas rojas. Cucarachas a punto de estallar, de sacarse los ojos sobre una fuente de harina. Raúl invita, lanza bocanadas al aire como un recluta más. Invoca lo inmune de la raza negra. Rasca su espalda desde un círculo de sangre humana. Se huele… Conversa con Bukowski, y con Iban Zaldua. Penetra en el inframundo de Pedro Juan Gutiérrez. Hace de su voz un Animal tropical, adaptado a las circunstancias luengas de la vida.

Haber obtenido un premio con un libro titulado Cucarachas verdes (Editorial El Mar y la Montaña, 2020) habla muy bien de este recluta, que se pasea desnudo frente a todos, para mostrar esos atávicos laberintos que son las palabras con olor a carne, a parquedad extrema.

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