Fidel: Hombre con valor de retorno

La obra de Fidel, que lo convierte “por derecho propio en líder indiscutible de una Revolución formada con el empeño de todos, pero con la entereza y la grandeza de alguien que se sabe destinado a vivir el presente con mirada de futuro y valor de retorno”, fue resaltado por la Doctora en Ciencias Históricas María del Carmen Ariet, durante un panel que reunió a investigadores, profesores e intelectuales cubanos en la Casa de las Américas, para recordar al Comandante a los cinco años de su desaparición física.

Bajo el título “El legado de Fidel sobre la transición socialista: algunas aproximaciones a su vigencia en Cuba” –coordinado por la Sociedad Económica de Amigos del País con el coauspicio del Centro de Estudios Che Guevara–, el intercambio abordó desde diferentes aristas cómo y por qué Fidel se convierte en el artífice de la Revolución.

La también miembro titular de la Academia de Ciencias destacó que las ideas, el pensamiento, los conceptos y la práctica que se desprende de la voluntad y entrega que Fidel legó en el difícil ejercicio del revolucionario y el actuar consecuente de un hombre como él, encierran al máximo las aspiraciones soñadas en nuestra historia, sin tener que eludir los errores cometidos, pues esos errores han servido de puentes para reforzar los cimientos del proyecto socialista.

Por su parte, el Doctor en Ciencias Económicas José Luis Salazar enfatizó los aportes indiscutibles del líder en la economía, y analizó una frase que pronunciara en diferentes ocasiones de que no hay política sin economía, y no hay economía sin política.

Detalló cómo en La Historia me absolverá existe una visión intuitiva de los problemas económicos y que ya en los primeros años de la Revolución se desarrolló un plan que aunque en un inicio estuvo marcado por la visión de los entonces países del campo socialista acerca de cómo proceder en un proceso de desarrollo económico poniendo como centro la industrialización, en 1963 Fidel se da cuenta de dos factores esenciales: el nivel de escolaridad de la fuerza de trabajo y la existencia de una ruptura entre los esfuerzos por industrializarse y los resultados de la industrialización a corto plazo.

El profesor titular especificó también que en la temprana fecha de 1966 critica las interpretaciones dogmáticas de Carlos Marx referentes a los temas de la economía y cómo eso no se podía permitir, y apuntó además la percepción estratégica que siempre lo caracterizó y su visión acerca de la necesidad de la integración latinoamericana y con otras naciones, no solo con los países socialistas.

Asimismo, expuso sobre la importancia que Fidel tuvo en el proceso de rectificación de errores, el sistema de planificación de la economía y en varios aspectos que la distinguieron durante el período especial y en los próximos años.

El fundador y tenaz impulsor del campo interdisciplinario de los estudios sociales, de la ciencia y la tecnología en Cuba, Jorge Núñez Jover, comentó acerca de su legado histórico y científico, y afirmó que consideraba a Fidel el punto más alto de la tradición política y revolucionaria que viene desde los tiempos de la fundación cubana. “Supo unir el avance del conocimiento con los orígenes mismos de la nación”, aseveró.

Al repasar cuestiones relevantes de la ciencia en la Isla, parafraseó a Martí cuando expresara que talentos tenemos más que guácimas, y recordó que esa tradición científica también nos permite conocer la continuidad de la historia en el país, en el terreno del pensamiento, y no solo en la lucha revolucionaria.

Aseguró que el Comandante en Jefe es el fundador de la ciencia revolucionaria y de sus bases educacionales, y que solo por mencionar parte de ese legado enorme, en 1962, el año de la llamada Crisis de octubre, se promulgó la ley que retoma la Academia de Ciencias de Cuba, se proclamó la reforma universitaria y comenzó el despliegue de los centros de investigación asociados al Ministerio de Industrias.

Se detuvo en los años 90 y el esfuerzo del líder en que la ciencia se convirtiera en una palanca de desarrollo, y se refirió a su pensamiento de que “si queremos soberanía, necesitamos ciencia en Cuba”.

El intelectual y escritor Abel Prieto, presidente de la Casa de las Américas, abordó la impronta de Fidel en la cultura y la relación entre cultura y la libertad, con la calidad de vida, vista como un derecho humano, así como la concepción fidelista de que una Revolución solo puede ser hija de la cultura y las ideas.

Comentó sobre la política cultural cubana y cómo se ha malinterpretado Palabras a los intelectuales, y se detuvo, además, en el discurso que pronunciara en el VI Congreso de la UNEAC cuando habló de la globalización cultural y cómo el arte ha sido envilecido y tratado como mercancía.

“En la visión de Fidel, el conocimiento, la ciencia, el pensamiento, a través de la educación, la salud, los servicios culturales, la producción material y simbólica, son fuentes de cristal humano en su sentido más amplio y recurso imprescindible para el desarrollo social y la soberanía de la nación”, dijo.

Abel compartió algunas de sus experiencias con Fidel, y recordó la hoy famosa frase que afirma que la cultura es lo primero que hay que salvar.

Por último, significó que “nunca podemos confundir nuestro futuro y nuestra prosperidad con la prosperidad capitalista”.

El Doctor en Ciencias Luis Suárez Salazar analizó el pensamiento crítico y autocrítico de Fidel, y por qué, siguiendo sus mismas ideas, el Partido debe ser el Partido de oposición a la propia obra de la Revolución.

Manifestó los procesos de autocrítica por los que ha pasado al Revolución, con la valentía y franqueza con que siempre el propio Fidel supo referirse a ellos, y mencionó las palabras que dijera en la Universidad de La Habana de que nuestro peor error ha sido creer que alguien sabía cómo se construía el socialismo, lo que llevó a un proceso de repensar el socialismo cubano.

“Seamos Fidel en la crítica y autocrítica de nuestros problemas”, concluyó Salazar.
Durante el panel también se presentó el libro El pensamiento estratégico de Fidel Castro Ruz: valor y vigencia, compilado por Rafael Hidalgo y publicado por la Editora Historia del Instituto de Historia de Cuba, el cual muestra cómo el líder siempre aplicó el método de escuchar y aprender de todos sus interlocutores, entre otra de las tantas habilidades concurrentes en su peculiar estilo de tomar decisiones, mediante un honesto y permanente ejercicio de la crítica y la autocrítica revolucionarias.

En el encuentro también estuvieron presentes Luis Velásquez, presidente de la Academia de Ciencias de Cuba; Yoel Cordoví Núñez, presidente del Instituto de Historia de Cuba; Aleida March, quien preside el Centro de Estudios Che Guevara, y su hija, Aleida Guevara, además de otras personalidades de salud pública, la ciencia y la tecnología en Cuba.

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