Revolución cubana
Por la cultura, por Cuba, la AHS siempre acompañará
*Palabras del Vicepresidente de la Asociación Hermanos Saíz a propósito del Día de la Cultura Cubana
Compañero Alpidio Alonso Grau, Ministro de Cultura
Queridos compañeros:
Es un altísimo honor estar aquí en esta celebración dentro de la Jornada de la Cultura Nacional, acompañando este justo reconocimiento a figuras imprescindibles para el imaginario espiritual de la nación. Todos los distinguidos hoy son maestros, son la savia que nutre y sustenta el proyecto soberano de país que desde aquel 1868 venimos defendiendo sin reposo.
La cultura cubana recuerda hoy con alegría aquel hermoso 20 de octubre en que, por primera vez, se entonaron en la recién liberada ciudad de Bayamo las notas del Himno Nacional de Cuba. A la clarinada heroica del 10 de octubre, la siguió el gesto hermoso de un pueblo cantando su libertad.
Las naciones son más que el espacio físico que ocupan. Son imágenes, lealtades, emociones. Ser cubano, nos decía el gran Fernando Ortiz, es amar y aceptar todo lo que hace de lo cubano una condición en sí. Es asumir las glorias y aspiraciones de un pueblo y amarlo y defenderlo en cualquier lugar en que se esté.
El proyecto imperial que nos adversa, sabe que la forma más efectiva del desarraigo y la derrota es aquella que vacía al ser humano de las raíces que lo fundan: quitarnos lo cubano y llenarnos con la vacuidad que promueven las industrias culturales hegemónicas, cambiar el culto a Martí por el culto edulcorado a héroes cinematográficos vacíos, aceptar el anexionismo, el pasado, como único destino posible, asumir la heroica resistencia de más de 60 años como un absurdo, arriar todas las banderas que hemos defendido por la promesa del consumismo, que no es más que la expresión máxima de la enajenación y la soledad del individuo contemporáneo.
Hoy el mundo está viviendo tiempos difíciles. Las derechas asesinas han vuelto al poder en numerosos países de nuestro continente y se prestan al juego sangriento e inhumano de rendir por hambre a la hermana República Bolivariana de Venezuela, como desde hace décadas se prestan al de rendir por hambre a la Revolución cubana. El mayor imperio de la historia vive una etapa de tensión social inédita desde los años de la guerra civil, y en el proceso, canaliza todo su odio contra las fuerzas progresistas del continente y el mundo. Su poderoso aparato militar y de manipulación de la conciencia está enfocado en subvertir y desmontar los procesos que de una forma u otra cuestionan su predominio. Por si fuera poco, una pandemia ha venido a trastocar la normalidad establecida, llevándonos a cuarentenas, aislamientos y nuevas normalidades, planteando retos inéditos para el mundo y para Cuba.
La agresividad contra los intelectuales y artistas que, valientemente, respaldan a la Revolución cubana y su obra va en ascenso, alimentada por los mismos intereses históricos y por la desesperada campaña electoral de un magnate.
Ante el odio, erigimos la certeza de que los artistas e intelectuales verdaderamente valiosos, dentro y fuera de la isla, permanecen al lado de la Revolución. Son a esos a los que ponen en espurias listas y a los que amenazan y sabotean constantemente. Pero nuestros artistas cuentan con un arma inigualable, con el arma que ha sustentado las luchas de un pueblo durante generaciones: la vergüenza. Con la vergüenza respondió el Mayor General Ignacio Agramonte, cuando en una de las desesperadas jornadas de la Guerra de los Diez Años, alguien le preguntara con qué contaba para continuar la guerra. La vergüenza de las mujeres y hombres de bien, de los mejores artistas e intelectuales, es nuestra mayor garantía de continuidad.
Ante este panorama, la batalla que debemos librar como nación ya no es solo económica, sino que es también una batalla de símbolos. Es la batalla por un universo de representaciones. Por qué modelos de ciudadano y de nación queremos para el futuro. Es también la batalla por qué arte debemos privilegiar.
Todos los aquí reunidos y muchos más, muchísimos más, edifican con su labor cotidiana, con las ideas y la belleza que constituyen sus obras, esa defensa esencial, primera, que debe edificar cualquier pueblo contra la avasalladora ola neoliberal. Y lo hacen sin renunciar al pensamiento crítico, ese que, desde el compromiso, no duda en denunciar todo lo mal hecho y cambiar todo lo que debe ser cambiado.
Soy de los que cree, firmemente, que en la cultura se decide hoy el destino de nuestra nación. Que es la cultura, como nos indicara Fidel en múltiples ocasiones, lo primero que hay que salvar. Defender nuestra cultura es defender la Revolución, ese hecho cultural superior, como lo definiera el Presidente Miguel Díaz-Canel. No importa que tengamos la propiedad sobre los medios de producción fundamentales, que demos la pelea a brazo partido contra el poderoso enemigo que nos persigue y ataca, si descuidamos por un segundo el necesario proceso de formar, permanentemente, a todo un pueblo en lo bueno, en lo bello y en lo justo. El socialismo no es una utopía, es el único camino posible ante el absurdo del capital. Como advirtiera hace más de un siglo Rosa Luxemburgo, el dilema hoy sigue siendo entre socialismo o barbarie.
Ayer, 18 de octubre, celebrábamos el aniversario 34 de la Asociación Hermanos Saíz. Todos los jóvenes de esta organización, la juventud toda del país sabemos el inmenso deber que pesa sobre nuestros hombros y aceptamos gustosos el reto de permanecer y continuar la obra de los que aman y fundan. Es un gran deber también el de continuar por la senda que ustedes han abierto.
¡Feliz Jornada de la Cultura cubana para todos!
¡Muchas felicidades por el merecido reconocimiento!
¡Abrazos grandes!
¡Muchas gracias!
«Un Fidel que abre una y otra vez los caminos a la más auténtica y libre creación artística»
El martes 17 de octubre de 2018, en el marco del 3er. Congreso Nacional de la Asociación Hermanos Saíz, fue presentado por el intelectual cubano Abel Prieto Jiménez el libro Fidel y la AHS, del historiador Elíer Ramírez Cañedo. El texto recoge dos de las intervenciones del líder histórico de la Revolución Cubana en sus encuentros con los jóvenes intelectuales y artistas: “Esta Revolución tiene que ser buena en todo”, discurso pronunciado el 12 de marzo de 1988 en la clausura de la reunión del Consejo Nacional de la Asociación, y “Sin cultura no hay libertad posible”, alocución del 18 de octubre de 2001 en la última sesión del Primer Congreso Nacional de la organización.
Este libro resulta esencial para interpretar mejor las contribuciones de Fidel a la política cultural cubana en Revolución. Si bien es cierto que “Palabras a los Intelectuales” ha sido catalogado como un texto fundacional para el diseño y la ejecución de políticas encaminadas a la defensa y el desarrollo de la cultura cubana; es preciso estudiar, con mayor sistematicidad, las intervenciones realizadas por el líder en etapas posteriores. Sirva este texto de motivación para seguir profundizando en los aciertos de Fidel en la comprensión de la cultura cubana.
¿En qué circunstancias percibiste que era necesario compilar las palabras dirigidas por Fidel a los jóvenes de la Asociación Hermanos Saíz? ¿Cuándo tomaste la decisión de emprender este proyecto?
En el momento en que concibo la idea de realizar una compilación de las palabras de Fidel a los jóvenes de la Asociación Hermanos Saíz yo integraba la Dirección Nacional de la organización y recuerdo que, en no pocas ocasiones, había escuchado referencias a través de antiguos miembros sobre los intercambios del líder de la Revolución Cubana con los jóvenes artistas e intelectuales cubanos en dos años cruciales de la historia del proceso cubano: 1988 y 2001; sin embargo, al realizar búsquedas con la idea de poder leer los discursos de Fidel en ambas reuniones, me percaté de que no eran públicos y que solo contábamos con el testimonio de los que habían participado en aquellos trascendentales encuentros.
Como historiador al fin, me di entonces a la tarea de tratar de lograr acceder a estos documentos imprescindibles para la propia historia de la AHS y de la política cultural de la Revolución.
Para publicar las intervenciones del líder de la Revolución debías tener su consentimiento. ¿Puedes contarnos cómo fue el proceso para obtenerlo? ¿Qué sentiste al contar con su aprobación?
A través del historiador Rolando Rodríguez García, Premio Nacional de Historia y de Ciencias Sociales y con el que he trabajado durante más de una década, se le envió una solicitud al Comandante en Jefe para poder acceder a estos dos discursos inéditos, planteándole la posibilidad de publicarlos y que constituyeran un regalo especial para todos los miembros de la AHS en el 30 aniversario de la organización, que se cumplía por esos días del mes de octubre de 2016.
Días después, el 25 de noviembre, se produce la partida física del Comandante y lejos estaba de imaginarme que él hubiera podido leer y atender nuestra solicitud. Sin embargo, la sorpresa y emoción infinita llegó poco después, cuando supe que precisamente el día 7 de noviembre, apenas 18 días antes de su fallecimiento, había expresado y dejado constancia de estar totalmente de acuerdo con la idea de hacer públicas estas dos intervenciones.
De inmediato, la emoción que sentí se expandió al resto de los compañeros de la Dirección Nacional de la AHS cuando conocieron la noticia. Comenzó entonces el proceso que dio lugar al libro Fidel y la AHS, publicado por la editorial Abril y, sin dudas, un regalo especial del Comandante a los miembros de la AHS de hoy y del futuro.

¿Sentiste un mayor compromiso con este proyecto después de ese 25 de noviembre?
Por supuesto, se convirtió para mí en una misión hermosa y honorable, cuyo final se materializó en el tercer congreso de la AHS, cuando el libro fue presentado y entregado a cada uno de los delegados.
Cada una de las ideas expuestas por Fidel en estas intervenciones son una invitación a la reflexión, al pensamiento crítico en relación a nuestra cultura, a nuestra nación. ¿Cuánto crees que pueden aprender los jóvenes, miembros o no de la Asociación, de sus valoraciones?
Creo en primer lugar que estas intervenciones son parte de lo más preciado de la historia de la AHS, que es importante que sea conocida por todos sus miembros, al igual que la vida y obra de Luis y Sergio Saíz Montes de Oca, ahí hay banderas sagradas para defender, luchar y seguir haciendo historia en el presente por la vanguardia artística e intelectual joven de Cuba.
El hecho de que la Asociación lleve el nombre de esos dos jóvenes, prácticamente adolescentes cuando fueron asesinados, profundamente martianos y seguidores de Fidel, que dieron su sangre por la causa revolucionaria y cuya obra artística e intelectual a tan corta edad aun nos estremece y asombra, constituye un compromiso inmenso para todos los que pertenezcan a esta organización, al igual que el hecho de ser una organización en la que Fidel depositó toda su confianza, al punto de llegar a decir: “Esta institución se justifica ahora y siempre, ¡ahora y siempre¡
Los argumentos de Fidel en esas dos intervenciones, el 12 de marzo de 1988 y el 18 de octubre de 2001, aunque respondieron a un contexto determinado, se proyectan hacia el presente y el futuro, contienen ideas que parecen dichas hoy, como si Fidel nos estuviera convocando y movilizando para la gran batalla que en el campo de la cultura debemos seguir librando.
Creo, no exagero, si digo que estos dos discursos pueden considerarse las Palabras a los Intelectuales de Fidel dirigidas a los más jóvenes, palabras a las que tenemos que volver una y otra vez para no perder la ruta en la defensa de los principios de nuestra política cultural y en una creación artística e intelectual de profunda vocación social.

¿Crees que la publicación de estos discursos puede ampliar la mirada en relación a las contribuciones de Fidel a la política cultural cubana?
