Teatro
El pino (Blanco), el bosque y el teatro nuevo
Hay quienes desean cumplir un sueño con tanta intensidad, sin saber qué destino tomarán cuando su anhelo se cumpla, si les será provechoso o encontrarán en él su fin. Hay quienes eligen el desarraigo disfrazado de horizonte esplendoroso; hay pinos en el bosque añorando las luces de la ciudad sin saber que llegar allí implica abandonar el verdor y el abrigo de los otros, de sus iguales, el hogar, la libertad.
Tu cuento al oído con Palabras al Viento
Mientras la ciudad de Holguín vuelve al confinamiento por la COVID 19 los artistas retoman sus estrategias para sanar el alma de los aislados. Un empeño en el que insisten los miembros de la compañía de narración oral Palabras al Viento.
Teatro documental, invocaciones del cuerpo como archivo palpitante
Afuera comienza a salir el manto titilante que es la noche, afuera esperamos que las puertas se abran, algunos confiamos en que la oscuridad despierte a los fantasmas de Frexes #132.
Ellas han tomado la casa. Somos más de una veintena y nos invitan a pasar, a acomodarnos como podamos entre los viejos muebles y libros desparramados por el piso. La sala se llena de su voz. Hoy somos los invitados a la casa de las conspiraciones, y sobre sus paredes se proyecta el ayer. Otra vez la casa que la sobrevive y resucita, nos hace cómplice de su existencia.

La luz llega apenas para dejarnos ver el rostro de la muchacha-tiempo que habla de su padre, de la ciudad, de la Historia y de una mujer, poeta del amor diario, Lalita Curvelo.
María Victoria Guerra transida de las memorias de Holguín y el tiempo de Lalita nos lleva entre sus amigos; el lucero inolvidable que bajo otro nombre fue su cómplice, Oscar; los niños rescatados de la orfandad; las sentencias de muerte que sus manos sostuvieron contra asesinos y torturadores. María Victoria nos guía al pasado y tras ella avanzamos o retrocedemos en la penumbra hacia una habitación que debió ser oficina.
Teclea, los pies en el suelo como Hemingway, una muchacha pálida, Nathaly Polo, su voz sale desde un sitio invisible, reparte viejas fotos, mezcla sus vivencias con los versos de la dueña de la vieja casa. Regala poemas sueltos, rosas, nos lleva a la pequeña capilla, donde un Jesús adolorido sube la mirada e invita encender en el piso velas por las almas que han de habitar estos espacios, por Lalita, por nosotros y nuestra fe en la belleza, que supongo es el móvil que nos mantiene absortos mientras, a lo lejos se escucha el mar ausente.
Atravesamos el patio interior, algo bulle en la oscuridad, y cuando la luz nos toca vemos una mesa dispuesta para el convite visual, caracolas, piedras, dibujos de Lalita y una cafetera modernísima en la que está lista la bebida que compartimos, otros prefieren té y por primera vez alcanzo a ver los rostros de quienes han venido esta noche.

Los espejos colocados al fondo del comedor reflejan a una esbelta joven, Darlin Morales, ella también ha encontrado una Lalita propia, junto a las otras muchachas ha indagado por dos meses en documentos, objetos, los muros, las leyendas. Darlin ha traído su tiempo hasta este espacio un antiquísimo reloj cucú con que marca su existencia desde el inicio, por eso el aparente anacronismo entre él, la casa, y la modernidad de la cafetera eléctrica no son sino expresión del diálogo entre el legado y el descubrimiento, el pretérito y su interpretación bajo el prisma del hoy, son la danza armónica del pasado y el presente concatenándose.
Seguimos invadiendo el aposento. Sobre las viejas lozas de barro del patio ha reposado toda la memoria de sus días. Hemos sido convocados a caminar hacia la atalaya que fue la biblioteca de la escritora. Entre volúmenes vetustos, suvenires, un teléfono obsoleto, parece que va a llegar Lalita. Ya está, su voz la trae entre el olor de la noche y la mirada taciturna de un gato que sobre una tapia nos observa.
Todo es raro y vibrante. Sumergida en la atmósfera de la década de 1950 es esta una pieza raigal, de la casa para la casa y realizable solo en su interior. Las jóvenes autoras se asumen como peformers que convierten sus cuerpos en archivos palpitantes, documentos vivos.

