Los Rostros nuestros de cada día

Con Rostros, Lisbeth Lima Hechavarría pone delante de nosotros una serie de cuentos que bien podrían hacer función de espejo al lector, al verse identificado, narrado, observado desde adentro en su intimidad. Este libro presenta 15 relatos, 15 visiones, 15 rostros de lo que es el amor. No el amor cursi de los culebrones, sino el amor de la vida real, que añora, lucha, sufre, goza, sueña: vive.

Entre sus letras Lisbeth te muestra algunos rostros de las relaciones de pareja. Comienza por Próximo inning, donde toca el amor no correspondido, la lucha inútil de “revivir la llama†apagada. En El poeta y la mantis se muestra esos rostros verdaderos escondidos bajo falsas apariencias e incapaces de no mostrarse durante el sexo. Del mismo modo que se expone el sexo duro, alternativo, sado y masoquista que algunos eligen, prueban y gustan, como en De amor y otras aberraciones. Ese amor donde se manifiesta que ambos deben ceder para poder alcanzar la máxima satisfacción. En Rostros, el cuento que da título al libro, quizás todos nos veamos identificados al leer sobre las fantasías sexuales de la protagonista. Mientras tanto Pilar vive y sobrevive a través del amor pagado, del fingido. Esa relación de la que a veces es muy difícil escapar.

Papel en blanco quizás sea el cuento menos convencional y el rostro menos conocido. No obstante, nadie puede negar la existencia de la zoofilia como forma de amor. Así como tampoco podrán negar ese amor extremo, obsesivo que vemos en La mujer que amo. Este es un relato donde se vive una relación de pareja con sentimientos encontrados, en el que no pueden estar con o sin el otro y ambos son conscientes de este hecho.

Alma es algo similar, solo que no es correspondido y llega a ser enfermizo, radical. Violento. Muy distinto a Cosa de tres. En este bello relato se vive y disfruta el amor en total libertad, sin que determinen las opiniones de los demás o que influyan en su relación, a pesar de no ser solo dos los que deciden en ella. Como también jugaban en Entre químicas las protagonistas, mientras disfrutaban de sus aventuras y juegos presexuales sin pensar en las posibles consecuencias.

Consecuencias…, algo que tampoco tuvieron en cuenta las parejas de enamorados de Gol de chilena, durante su fiesta. Allí Lisbeth nos muestra los rostros del engaño, el cortejo, el desamor. Todos los rostros que aún no se conocen cuando se entra a la Zona inexplorada. Cuando se vive esa primera vez en total comprensión, tolerancia y fe en un futuro brillante, donde queda aún demasiado para alcanzar el rostro de La última partida. Este es el relato donde la autora alerta sobre la falta de comunicación, la paranoia, los celos enfermizos.

En El chat los protagonistas viven el conocido y a veces peligroso juego del gato y el ratón. Viven la mentira. Rostros que en ocasiones terminan de manera inesperada. Una advertencia que no podía faltar. Del mismo modo que tampoco la autora no podía excluir al amor infantil e inmaduro de la adolescencia. En Cuando la conocí, los amantes temen y siempre buscan probarse a sí mismos y que puede durar por siempre.

 De ese modo, la primera vez, el amor añejo, el inesperado, esperanzador, el amor de niños, el fraternal, el conquistador e incluso el desamor no serán los únicos rostros que verás. Cada quién se verá reflejado de forma única en las historias/espejos y quizás (re)conocerán un nuevo rostro en personajes que bien tienen el rostro de alguien conocido o de varios conocidos a la vez: el de él, el de ella, el tuyo, el mío, o el de todos.

Es esta colección de cuentos, plagados de erotismo, sexo y sensualidad como rostros/protagonistas principales, la autora se desdobla en hombre y mujer, demostrando así la diversidad de posibilidades que tenemos para disfrutar de nuestras relaciones y las vías de salvarlas u optimizarlas al máximo. Vías de cómo ampliar nuestros horizontes y no restringirnos a lo convencional.

Lean, disfruten, gocen cada exquisito relato que la autora pone a su disposición a través de un bien logrado rejuego con el lenguaje dentro de una estructura simple en apariencia, pero que deja ver una profundidad sicológica a veces insondable, quizás dada por la vasta experiencia acumulada durante varias e intensas vidas anteriores.

Atrévete a descubrir estos Rostros frente a ti y serás sorprendido.

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