No bastan las flores…

¿Cuánto puede contar una mujer que ha sido maltratada? ¿Cuán difícil puede resultarle, y a la vez, cuán necesario? ¿De qué manera se aprende a vivir con los recuerdos terribles de una vejación, un grito, una indiferencia? ¿Cuántas no se atreven siquiera a decirlo? ¿Cuántos hombres realmente pueden sentirse avergonzados de lo que otros, contra ellas, hicieron?

Hablar de violencia, y de manera particular de violencia de género no debiera circunscribirse a la fecha del 25 de noviembre. Por ello, también pienso que una obra como A mí no me regales flores, no debiera solo presentarse al público en dos funciones cercanas a la fecha de este Día Naranja. Necesitamos tenerla en otros espacios, en otras fechas, para otros públicos.

No solo es esencial conectarse con el discurso antimachista que promueve la puesta en escena, cuyo texto fue escrito por Jorge Guerra y la dirección, a cargo de Miguel A. Latorre. Sí, curiosamente para muchos, son hombres los que defienden la obra desde su esencia, y hacen de sus protagonistas femeninas el vehículo perfecto para dialogar, reflexionar, contagiar.

Lo novedoso en materia teatral es que A mí no me regales flores es un monólogo a dos voces, en tanto son dos actrices las que encarnan el personaje, y alternan las dos facetas de la misma persona en la denuncia de un fenómeno global.

A-mi-no-me-gustan-las-flores1La española Rocío Montero y la cubana Inima Fuentes son las dos actrices que asumen el desafío, estrenado ante el público el pasado 4 de octubre en la sala Trajano de Mérida y llevado luego a Extremadura.

Inima Fuentes, quien es graduada del Instituto Superior del Arte y que funge como Especialista de Teatro en el Centro Hispanoamericano de Cultura, cuenta que la obra llega a Cuba como parte de las acciones de Atakama Creatividad Cultural, una entidad de Extremadura que participa activamente en el proyecto de la Fundación Ciudadanía y la Oficina del Historiador de la Habana.

Con experiencia teatral anterior vinculada al trabajo con Eduardo Eimil, Inima refiere que el trabajo previo al montaje fue complejo, pues mientras el equipo y¨la otra actriz se encontraban en España, solo el correo electrónico pudo ser la vía ideal para realizarlo.

“Luego, con vistas al estreno en Mérida, solo tuvimos dos días para montar la obra. La energía fue buena, funcionó bien. El público allí fue contemplativo, más bien, habituado al teatro pero las experiencias en Extremadura fueron diversas y enriquecedoras, pues las personas fueron más participativas, incluso cuando una función aconteció un lunes a las 9 de la noche. Fue maravillosa la reacción compartida.

“Muchas chicas encuentran sus historias en esta obra, porque es muy abarcadora, y en diferentes latitudes se encuentra la cercanía. Los hombres que asisten también se sensibilizan, aunque la mayoría que acude es porque ya se siente identificado con el fenómeno de la violencia de género.

“La obra transcurre en un grupo de apoyo para mujeres maltratadas. Ella, después de sufrir algunos episodios, llega al grupo y cuenta su vida. A partir de ahí se entrecruzan otros temas relacionados con la violencia en los medios de comunicación, en la familia, en la sociedad en general…Dialoga con las demás y con el público acerca de cómo la mujer padece episodios diferentes de violencia a diaria. Rocío es una personalidad de esta mujer, y yo soy la otra”.

¿Qué hay detrás de las flores?

Se juega con el pensamiento generalizado de que detrás de un hombre que regala flores hay una traición, o un hecho de violencia por el que se clama perdón de esa manera. Flores, bombones o cualquier otro tipo de regalo se asocian, muchas veces, a ese tipo de actitudes. Generalizar no es bueno, pero la idea funciona.

“Ansiamos mover más la obra. Rocío lo hará en los circuitos teatrales de Extremadura y yo por aquí. A veces haremos funciones juntas, en otras ocasiones no. Pensamos que sería un problema hacer el monólogo a dos voces y resulta que ahora no sabemos cómo hacerlo sin que estemos los dos. De cualquier manera, lo importante es multiplicar el mensaje”.

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