La obra es un claro ejemplo de apropiación de la expresión estética de la realidad. Un texto en el que la subjetividad de las autoras se entronca con la de su objeto de investigación y se expresa luego en este resultado en el que recrean las vivencias de Lalita, su tiempo y espacio, permeados de la circunstancia propia de las dramaturgas.
Sustentada en los paradigmas del teatro documental, Otra vez la casa emplea los resortes emotivos de la poesía mezclados con el realismo propio de este género y aprovecha el espacio, la semipenumbra, la intimidad de las puertas y ventanas cerradas, la casa como un vientre fecundo que gesta la memoria.
Volvemos a la sala, a despedirnos de Eulalia y aplaudimos. Algunos de sus contemporáneos, personas de sus afectos, agradecen el acto casi místico de la resurrección.
Salimos otra vez a la calle Frexes, al 2021, con olor a libro antiguo y una flor en las manos. Aún podemos sentir el incienso en nuestras ropas y ver a Lalita en la ventana, reclinada, diciendo adiós.
Premios en la escena (+video)
El teatro en Holguín está de plácemes tras la noticia del otorgamiento de sendos premios de dramaturgia en distintas categorías a dos jóvenes creadores de la provincia.
Se trata del Premio de Dramaturgia Abelardo Estorino, para autores menores de 35 años, que obtuviera Katherine Perzant por la obra El pájaro motosierra. El jurado, integrado por la Dra. C Raquel Carrió, y los dramaturgos Nara Mansur y Yerandi Fleitas, argumentó que esta pieza era merecedora de dicho galardón por poseer “una estructura que se moviliza desde lo paródico y lo metateatral, en una suerte de ensayo sobre la dramatización, los lugares comunes (vitales) y los presupuestos más inmediatos del teatro cubano contemporáneo. El texto interpela “lo cubano” como teatralidad, desde un centro intertextual/multirreferencial que destaca el perfil del sujeto poético/dramático/narrativo, de ascendencia feminista.”
Perzant es periodista y editora. En 2020recibió el premio otorgado por el jurado cubano en el Festival Internacional de teatro femenino La escritura de la/s diferencia/s, y el jurado italiano le otorgó una mención especial por su pieza Cabo de hornos.
Por su parte, Nelson Beatón, es el ganador del Premio de Dramaturgia para niños y de títeres Dora Alonso, lauro que mereció por la pieza Blanco que, a decir del jurado (Yudd Favier, teatróloga, Maikel Chávez, actor y dramaturgo y Ulises Rodríguez Febles, dramaturgo) es una “metáfora escénica que propone desde su construcción eminentemente poética, una mirada a temas que validan el poder del ser humano y su existencia. Lleno de símbolos, estructurado de manera eficaz, y con un lenguaje provisto de una fuerza dramática, es un texto hermoso, conmovedor, que nos acerca a la figura del niño Hans C. Andersen, a la historia de un pino (Blanco, nacido de imaginación creadora) y su evolución, para hablarnos de lo efímero, de una muerte metafórica, espiritual y física, de los cambios de la materia y las esencias de la HISTORIA, de las conversiones y las ilusiones de un mundo diferente que a veces resulta ilusorio y devastador. También nos habla de la creación, de la fe y persistencia, de otro tipo de relación entre padre e hijo, de la defensa de los sueños. Es un texto complejo que impone caminos novedosos de exploración en el teatro para niños y jóvenes en Cuba.”
Beatón es estudiante de Dramaturgia de la Universidad de las Artes, contexto donde asegura, surgió la pieza ganadora como un ejercicio académico.
Katherine Pérez y la belleza discordante de las diferencias
Katherine Pérez Santos es una poeta que escribe teatro, o una dramaturga que se sostiene en la poesía. Aún es pronto para definirla. Quizás no necesitemos definirla nunca. Porque Katherine persigue la conmoción, el estremecimiento desde sus textos. No importa si se trata de periodismo o ficción, a fin de cuentas, ambos se sustentan en el lenguaje, toman el cuerpo de la palabra para existir.

La joven holguinera ha apostado siempre por lo bello, aunque esto sea de una punzante naturaleza o de una áspera forma. Tal vez por eso su obra Cabo de hornos ganó recientemente el primer lugar en la IX Edición del Festival Internacional de Teatro Femenino “La escritura de la/s diferencia/s”.
El premio fue otorgado por un jurado cubano que la calificó como: “una historia de amor y desamor entre dos mujeres que transita entre el lirismo y las contingencias de la vida cotidiana. Inspirada en la narrativa de Virginia Woolf, la dramaturga traslada la poesía al lenguaje teatral para concebir diálogos fluidos, capaces de revelar la naturaleza de los personajes. Sueños recurrentes, necesidades domésticas, amistades entrañables y una pasión amorosa que sostiene el conflicto de principio a fin, son los hilos que bordean un texto dramático con múltiples sugerencias para la futura puesta en escena.”
Igualmente, el jurado internacional del Festival le concedió a la pieza una mención especial, alegando que “posee un excelente manejo del lenguaje, un buen equilibrio entre los momentos líricos y una sólida estructura dramática.”
Y así se abre paso la novel voz femenina, desde las diferencias. Pérez Santos revela que “Cabo de hornos es la metáfora de un estado sentimental. De un vacío, y a la vez es muy voluptuosa. Toma del posdrama. Juega con referentes como Virginia Woolf y Eugenio Montale.
La protagonista, Dina, quien vive en una renta con su mejor amigo y una amante, tiene pesadillas recurrentes sobre las que se estructuran los diálogos.”
Leer algunos fragmentos del texto ganador remite a la soledad propia y a la ajena, hay algo de abandono, algo que tiene que ver con estar desasido pese a la compañía de los otros. Se refiere a la soledad interior que ataca en sueños y se revela despierta en una angustia perenne, como deja claro el personaje principal:
- Dina: Nadie me tiene y yo no tengo a nadie.
- Solo existe el faro y dentro de él, yo
- Y dentro de mí, el sueño.
- Las olas comienzan a trepar por el faro.
Y como cada autor es lo que lee, la urdimbre de las vivencias auténticas o imaginarias, atestiguadas o perseguidas, hay en la obra poemas suyos y reminiscencias de Tarkovski y Bergman.