Por supuesto que sí. Considero que son útiles no solo para los miembros de la AHS, sino para todos los artistas e intelectuales cubanos y el pueblo en sentido general. Las ideas y visión amplia de Fidel sobre la cultura y su centralidad en el proceso revolucionario están muy claras en estos discursos y hay que analizarlas de conjunto con otras de sus cardinales intervenciones, como las propias Palabras a los Intelectuales, sus discursos en los distintos congresos de la UNEAC, sus encuentros con la Brigada de Instructores de Arte y su propia obra fundadora, como principal artífice que fue del sistema institucional de nuestra cultura, teniendo siempre al pueblo, al ser humano, como la meta principal de todos los cambios revolucionarios.
Estos discursos nos muestran una vez más a un Fidel que es el antidogma por excelencia, pródigo en el diálogo franco y directo con los jóvenes, un Fidel que abre una y otra vez los caminos a la imaginación y a la más auténtica y libre creación artística, un Fidel que convoca, une y se adelanta al futuro, un Fidel martiano que defiende la idea de que sin cultura no hay libertad posible, un Fidel que sin caer en el idealismo voluntarista, se muestra enemigo de las ideas y métodos tecnocráticos o del pragmatismo economicista, que pueden atentar contra nuestra política cultural y con la sobrevivencia misma del proceso revolucionario cubano.
Al leer estos discursos, se pueden entender con más profundidad por qué en los momentos más difíciles del período especial Fidel planteó que la cultura era lo primero que debía ser salvado.
Jóvenes creadores «por encima de lo conocido» (+ Fotos)
Jóvenes creadores de la Asociación Hermanos Saíz (AHS) llegarán nuevamente, este 13 de agosto, hasta el punto más alto de Cuba, el Pico Real del Turquino, en la Sierra Maestra, como homenaje a Luis y Sergio Saíz Montes de Oca, a cuya memoria rinde tributo desde sus orígenes la Asociación, al Comandante en Jefe Fidel Castro y a José Martí.
Esta experiencia se inserta como parte de las múltiples actividades que realiza la AHS dentro de la Jornada 13 de agosto, que incluye también la visita a la casa natal de los Hermanos Saíz en San Juan y Martínez, Pinar del Río, así como diversas propuestas en las plataformas digitales, principalmente en los perfiles en redes sociales de la Asociación, y en el Portal del Arte Joven Cubano, disponible en la dirección www.ahs.cu.
Como parte de este reencuentro con la historia nacional, que reúne jóvenes artistas de todo el país, el ascenso hasta el Pico Turquino posee, además, una jornada cultural en Granma, provincia que los acoge antes. Dentro de un amplio programa, este lunes llegaron hasta el Museo Casa Natal de Carlos Manuel de Céspedes, Padre de la Patria y primer Presidente de la República en Armas, quien cultivó además, la literatura y la música, comentó Yasel Toledo Garnache, vicepresidente nacional de la AHS.
También visitaron el Museo Provincial, en Bayamo, que exhibe una exposición dedicada al Líder Histórico de la Revolución cubana, la Plaza de la Revolución en la provincia, el lugar donde fueron estrenadas las notas del Himno Nacional y el Museo de Cera, único de su tipo en el país, que contiene piezas dedicadas a reconocidas figuras de la vida cultural, social y política de Cuba y el mundo, como Martí, Céspedes, Gabriel García Márquez, Ernest Hemingway, Bola de Nieve y Juan Formell, añadió Toledo.
Además se realizó un provechoso intercambio con autoridades del territorio para dialogar acerca de los retos de la juventud cubana, que antecedió, en horas de la noche, a una descarga de arte en la sede de la Casa del Joven Creador de esta oriental ciudad.
Antes del ascenso, los jóvenes miembros de la AHS visitaron este martes el Monumento Nacional La Demajagua, donde iniciaron las guerras por la independencia de Cuba en 1868, y en horas de la tarde se trasladaron hasta la comunidad de Santo Domingo, en la Sierra Maestra, para comenzar mañana la subida hasta el campamento de Aguada de Joaquín, ubicado cinco kilómetros antes de la cima del Turquino.

Una vez en la cima, junto al busto del Apóstol que custodia las alturas de la isla, estos jóvenes de varias provincias leerán versos dedicados a los Hermanos Saíz, dos jóvenes poetas que integraron el movimiento revolucionario 26 de Julio y fueron asesinados el 13 de agosto de 1957, exactamente el mismo día en que cumplía Fidel 31 años.
Esta vez, en consonancia con las disposiciones del país ante la propagación de la Covid-19, serán menos los artistas, intelectuales y promotores culturales que protagonizarán tan importante experiencia, pero mantendrán el simbolismo de un ascenso que forma parte del espíritu y la tradición de la Asociación, vanguardia creativa del país, consecuente con las ideas de aquellos jóvenes que cultivaron el amor por el arte y por Cuba por encima de todo, con la premisa martiana de que subir lomas, hermana hombres.
El sacerdote católico de la Revolución cubana
Hace ya un tiempo, el programa de la Pupila Asombraba dedicó una de sus emisiones a la religión en los procesos revolucionarios. La gran sorpresa es que hablaron de esa relación tomando como ejemplo a muchas figuras y hechos que han encabezado el movimiento de la Teología de la Liberación. Se destacó el encuentro entre Fidel y líderes religiosos protestantes que se efectuó en el año 1990; el comentario sobre el libro Fidel y la religión del teólogo brasileño Frei Betto. En otro momento, el programa televisivo centró el análisis de figuras como el sacerdote Camilo Torres y los monseñores Óscar Arnulfo Romero y Pedro Casaldáliga. Y la canción “Jerusalén año cero”, de Silvio Rodríguez, concluyó el espacio que invita a reflexionar en torno a la realidad cubana y latinoamericana. Todo esto me pareció genial y a la vez íntimo, solo me quedó la insatisfacción al no escuchar ninguna referencia sobre el padre Miguel Sardiñas.
El padre Guillermo Isaías Sardiñas Méndez, hombre bondadoso, cristiano y con un fuerte compromiso social, fue el único sacerdote que se incorporó a la lucha insurreccional en las montañas de la Sierra Maestra. Pocos conocen de este gran hombre de la Revolución cubana y de la Historia de la Iglesia Católica en Cuba.
Nació el 6 de mayo de 1917 en Sagua la Grande, en la otrora provincia de las Villas, hoy Villa Clara, proveniente de una familia de modesto recursos materiales. A los 12 años encuentra su vocación religiosa hacia la carrera sacerdotal e ingresa en el Seminario Conciliar de San Carlos y San Ambrosio de La Habana. En este lugar estaría desde 1929 hasta 1933 donde iniciaría sus estudios de Filosofía y donde despertaría sus inquietudes políticas.
Vive muy de cerca los conflictivos años de la década del 30 porque dos veces el órgano policial registró el edificio del Seminario para desalojar a los estudiantes impregnados de las influencias que ejercía el padre Félix Varela, aquel que “nos enseñó en pensar». Posteriormente, fue en el Seminario San Basilio el Magno, de Santiago de Cuba, de la otrora provincia de Oriente, donde a los 19 años termina sus primeros estudios eclesiásticos y recibe de mano del monseñor Valentín Zubizarreta la prima clerical tonsure, que determina el inicio de su condición sacerdotal, en la Iglesia Catedral de Santiago de Cuba.
De Santiago de Cuba a Roma donde cursaría por cinco años la licenciatura en Derecho Canónico en la Universidad Gregoriana de Roma, y a su regreso de Italia en 1941, cuando estalla la Segunda Guerra Mundial, es ordenado sacerdote en la Iglesia Catedral de Cienfuegos y designado cura ecónomo en la Parroquia de Corralillo, en Las Villas. Pasando por diferentes parroquias de las más humildes va formando sus convicciones por los más desfavorecidos y en contra de los males que aquejaban aquella sociedad. Fue uno de los sacerdotes que protesta por el arbitrario manejo del escalafón de promociones parroquiales en la jurisdicción de su obispado.
Es trasladado a la arquidiócesis de La Habana y ejerce su magisterio sacerdotal en la parroquia de Quivicán, donde también atendía la Iglesia de Alquízar. Matricula en la carrera de Derecho en la Universidad de La Habana, la cual solo llega a cursar hasta el tercer año. Luego es designado presbítero de Nueva Gerona, llegando a la Isla de Pinos, hoy isla de la Juventud, el 27 de febrero de 1954. Ya en ese momento Batista había dado su golpe de Estado, habían ocurrido los hechos del Moncada y los sobrevivientes de este acto estaban encarcelados en dicha Isla, donde él siempre se interesaba y atendía a los familiares de los moncadistas.
Su vínculo con el movimiento 26 de Julio se hace tan íntimo que es un ferviente colaborador del mismo, pero siempre consideró que todo lo que hacía era insuficiente, de ahí que se incorpore a la lucha en las montañas de la Sierra Maestra. Este hecho, después de la aprobación de Fidel Castro, ocurre el 8 de junio de 1957, convirtiéndose así en uno más de la guerrilla. En estas mismas lomas insurrectas rebeldes ejerció su magisterio sacerdotal, lo que le valió el grado de Comandante.
Al Triunfo de la Revolución se le podía ver usando sus grados en su sotana verde olivo confeccionada por Camilo Cienfuegos. En el primer año de la Revolución, el clero habanero lo veía con mucho recelo por las crecientes conflictividades entre el Estado revolucionario y la Iglesia, cuestión que se arregla cuando monseñor Artega, el primer cardenal de Cuba, lo convida a participar en las reuniones comunes del clero habanero al cual perteneció ejerciendo su humilde sacerdocio.
El padre Miguel Sardiñas fallece el 21 de diciembre de 1964 sin ninguna aspiración terrenal que haber hecho lo posible por siempre estar al lado de los más humildes y haber enfrentado todo tipo de injusticias. Su legado, algunos lo han tomado como antesala a la corriente de la Teología de la Liberación, muy difundida en América Latina y donde muchos clérigos y religiosos católicos formaron parte de la misma.
Hoy sigue siendo un héroe que parece estar cubierto por el manto del olvido que debemos remover para seguir perpetuando su legado de justicia y paz. Además del fuerte compromiso de estar con los humildes y para los humildes.
Espacio Dialogar, dialogar: Forodebate El 26 de Julio y la mística de la Revolución cubana
Por: Yasel Toledo Garnache
Como parte del espacio Dialogar, dialogar, que habitualmente realizamos en el Salón de Mayo del Pabellón Cuba, convocamos al forodebate El 26 de Julio y la mística de la Revolución cubana, el cual se realizará este viernes a partir de las 10:00 am.
¿Qué significa verdaderamente evocar aquel hecho y a sus protagonistas? ¿Cómo el simbolismo del 26, esa fuerza y coraje, sigue acompañando a nuestro pueblo en momentos muy complejos? ¿Cuánto conocemos a esos jóvenes que dispararon, soñaron y muchos hasta murieron? ¿Cómo aquellos hechos aportaron y están presentes en el universo simbólico y el alma de la nación? ¿Cómo esa mística iniciada mucho antes se ha enriquecido con sucesos del presente?… son algunas de las preguntas que pudieran motivar el intercambio.
En esta ocasión nos acompañan como invitados la Doctora en Ciencias Filosóficas Yuleidys González Estrada, quien se desempeña como profesora en la Universidad de Granma; la investigadora santiaguera Sahay Fajardo Videaux, y el sociólogo habanero Alejandro Gumá Ruíz, todos miembros de la sección de Crítica e investigación de la AHS.
Ya podemos dejar nuestras opiniones e interrogantes en la parte de los comentarios.
Emancipación, memoria y reconfiguración en la mística de la Revolución Cubana
Por: Yuleidys González Estrada
Parecía que el Apóstol iba a morir en el año de su centenario, que su memoria se extinguiría para siempre, ¡tanta era la afrenta! Pero vive, no ha muerto, su pueblo es rebelde, su pueblo es digno, su pueblo es fiel a su recuerdo; hay cubanos que han caído defendiendo sus doctrinas, hay jóvenes que en magnífico desagravio vinieron a morir junto a su tumba, a darle su sangre y su vida para que él siga viviendo en el alma de la patria. ¡Cuba, qué sería de ti si hubieras dejado morir a tu Apóstol!
