Kenia J Bandomo


La bordadora de fotografías (+ Fotos)

Muchas cosa que pasan en la vida son por “casualidad”, al menos eso dice la gente; yo prefiero pensar que andamos, o mejor, rodamos, como pequeños imanes atrayendo lo que se parece a nosotros, lo que nos interesa, lo que tiene que ver con esa aura personal.

Solo de esa manera puedo explicarme este encuentro, que va dejando de ser inusual, en las redes sociales, con la obra de Kenia Bandomo García, una artista que desafía en cada una de sus obras a la creatividad misma. Es graduada de Contabilidad y Finanzas y por varios años trabajó en el Banco Central de Cuba, pero nunca pudo –pienso que tampoco quiso– escapar del encanto del arte. Hoy se dedica al bordado en sus más disimiles e increíbles aristas, pero dejemos que ella misma descorra las cortinas de su singular manera de crear.

fotos cortesía de la entrevistada

¿El bordado lo pones en práctica como diseño de vestuario?

Desde pequeña estuve muy ligada a la costura. Mi abuela materna cosía muy bien, mi mamá aprendió y siempre nos hizo la ropa a mi hermana y a mí. Siempre diseñaba lo que nos iba a coser, era algo que ella disfrutaba mucho mirando revistas, modelos y de alguna forma ese mundo siempre me influyó mucho. Ya de adolescente y de joven también me cosía mi propia ropa pero fue básicamente mi madre quien logró despertar este interés. Durante la infancia, junto a otra niña, aprendimos a tejer con una señora cerca de mi casa, fuimos muy buenas alumnas pero a mí siempre me gustaba mucho más bordar, tuve juegos de bordado de los que aún conservo los aros.

En 2016 hice un curso de corte y costura en la sede de “Quitrín” en La Habana Vieja, esto me motivó mucho pero, aunque hacía ropa para niños en esos tiempos no fue hasta finales de ese año que encontré mi verdadera pasión: el bordado a mano que ya de pequeña había practicado.

¿Cómo llegaste al bordado de fotografías?

A finales de 2016 me acerqué a la Feria de la ACAA en Obispo, allí conocí a una maestra maravillosa, Elvira Reynaldo, ella era coordinadora de los talleres que se impartían y nos reunimos unas 4 ó 5 personas para empezar un taller de Bordado en el que fuimos cursando varios niveles. La profe Elvira, como le llamábamos, me inoculó ese bichito por el bordado que nunca más se ha desprendido de mí y que cada vez me conmina a realizar labores de mayor complejidad.

tomada del instagram de la entrevistada

También teníamos un taller en la Casa de las Tradiciones Chinas que se llamaba Fantasía de Loto, perteneciente a la Oficina del Historiador, donde hicimos muchas actividades. Nos reuníamos todas las semanas para las clases de bordado y todo tipo de manualidades del arte textil que nos impartía la profesora y organizábamos desfiles en homenaje a diferentes fechas, algunos fueron allí y en una ocasión hubo otro en Expocuba. Por ese tiempo yo seguía haciendo ropa para niños a propósito de mi hija pequeña que era el motivo de mi inspiración, muchas de estas prendas las bordaba.

Aprendiendo cada día con el bordado e investigando, encontré en Internet fotos bordadas de una brasileña que se llama Aline Brant. Aquel descubrimiento fue maravilloso, sería por el 2018, y a partir de ahí supe que en el mundo hay muchas bordadoras, verdaderas artistas y que esta técnica se aplica mucho sobre cualquier soporte. Aquí no he visto que se haga esto de bordar encima de la fotografía, o al menos no tengo referencias concretas.

Mi esposo es fotógrafo y a partir de sus obras fui encontrando la inspiración. Siempre que podía –y tenía a mano una foto– experimentaba. Después llegaron también las fotos de mi sobrino, que han despertado una gran motivación. La elección de la foto es esencial para crear una narrativa o un discurso. En muchas ocasiones el bordado construye una nueva trama en una foto, así mismo puede romper con la lectura que el fotógrafo quiso trasmitir. Mi mayor empeño consiste en tratar de aplicar las diferentes técnicas del bordado sobre las fotografías, intentando no desarticular la información primaria que ofrecen, por lo que mayormente las intervenciones han sido desde un punto de vista estético.

De igual modo, es un trabajo que te da cierta inseguridad en un principio porque desde la hora en punto que tienes que agujerear la foto ya no hay marcha atrás, entonces la idea inicial debe estar bien pensada o en muchos casos tienes que redireccionar el proceso por errores que en ocasiones puedes solucionar y en otros no.

fotos cortesía de la entrevistada

¿Cuáles son tus referentes creativos?

He indagado mucho sobre el bordado en general, es un mundo que me apasiona. En Cuba hay zonas claves, como en mi tierra espirituana y, específicamente, Trinidad, donde hay bordadoras a montones, con trabajos hermosísimos. En 2018 Trinidad fue nombrada Ciudad Artesanal del Mundo por su gran contribución a estos saberes que fueron traídos desde España como metrópoli y que nuestras mujeres han enriquecido a través del tiempo.

