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Galerías de arte en Cuba: ¿un espacio para llenar?

(Tomado de Perlavisión)

 

¿Cuál es la función de una galería de artes visuales en Cuba? ¿Es acaso promover las ventas de las obras en un mercado incipiente y poco consolidado? O es exhibir y por lo tanto, socializar la creación.

En Cienfuegos existen un total de seis espacios expositivos convencionales e incluso se prepara otro en el Corredor de Santa Isabel. Ahora bien, en esta ciudad hay cientos de artistas, pintores, grabadores, escultores, dibujantes, fotógrafos, diseñadores, muchísimos más, por supuesto, que la cantidad de galerías, y sobre todo cuando tenemos en cuenta que el número crece, nutrido por la Escuela de Arte Benny Moré.

De ahí la necesidad imperiosa de establecer, consolidar y respetar claras jerarquías artísticas a la hora de conformar las programaciones en cada uno de estos lugares.

Sin embargo, este comentario no analiza tan compleja e importante cuestión. Se centra más bien en el hecho, lamentable, de que la mayoría de las exposiciones que se organizan aquí cuenten con muy poca presencia de público.

Los creadores visuales de Cienfuegos poseen una grandísima calidad, y de eso nadie puede dudar. Tampoco es razonable poner en tela de juicio que no se realicen suficientes muestras individuales o colectivas, pues tanto el Consejo Provincial de Artes Plásticas como la UNEAC y la Asociación Hermanos Saíz organizan exposiciones con bastante frecuencia, no solo de artistas locales, sino también de reconocidos creadores del resto de la Isla e incluso de renombre internacional.

Debemos tomar en cuenta que no se trata solamente de exhibir, también hay que promocionar lo que se exhibe, contextualizar, estimular la apreciación, atraer al ciudadano común.

Lo ideal sería que cada exposición fuera asumida como una propuesta múltiple e integral. Quizás la inauguración de estas muestras pudiera incluir pequeños conciertos o presentaciones de danza.

Es necesario que la programación de las galerías incluya también talleres, conversatorios, acciones de proyección comunitaria. Algunas galerías locales, como la de la Sociedad Gráfica trabajan muy bien desde este enfoque, ojalá y lo hicieran todas.

Porque, ¿de qué nos vale llenar los espacios expositivos de obras cuestionadoras y atractivas si solo acuden a verlas otros artistas o amigos, o familiares de los creadores de turno? ¿Acaso no deberían  estas galerías atraer a los jóvenes, a los ancianos, al cienfueguero de a pie?.

Pero una cosa es la utopía de cómo debe funcionar un lugar y otra bien diferente la realidad y, en este caso, esa realidad se traduce en galerías vacías y en muestras bien interesantes que pasan desapercibidas.

Disimiles factores influyen en este asunto de vital importancia para la cultura cienfueguera, y sobre todo porque no se limita a las fronteras provinciales, sino que es un fenómeno marcadamente nacional.

Algunos son de índole conceptual, como la escasa o la ineficiente labor de comunicación de estas galerías con sus públicos y hasta con los medios de difusión masiva.

Otros poseen un aspecto más objetivo, sobresalen aquí la tan traída y llevada cuestión de los horarios, por ejemplo. En Cienfuegos, como en toda Cuba la gran mayoría de las galerías abren en horarios laborales y escolares.  Hay que buscar alternativas porque estos centros tienen en sí mismos la inmensa potencialidad de convertirse en epicentros, en puntos generadores de cultura.

Hace apenas unos meses llegó a Cienfuegos la Bienal de La Habana, evento que llevó las creaciones a las calles y que permitió comprobar que a los cienfuegueros si les interesa el arte. Pero el arte, tiene y no por gusto, espacios convencionales que deben comenzar ya a abrir sus puertas al mundo que los rodea.