Por el momento Katherine escribe, escribe, escribe como un modo de vida. Esta no es su primera pieza teatral. “La primera fue Cempasúchil que se estrenó en México en 2019, en espera del 2 de noviembre, día de los muertos, cuando literalmente ocurre la obra.
Ya se ha puesto varias veces en ese país, en sitios como Casa Refugio, y en la sede de Tinglados que es un grupo importantísimo de D.F, y fue muy aplaudida por el público. Me cuentan los actores y la directora que las personas la fueron ver dos y tres veces.”
También en Cempasúchil una mujer fue el centro: Chavela Vargas. Porque el teatro necesita que una mujer dé voz a todas las mujeres. Y ella no es la primera, pero se suma a un coro urgente.
En tanto, Cabo de hornos se encuentra en proceso editorial. Aguarda por ella el público, lector o espectador, que son a la vez uno.
“Trazos de ciudad” en la nueva generación de cantautores
El primer jueves de cada mes El Patio de Teresita, en el Centro Cultural El Mejunje, se convierte en el escenario de encuentro para cantarle a la urbe santaclareña, a los sueños, las fábulas amorosas de los 20 años y a la suerte de acordes que trueca en amistad y alegría, el propio acto creativo.
Capítulo #11: Juegos de afectos (Parte I)
- Aproximaciones a la obra de Yanoski Suárez
I
Un cuerpo sobre un escenario puede transformarse en instrumento crítico de la actividad humana. En ese acto conciliador con la existencia, que supone ser todo hecho artístico, el cuerpo adquiere la capacidad de sentirse vivo y de irradiar ese sentir al público. Aquello que Stanislavski imprimió bajo el nombre de organicidad, toma relevancia cuando el cuerpo (desde lo escénico) genera en el espectador: credibilidad absoluta ante la acción.
La danza, el teatro y el performance poseen caminos comunes en sus tratados conceptuales contemporáneos. Los binomios acción-público/ presencia-escena/ y organicidad-percepción, sostienen el discurso de cada trabajo. Tras el carácter efímero de las obras, el discurso sobrevive gracias a la relación con el espectador. Un convivio que obedece a la máxima de estar creíble frente al ojo que observa y siente.
En Santiago de Cuba, la danza y el teatro han tenido vías mutuas para la retroalimentación. Ambas expresiones institucionalizadas y protegidas desde la política cultural cubana, han alcanzado niveles artísticos memorables, los cuales hoy son referencia directa para los nuevos creadores. La sabia popular, el Caribe diverso y la inventiva e identidad del santiaguero, son líneas de investigación perceptibles que han matizado los grandes espectáculos de la urbe.

Se puede afirmar que tanto el teatro como la danza santiaguera han sido reflejo e imagen de la singularidad identitaria de la Cuba oriental. En ese contexto los creadores han pautado la relación con su público. Por más de 30 años, nuestra escena se ha comportado regularmente folclórica, relacionera y tradicional. Hoy zonas de crisis estéticas. Hoy zonas para la inverosímil práctica de representar a un individuo inexistente. ¿Zonas intransitables? ¿Zonas para repensar el lenguaje? ¿Zonas perdidas?
Por otro lado, el performance y las investigaciones estéticas que difieren con lo entendido como tradición, no gozan del mismo privilegio. Estas han sobrevivido desde la espontaneidad creativa, desde espacios no institucionales y desde una proyección underground dentro de la propia institución, una vez que se ha aceptado respaldar y reconocer su valía (en casos muy específicos).
La marginalización de estas propuestas responde a las carencias que yacen en las zonas protegidas de la creación artística actual. Sin embargo, dicha proyección hacia ese hacer, está sentenciada a variar. Los resortes comunicativos que rigen el mundo contemporáneo imponen la revitalización de nuestro sistema comunicativo desde el arte. La crisis del coronavirus ha dinamitado todos los espacios y amenaza con un nuevo orden comunicacional. Ni siquiera nuestros cuerpos volverán a expresarse igual ante sucesos cotidianos. El cuerpo es un recipiente para la memoria y su lenguaje se nutre de la experiencia. ¿Cuerpo adverso?
Nuestras expresiones artísticas debe convenir con el individuo actual su próximo protocolo sinérgico. Esta mutación podría favorecer a proyectos y creadores cuyos presupuestos y búsquedas conceptuales rompen la barrera del arte (solo) como museo.
II
El coreógrafo, bailarín y artista performer Yanoski Suárez Rodríguez (Santiago de Cuba, 1980) es experiencia incuestionable de un creador primero neutralizado, luego naturalizado y después equilibrista del contexto. Director de la Compañía Danzaria AD Livintum, emerge como una singularidad necesaria en el rejuego discursivo que se aproxima. Es conocido en todo el país por su producción de unipersonales donde fusiona técnicas y estilos que devienen en imágenes eclécticas/camaleónicas desde una concepción postmoderna.