Fidel Castro Ruz
A esto, expresado con belleza inexplicable por Fidel, me refiero cuando hablo de la mística de la Revolución Cubana. Sí, hablo de esa espiritualidad omnipresente que camina con nuestro pueblo haciendo que –religiosos y ateos– sientan cercano y vivo el legado de nuestra ancestralidad rebelde. No creo que nuestra mística tenga explicación desde las doctrinas teológicas tradicionales ni en las interpretaciones filosóficas encartonadas. Somos lo real maravilloso y –como dice Buena Fe– nacimos en el Caribe mágico.
En una ocasión conversaba con un amigo cubano radicado en Costa Rica sobre nuestra identidad como pueblo y le preguntaba ¿Qué nos hace diferentes? ¿Qué lazos nos unen tan fuerte a esta gota de esmeralda ceñida por los mares?[1] La esencia emancipatoria de nuestra identidad, me contestó con esa naturalidad que dan las certezas. Y es cierto, pero esa identidad emancipatoria está nutrida por un universo simbólico que el pueblo cubano resguarda en ese espacio terrenal y cósmico llamado MEMORIA.
Fue esa memoria la savia que nutrió a aquellos jóvenes que en 1956 decidieron tomar el cielo por asalto de la mano de Martí, ese Misterio que nos acompaña, casi sin saber que ellos mismos inspirarían a otros más tarde. Es esa memoria la que me hace llorar de emoción cuando canto el Himno nacido en las entrañas de esta ciudad fecunda de Patria en la que vivo. Es también la que me motiva a escribir este texto que nace desde mi profundo sentipensar-actuar de revolucionaria cubana.
Sin ánimos de dar una conferencia de historia, quiero retomar la idea de la mística de la Revolución Cubana como ese universo simbólico condicionado por la emancipación y la memoria. En ese sentido, los hechos del 26 de julio son trascendentales pues devolvieron la esperanza a muchos cubanos y les dotaron de una multiplicidad de símbolos que todavía son expresión de nuestra rebeldía y resistencia: el nombre del movimiento, la bandera bicolor, el programa de la revolución, la Marcha del 26 de Julio y la figura renovada de un Martí que ahora se nos mostraba estratega militar y espíritu de la nación.
La lucha llevó a la victoria y ella a la necesidad de construir códigos para expresar la realidad nueva que la revolución requería. Los símbolos no fueron construidos solo desde el arte, si bien este los visibilizó, los recreó y los hizo accesibles para todas y todos. Vinieron de una cosmovisión que defendía la igualdad de todas. Expresión de esa cosmovisión fue –por solo citar un ejemplo– la sustitución del uso de los términos señor o señora por los de compañeros/as. Un cambio tan elemental como ese significó una transformación radical, a la cual no prestamos suficiente atención, porque pasábamos de mirar a las otras como entes externos, a asumirles como colegas de viaje en la tremenda aventura que protagonizábamos.
En esa misma lógica de transformación simbólica vinieron los Comités de Defensa de la Revolución, la Federación de Mujeres Cubanas y otras organizaciones. Con ellas se impulsó una nueva forma de relacionamiento social; una nueva manera de empoderamiento y construcción colectiva. No puedo dejar de mencionar grandes frases como: “¡Patria o muerte!”, “¡Venceremos!”, o esa legendaria que contiene todo el llanto y la rabia de Fidel: “Cuando un pueblo enérgico y viril llora, la injusticia tiembla”.
Pero la memoria tiene sus plazos y la mística, nuestra mística, se reconfigura. Por eso, sería un error pensar que solo está compuesta por los hechos y las frases del pasado. Insisto en que se nutre del día a día, de nuestra creación individual y colectiva. Hoy el grito de ¡Patria o muerte! se ha convertido en ¡Fuerza Cuba!, ¡Viviremos y Venceremos!; la bandera de la estrella solitaria es también una marca-país que exhibimos con orgullo en nuestros perfiles de facebook y ya no vamos a la plaza el 26 de julio a escuchar a Fidel sino a Santa Ifigenia; ese lugar donde un grano de maíz guarda sus restos con una inscripción que solo reza FIDEL, porque no hacen falta, aún, más palabras. Dependerá de nuestra labor con las nuevas generaciones que nunca haga falta añadirlas.
Esas pequeñas-grandes cosas integran, a mi juicio, la mística de nuestra Revolución. Sin embargo, tenemos el enorme desafío de reconocerlas, investigarlas, visibilizarlas, hacerlas carne y sangre de sus más jóvenes protagonistas. ¿«Qué hacer» vuelve a ser la pregunta del momento? Solo si viniera en el sentido leninista. Es decir, solo si apareciera cargada de alternativas. En eso la vanguardia artística joven de este país tiene mucho que aportar, sobre todo si entendemos que nuestra condición de vanguardia nos la hemos ganado a pensamiento; a pensamiento crítico y comprometido con la justicia social y con el fuego creador que transforma vidas.
[1] Fragmento del poema Elogio de un poeta a su isla antillana del poeta guantanamero Ernesto Víctor Matute.
CUBANÍA Y CULTURA DE LA LIBERTAD
Por Sahay Fajardo Videaux
Dialogar sobre la mística de la Revolución implica como mínimo acercarse a la espiritualidad, detrás de un fenómeno cuya naturaleza tempestuosa y trasformadora elige y coloca sus protagonista, y en ocasiones a los hechos, en pedestales aparentemente inalcanzables. Así los hombres construyen y destruyen sus altares a través de la Historia y de acuerdo a su tiempo. En el ejercicio de nuestra doble función de resultado y elemento constructor, nos corresponde interrogar al pasado, intentar establecer de manera lógica y coherente la relación entre lo ocurrido y lo evitado, para encontrar las constantes que nos hacen lo que somos.
Desde esta perspectiva, me acerco a la dimensión de los hechos acontecidos el 26 de julio de 1953 y sus consecuencias. ¿Por qué una acción que constituyó, en su momento, un fracaso, es hoy uno de los símbolos más importantes de nuestra Historia? La respuesta más simple y directa es porque triunfó la Revolución de 1959. Lo digo de esta forma con toda intención, pues sin ignorar el papel de los individuos, me interesa dialogar sobre este fenómeno como el resultado de una cultura popular de la resistencia.
Ambos hechos fueron posibles en virtud de una profunda conciencia de la Cubanía. En ellos se articulan, de manera orgánica, criterios y valores enraizados en nuestro modo de ser, tales como la vocación por la soberanía y la búsqueda por la justicia social. De este modo, es posible explicar las razones personales y morales que impidieron al teniente Sarría asesinar o permitir el asesinato del joven Fidel, o el asesinato de “las Ideas”, como lo llamara el propio Sarria. Explicar las casas abiertas para esconder jóvenes, la ayuda que recibieron de los campesinos, de los médicos y enfermeras del Hospital Saturnino Lora, las madres en las calles reclamando por sus hijos, la movilización de la sociedad civil para proteger la integridad de estos jóvenes por encima de las implicaciones políticas, de enfrentarse a una dictadura sangrienta. Explicar, por encima de las razones objetivas y concretas de este momento histórico, tantas manifestaciones de solidaridad y sacrificios, articuladas de manera espontánea, para salvaguardar lo que la inteligencia popular asumió como el futuro de la Patria: los Jóvenes del Centenario.
Se manifestaba así la cultura cubana “como cultura de la libertad y de la independencia, en virtud de los valores consagrados como lineamientos de la conducta, como recuerdo factual y hasta como leyenda, en un combate sin descanso contra constantes asedios dirigidos siempre a hacer desaparecer la Cubanía.”[1]
[1] Joel james: Alcance de la Cubanía, Editorial Oriente, Santiago de cuba, 2001.
FERNANDO MARTÍNEZ HEREDIA: CLAVES PARA LA REBELDÍA
(Fragmentos)
Mensaje de Fernando Martínez Heredia a los jóvenes durante la clausura del Coloquio: “Con arreglo a esta opinión trabajaremos. A 50 años de la revista Pensamiento Crítico”
21 de febrero, 2017
“Desde que era muy pequeño leía todo lo que hallaba, y de muchacho la revista Bohemia fue mi escuela política. Pero ni soñaba en que vendría una gran revolución, que me formó y me cambió una y otra vez, y que por ella llegaría a ser el director de una revista cubana prestigiosa. Pero nunca esperé homenajes, ni cuando éramos centro de tareas hermosas ni cuando pasamos al olvido. A eso me ayudaron José Martí y la Revolución. Ahora, aunque en estos últimos años los que hicimos la revista nos hemos tenido que ir acostumbrando, me emociona mucho recibir este agasajo. Pero me sobrepongo y contemplo y admiro su sentido profundo. No somos los protagonistas los que un día hicimos Pensamiento Crítico, los jóvenes revolucionarios cubanos comunistas de entonces. Son los jóvenes cubanos revolucionarios, los comunistas de hoy, los que al calor del homenaje, el rescate y el debate pasan la escuela política del presente y hacen la vela de armas que requiere el futuro de luchas en las que se empeñarán y vencerán. Ustedes son los protagonistas.”
SOCIALISMO
«Hay muchos más dilemas y problemas. Cómo combinar cambios y permanencias, relaciones sociales e ideologías que vienen del capitalismo —y que son muy capaces de rehacer capitalismo o generarlo— con transformaciones que están destinadas a formar personas diferentes, nuevas, y a producir una sociedad y una cultura nuevas. Cómo aprovechar, estimular o modificar las motivaciones y actitudes de los individuos —sin lo cual no habrá socialismo—, cuando el poder socialista resulta tan abarcador en la economía, la política, la formación y reproducción ideológica y la vida cotidiana de las personas, y tiende a desalentar o impedir las iniciativas de las personas en la medida en que se burocratiza. Cómo lograr que prevalezca el proyecto sobre el poder —el mayor desafío interno a los regímenes de transición socialista—, cuando, además de los ámbitos que he referido, el poder es responsable de la defensa del país frente al imperialismo y los enemigos internos, y de las relaciones con los países, las empresas y las instituciones internacionales del capitalismo. Cómo lograr que prevalezca el internacionalismo sobre la razón de Estado.
» El socialismo no surge de la evolución progresiva del capitalismo. Este ha sido creador de premisas económicas, de individualización, ideales, sistemas políticos e ideológicos democráticos, que han permitido postular el comunismo y el socialismo. Pero de su evolución sólo surge más capitalismo. El socialismo es una opción, y sólo existirá a partir de la voluntad y de la acción que sean capaces de crear nuevas realidades. Es el ejercicio de comportamientos públicos y no públicos de masas organizadas y conscientes que toman el camino de su liberación total.
(…)
» La práctica revolucionaria de los individuos de las clases explotadas y dominadas, ahora en el poder, y de sus organizaciones, debe ser idónea para trastornar profundamente las funciones y resultados sociales que hasta aquí ha tenido la actividad humana en la historia. En este proceso debe predominar la tendencia a que cada vez más personas conozcan y dirijan efectivamente los procesos sociales, y sea real y eficaz la participación política de la población. Sin esas condiciones, el proceso perdería su naturaleza, y sería imposible que culmine en socialismo y comunismo.
(…)
» La transición socialista es un proceso de violentaciones sucesivas de las condiciones de la economía, la política, la ideología, lo más radical que le sea posible a la acción consciente y organizada, si ella es capaz de volverse cada vez más masiva y profunda. No se trata de una utopía para mañana mismo, sino de una larguísima transición. Su objetivo final debe servir de guía y de juez de la procedencia de cada táctica y cada política, dado que estas son las que especifican, concretan, sujetan a normas, modos y etapas las situaciones que afectan y mueven a los individuos, las instituciones y sus relaciones. Por tanto, no basta con tener eficiencia o utilidad para ser procedente: es obligatorio sujetarse a principios y a una ética nueva, socialista.