Existen muchas mujeres y hombres bordadores en Chile, Argentina, Brasil, México, Paraguay, América Latina, en general, que ofrecen una posición de resistencia y de denuncia muy importante y lo hacen a través del bordado sobre cualquier soporte.

A través de las redes sociales he podido establecer vínculos con muchas bordadoras y bordadores, he aprendido sobre su trabajo y técnicas que no conocía como el ñandutí paraguayo, que me apasiona, leer estudios socioculturales sobre el desarrollo del bordado, que es un arte milenario en el que pueblos enteros en nuestro continente tienen tradiciones antiquísimas y hermosas.

fotos cortesía de la entrevistada

¿Qué tipos de fotografías escoges para bordar?

Como te decía, debe ser una foto que me inspire, donde vea que puedo hacer algo más o simplemente que me caiga a mano. Dice mi esposo que no hay foto que me camine dos pasos porque enseguida la quiero bordar. También he bordado sobre papel, cartulina y sobre hojas de árboles, que es algo que me encanta porque tiene que ser muy preciso, pues las hojas se echan a perder fácilmente. He hecho algunas cosas últimamente que me han gustado mucho. También bordo sobre tela, pero ya cada vez es en menor medida.

¿Tus obras las presentas en algún lugar? ¿Las vendes?

Las obras están en mi página de Instagram que ha sido su primera y gran vitrina. Debo decirte que en el tristemente célebre año 2020 he hecho muchas cosas, he visto muchas clases online y he participado en algunos concursos también online, en Argentina todos, como fue “Cuarto Salón de Arte Textil del Centro del País” en pequeño formato; No importan las distancias, Argentina (online); Encuentro de arte textil Entre lazos y abrazos, Galería virtual, Argentina (online) y Muestra internacional virtual de Instagram @librotextil, organizado por el @festivaldeexperienciastextiles, Argentina (online).

fotos cortesía de la entrevistada

También participé en la expo colectiva Máscaras en la Galería Raúl Corrales a finales del año pasado con una foto de los Estudios Cohner de principios del siglo xx, la cual reimprimí, bordé y le incorporé un nasobuco.

En los tiempos que corren la comercialización ha tenido sus cambios. Estoy en espera de que me avisen sobre una tienda online que puede estar interesada en presentar y empezar a vender mis obras o recibir encargos específicos de acuerdo al gusto de los clientes. Por el momento, me he creado un perfil en Facebook e Instagram para presentar mis trabajos, se llama Hilando_sueños y no tiene relación alguna con otros Hilando que hay por el mundo y también pueden aparecer en Internet. Por otro lado, quiero presentar a la ACAA un expediente de solicitud para ingresar a esta Asociación.

¿Cómo llegaste a las portadas del disco de Yaíma Orozco?

Bueno, a Yaíma la conocía de la Trovuntivitis y como trovadora, pero el año pasado, en enero, salió una entrevista que le hizo Mairyn Arteaga Díaz, en la página digital de La Jiribilla, a propósito del disco “Mi Libertad”. Me gustó mucho la entrevista y sobre todo una de las fotos que la acompañaban, realizadas por una fotógrafa catalana, Lurdes Basolí. Yo me enamoré de esa imagen, la descargué de la página y, como es obvio, tenía muy baja calidad técnica, pero así mismo la imprimí sobre cartulina y la bordé, la subí a mi página de Instagram y etiqueté a Yaíma. A ella le gustó muchísimo y me envió un mensaje muy bonito.

fotos cortesía de la entrevistada

Luego, a mediados de año, imprimí la foto de nuevo ya en soporte fotográfico con mayor calidad, la volví a bordar esta vez con otro diseño de bordado y nuevamente ella la vio y le gustó mucho. A finales de diciembre me contactó y me habló de su deseo de preparar 10 CDs totalmente manufacturados y que le interesaba mucho mi trabajo y quería que yo fuera parte del proyecto confeccionando en primer lugar el estuche donde iría el disco y unas tarjetas de agradecimiento dirigidas a sus patrocinadores. Desde enero trabajamos en ello y pienso que pronto podamos tener todo terminado. Es un proyecto que me tiene muy ilusionada, sobre todo porque yo soy muy amante de la música de Yaíma y de la trova en general.

fotos cortesía de la entrevistada

¿Has hecho otros trabajos como este, ligados a otras manifestaciones artísticas?

No, con otras manifestaciones, no. Básicamente ha sido la intervención de fotografías y el bordado sobre papel y hojas. En 2019 participé en una expo colectica titulada “Fragmentos de La Habana”, que se presentó en la Feria del libro de Uruguay, en la que Cuba fue invitada de honor. El conjunto fotográfico presentado por mi esposo bajo el concepto de “La Habana a puntadas” consistía en tres piezas que fueron además bordadas por mí. Según cuenta la curadora de la muestra, tuvieron especial acogida por parte de los presentes que incluso querían tocar las obras para sentir la textura del bordado.

¿En qué trabajas ahora mismo?

Ahora mismo estoy en el proceso de trabajo del disco de Yaíma que se ha retrasado en gran medida por la pandemia, pero confiamos en que ya debe estar listo muy pronto. A la par sigo bordando fotografías.

fotos cortesía de la entrevistada

tomada del instagram de la entrevistada