Su presencia dentro de lo institucional no le ha quitado autonomía. Su necesidad por explotar espacios opuestos/colectivos lo guiaron hacia la utilización y redefinición de la experiencia como sistema ordenador de sus conflictos.
Con el pasar de los años, Yanoski Suárez se convirtió en un artista escénico (híbrido conceptual) capaz de mezclar diversas disciplinas. ¿Experimental? Su sentido escénico concreta un punto y aparte para la creación danzaria en la provincia. Su impronta matiza el devenir escénico en la isla, como una chispa incendiaria y continua. Un librepensador/un bailaconsciente.
Perseguido por los prejuicios, las incomprensiones y también –¿por qué no– la propia mística que proyecta su figura, hoy es un imagen de resistencia personal/profesional. Es un luchador. Su investigación intenta romper los mecanismos represivos de la mente y el cuerpo. Entiende la vida como un baile perpetuo donde la autonomía del movimiento es también la del pensar. Solo te mueves si estas vivo. La vida es (irremediablemente) movimiento.
Yanoski posee una de las obras más distintivas de la última década en la ciudad. Su ejercicio se caracteriza por altos niveles de teatralidad, por convertir el marco escénico en espacios no convencionales, por entretejer la danza y el performance, así como la utilización de signos referentes a la sensualidad y la sexualidad.
Entre sus obras resaltan Retrospectiva para un impulso (2008), Cotidiano (2009), Léa (2009), Cubo (2011), Geysha (2011), Anónima (2015) y Zona cero (2016).

En sus espectáculos abordas los grandes temas de la contemporaneidad. La guerra, la emigración, la violencia de género, las relaciones interhumanas, y la aceptación social (la transexulaidad/la transfobia).
Su hacer es un juego de afectos donde el cuerpo dicta la relación con el público. Estos temas han movilizado a un espectador cada vez menos incisivo en su reciprocidad emotiva con el arte de vanguardia. El mito caribeño de “la tierra festiva”/ “la tierra caliente”, tal vez eclipse la impronta y la necesidad de vincular al público con manifestaciones culturales menos infértiles. La elección de esos contenidos estériles es una contradicción filosófica de nuestra sociedad, una infección que solo el verdadero arte puede condensar y resignificar.
Yanoski Suárez introduce en las grandes celebraciones (donde se suministra la identidad de la ciudad) su arte/su ética del cuerpo. Ha utilizado las plataformas institucionales para bregar en los espacios públicos y festivos. Propone el intercambio con un individuo que hace presencia a través de la discusión de sus conflictos. ¿Transición re-alfabetizadora? Un devenir que empieza por el jolgorio y termina con la participación política. Así el individuo busca y reafirma su postura durante el recorrido endógeno que le permite la obra.
Cuentos para Federico: Un mundo más cercano a la perfección (+Videos y audio)
La pandemia de la covid-19 impuso muchas limitaciones a todos, pero como humanos al fin saltamos esas barreras y con sumo cuidado nos hemos convertido en verdaderos guerreros. Pero siempre en cualquier legión hay grandes guerreros, como nuestros artistas que transformaron la limitación de movimiento en pura creación.
De eso bien sabe Maikel Chávez, un joven que desborda talento y creatividad, y que se la ingenió para entregarnos, junto a su equipo de trabajo, el programa radial Cuentos para Federico, los diez minutos más esperados de las tardes de lunes a viernes. Un encuentro con la magia, la fantasía y los cuentos de la mano de ese gran anfitrión que es Federico Maldemar. Pero dejemos que el propio Maikel Chávez nos cuente:
¿Cómo surge la idea de hacer Cuentos para Federico?
Desde el mes de marzo de 2020 los estudios de grabación de la radio cerraron a causa de la situación epidemiológica del país provocada por el coronavirus. Esto lleva a que muchos espacios de la programación habitual sufrieran grandes cambios y no se podía elaborar la programación de verano. Los niños fueron el público que más sufrió esta situación. Desaparecieron de todo el país los programas destinados a este público.
Durante el mes de mayo tuve a mi cargo la dirección del programa La Discoteca Popular de Radio Progreso, y allí comencé a establecer una narración de cuentos clásicos cada tarde a las 4:00 P.M. Ernesto Tamayo, quien se encarga de la realización del programa, me sugiere que en vez de narrar los cuentos solamente, pues que incorpore al personaje de Federico Maldemar que es simpático y conecta de inmediato con los espectadores. Así es que comenzamos a realizar el programa piloto para que fuera presentado al consejo de asesores de Radio Progreso.
Cuentos para Federico Lunes a viernes 4pmRadio Progreso Voces y dirección Maikel Chávez Guión y realización Ernesto TamayoDiseño de Federico Alexander Rodríguez Música original de Federico Eduardo Oburke
Publicada por Cuentos para Federico. en Viernes, 18 de septiembre de 2020
Fue “El cangrejo volador”, de Onelio Jorge Cardoso, el cuento inicial; este cuento me ha traído gratas sorpresas en mi vida, pues “Con ropa de domingo”, texto con el que comencé mi carrera de dramaturgo en el año 2000, está también inspirado en esta narración. Inmediatamente nos llamaron de la emisora para confirmarnos que el programa contaba con la aprobación de todos. Así es como surgen los Cuentos para Federico, que durante todo el verano estuvieron transmitiéndose dentro de la Discoteca, con una duración de 10 minutos y una frecuencia semanal de lunes a viernes.
Federico Maldemar es un personaje que te ha acompañado en la literatura, el teatro y ahora la radio. Imagino que es entrañable para ti…
Federico tiene vida propia. Cuando comencé a escribir sobre él fue en la obra “Un mar para Tatillo”, que resultó ganadora del Premio Dora Alonso en 2008. Es como una suerte de niño travieso, lleno de ilusiones, que se cree que el mundo es el mejor sitio del universo. Federico es alegre y transmite toda esa alegría cada vez que aparece. No sé si llegó primero como personaje para Maikel Chávez el actor, o para Maikel Chávez el escritor, el caso es que ambas cosas me son en extremo muy gratas.
Cuando estoy escribiéndole historias pues fluyen y surgen inmensidad de argumentos, cuando estoy representándolo hay momentos que siento que está vivo y dialoga conmigo. Con Federico he ganado diversos premios, y he visto cómo se divierten los niños con él. En uno de los montajes del teatro me enteré después que algunas de las actrices hacían colas para llevárselo a su casa, y sí, se llevaban al títere a dormir con ellas los fines de semana. Es un personaje que posee una ternura infinita, a veces dice los textos más tiernos del mundo y te quedas suspirando con él.
A Federico Maldemar le tengo un amor profundo, y sé que cada vez que abre sus ojitos, cada vez que mueve su colita y canta sus sueños, el mundo se hace más cercano a la perfección.