(…)
» El mayor potencial adverso a su dominación es la enorme cultura acumulada de experiencias de contiendas sociales y políticas —y de avances obtenidos por la Humanidad—, cultura de resistencias y rebeldías que fomenta identidades, ideas y conciencia, y deja planteadas inconformidades y exigencias formidables y urgentes. Todo eso favorece la opción de sentir, necesitar, pensar y luchar por avances y creaciones nuevas.» (en Autocríticas, un diálogo al interior de la tradición socialista, volumen de Ruth Cuadernos de Pensamiento Crítico, Ciencias Sociales/Ruth Casa Editorial, La Habana, 2009.)
LOS DILEMAS DE JULIO ANTONIO MELLA
«Mella tuvo que ser muy rebelde para lograr ser revolucionario, y para seguir siéndolo durante su breve vida. Muy poco conocido en su actuación y sus ideas, su grandeza, sin embargo, ha sido reconocida por todos y ha conmovido a muchos. Mella ha sido ejemplo, herencia yacente, símbolo de revolución, el líder más puro, el sacrificio, el pensamiento más alto. Debemos estudiar la naturaleza, el soporte, el alcance y la eficacia de esas emociones que sí comunican, motivan y suman voluntades. Mella está en la vocación subversiva y en los antiguos gritos que hicimos nuestros los jóvenes un tercio de siglo después, con las adiciones necesarias; está en los miles de internacionalistas que han sabido trabajar, luchar y morir en cualquier parte del mundo, tuvieran o no en el bolsillo el carné de Mella, Camilo y el Che. Que Julio Antonio Mella continúe activo, formando parte del combate en esta hora decisiva de Cuba, depende de nosotros. Si me permiten imaginar a Mella diciéndonos sólo una frase hoy aquí, quizás sería: “Sean siempre comunistas, pero sin dejar de ser manicatos”». (En el artículo «Los dilemas de Julio Antonio Mella»)
«No permitan que llegue a haber dos Cubas en la cultura»
Palabras de agradecimiento pronunciadas el martes 18 de octubre de 2011, durante el acto de entrega del premio Maestro de Juventudes, máxima distinción que otorga la Asociación Hermanos Saíz
«La cultura es, por su naturaleza, sus fuerzas acumuladas y sus logros, lo que está más cerca de ponerse a la altura de las revoluciones sucesivas, las tareas diferentes y superiores a lo que parece posible y la ambición desmesurada, tres rasgos que son esenciales para que exista el socialismo.
(…)
» Que los alumnos de todos nosotros —de los maestros de hoy—, puestos a la tarea de realizar y cumplir, no nos hagan caso en nada que hayamos dicho que pueda estorbarles para cumplir los ideales que estamos compartiendo hoy. Que sientan siempre con su propio corazón, y piensen siempre con cabeza propia. Solo así serán capaces de hacer a Cuba cada vez más libre, más justa y más próspera.»
Por una universidad cultural
El sociólogo Alain Basail planteó en una ocasión que la Revolución cubana “ha sido un profundo cambio cultural”. Y es que el primer hecho cultural importante fue la Revolución misma, porque recogió lo mejor de nuestra tradición cultural, abrió el camino y sembró las semillas para lograr una transformación integral que se comenzó a gestar de manera inmediata en su seno y que auguró la construcción de un futuro pleno para todos los cubanos.
Inmediatamente después del Triunfo, se inicia el proceso de democratización de la cultura y de institucionalización en el que se sucedieron un conjunto de acontecimientos culturales, siendo los más relevantes en este ámbito la campaña de alfabetización, la nacionalización de la enseñanza y reforma universitaria.
La Revolución, triunfante y popular, constituyó una nueva oportunidad para todos. Se reconoce la Historia y tradiciones del pensamiento social cubano más progresista como los cimientos de la nueva sociedad. Puede apreciarse así un encuentro entre la voluntad política de promover el desarrollo de la ciencia y su democratización, y el compromiso social y profesional de los actores de ese sector que permanecieron en el país (en su mayoría estudiantes y profesores universitarios).
En ese sentido, la década del 60 y en alguna medida los primeros años de los 70, están marcados por una efervescencia romántica, en la que la articulación entre gobierno y ciencia operaba de forma prácticamente directa. Se iniciaba así un proceso de construcción –que se sabía largo–, de capacidades científicas nacionales con una consciente orientación de respuesta a las necesidades sociales, donde la Universidad se distinguía como un actor primordial.
Es notorio mencionar que se plantea un salto cualitativo en la inserción de la cultura en instituciones universitarias pues desde sus inicios han sido de vital importancia para la educación y el desarrollo del joven universitario. Destacándose intelectuales y personalidades de la cultura cubana formados en las aulas de las casas de altos estudios en sus diferentes etapas históricas, tales como Nicolás Guillén, Alejo Carpentier, Fernando Ortiz, Raúl Roa García, Jorge Mañach, Juan Marinello, Carlos Rafael Rodríguez, nuestro Comandante en Jefe Fidel Castro, entre otros tantos quienes, a su vez, fueron las personalidades que podrían ser consideradas forjadores de la universidad cubana.
Carlos Rafael Rodríguez compartía la tesis según la cual el socialismo solo sería posible con el nacimiento de una nueva cultura y por eso le atribuyó a la universidad tal misión. Esa misma concepción sobre la necesidad de un cambio cultural y científico de la sociedad cubana estuvo muy presente en el ideario de Ernesto (Che) Guevara, quien propugnaría la necesidad de la formación de un hombre nuevo, motivado por valores humanistas y altruistas muy diferentes a los gestados por el egoísmo y el individualismo, prevalecientes en la sociedad capitalista.
Lo más significativo de la formación de la cultura radica en que el desarrollo del proceso docente-educativo va más allá de la posesión de los conocimientos profesionales del individuo, porque ello implicaría un perfil cultural y espiritual sumamente estrecho y es preciso enriquecer al ser humano y a la sociedad para reconocer y apreciar los mejores valores creados por la humanidad, desde su surgimiento hasta nuestros días, pero no en un sentido solo interpretativo, sino para poder actuar en la transformación de la sociedad.
Por lo que formar la cultura del profesional que egresa de la universidad cubana implica atender la cultura integral y desarrollar la de su objeto profesional, desde el conocimiento de la historia del mismo, las diversas aristas que la componen, la contextualización cultural. Cada carrera universitaria tiene sus retos específicos, además de aquellos que son generales.
La sociedad cubana necesita que sus ciudadanos y de modo particular sus profesionales se formen en el rechazo a la discriminación, la injusticia, en la preparación para valorar a los demás sin extremismos, prejuicios o perfeccionismos, además de educar para la solidaridad, la comunicación afectiva entre los seres humanos, basada en una ética de las relaciones interpersonales; la comprensión mutua que incluye un proceso de empatía, abrirse a los demás, superar los prejuicios y el egocentrismo.
En el acertado artículo La universidad en la encrucijada de Antonio Alvar Ezquerra (2011), aunque hace referencia al contexto de España, nos hace reflexionar oportunamente a los desafíos de la Universidad que aspiramos edificar en el siglo XXI cuando expresa que “el modelo universitario de ahora (…) sufre algunos de los males que aquejaron a la universidad del XVIII (…): exceso de Universidades, escasa exigencia en el otorgamiento de títulos, insuficiente conexión con las demandas sociales y con los centros de desarrollo del conocimiento.”
Más adelante afirma que si “no asume ese modelo como propio y si la sociedad no le concede ese papel con todas sus consecuencias, la Universidad quedará reducida a una oficina de expedición de títulos, todo lo glamourosa que se quiera, pero lejos ya de su esencia y de su histórica razón de ser.”
En distinto modo, durante la trayectoria de los jóvenes universitarios cubanos en todos los tiempos, han demostrado tener un elevado compromiso social y se identifican con las costumbres de su época. Es por ello que en el presente se debe evitar la tendencia individualista de los jóvenes, asunto directamente relacionado con la formación universitaria, y ésta se ve en la necesidad de formar comprometidos ciudadanos además de excelentes profesionales.
El día a día nos demuestra que dicho riesgo puede ser real, que determinados comportamientos de personas con estudios universitarios no contemplan la dimensión cultural en el sentido más amplio. La Educación Superior no es solamente la educación que se encuentra en el nivel más alto de un determinado sistema educativo, sino que también es la educación que permite alcanzar el nivel superior de perfeccionamiento humano.
Las máximas autoridades del sector cultural en nuestro país se han pronunciado ante la imperiosa necesidad del fomento de valores, por lo cual le atribuyen a la cultura un papel preponderante.
Tal es el caso de Miguel Barnet, presidente de honor de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, quien en la gala por el aniversario 50 de esa institución, en 2011, destacó que “el arte tiene un papel esencial en el quehacer cotidiano, garantiza la calidad de vida y potencia los valores espirituales que sostienen la estructura básica de la nación”.
Asimismo, señalaba la política del gobierno cubano de oponerse a la mercantilización de la cultura y a la “banalidad la creación de los más puros valores estéticos”.
Recordó además, cuando Fidel dijo, en los momentos más agudos del período especial, que la cultura era lo primero que había que salvar, ya que “es la cultura la que nos garantiza todas las libertades, entre ellas la capacidad de pensar y razonar y nos convierte en seres humanos”.
Por otra parte, Miguel Díaz-Canel, Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros de la República de Cuba, en la clausura del Segundo Congreso de la Asociación Hermanos Saíz (en 2013), se refirió al papel de los jóvenes, ya sean universitarios o no, ante la influencia de “un frívolo e injusto modelo civilizatorio, cuyos mensajes, aparentemente diferentes, forman parte de un discurso único, hegemónico, que asocia juventud y frivolidad, felicidad y consumo, éxito y dinero”.
Valoró el papel de la AHS al expresar que era “bueno tener una vanguardia artística que pueda ser decisiva camino a una sociedad socialista próspera y sostenible, donde lo que distinga no sea la posesión material sino la riqueza del conocimiento, cultura, sensibilidad”.
También llamó a revertir la deformación del gusto y recuperar “el sentido estético que siempre distinguió al pueblo cubano. Debemos actuar, por encima de cualquier espíritu de feudo, con mayor intencionalidad e integralidad”.
En la actualidad está el reclamo de formar profesionales competentes, comprometidos e identificados con la Revolución, pero también, profundamente humanos, así como sus valores y retos actuales, adaptados al conjunto de normas de convivencia, lo que constituye una necesidad para que pueda subsistir la sociedad organizada, caracterizada por la cooperación y ayuda en la lucha por la existencia y adaptación al entorno.
Referencias bibliográficas:
- Alvar Ezquerra, A. (2011). La universidad en la encrucijada. España. Universidad de Alcalá. Disponible en http://www.google.com.cu/url?q=https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/3897578.pdf&sa=U&ved=0ahUKEwjvvLn6i-rRAhVE72MKHUWVCGoQFggTMAA&usg=AFQjCNGDJ6UN–5HikV9hKjF2tR7SKp1uw Consultado el 21/11/2016
- Basail, A. (2005): Sociología de la cultura, Tomo 2. Editorial Ciencias Sociales, La Habana, p 540.
- Monte Horruitiner, G. del y Gómez Morales, M. (1985). “Los especialistas jóvenes y el trabajo cultural”. En Revista Temas, 7, pp. 105-128.
Palabras para abrir caminos
A 59 años de aquel acto, la Unión de Escritores y Artistas de Cuba acogió el panel «Palabras a los Intelectuales: Defender la Revolución es defender la cultura, en el que se debatió acerca de la vigencia de ese discurso, justo cuando también se cumple el primer año del IX Congreso de la Uneac.
