Fidel: nombrar una Isla

Tu nombre es una bandera,
la dignidad, el abrigo,
un murmullo repetido
en las noches de la Sierra.

Sangre caliente en la vena
de un país. El mismo instante
de la redención. Las tardes
en que amasamos la paz
de tu sueño. Libertad
que como un eco se esparce.

Tu nombre es una ventana
al futuro siempre abierta.
Camino a la primavera
que no conoce distancia.
Yo persigo a la palabra
y la palabra se esconde
pues no hay una por enorme,
por hermosa ni por fuerte
que resuma justamente

el milagro de tu nombre.

 

Presencia

 Murió Fidel…eso dicen

noticieros y periódicos.
Yo sé que morir es lógico
pero resulta increíble.
Qué murió? Para morirse
se necesita la ausencia
y yo lo veo en la estrella
que ilumina la mañana
y que habita, solitaria,
el rojo de la bandera.

Yo lo veo en cada niño;
en cada joven que anda
los caminos de la patria;
en el gigante Turquino;
en esos versos sencillos
que un día escribió el Apostol.
Yo lo veo en cada rostro;
que cruza la calle, triste.
Hoy la muerte no es posible;
Fidel vive entre nosotros.

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