Cuéntanos del proceso creativo… elección de los cuentos, la preparación de los personajes, la grabación, la musicalización, toda esa aura que se necesita para lograr una obra artística genuina.
Cuesta muchísimo trabajo realizar cada programa. En primer lugar porque lo hacemos desde la casa, y no contamos con todas las condiciones técnicas para el mismo. Se graba todo desde un celular, tengo que esperar la hora del día en que el folclor cubano no esté en puro apogeo, tarea titánica, teniendo en cuenta que los vecinos se pasan las 24 horas del día gritando, ese es su estado natural, y a veces cuando parece que se va a hacer el milagro y va a haber un poco de silencio, pues hacen entrada los pregoneros.
Ernesto Tamayo y yo hacemos un buen equipo de trabajo, ambos buscamos los cuentos, escogemos el perfil de los personajes. Luego, entro en acción a jugar a hacer voces; esto lo disfruto a mares, siempre me ha gustado jugar con mi voz y darle vida a disímiles personajes. En los cuentos todos los personajes los interpreto yo.
Esta etapa me ha llevado a un mayor aprendizaje sobre mi aparato fonador. He trabajado sobre los resonadores vocales en busca de los distintos personajes que aparecen en los cuentos. Ernesto se encarga luego de la edición, lo hace desde la laptop y con unos audífonos pequeños, o sea que no hay mucha tecnología a nuestro favor. Insisto en esto, pues en lo que dentro de un estudio todos los sentidos están puestos en función del trabajo, aquí tenemos que lidiar con los obstáculos y hacer un ejercicio de reconstrucción de la memoria para que los agentes externos no nos saquen de la concentración que requieren los cuentos para Federico.
Ha sido una experiencia maravillosa que nos ha puesto a prueba. Y sí, se siente un goce enorme cuando los escuchas al aire, cuando descubres que el pequeño ratoncito Federico Maldemar salvó el verano para los niños que escuchan la radio.

Cuentos para Federico tiene una página en Facebook, donde pueden verse mensajes de actores, titiriteros, payasos y otras personas. ¿Nos cuentas de esta experiencia?
El trabajo en las redes es parte de las estrategias creativas. Hay una famosa frase que dice que si Mahoma no va a la montaña, pues la montaña va a Mahoma. Con esta página en Facebook buscamos los diversos públicos. Sumamos experiencias a las redes sociales e incitamos a buscar la emisora, la cual también puede ser escuchada en audio real en Internet. Para mantener viva la página pasamos horas de intenso trabajo. Tuvimos que convocar a grandes amigos, a artistas, a líderes de opinión para crear la expectativa alrededor del producto que se promociona. Gracias a esto tenemos seguidores en varias partes del mundo, como en Perú, Estados Unidos, Argentina y España, niños que nos han escrito a la página pidiéndonos los cuentos que desean escuchar.
Desde Argentina nos escribió Ramiro sugiriendo dos cuentos, “El sapo enamorado” y “El fantasma que no asustaba”. Una vez terminado los cuentos se le envió y nos daba sugerencias de lo que le gustaría que hiciera Federico. Lo mismo nos ha pasado con Luana y su hermanito desde Perú. Esa retroalimentación es fabulosa y es una experiencia a tener en cuenta para sumar nuevos públicos en la radio. Desde la página también tenemos un concurso donde los niños nos envían dibujos, que aportan al universo imaginario de Federico.