La frase más célebre, más citada, discutida y habitualmente sacada de contexto de aquella alocución fue «Dentro de la Revolución todo, contra de la Revolución nada».
El escritor Miguel Barnet explicó su esencia: «Había que salvar a la Revolución, había que defenderla. Salvar la Revolución era salvar la cultura».
«Me di cuenta de que se iniciaba un camino diferente», evocó el también presidente de honor de la Uneac, quien afirmó que las Palabras a los Intelectuales complementaron otro documento esencial de Fidel Castro: su alegato La historia me absolverá.
El director de la Oficina del Programa Martiano, doctor Eduardo Torres Cuevas, consideró que en 1961, año de definiciones, se estaba creando la nueva cultura, la nueva intelectualidad, que eran continuación de los mejores valores de la tradición nacional, pero también determinación de cambio.
El discurso de Fidel, según Torres Cuevas «le dio racionalidad a un proceso: pensamiento y sentimiento… Ahí nació una cultura que no existía antes de esas palabras».
«La Revolución es cultura, eso el primero que nos lo dijo fue Fidel Castro», concluyó Torres Cuevas.
Rafael González, presidente de la Asociación Hermanos Saíz, consideró fundamental para los más jóvenes creadores el contacto directo con la historia. En las Palabras de los Intelectuales Fidel estableció una relación estrecha con los artistas y escritores, que mantuvo hasta el final.
El presidente de la Uneac, Luis Morlote Rivas, resaltó el método que instauró Fidel en aquellas Palabras. Ese diálogo franco y distendido con los creadores fue un ejercicio cotidiano del líder de la Revolución Cubana.
Morlote instó a revisar también el discurso que Fidel pronunció semanas después en la clausura del congreso fundacional de la Uneac, en el que reafirmó el espíritu democrático e integrador de la política cultural naciente.
Los estrechos vínculos de Fidel con la Uneac, dijo Morlote, odedecieron a su interés permante por conocer el pensamiento y la acción de los creadores.
Morlote recordó el análisis que el presidente cubano Miguel Díaz-Canel hizo de las Palabras a los Intelectuales en su discurso en la clausura del IX Congreso de la Uneac, donde remarcó su vigencia y proyección.
El presidente de la Casa de las Américas, Abel Prieto, reflexionó sobre la idea de continuidad que defendió Díaz-Canel en ese discurso, considerado por muchos de los que lo escucharon como «unas segundas» Palabras a los Intelectuales.
Citando frases de la alocución de Fidel en junio de 1961 y haciendo énfasis en su contexto, Abel Prieto destacó la altura, la honestidad, la meridiana posición de Fidel durante aquellos encuentros.
Reducir Palabras a los Intelectuales a un eslogan, a una receta, es lamentable, pues es un discurso lleno de matices, que partiendo de principios sólidos, no renunciaba al diálogo, al debate. Fidel fue un excepcional constructor de consensos, afirmó Prieto.
En el espíritu de las Palabras a los Intelectuales, Abel Prieto instó a los artistas e intelectuales a pensar en cómo la cultura puede seguir siendo útil a la Revolución en los tiempos tan complejos que vivimos.
Al acto asistieron el Ministro de Cultura Alpidio Alonso, la secretaria general del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Cultura, Nereida López Labrada, y miembros de la dirección de la Uneac.
El panel, moderado por la vicepresidenta de la Uneac Magda Resik, será transmitido este martes a las 4:00 p.m. por la Televisión Cubana.
*Tomado de Trabajadores
Réquiem por tu presencia
Esos papeles de Armando me hablan.
Lo primero fue su palabra apasionada, su voz encendida que es futuro y utopía casi perfecta y adorable…
Aunque su partida fue así… tan rápida…; ya lo he repetido una y otra vez, Sí, he estado triste, pero no estoy, no me siento desconsolada…, porque el vacío y el desconsuelo sin fin de aquellas terribles primeras horas sin él, se fue nutriendo de una forma muy sutil de su entrañable presencia y su maravilloso recuerdo, al punto que él sigue llenando mi vida de forma plena… ¡Caramba…! qué grande tiene que ser el amor…, cuán grande tiene que ser todo lo que él hizo a lo largo de mi vida, cuán grande ha tenido que ser él, para que aún, después de su partida, pueda afirmar que no me he sentido sola. Sí, porque Armando dejó una huella de cariño y de amor tan grande en nuestro pueblo y en su patria latinoamericana toda, que ese amor que él forjó me acompaña cada segundo, me abraza y hasta me mima, aunque él ya no esté físicamente. Por eso le doy las gracias por seguirme protegiendo aún con la fuerza que brota de su ejemplo inolvidable, y a ustedes por quererlo, recordarlo y acompañarme con tantas muestras de afecto y cariño del bueno.
Sé que también podrá comprenderse que, aunque en mi alma también hay angustia, dolor y mucho dolor…, y a ratos ese sufrimiento me embarga plenamente, de eso no solo no puedo, ni debo, de eso no quiero y no voy hablar, porque en verdad fui/ soy una privilegiada por haberlo tenido tantos años compartiendo todo…
Para mí, todo está inundado de Armando y claro que no son, ni serán nunca mis lágrimas, el mejor tributo para él; porque nunca quiso que yo sufriera, me colmó de amor…, plantó en mí los más bellos e imborrables recuerdos… Ya hasta me he sonreído recordando su ingenio, su carisma y su buen humor. Desde luego, que él también supo hacerlo todo para que yo viviera plena y, como si fuera poco, del mismo modo, supo dejarme llena de proyectos…
Por mi parte, le agradeceré siempre su confianza por haberme hecho su compañera y esposa para siempre. Por todo ello, les pido permiso para hablarles de Él, del hombre a quien terminé de comprender aquella trágica noche que Fidel partió a la inmortalidad. Y no me pregunten por qué, ni cómo; pero durante esos tristes días que Fidel se fue, supe que el final estaba muy cerca, tanto conocía a Armando que lo pude intuir… Luego, fue así, justo se fue con él, a un año y un día…

Nunca supe estar lejos de Armando…, porque siempre he tenido la sensación de que me pierdo cuando él no está y deja de iluminarme con la luz, la bondad plena y la transparencia que brota de su ser todo. Pero fue solo a partir de aquella aciaga noche que Fidel se fue y de los conmovedores días de duelo subsiguientes, que comprendí muchas cosas de Armando…, aunque las niñas ya cumplieron 27 y yo cuento más de treinta de que nos acompañamos en la vida ¿Qué no sabré de él?, cuando nunca más me moví de su lado, ni él del mío; todos esos años estuvimos ahí, así, el uno para el otro, siempre. En cada alegría y en cada pena de la vida, que ni la una ni la otra son pocas en un lapso de tiempo como este. Aunque para mí, el tiempo voló luchando cada segundo por sus maravillosas existencias… Aquella noche también comprendí que Fidel es la persona por la que Armando vivió y solo entonces terminé de vislumbrar las razones por las que Haydée amó así a Armando. Porque él, como Abel y Boris, vivió para que Fidel viviera, y ella que era una iluminada, lo supo desde entonces, que Armando también le había entregado su vida; lo demás fue cosa o cuestión del destino de cada quien y un poco del azar que siempre hace lo suyo…
Por eso creo que, cuando Armando se fue con él —a esa otra dimensión en la estrella que me decía mi madre, muy cerca del Señor y del Apóstol…, a continuar en la lealtad en la que vivió por él toda la vida— se fue tranquilo, se fue en calma… Y cuando se fue y en ese último suspiro que me ofreció antes de partir, lo hizo con valentía y no emitió ni una sola queja de dolor. En ese instante decisivo, cuando aún estaba en mis brazos, fue capaz de acariciarme el alma, darme fuerzas y una vez más, brindarme su protección, para poder descansar en paz y no dejarme perdida en medio de tanto desconsuelo.
Por mi parte, puedo confesarles que desde hace muchos años descubrí que estudiar y promover su vida, obra y pensamiento, era lo mejor y más provechoso que debía hacer. Desde el año 1979, cuando era una estudiante de la Licenciatura en Historia del Arte, su pensamiento despertó en mí particular admiración, a partir de que lo conocí, en una conferencia que dictó para los entonces alumnos de la Facultad de Filosofía e Historia, en el Teatro Manuel Sanguily de la Universidad de La Habana. Años después, en las complejas circunstancias y contradicciones en las que se desenvolvió mi trabajo, la ayuda de cada uno de sus artículos, discursos e intervenciones, me permitieron comprender la coyuntura política y, sobre todo, tener la certeza de que, en oportunidad propicia, sus ideas —portadoras de la auténtica Política Cultural de Fidel y la Revolución Cubana— se abrirían paso sin tantos y tan diversos obstáculos para su aplicación. Desde aquellos difíciles momentos pensé que era indispensable que se laborara por difundir su obra y pensamiento; pero al consultarle mi interés, su modestia imposibilitó cualquier gestión en esa dirección.
Fue solo a principios de los años 90, tras el derrumbe del socialismo en Europa Oriental y la URSS, en los embarazosos comienzos del Período Especial, cuando se intensificó la necesidad de promover el original pensamiento de la Revolución Cubana y al calor de los debates por la salvaguarda de nuestra excepcional historia y tradición, en el I Taller de Pensamiento Cubano que sesionó en la Universidad Central de Las Villas, en noviembre de 1994, que obtuve —finalmente— su aprobación para poder comenzar a gestionar el proyecto investigativo, de lo que se convirtió poco tiempo después en el anhelado por mí: “Proyecto Crónicas. Historia y memoria de la Revolución Cubana en la voz de Armando Hart”, el que, junto a las gemelitas es la causa de mi vida.
También puedo afirmar que continúa siendo mi deber, seguir pensando y, desde luego, hablando de él, porque todo lo que conozco me lo dijo y me lo enseñó él; desde esa sencillez, modestia y lealtad absoluta en la que vivió y en la que partió. Pero como ya he contado en otras ocasiones, su amor me ha permitido sentirme iluminada, poseída de una fuerza de la naturaleza que me conmina a trabajar sin descanso para que su obra viva; por eso en tan breve tiempo ya contamos con los primeros 8 volúmenes de la colección “Cuba, una Cultura de Liberación”. Selección de escritos del Dr. ARMANDO HART DÁVALOS 1952-2017”.
Ahora mismo no puedo olvidar que él solo quería trabajar y hacer, porque no conoció el reposo ni el descanso jamás; aunque conocía el sacrificio, sus actos solo eran para él algo necesario y natural como respirar. Siempre fue infatigable, salía de una cosa para entrar en otra; era un verdadero vértigo de acción y de labor; un hombre incansable.
En nuestro hogar fue ejemplo de virtudes extraordinarias; desde luego, primaron en él, el infinito amor a nuestras niñas, el honor, la extrema delicadeza y la rectitud de carácter, las buenas costumbres, el cariño, la pasión por el saber, la cordialidad, la solidaridad, el afecto, la pasión y la consideración total. Fue, asimismo, un espíritu independiente y soberano. Ahora recuerdo que, como su inolvidable hermano Enrique —a quien veneró toda la vida— odiaba a quien mentía, porque para él la mentira originaba todo la engañifa criminal que hace tan difícil el arte de gobernar y de crear.
Se refugió toda la vida en el mundo de las concepciones y en su inmensa pasión por la abstracción porque, como él decía, cuando se siente pasión por una causa, por un valor abstracto como la Justicia, todo hombre honrado debe darse a él “y es honor al que no se renuncia y deber ante el que no se debe claudicar”.
Fue amante de lo grande y un total apasionado de la emancipación de su amada Cuba, la querida y martiana patria de Fidel; pero es que, como nos dijo Martí, ¿acaso los apasionados no son los primogénitos del mundo?
