política cultural


Alpidio Alonso: la obra cultural de la Revolución Cubana es innegable

El ministro de Cultura de Cuba, Alpidio Alonso Grau, dijo este jueves en el espacio televisivo Mesa Redonda que la obra cultural de la Revolución es innegable y que no se puede aspirar a entender qué cosa es la Revolución Cubana sin saber qué ha sido su política cultural y educacional.

Al comparar “lo que era este país, de más de un millón y medio de analfabetos y semianalfabetos, con el país de hombres y mujeres preparados de hoy, de más de un millón de universitarios, sembrado de instituciones culturales desde una punta a la otra, de bibliotecas, de museos, de librerías, de salas de teatro y de cine, de escuelas, de universidades”, aseguró el titular que se tienen razones para celebrar.

En ese sentido, Alonso Grau habló de la campaña de acciones que prevé el ministerio durante este año para festejar “por todo lo alto” los 60 años del discurso pronunciado por Fidel Castro en junio de 1961, conocido como Palabras a los Intelectuales.

De acuerdo con el también poeta y editor, este es un discurso fundador, del que se dice nace simbólicamente la política cultural de la Revolución, “ahí están las ideas fundamentales, los principios de todo lo que se ha hecho”.

Según destacó, se quiere que la conmemoración sea una fiesta, “porque tenemos que sentirnos orgullosos de la política cultural que tenemos, que no es perfecta, mucho menos cuando tiene que hacerse en las condiciones que se ha tenido que hacer, que han sido de trinchera”.

Con respecto a los ataques de los que ha sido víctima la cultura cubana y sus instituciones en estos últimos tiempos, el ministro declaró que estos chocan contra ese espíritu de participación, contra el trabajo de los escritores y artistas, del movimiento artístico cubano revolucionario, contra la verdad y la obra cultural de la Revolución.

Se ha estado ignorando lo que ha significado el trabajo de las instituciones culturales, lo que significan la UNEAC y la AHS como canales y espacios para el debate con las instituciones sobre los temas inherentes a la política cultural, manifestó.

Se quiere invisibilizar esa obra, se ha ignorado la complejidada del arte que nosotros auspiciamos y por eso atacan las instituciones, porque sin ellas sería imposible hacer todo lo que hacemos, el nivel de cobertura y de respuesta que se da a las expectativas culturales de la población, lo que significan para mantener una dinámica cultural como la que tenemos, continuó el ministro.

Por eso, enfatizó, se va a celebrar todo el año el aniversario de Palabras… junto a los 60 años de la UNEAC y los 35 de la organización de los jóvenes y artistas.

Sin la cultura sería inconcebible el proyecto socialista nuestro, por eso es que la están atacando, se quiere fracturar la unidad entre nuestros escritores y artistas y las instituciones nuestras, se quiere fracturar la unidad entre la vanguardia artística y la vanguardia política que se gestó durante todos estos años, se quiere fracturar nuestra identidad, resaltó.

Alpidio Alonso dijo que se sabe bien lo que significa la voz de nuestros intelectuales, «la onda expansiva que genera una opinión de un intelectual y por eso están tratando de atacar la cultura».

Pero contamos con la vergüenza de nuestra gente, con el patriotismo demostrado por nuestros escritores y artistas, por el compromiso que se ha visto en este último año de trabajo que ha sido extraordinario, destacó.


«Tienes la palabra» para dialogar en la construcción cultural del presente y el futuro de la Nación

En junio de 2021 se cumplen 60 años de los tres encuentros sostenidos por el Comandante en Jefe Fidel Castro y otros dirigentes del gobierno revolucionario, con artistas y escritores en la Biblioteca Nacional de Cuba José Martí. Ese intercambio marcaría el inicio de una larga, continuada y ascendente relación entre las vanguardias política y artística en nuestro país.

Palabras a los intelectuales, como se conocería el discurso con que el líder revolucionario concluyó aquellos encuentros, se constituiría en la plataforma que establece los principios esenciales de la Política Cultural de la Revolución Cubana. La participación de la vanguardia artística y la democratización de la Cultura constituyen pilares esenciales de esta política, inaugurada a pocas semanas de la declaración del carácter socialista de la Revolución.