Todo trabajo creativo lleva implícito lágrimas y sonrisas, descúbrenos las emociones que te ha traído Cuentos para Federico.
Me ha traído emociones variadas. Quisiera decirte que todo ha sido maravilloso, que no han existido trabas, pero eso sería mentir. Desgraciadamente contamos aún con personas que se dedican a ser trabas en lugar de despejar caminos a favor de la creación.
Si bien es cierto que Federico cuenta con muchísimos seguidores que han apostado por su realización, también tiene detractores, que por una mera cuestión de ego, prefieren desde su limitada trinchera hacerle guerra para que no salgan. Este tipo de personas son por lo general seres frustrados que solo piensan en ellos, no se han detenido a pensar en que este es un granito de arena para entretener a nuestros niños, los cuales no entienden ni tienen por qué entender los meses extensos de encierro en la casa.
Ha sido doloroso ver cómo dos o tres personas pueden hacerle guerra a un espacio, sin contar con los muchísimos seguidores que esperan cada tarde los Cuentos para Federico. No obstante, una golondrina no hace verano, y es por ello que el programa ha ganado en audiencia, no solo los niños son seguidores, sino que jóvenes y ancianos también los prefieren. Esa satisfacción es la que permite que sigamos insistiendo porque, en definitiva, el público es el que merece todos los esfuerzos para que disfruten de su programa.
Algunos se atreven a afirmar que la radio es un medio que ha perdido público, pero Cuentos para Federico es un ejemplo de cuán viva está. ¿Qué piensas?
Creo que la experiencia de buscar vías alternativas para la promoción es sumamente importante. No podemos vivir de espaldas a los avances tecnológicos. Hay un monstruo llamado Internet y redes sociales que dificulta en gran medida el hecho de que se prefiera la radio. Ya ahora de solo abrir una página puedes tener acceso a los materiales audiovisuales. La cuestión no radica en hacerle competencia, sino en sumar herramientas. Muchas personas han llegado a seguir los Cuentos en la radio gracias a la página en Facebook y viceversa.
Creo que esta experiencia nos ha servido para crear una campaña publicitaria y se enriquece ya que el programa radial no muere en su emisión, sino que crece desde la interacción con los públicos.
Cuentos para Federico Nos escuchan desde Perú Voces y dirección Maikel Chávez Guión y realización Ernesto Tamayo Diseño de Federico Alexander Rodríguez Edición de video Ángel Ernesto García Música original de Federico Eduardo Oburke
Publicada por Cuentos para Federico. en Viernes, 25 de septiembre de 2020
Hay algo que me llama también la atención, y es la construcción de los programas radiales que a veces hacen caso omiso a la realidad que nos circunda. Parecen anquilosados, acartonados, y por lo tanto, pierden el agrado de los seguidores. El programa radial de la Cuba de aquí y ahora debe comprender a varios públicos, debes pensarlo para el niño, el joven, el adulto y el de la tercera edad, además debes apelar a todos los medios afines para que crezca su divulgación, de lo contrario sería un producto que correría el riesgo de morir.
A este proyecto lo acompaña también una muy buena imagen visual. ¿Quién se encarga de esta parte? ¿Cuántos beneficios ha traído al programa?
Esta es otra de las estrategias creativas, la visualidad. Alexander Rodríguez, director de animados del ICAIC es el diseñador. Se sumó a la gran aventura de Federico y nos ha realizado el diseño del personaje. Esto es algo en extremo atractivo que provoca que los niños sientan al personaje más cercano ya que lo pueden visualizar. Es por eso que te digo que ya Federico tiene vida propia. También se sumó Eduardo OʼBurke en la realización de la música original, tenemos el tema que identifica a Federico y otras canciones especialmente compuestas para él que van desde la guaracha, el chachachá hasta las sonoridades urbanas de moda.
¿Qué te traes entre manos para el futuro más próximo?
Pues estamos viendo como darle nuevos caminos a Federico. También espero con ansias la salida de mi nuevo libro, la antología de teatro Ocho historias para un domingo, que cuenta con la selección y prólogo de Rubén Darío Salazar, Premio Nacional de Teatro 2020.
Continuar con La isla en la maleta y la realización de un audiovisual. Sigo escribiendo, actuando para los dibujos animados donde estoy inmerso en nuevas producciones. En fin, seguir soñando la vida desde la escena, desde la radio, desde los animados, y manteniendo siempre la alegría infantil, pues así llegan siempre las buenas oportunidades.
Unidos por un mismo ideal
Subían y bajaban del lomerío con las palabras en forma de verso. Alegraban las noches en el corazón del parque Serafín Sánchez Valdivia o en una esquina de cualquier calle. Proponían esculturas con dimensiones llamativas. Daban vida, color y sonidos bisoños a la quieta ciudad.
En su mayoría, olían aún a escuelas habaneras o villareñas. Consumían expresiones artísticas renovadoras; discursos desafiantes para algunos, alarmantes para otros. Eran capaces de arrastrar a unos cuántos curiosos, y a otros ya convencidos de la valía de la oleada de jóvenes con muchas ganas de hacer y que poco a poco rompieron filas para integrarse al contexto cultural espirituano.
“Como en el resto del país, los artistas jóvenes estábamos agrupados en la Brigada Raúl Gómez García, la Brigada Hermanos Saíz y el Movimiento de la Nueva Trova. Mas, como resultado de la lógica en el desarrollo como creadores llegó la necesidad porque lo fue así, una necesidad de unirnos todos como Asociación Hermanos Saíz”, recuerda con detalles Carlos Manuel Borroto, protagonista de aquel contexto.