Creyó, asimismo, en la necesidad de la dignidad, el decoro y la justicia para todos. Piensen que, para él, “la Justicia no es odio infecundo, no es tiranía de nuestras ideas, no es parcialidad absurda, es predominio de la razón, del entendimiento cordial entre los componentes reales de la sociedad cubana”. Y por eso afirmó, “Justicia es elevar al homo sapiens a la categoría de hombre, es darle a cada cual sus bienes y derechos, es hacer que cada cubano disfrute a plenitud de la herencia cultural y material de nuestro tiempo”.
Toda su vida estuvo caracterizada por un espíritu inquieto y una intensa pasión rebelde y furia contra la injusticia y el atropello. Siempre me dijo que la arbitrariedad, la injusticia y “la sinrazón y el desajuste” le provocaban un brote espontáneo de impotencia, rabia, ira y excitación, que no podía controlar.
Compartir la vida con Armando fue para mí una bendición, un verdadero privilegio, satisfacción y goce, un sublime honor. No puedo olvidar que cada amanecer conseguía palpar sus cercanas utopías y convertir lo cotidiano en extraordinario. En el hogar, con la familia, en las relaciones con sus amigos, compañeros, e incluso con simples conocidos, mostraba una sensibilidad, nobleza y humanidad verdaderamente admirables; fue ese uno de sus principales rasgos.
Cuando advertimos el entorno donde creció y se educó, encontramos los componentes esenciales que contribuyeron a la formación de su exquisita personalidad. No olvidemos que cuando recordaba a su madre, su primera asociación era el pleno rigor y la exigencia, mezclados con el amor, la bondad y la justicia, sentimientos con los que también relacionaba muy directamente a su padre, además del estricto cumplimiento de la Ley. Les agradeció infinitamente la educación brindada, la cual empezó con la prédica de su intachable ejemplo. De sus padres conservó siempre vivencias entrañables; de ellos aprendió los estrechos vínculos entre el derecho y la moral, principios esenciales que sustentaron la educación que Marina y Enrique brindaron a sus hijos; por ello recordaba que, en su hogar, cuando querían distinguir a alguien por sus cualidades, decían: “esa es una persona decente”.
Ese es un detalle clave para entender a esta familia, el origen de sus ideas y actuación en la vida, porque como bien él afirmó: “si entendí la Revolución Cubana, el socialismo, y tomé partido por las causas justas, fue porque he aspirado siempre a ser una persona decente y honesta”. Estudió fecundamente en la vasta biblioteca de su padre; la historia, la filosofía, la sociología, el derecho y la cívica fueron invariablemente sus materias favoritas. Desde que tuvo uso de razón le interesó la política como la mayor motivación en la vida. Soñaba que debía trabajar para transformar la realidad a partir de la ética y la justicia. Eligió la carrera de Derecho porque pensaba que de esa forma podría encauzar sus ingentes inquietudes políticas y su vocación de lucha por la justicia y la moral. Deseaba ejercer una cátedra como profesor universitario de Derecho Constitucional, lo que, —como se conoce— no llegó a realizar porque pasó directamente a servir a la patria en la lucha contra la dictadura de Fulgencio Batista.
Se incorporó tempranamente a las filas de la Juventud Ortodoxa, como una manera de hacer política y participar en la lucha contra la corrupción imperante. En la universidad fue un alumno perspicaz y aplicado, con dotes de orador y comunicador social, lo que se evidenció en su constante participación como dirigente de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU). Estuvo entre los jóvenes de la dirección de la FEU que en la misma mañana del cuartelazo se trasladaron al Palacio Presidencial, para ofrecerle su apoyo y respaldo al presidente constitucional con vistas a enfrentar la ilegalidad. A nombre de la Asociación de Estudiantes de Derecho denunció, en una carta ante el Tribunal de Garantías Constitucionales y Sociales, la ilegitimidad del régimen nacido el 10 de marzo. Participó en la Jura de la Constitución de 1940 y también resultó víctima del violento asalto de la policía batistiana al programa radial la Universidad del Aire. Fue uno de los más destacados miembros del MNR, fundado por el ilustre profesor universitario Rafael García Bárcena, a quien consideró su maestro y mentor. Precisamente García Bárcena, lo nombró su abogado y no admitió las presiones que le hicieron para que aceptara a otro letrado de experiencia que lo representara, en la causa por la cual fue juzgado en relación con los hechos conocidos como la Conspiración del Domingo de Resurrección.
Cuando se conoce la trayectoria ideológica y política de Armando, resulta muy elocuente su afirmación: “Mi integración al Movimiento 26 de Julio fue el resultado de un proceso natural. El programa del Moncada venía a materializar el sentimiento ético que estaba profundamente arraigado en la tradición patriótica cubana”. Debemos recordar, asimismo, la dura clandestinidad que le tocó vivir en aquellos años febriles y su pasión por el trabajo revolucionario.
Estuvo entre los principales gestores y vivió de forma prominente el Alzamiento del 30 de Noviembre en Santiago de Cuba. El 4 de enero de 1957, en una carta que escribió a su familia encontramos sus principios y razones esenciales para continuar en la lucha, cuando dijo: “Tengo fe porque si yo, lleno de limitaciones soy capaz de entregar lo poco que poseo por alcanzar una vida superior —la que se vive al servicio de la historia—, ¿qué no están ya haciendo las inmensas legiones de compañeros que son capaces de mayores sacrificios y de más altas virtudes? Y los he visto de carne y hueso en estos días llenos de emoción que mi destino pobre me había reservado en medio de tanto dolor. Dolor por la angustia que produce saber perdidos para siempre a los mejores cubanos, cuando los malvados nos siguen entorpeciendo. Dolor porque es triste ver caer a personas con quienes habíamos intimado por el trabajo conjunto de meses. Pero todo tiene su parte buena; sin esas grandes emociones la vida no valdría nada para mí”.
A mediados de febrero de 1957 formó parte del pequeño grupo de combatientes que participaron en la primera reunión entre la Sierra y el Llano. Luego de su regreso a La Habana, en el mes de abril resultó detenido y recluido en las cárceles de la tiranía. En la mañana del 4 de julio protagonizó una audaz fuga de la Audiencia de La Habana. Aunque todos pensaban que entonces lo más prudente era que pasara a la Sierra, ello no ocurrió. Porque poco tiempo antes de la muerte de Frank País se había convenido su traslado a Santiago, para que laborara allí, en las actividades organizativas y de dirección del Movimiento 26 de Julio.
En noviembre de 1957 subió de nuevo a la Sierra para encontrarse con Fidel y el grupo guerrillero, a fin de tratar todo lo relacionado con la llamada Junta de Liberación o Pacto de Miami. Allí pasó la Navidad de 1957 y esperó el nuevo año; pero en los primeros días de enero tuvo que bajar al Llano a fin de continuar la lucha en su puesto de combate, porque era allí donde él consideraba que resultaba más útil para los planes de Fidel y el M-26-7. Cuando bajaba de las montañas fue arrestado como sospechoso por unos guardias de la tiranía cerca de Palma Soriano.
Los compañeros del Movimiento que trabajaban en la Compañía de Teléfonos en la ciudad de Santiago de Cuba interceptaron una llamada del propio Batista para Alberto Río Chaviano —el asesino de los moncadistas— en la que le decía que “había que matar a Armando Hart como a un perro, que simularan un combate en los alrededores de la Sierra”. Armando recordaba emocionado que la solidaridad de los combatientes del Llano, con René Ramos Latour —el Comandante Daniel— al frente y la movilización de la opinión pública le salvaron la vida.
La tiranía lo estuvo trasladando de una cárcel a otra del país durante todo el año 1958, no olvidemos que el régimen lo consideraba un individuo muy peligroso. Cuando cayó preso, lo encerraron en el cuartel de Palma Soriano; de allí lo llevaron a un calabozo en las afueras de Santiago de Cuba; luego lo reubicaron en el cuartel Moncada —lugar donde fue interrogado por el propio Chaviano—; más tarde lo pasaron a la Cárcel de Boniato hasta principios de julio, cuando fue trasladado al Castillo del Príncipe, en La Habana. En las primeras semanas del mes de agosto, tal parece que, para aislarlo de la capital, lo trasladaron a las galeras del Presidio Modelo de Isla de Pinos. Después vino el esperado triunfo de Fidel y todos estos años en la primera trinchera de pensamiento y acción por su amada patria Cuba, la patria América y la patria Humanidad.
Desde los inicios la lucha tuvo para él un contenido profundamente ético, piénsese en su elocuente afirmación: “Para mí todo empezó como una cuestión de carácter moral”. Esa frase demuestra el enorme peso que tuvo la ética en la formación de su carácter y a lo largo de toda la vida. Para él, el tema de la ética es el tema central de la política.
La historia de Cuba estará marcada para siempre por el obrar y el proceder de la vanguardia revolucionaria de la Generación del Centenario que, con su lucha, promovió el cambio radical de nuestra historia. Armando le aportó a su generación y a nuestra patria no solo su destacadísima actuación, sino también su pensamiento a lo largo de todo el proceso revolucionario, porque para él la idea de la felicidad está en el trabajo y en la lucha, por eso pudo escribir en sus memorias en abril de 1958: “yo era feliz porque estaba luchando y no hay mayor satisfacción que la de combatir y trabajar por el futuro”; pensemos que en ese momento estaba preso en la cárcel de Boniato, recién había conocido la terrible noticia de la muerte de su hermano Enrique y del fracaso de la Huelga de Abril.
Armando fue un ser que no descansó jamás, fue creativo, tenaz, perseverante y esforzado, inquieto e hiperquinético hasta el fin. Amanecía y terminaba el día lleno de proyectos. Al lado de un hombre así, me fue imposible conocer el tedio, la monotonía o la rutina. Practicó en su actuar diario y cotidiano, la filosofía de la ética y el optimismo revolucionario unida a su vocación de servicio a la patria y a la Revolución, lo cual significaba estar allí, donde hacía más falta, en el momento oportuno para desbrozar del arribismo y la mediocridad el camino a la luz. Aparecían entonces su ternura, paciencia profunda y reflexiva, siempre dispuestas al diálogo de lo esencial y a la exposición de la verdad. Pero por encima de todas esas cosas, Armando siempre fue un hombre bueno, fue un ser bondadoso en la profundidad total de esta cálida y tierna palabra. Su vida estuvo bordada de sencillez, humildad y modestia, al punto que jamás reparó en el hecho de que, como dijera el poeta Miguel Barnet, su nombre ya estaba no solo en los museos, sino también en la leyenda.
Por todo esto aparecen las palabras para rezar por tu presencia; por eso no hay comienzo, ni fin, solo estas tú…
Gracias Armando por el tibio y tierno beso; Gracias por encender el AMOR hasta en la última batalla; Gracias por tu confianza, por darme el privilegio de ser tu esposa y compañera; Gracias por Marinita y Florecita.
Lo demás ahora les toca a ustedes, porque solo leyéndolo podrán conocerlo y lo puedo afirmar porque lo que es a mí, los papeles de Armando me han hablado y me lo han dicho casi todo, perdón, me lo han dicho todo…
Descansa en la paz que viviste amado mío, para siempre allí estaré contigo, mi amor.
Armando Hart Dávalos: «Fidelista, martiano y marxista, todo a la vez y en una sola pieza»
(A propósito del aniversario 90 del natalacio de Armando Hart Dávalos este 13 de junio, el Portal del Arte Joven Cubano reproduce la entrevista que Astrid Barnet le realizara en noviembre de 2012 al Maestro de Juventudes)
Es una de las figuras más prominentes de la Historia de la Revolución Cubana. A su magnífico desempeño como Ministro de Educación, a inicios del triunfo revolucionario, se debe una de las tareas más importantes de este país, y de amplio reconocimiento internacional: la Campaña de Alfabetización.
Su consagración a la Revolución y su desempeño, durante años, como Ministro de Cultura, además de su amplia labor como investigador, crítico y ensayista en temas referidos a las esferas de la Educación y de la Cultura, en especial, le han otorgado el reconocimiento de distintas organizaciones pertenecientes a dichas esferas, y de instituciones académicas nacionales e internacionales. Entre estas últimas la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).
