Marcelo Morales


La poesía, una condición más allá de la poesía en sí misma

La poesía es y será reino autónomo, dijo un poeta. Donde hay seres humanos, hay poesía. Una rara condición la acecha desde siglos inmemoriales: la sensibilidad verdadera. Para los poetas es la patria libre hacia el gozo y la sabiduría. La poesía es condición de sabios y enamorados, de ricos y pobres, de odiados y odiadores, de blancos y negros, de hombres y mujeres, de niños y adultos, de ciegos y videntes, pero siempre hombres.

La poesía nunca dio riquezas materiales, por lo sutil del verso. La poesía solo abre el diapasón al entendimiento del mundo desde otras posibilidades estéticas y eso no vale dinero alguno, ya en ello va la riqueza. Ahora se nos ocurre pensar y sentir que la poesía es reino inconmensurable hacia la vital espiritual del reino humano, sin ella no es posible la existencia.

Con la inauguración de un evento poético para la juventud en Songo La Maya, se produce una mirada para el intercambio, pensado desde una institución siempre joven: la AHS o –¡mejor!– como su nombre más intenso indica Asociación Hermanos Saíz. Encuentro que pretende un acercamiento entre generaciones poéticas diferentes, entre hacedores de poesía de diversos territorios de nuestra vasta provincia poética Santiago, pero continuadores de una tradición ancestral e identitaria de nuestra racialidad doblemente conformada por nuestros antepasados españoles y cubanos. Hemos querido que confluyan voces femeninas para enaltecer los matices. La diversidad en ello nos ayudará a la prolongación del evento; la inclusión de otros municipios en las posteriores ediciones ampliará la multiplicidad de voces provenientes de San Luis, Segundo Frente, Contramaestre y Mella. Toda una combustión interna que nos impulsará a declarar a Songo La Maya: La Capital de la Poesía Joven en Santiago de Cuba en no muy lejano tiempo. Hablaremos de poesía con la misma pasión que del alcohol pendenciero, al decir de Borges, o del pollo que llega a la bodega, al decir de nuestras aguerridas madres, o del maní que se vende en unos estuches provenientes de Una fiesta innombrable de José Lezama Lima. Hablaremos de poesía como de la piel, como del polvo y el viento. Estaremos en las plazas del pueblo, desplazando ensoñaciones de adolescentes.

El término, desde una dimensión etimológica, proviene de poesis que significa creación, acción de hacer; palabra proveniente, a su vez, de poiein que significa hacer, crear, componer. Si lo miramos desde muchos lados, siempre está enfrascado el significado en el acto mismo de la creación y como acto de creación proponemos que se vea a la poesía, en este tipo de evento, que junto a otros géneros deben sacarnos triunfantes ante la inoperancia.

La poesía refuerza la ética y la ética a la poesía, en la medida que se relacionan se nutren. Estos son tiempos en que se debe acudir a las dos. José Martí fue el más alto ejemplo cubano, le suceden otros no menos éticos.

Al decir de Roberto Manzano[1]: La poesía cubana posee tanta riqueza que se comporta como esfera de sortilegio y abundancia: por cualquier punto en que se penetre en ella siempre se regresa a la superficie con piezas atractivas en las manos.

La poesía es también arma de defensa e identidad, muchos de nuestros mejores poetas, digo nuestros con toda la intencionalidad que merece, porque la patria del poeta y de la poesía es el mundo. No importa donde se viva, importa cómo se siente y expresa en versos los altares que encumbran al hombre o los pesares que lo acongojan de manera perenne.

En el sentido de la unidad, los poetas se reconocen y afilian de manera voluntaria, no importa las latitudes donde se vive, o las naciones a las que pertenecen. Se expresan y mancomunan por los sentimientos a expresar en pos de una causa común. Citemos el encuentro que sostuvieron en la primavera de 1930 entre Nicolás Guillén y Federico García Lorca, cuando el segundo –de paso por la Isla– reconoce la fuerza el vigor y el florecer poético de Nicolás. Por Lorca llegó Guillén a España entre un mundo de ensoñaciones y descubrimiento de sonoridades profunda de la poesía antillana, y más allá de todo española. No era difícil para el granadino redescubrirse desde la poesía; había una identidad también extraliteraria y profundamente humana. Cuando muere Lorca, asesinado por las hordas fascistas, Guillén lo evoca desde una angustia que se pierde en interrogante insatisfecha. Por tanto, esa capacidad de entenderse desde la poesía le permitió a Guillén ser una de las figuras que más se referencia en el siglo XX cubano y americano. Guillén es la poesía de la identidad, marcó un camino que no tiene vuelta atrás.

Por ejemplo, se ha dicho que la poesía de Baragaño es un tigre que salta a la vida. La poesía de Baragaño es una eterna inconformidad. Quien, por cierto, ha dicho que “poema es todo lo que consciente o inconscientemente trata de expresar el universo. Uno de sus defensores, Marcelo Morales, en relación con su obra ha manifestado: La verdadera poesía –para el que logra consumirla; para el que pueda sentirla o escribirla, pensarla– es una revolución del ser, un cataclismo; no saldrás ileso. Como en el amor, para bien o para mal, la poesía, cuando llega a la categoría del arte, siempre te cambia.

Seamus Heaney creía en la poesía como capacidad de crear un orden acorde con el impacto de la realidad exterior y, a la vez, sensible a las leyes internas del propio poeta.

Para Miguel Barnet, la poesía no es lujo sino una energía, una fuerza creadora que es la que ha salvado hasta ahora a la humanidad. Otra, que fue lo primero que inventó el hombre para sobrevivir a la catástrofe que desde las eras paleolíticas han amenazado al planeta y ahora lo amenaza con armas nucleares de exterminio masivo. Si no tuviéramos la poesía, qué tendríamos: un planeta sin adjetivos, una especie sin nombrar, un vacío insoportable. Ha sido la poesía lo que le ha otorgado el sentido a las cosas. Ha sido la poesía a lo largo de la historia la que ha salvaguardado la cultura, la que ha expresado los más profundos sentimientos del ser humano, lo que lo ha liberado de atavismos ancestrales[2]. Cito un fragmento de su poesía que refleja mejor que sus palabras el sentido:

Oh, Dios, ¿qué haríamos si no

Tuviéramos un poema

Que sirviera para todos?

Para Enrique Saínz la gran poesía permite vislumbrar algo del misterio que todo encierra. Teresa Melo habla de la poesía a través del poeta, al que ve como modelo de su propia obra y a su obra como modelo en sí misma, cuando goza de la calidad suficiente, para imponerse a otras generaciones más jóvenes de poetas y poesías.

La última generación de poetas y poesías en Cuba ha desacralizado a las figuras de la poesía anterior en antifiguras (en el mejor sentido de la palabra) y a su discurso poético en antipoético. Reniegan del discurso  anterior, pero aun en sí mismos, llevan la poesía con la misma ensoñación y deseo de perdurar que sus predecesores. Aman la poesía con la misma pasión.

 Notas:

[1] Tomado de El bosque de los símbolos. Patria y poesía en Cuba. Tomo I. Selección, prólogo y comentarios Roberto Manzano.

[2] Miguel Barnet, El triunfo perpetúo de la poesía en La Gaceta de Cuba # 4, julio-agosto 2006.