Desde hacía meses, se hablaba de esa fusión, no bien aceptada, según la memoria colectiva de los protagonistas de aquel contexto, por todo el gremio por los temores propios que genera lo nuevo. Sin embargo, tras largos debates en busca del bien común, se aprobó, el 18 de octubre de 1986, en el Encuentro Nacional de Jóvenes Escritores, Artistas y Técnicos de la Cultura.
“Fue el momento en que se materializaba y fortalecía el sistema institucional de la cultura. Por tanto, el mecanismo para el intercambio estaba también”, rememora Juan Eduardo Bernal Echemendía (Juanelo), otro de los testigos de aquel nacimiento.
La nueva generación siempre con muchas cosas por decir no cedió espacio y aprovechó cada instante. El diálogo directo con los diferentes públicos siguió en el centro del colectivo que guitarra, pinceles y cuadernos en mano; no sabían lo que significaba la palabra conformación.
“Las más jóvenes generaciones siempre son vistas con la expectativa de qué va a pasar y nosotros no escapamos a ello. No obstante, recuerdo que se nos respaldó desde la Unión de Jóvenes Comunistas, el Partido y la Dirección Provincial de Cultura. En aquellos primeros instantes, teníamos muchas carencias: no existía la editorial, el Teatro Principal era cine; ni imaginar con emisoras municipales o un canal de televisión, por lo que no parábamos en el interior de las recién creadas instituciones. Todavía en industrias como el Central Uruguay y en centros de acopio en alta mar deben recordarnos, porque nos íbamos a esos lugares por días para compartir nuestras creaciones y nos uníamos a sus diarismos”, describe Carlos Sotolongo, otro de los miembros del primer ejecutivo de la filial espirituana de la AHS.

En muy poco tiempo, otra prioridad tocó las puertas de la organización: una sede para que se convirtiera en guarida segura de tanto quehacer.
“Estaba en nuestros debates hasta que pasados unos años de la constitución de la AHS nos entregaron la vivienda, ubicada en la calle Céspedes, que desde entonces es la Casa del Joven Creador. A la par de esa preocupación siempre estuvo la de ejercer un diálogo constante, propio del cambio histórico protagonizado por la juventud. Y como ha sucedido en muchos otros momentos, no siempre encontró oídos receptivos del otro lado. Pero nosotros no nos cansábamos y volvíamos una y otra vez”, insiste Juanelo.
Como en la ciudad del Yayabo, en Trinidad el empuje arrollador de la juventud de los años 80 dinamizó los múltiples espacios donde el pensamiento se acomodaba con beneplácito.
“Recuerdo con añoranza aquellos días en que la ciudad era un centro cultural. La AHS es un oasis artístico, donde lo nuevo se mezcló con lo viejo y se compartió con el pueblo. Tanto así, que desde que nos entregaron como sede la casa ubicada en la calle Jesús María, se convirtió en el espacio de creación para artistas de la plástica, el escenario del Teatro Gaviota, donde también sucedieron peñas, talleres… Y contamos siempre con la ayuda de quienes ya tenían una obra consolidada”, cuenta Carlos Enrique Sotolongo, presente en cada uno de aquellos primeros instantes.