Su vasto conocimiento referido a la vida y la obra de nuestro Héroe Nacional José Martí, y su concurso sistemático en relación con su investigación, análisis y promoción –además de sus aportes a la enseñanza y aprendizaje de ella–, ameritan aún más su bregar como intelectual revolucionario desde hace más de medio siglo. Desde febrero de 1997 es director de la Oficina del Programa Martiano, adscripta al Consejo de Estado, y preside la Sociedad Cultural José Martí. Es el doctor Armando Hart Dávalos: fidelista, martiano y marxista, todo a la vez y en una sola pieza.
. Cultura política y sociedad cubana actual, ¿cómo enrumbarlas teniendo en cuenta la influencia y los desafíos de un mundo cada vez más globalizado?
Tal como he señalado en trabajos anteriores al respecto, la tradición filosófica y cultural de Cuba, que se remonta a los siglos XVII y XVIII y tuvo una pléyade de figuras descollantes que contribuyeron al desarrollo de un ascendente pensamiento cubano aun desde los tiempos de la colonia, -llegando a estadíos más allá que la propia metrópoli,- nos coloca en posición favorable para seguir contribuyendo a una cultura política que permite a la sociedad cubana actual y a las nuevas generaciones, que son el relevo, tomarlas como base y también como escudo para la defensa de nuestra identidad y de nuestra nacionalidad en los más diversos terrenos, analizando a la vez con el sentido más universal y beneficioso para este pueblo las influencias y desafíos que en un mundo cada vez más globalizado, independiente e interconectado, debemos recibir y examinar sin prejuicios. En todo caso, volvamos a José Martí cuando dijo: “Injértese en nuestras repúblicas el mundo, pero el tronco ha de ser de nuestras repúblicas”.
. En su obra “La Cultura de hacer Política (II)”, usted destaca que:
“Hay que saber diferenciar y, a su vez, relacionar ideología entendida como producción de ideas o como ciencia del estudio de las ideas, de un lado, y práctica política concreta, del otro. La primera, inspira y orienta a la segunda: pero no es ella. La segunda, promueve y desarrolla materialmente la acción política hacia los fines y objetivos que se proponga. La confusión en diferenciar ambos conceptos puede conducir al dogmatismo. No relacionarlos puede llevarnos a la dispersión y a la anarquía” ¿Qué comentario realizar al respecto cuando nuestra sociedad se propone cambiar todo lo que tenga que ser cambiado?
En línea con lo anterior, pienso que no hay respuesta más exacta que el Concepto de Revolución que Fidel expuso el 1º de Mayo de 2002, cuando expresó en primer término: “Cambiar todo lo que deba ser cambiado”. Es un concepto permanente y justo de los revolucionarios en cualquier circunstancia y que, en el caso de la Revolución Cubana, se está llevando a cabo de manera organizada y ordenada, teniendo en cuenta – cómo ha sido desde los más de cien años de lucha,- los legítimos intereses y aspiraciones del pueblo trabajador y combatiente en las diversas etapas, bajo la premisa irrenunciable de que siempre será una Revolución que actúe en defensa de los humildes, por los humildes y para los humildes.
. Una Ciencia Política desde el Sur como alternativa para nuestros pueblos. ¿Cómo enmarcar junto a ella una Cultura política (también alternativa) al respecto?
Para que una ciencia política desde el sur se convierta, -como Ud. señala,- en alternativa real en que nuestros pueblos puedan ver una idea por la cual merece la pena luchar e incluso dar la vida a cambio de una esperanza, es imprescindible reunir inteligentemente y oportunamente todos los elementos racionales y emocionales que conjuntamente y teniendo muy en cuenta las condiciones históricas y también las condiciones concretas de cada momento y lugar, sean capaces de conducir a esos pueblos del sur en medio de la epopeya que, -sin duda,- deberán llevar adelante para alcanzarla y defenderla una vez lograda. De esa lucha irá surgiendo como ya se aprecia, una vasta cultura política de los pueblos del sur, que para resultar exitosa deberá ir acompañada también de una práctica política adecuada y que sea, a la vez, radical y armoniosa.
En Cuba, hemos tenido a Martí y a Fidel como ejemplos de esa conjunción acertada.
. 2012: Aniversario 120 del Periódico “Patria”. Su legado para todos y, en especial, para nuestra juventud.
El legado del periódico “Patria”, -cuyo aniversario 120 estamos conmemorando,- es particularmente significativo para los periodistas cubanos, pero especialmente para los más jóvenes que se inician por estos tiempos en la profesión. Puede sintetizarse una vez más en la frase martiana que encierra la esencia de su pensamiento sobre el desempeño de esta profesión, cada vez más importante en el mundo de hoy: “Tiene tanto el periodista de soldado…” En nuestro país, afortunadamente para los jóvenes periodistas, resulta que el más universal, el más importante de todos los cubanos, fue un brillante periodista que ejerció de manera política este oficio y le otorgó simultáneamente la más alta jerarquía patriótica e intelectual.
Ese es el ejemplo para todos los periodistas cubanos, pero especialmente, para los que se preparan o están arribando recién al ejercicio de esa compleja tarea, donde tantos disímiles factores se entremezclan hasta lo que debe ser un oficio de altos valores éticos y calidad profesional.
. ¿Cómo se autocalifica? ¿Fidelista? ¿Martiano? ¿Marxista?
Recordemos que el insigne pedagogo y patriota cubano don José de la Luz y Caballero, una de las más altas cumbres de nuestro pensamiento filosófico, afirmó: “Todas las escuelas y ninguna escuela: he ahí la escuela”. Yo me adscribo plenamente a ese pensamiento de Luz, tan dialéctico y a la vez racional formulado hace casi dos siglos, vinculado al método electivo de la filosofía cubana, que me permite coherentemente –como le permite a millones de cubanos y de otros países del mundo–, ser fidelista, martiano y marxista, todo a la vez y en una sola pieza.
La vida eterna de Roberto Fernández Retamar (Fotos, videos y poemas)
(El Portal del Arte Joven Cubano retoma este trabajo periodístico, publicado a propósito de su fallecimiento en 2019, en homenaje a ese gran poeta y ensayista, Maestro de Juventudes, que en el día 9 de junio cumpliría 90 años)
Si me dicen que te has marchado O que no vendrás, No voy a creerlo: voy A esperarte y esperarte: Si te dicen que me he ido, O que no vuelvo, No lo creas: Espérame Siempre».
La noticia fue un golpe en el alma de millones de personas en Cuba y el mundo. El poeta y ensayista Roberto Fernández Retamar, el hombre entrañable, el profesor de teoría y críticas literarias, El Miembro de la Academia Cubana de la Lengua, el Presidente de Casa de las Américas, el Premio Nacional de Literatura (1989), el doctor en Filosofías y Letras, el revolucionario, el pensador, uno de los intelectuales más grandes del continente, falleció este 20 de julio a los 89 años de edad.
Y la gente, aquí y allá, en muchas partes, habla de él, lo recuerda, lo lee, se sumerge en sus versos y ensayos, le dedica textos…Llamadas por teléfonos, publicaciones en redes sociales y conversaciones entre amigos transmiten el dolor y la admiración de quienes lo conocimos personalmente o mediante sus escritos, siempre repletos de lucidez y esa capacidad tremenda para desentrañar y alertar, más allá de lo aparente.
Conocíamos sobre su delicado estado de salud, pero no pensábamos en su partida física. Retamar caló muy hondó en sus familiares y amigos, en la intelectualidad latinoamericana y los amantes de la literatura, pero también mucho más allá.
Lo quieren millones de otras personas que admiran al poeta y pensador, pero sobre todo al ser humano, cultivador de la belleza y empeñado siempre en ayudar a su país desde las palabras y la acción.
Nacido en la Víbora, La Habana, el 9 de junio de 1930, resalta su capacidad para analizar temas de la cotidianidad y el espíritu de los pueblos con sencillez y naturalidad, pero también con enorme profundidad reflexiva y poética. No escribió ni habló nunca únicamente para las élites, pero su obra es de una altura tremenda, tal vez por ese mismo don de entender y reflejar como pocos las mareas humanas.
Resulta inevitable pensar en algunas de sus obras, versos y prosas, en su ejemplo de intelectual y hombre fiel a la creación y al alma de Cuba y nuestra América. Ahí está Calibán, publicado por primera vez en 1971 y considerado uno de los ensayos más importantes escritos en lengua española, un texto con penetrantes reflexiones sobre la identidad latinoamericana, que, como su autor, seguirá teniendo larga vida. Una fuente a la cual se deberá volver una y otra vez, desde Cuba y América, desde Europa y otras partes del planeta, para entender mejor las esencias de los nacidos en esta región del, en estos actuales países, cuyos habitantes somos resultados de raíces, luchas y procesos muy singulares, mediante los cuales se han ido conformando rostros y cuerpos identitarios peculiares, que incluyen disímiles influencias, pero poseedores de una cultura muy propia, como argumenta Retamar.
Verdaderamente Calibán impresiona por la fuerza y profundidad de sus tesis, con análisis sociológicos, históricos, literarios y de otros tipos, desde las entrañas del ser humano nacido aquí, de conquistadores, inmigrantes…, todo en constante diálogo con lo ocurrido o proyectado desde otros lugares del mundo, especialmente Estados Unidos y Europa.
Doctor Honoris Causa de las universidades de Sofía, Buenos Aires y Las Villas, Fernández Retamar, quien también impartió clases en universidades extranjeras como las de Yale y Columbia, reafirma sus esencias martianas en ese texto, en el cual varias veces se remite al ensayo Nuestra América y a otros artículos e ideas del Héroe Nacional cubano.
Sin dudas, Calibán debe mantenerse siempre como un ser de papel o digital, imprescindible en las aulas de nuestro país y América, hijo no solo de su autor, sino de disímiles pensadores y sus pueblos, con plena conciencia de que “poner en duda nuestra cultura es poner en duda nuestra propia existencia, nuestra realidad humana misma”, una alerta para el presente y futuro.
- ¿Qué es la poesía? dices mientras clavas
Varias decenas de pinchos en la carne.
¿Qué es poesía? ¿Y tú me lo preguntas?
Que cualquier cosa sea posible, eso es la poesía.
¿CÓMO VEMOS LOS JÓVENES A FERNÁNDEZ RETAMAR?
Frente a la pantalla del televisor, en el momento de la noticia, la primera imagen que vino a nuestra mente fue la de un Retamar sonriente, repleto de energías, explicando, leyendo, polemizando, escribiendo, soñando…
Recordamos el último día cerca, cuando ya caminaba con mucha dificultad, ayudado por un bastón y otra persona, pero todavía con esa imagen poética en el rostro, en su gesto de detenerse y responder una pregunta de manera muy breve, en su jamás traicionada sinceridad y compromiso creativo.
Para nosotros es indudablemente un maestro, no solo desde los versos y ensayos, desde su labor en Casa de las Américas, publicaciones en medios de prensa y otras responsabilidades de dirección en la revista Unión, el Centro de Estudios Martianos, y otras instituciones y lugares, sino desde su quehacer como hombre e intelectual, con una permanente proyección social.
Autor de decenas de libros como A quien pueda interesar, Hemos construido una alegría olvidada y Nosotros los sobrevivientes, supo conjugar belleza estética, simplicidad, profundidad, coherencia y capacidad de análisis en sus obras, las cuales son singulares retratos de su época. Las reflexiones suelen estar implícitas en sus versos, tal vez sin proponérselo, pero como algo implícito siempre en su pensamiento.