Sin percatarse el tiempo pasó y a su mismo ritmo, se sumaron otras nuevas voces al grupo fundador de la AHS en predios espirituanos, quienes por edad fueron cediendo su vida activa en la organización. Mas, la mayoría no ha dejado de estar en las propuestas con aires bisoños.
“En la AHS nacieron muchas de las principales personalidades que hoy representan nuestra cultura. Lo que entonces fue un sencillo cuaderno, moldeado en un taller, hoy es un referente. Al igual, sucede en el resto de las manifestaciones”, opina Rigoberto Rodríguez Entenza (Coco), a quien se le encuentra siempre por la Casa del Joven Creador de Sancti Spíritus.
De esa efervescencia inicial, se ha bebido a lo largo de estos 34 años de vida. Eventos como el Voces cruzadas, único espacio de su tipo en el país para mirar desde la ciencia a nuestros medios de comunicación, y el Lunas de invierno, el más importante de la filial espirituana por unir a todas las manifestaciones artísticas con propuestas para los espacios públicos son dos ejemplos de un quehacer consolidado con el talento y compromiso para encauzar inteligentemente el arte cubano.
“La Asociación se parece a su tiempo y cada joven es capaz de transformar su entorno en la manera que le es posible”, reflexiona Liudmila Quincoses, la espirituana con mayor período de tiempo en el ejecutivo provincial de la organización.

En el centro del lente
Muchos de los trazos de esta historia llegan por vez primera en formato de documental, gracias a la idea original, dirección, edición y postproducción de Alexander Hernández Chang. Resulta el mejor regalo al cumpleaños de la AHS en tiempos de COVID.
Entrevista con más de 10 protagonistas de estos 34 años se cruzan en un discurso ágil sostenido en fotos que nos devuelven momentos únicos a lo largo de esta historia.
No en vano su título, Memorias de Juventudes, nos toma de la mano desde aquel año 1986 hasta el quehacer actual y con el impacto de las células de Jatibonico y Trinidad.
La Comisión de Género de la Uneac y la AHS de Sancti Spíritus iniciará a partir de este mes, una serie mensual de conversatorios de 10 minutos diseñados en el proyecto "Formar ciudad: espacios interactivos". No te lo pierdas desde su perfil en Facebook. #UneacSanctiSpiritus#Uneac#CubaEsCultura #Cuba🇨🇺
Publicada por Unión de Escritores y Artistas de Cuba – UNEAC en Miércoles, 14 de octubre de 2020
Su premier se soñó con la apertura de la Casa del Joven Creador de Sancti Spíritus, finalmente reparada, después de más de dos años con la presencia de fuertes laceraciones constructivas, y en su interior un centro documental, donde además de atesorar bibliografía de interés para su membresía resguardará en una publicación impresa esta historia.
La actual situación epidemiológica de la provincia obligó a dilatar la celebración por todo lo alto. Mas, un día, no muy lejano, la casona de calle Céspedes abrirá esplendorosa sus puertas para retomar su vida y devolvernos la magia de un grupo juvenil que cree fielmente en que la cultura salva, a pesar de los molinos de vientos.
Otros siete nombres para la Historia (Maestros de Juventudes 2020)
Se acerca un nuevo aniversario de la Asociación Hermanos Saíz este 18 de octubre y como ya se ha hecho habitual alrededor de esta fecha, la organización que agrupa a la joven vanguardia intelectual y artística de Cuba reconoce a sus principales referentes otorgándoles la prestigiosa distinción Maestros de Juventudes.
En el año del aniversario 34 de la Asociación, la dirección nacional, a solicitud de sus miembros, otorgó su máximo reconocimiento a siete personalidades de la cultura cubana, notables intelectuales para quienes enseñar, a decir del Apóstol, es aptitud y goce.
La directora de programas, Caridad Martínez González, la escritora Basilia Papastamatiu, los músicos Rosa Campo y José Antonio Méndez Valencia, el historiador e investigador Pedro Pablo Rodríguez, el pintor, grabador y escultor Eduardo Roca «Choco», y el actor y crítico Roberto Gacio Suárez fueron los elegidos en este 2020, por haber hecho del magisterio una acción sostenida, por establecer de manera perenne con las nuevas generaciones, un diálogo abierto; y por entregar a su pueblo una obra contundente y sincera, siempre comprometida con la belleza.
Premios Nacionales de sus respectivas manifestaciones, Caridad Martínez (radio), Pedro Pablo Rodríguez (Ciencias Sociales y Humanísticas, e Investigación Cultural) y Eduardo Roca «Choco» (artes plástica), la labor de cada uno de ellos expresa un compromiso total para con la sociedad y especialmente con los más jóvenes.
Reconocida recientemente con el Premio de Periodismo Cultural José Antonio Fernández de Castro, hace mucho tiempo que la Papastamatiu, por su parte, dejó ser considerada una destacada poeta y traductora argentina para ser abrazada como una de las nuestras, mientras que nadie duda que las canciones de Rosa Campo conforman, definitivamente, la banda sonora insular de la infancia. Una y otra vez Méndez Valencia es señalado con amor y gratitud por músicos que deben su carrera a sus extraordinarias enseñanzas e invariable consagración, en tanto Gacio Suárez, quien fundó junto a Jackeline Mepiel los Premios Llauradó de la AHS, es tomado como el albacea de la historia del teatro cubano de los últimos 60 años.
Afirmaba Martí que la mayor gloria de un maestro es hablar por boca de sus discípulos. Hoy son justo sus alumnos quienes reverencian, agradecidos, a sus magníficos paradigmas.