Leerlo es conocer también al esposo, al padre, al revolucionario, al soñador que nunca se rindió y estaba muy seguro de que “en Cuba las dificultades son nuestro aire cotidiano. Por lo menos ahora no peleamos una derrota, sino que defendemos una esperanza”, como expresó en entrevista concedida en 1992, cuando se sufrían los efectos del Período Especial.
La obra de Retamar es también voz de diferentes momentos de la Revolución cubana, y sus ciudadanos, a veces desde la experiencia muy personal. Llama la atención el desempeño de diferentes funciones, sin abandonar jamás una creación de calidad y despojada de hermetismos. Lo recordamos como autor indispensable en la poesía hispanoamericana contemporánea, como ensayista polémico y también como hombre importante en la política cultural cubana, con efectos innegables en nuestra América.
Las nuevas generaciones no podemos olvidar nunca sus consideraciones sobre el papel de los intelectuales y los necesarios procesos de descolonización cultural en nuestro continente, un reto que se mantiene en contextos diferentes, pero iguales de desafiantes.
Debemos tener presente también que, como dijo en 1992, más allá de vientos a favor o en contra, «son los escritores y los artistas los que hacen la obra de arte…»
RETAMAR EN EL TIEMPO
- Cuando pongo mi mano joven,
Condescendiente,
Sobre el hombro tormentoso del anciano,
Es sólo una ilusión, sólo un instante,
El tiempo
De mirar a las nubes, a los astros,
Antes de que otra mano,
Generosa,
Se pose sobre mi hombro
Llamándome ¡oh anciano!
Hace apenas unas horas de su partida física. Tal vez, todavía algunas personas lloran, muchas sienten la tristeza, el dolor…, pero dentro de todo existe la certeza de que Roberto Fernández Retamar nunca se irá verdaderamente.
Su pensamiento, la obra y cualidades como ser humano resultan demasiados poderosos, como para ser borrados por el tiempo o el olvido. En lo adelante, no se deberá intentar imitarlo o colocarlo en un pedestal. Él está en un lugar cimero de la cultura latinoamericana precisamente por la capacidad de diálogo de sus textos, nacidos desde el amor, la polémica, los sueños, la tristeza…, pero sobre todo desde la voluntad, el anhelo y la memoria.
Cada libro suyo permanecerá como parte de su palpitar, la intranquilidad y dimensión de sus ideas. Textos, como Felices los normales, Calibán y Para una teoría de la literatura hispanoamericana le garantizan su presencia junto a cada generación de poetas e intelectuales.
La mejor manera de honrarlo será recordarlo, pero sobre todo tener siempre presentes sus esencias como poeta e intelectual total, en los textos y la cotidianidad, en las decisiones, las propuestas y el quehacer.
ALGUNOS POEMAS DE ROBERTO FERNÁNDEZ RETAMAR
EL OTRO
Nosotros, los sobrevivientes,
¿A quiénes debemos la sobrevida?
¡Quién se murió por mí en la ergástula,
quién recibió la bala mía,
la para mí, en su corazón?
¿Sobre qué muerto estoy yo vivo,
sus huesos quedando en los míos,
los ojos que le arrancaron, viendo
por la mirada de mi cara,
y la mano que no es su mano,
que no es ya tampoco la mía,
escribiendo palabras rotas
donde él no está, en la sobrevida?
***
FELICES LOS NORMALES
A Antonia Eiriz
FELICES LOS NORMALES, esos seres extraños.
Los que no tuvieron una madre loca, un padre borracho, un hijo delincuente,
Una casa en ninguna parte, una enfermedad desconocida,
Los que no han sido calcinados por un amor devorante,
Los que vivieron los diecisiete rostros de la sonrisa y un poco más,
Los llenos de zapatos, los arcángeles con sombreros,
Los satisfechos, los gordos, los lindos,
Los rintintín y sus secuaces, los que cómo no, por aquí,
Los que ganan, los que son queridos hasta la empuñadura,
Los flautistas acompañados por ratones,
Los vendedores y sus compradores,
Los caballeros ligeramente sobrehumanos,
Los hombres vestidos de truenos y las mujeres de relámpagos,
Los delicados, los sensatos, los finos,
Los amables, los dulces, los comestibles y los bebestibles.
Felices las aves, el estiércol, las piedras.
Pero que den paso a los que hacen los mundos y los sueños,
Las ilusiones, las sinfonías, las palabras que nos desbaratan
Y nos construyen, los más locos que sus madres, los más borrachos
Que sus padres y más delincuentes que sus hijos
Y más devorados por amores calcinantes.
Que les dejen su sitio en el infierno, y basta.
***
POR UN INSTANTE
Esa luz en la noche,
¿Será un reflector nuestro?
¿Será un arma de ellos?
(Por un instante
Había olvidado
Que hay en el cielo luna, que hay estrellas.)
Roberto Fernández Retamar
***
OYENDO UN DISCO DE BENNY MORÉ
ES LO MISMO de siempre:
¡Así que este hombre está muerto!
¡Así que esta voz
Delgada como el viento, hambrienta y huracanada
Como el viento,
es la voz de nadie!
¡Así que esta voz vive más que su hombre,
Y que ese hombre es ahora discos, retratos, lágrimas, un sombrero
Con alas voladoras enormes
—y un bastón—!
¡Así que esas palabras echadas sobre la costa plateada de Varadero,
Hablando del amor largo, de la felicidad, del amor,
Y aquellas, únicas, para Santa Isabel de las Lajas,
De tremendo pueblerino en celo,
Y las de la vida, con el ojo fosforescente de la fiera ardiendo en la sombra,
Y las lágrimas mezcladas con cerveza junto al mar,
Y la carcajada que termina en punta, que termina en aullido, que termina
En qué cosa más grande, caballeros;
Así que estas palabras no volverán luego a la boca
Que hoy pertenece a un montón de animales innombrables
Y a la tenacidad de la basura!
A la verdad, ¿quién va a creerlo?
Yo mismo, con no ser más que yo mismo,
¿No estoy hablando ahora?
***
A LOS ÁRBOLES DEL CEMENTERIO
ESTOS ÁRBOLES SE alimentan
De lo que fuimos, de lo que seremos:
Madera hecha de ojos, ramas
En que, acercándose, se siente el olor acre
De las piernas.
Por suerte, las hojas más altas,
Las del pelo, van a confundirse
Con el viento de la tarde, el dulce viento
Que menea los primeros terrones sobre el cadáver.
***
ANIVERSARIO
Me levanto, aún a oscuras, para llevar a arreglar unas ruedas del auto, que sigue roto,
Y al regreso, cuando ya ha brotado el hermoso y cálido día,
Te asomas a la ventana que da al pasillo de afuera, y me sonríes con tus ojos achinados del amanecer.
Poco después, a punto de marcharme para ir a revisar unos papeles,
Te veo cargando cubos con nuestras hijas,
Porque hace varios días que no entra agua, y estamos sacando en cubos la poca que haya en la cisterna del edificio.
Y aunque tengo ya puesta la guayabera de las reuniones, y en una mano la maleta negra que no debo soltar,
Ayudo algo, con la otra mano, mientras llega el jeep colorado.
Que demora poco, y al cabo me arrastra de allí: tú me dices adiós con la mano.
Tú me decías adiós con la mano desde este mismo edificio,
Pero no desde este mismo apartamento;
Entonces, hace más de veinte años, no podíamos tener uno tan grande como éste de los bajos.
El nuestro era pequeño, y desde aquel balcón que no daba a la calle,
Pero que yo vislumbraba allá al fondo, cuando cruzaba rápido, en las mañanitas frías, hacia las clases innumerables de introducción al universo,
Desde aquel balcón, allá al fondo, día tras día me decías adiós, metida en tu única bata de casa azul, que iba perdiendo su color como una melodía.
Pienso estas cosas, parloteando de otras en el jeep rojo que parece de juguete,
Porque hoy hace veintidós años que nos casamos,
Y quizá hasta lo hubiéramos olvidado de no haber llegado las niñas (digo, las muchachas) a la hora del desayuno,
Con sus lindos papeles pintados, uno con un 22 enorme y (no sé por qué) dos plumas despeluzadas de pavorreal,
Y sobre todo con la luz de sus sonrisas.
¿Y es ésta la mejor manera de celebrar nuestros primeros veintidós años juntos?
Seguramente sí; y no sólo porque quizá esta noche iremos al restorán Moscú,
Donde pediremos caviar negro y vodka, y recordaremos a Moscú y sus amigos, y también a Leningrado, a Bakú, a Ereván;
Sino sobre todo porque los celebraremos con un día como todos los días de esta vida,
De esta vida ya más bien larga, en la que tantas cosas nos han pasado en común:
El esplendor de la historia y la muerte de nuestras madres,
Dos hijas y trabajos y libros y países,
El dolor de la separación y la ráfaga de la confianza, del regreso.
Uno está en el otro como el calor en la llama,
Y si no hemos podido hacernos mejores,
Si no he podido suavizarte no sé qué pena del alma,
Si no has podido arrancarme el temblor,
Es de veras porque no hemos podido.
Tú no eres la mujer más hermosa del planeta,
Esa cuyo rostro dura una o dos semanas en una revista de modas
Y luego se usa para envolver un aguacate o un par de zapatos que llevamos al consolidado;
Sino que eres como la Danae de Rembrandt que nos deslumbró una tarde inacabable en L`Ermitage, y sigue deslumbrándonos;
Una mujer ni bella ni fea, ni joven ni vieja, ni gorda ni flaca,
Una mujer como todas las mujeres y como ella sola,
A quien la certidumbre del amor da un dorado inextinguible,
Y hace que esa mano que se adelanta parecida a un ave
Esté volando todavía, y vuele siempre, en un aire que ahora respiras tú.
Eres eficaz y lúcida como el agua.
Aunque sabes muchas cosas de otros países, de otras lenguas, de otros enigmas,
Perteneces a nuestra tierra tan naturalmente como los arrecifes y las nubes.
Y siendo altiva como una princesa de verdad (es decir, de los cuentos),
Nunca lo parecías más que cuando, en los años de las grandes escaseces,
Hacías cola ante el restorán, de madrugada, para que las muchachas (entonces, las niñas) comieran mejor,
Y, serenamente, le disputabas el lugar al hampón y a la deslenguada.
Un día como todos los días de esta vida.
No pido nada mejor. No quiero nada mejor.
Hasta que llegue el día de la muerte.
***
CON LAS MISMAS MANOS
Con las mismas manos de acariciarte estoy construyendo una escuela.
Llegué casi al amanecer, con las que pensé que serían ropas de trabajo,
Pero los hombres y los muchachos que en sus harapos esperaban
Todavía me dijeron señor.
Están en un caserón a medio derruir,
Con unos cuantos catres y palos: allí pasan las noches
Ahora en vez de dormir bajo los puentes o en los portales.
Uno sabe leer, y lo mandaron a buscar cuando supieron que yo tenía biblioteca.
(Es alto, luminoso, y usa una barbita en el insolente rostro mulato.)
Pasé por el que será el comedor escolar, hoy sólo señalado por una zapata
Sobre la cual mi amigo traza con su dedo en el aire ventanales y puertas.
Atrás estaban las piedras, y un grupo de muchachos
Las trasladaban en veloces carretillas. Yo pedí una
Y me eché a aprender el trabajo elemental de los hombres elementales.
Luego tuve mi primera pala y tomé el agua silvestre de los trabajadores,
Y, fatigado, pensé en ti, en aquella vez
Que estuviste recogiendo una cosecha hasta que la vista se te nublaba
Como ahora a mí.
¡Qué lejos estábamos de las cosas verdaderas,
Amor, qué lejos —como uno de otro!
La conversación y el almuerzo
Fueron merecidos, y la amistad del pastor.
Hasta hubo una pareja de enamorados
Que se ruborizaban cuando los señalábamos, riendo
Fumando, después del café.
No hay momento
En que no piense en ti.
Hoy quizá más,
Y mientras ayude a construir esta
escuela
Con las mismas manos de acariciarte.