El Ministerio de Cultura y los creadores cubanos, han organizado un programa conmemorativo para celebrar los sesenta años de aquel acontecimiento. La participación de escritores, artistas y promotores culturales, el diálogo honesto y la crítica responsable, son los atributos principales del razonamiento que se quiere promover en torno a los desafíos actuales de la política cultural cubana. Este intercambio al que convocamos hoy, se extenderá durante los próximos meses y dará continuidad a las acciones que desarrolla el Ministerio de Cultura con el fin de perfeccionar su sistema institucional y articular el Programa Nacional de Desarrollo Cultural hasta el año 2030.

Fidel Castro durante el discurso conocido como «Palabras a los intelectuales», en la Biblioteca Nacional, el 30 de junio de 1961. Foto: Archivo del sitio Fidel Soldado de las Ideas.

Este abarcador programa será acompañado de una atractiva plataforma comunicacional. Las instituciones más representativas de nuestro amplio y diverso movimiento cultural enriquecerán este esfuerzo con acciones que movilicen al diálogo en diferentes sectores del país, incluidos la educación, la ciencia y los medios de comunicación. La UNEAC y la AHS también se suman al Ministerio de Cultura, mediante programas de actividades que festejan, de manera simultánea, sus 60 y 35 respectivos aniversarios.

El @CubaCultura a través de @AlpidioAlonsoG , su Ministro, en estos momentos presenta la campaña #TienesLaPalabra la celebración de los 60 años de Palabras de los Intelectuales. Ademas de los 60 de la @UNEAC_online y los 35 de la @ahsjovenescuba pic.twitter.com/JRS3MzeCSo

— Cubarte (@CubarteES) February 10, 2021

Como parte de este programa, se promoverán espacios de intercambio, textos y audiovisuales que, desde una perspectiva histórica, dialogarán sobre los problemas actuales de la cultura cubana. Las redes sociales constituirán escenario fundamental de este intercambio constructivo, que concederá especial protagonismo a los jóvenes. Las nuevas generaciones de creadores, como aquellos de hace 60 años, tienen la palabra hoy para intercambiar sobre los desafíos de la cultura y abrir un nuevo ciclo de reflexiones colectivas que se pregunte, una vez más, de dónde venimos y hacia dónde vamos, en medio de las numerosas presiones e intentos desestabilizadores que asedian a la Nación.

Los jóvenes escritores, artistas y promotores culturales cubanos, con limpia voluntad creativa e irrenunciable compromiso y confianza en sus instituciones, sumarán su palabra a la de todas las generaciones que hoy se dan la mano en el concierto de la cultura cubana, por la transformación revolucionaria de la patria.

“Tienes la palabra” es el mensaje principal de esta conmemoración, que nos invita a volver a la frase final de las Palabras a los Intelectuales y a la plenitud de su espíritu para dialogar con disposición en la construcción cultural del presente y el futuro de la Nación.


Librerías: espacios esenciales en las nuevas realidades sociales contemporáneas

“…sólo el júbilo que me produce entrar en una gran librería es comparable al frío que se siente al entrar en un gran arsenal”.

José Martí.

(Diario La Nación El 13 de enero de 1886)

“Las librerías son antros donde se pasean unos tipos raros que ojean lo que no compran, que hojean lo que sólo pueden mirar…”

César Hildebrandt

(Periodista limeño)

Quien se decida a realizar una exhaustiva búsqueda bibliográfica, acerca de temas relacionados con las instituciones culturales en nuestro país, podrá percatarse de siguiente detalle: sobre las librerías resultan, aún, escasos los trabajos que atiendan suficientemente su quehacer y papel, en torno a procesos articuladores como el servicio y la gestión cultural o su participación en la producción de conocimientos e intercambios de información y significaciones de la sociedad.

La necesidad de indagar en estas y otras zonas de profundas connotaciones para estas instituciones, cuya actividad se relaciona con las formas tradicionales del consumo de libros, radica en el largo tiempo que han estado presentes en los itinerarios y prácticas culturales[1] de muchos cubanos. Ocupan un lugar crucial en la memoria colectiva, fundamentalmente, por el interés de los servicios que prestan y de sus usos, servicios que dejaron de ser una práctica de consumo cultural[2] elitista mediado por signos de status, con peso en las competencias económicas o culturales.

Lo antes descrito les ha permitido ganarse cierta distinción y destaque en los distintos momentos histórico-culturales de nuestra sociedad, a partir de interconexiones establecidas en el tejido social, que les imprimen características —quizás las más conocidas— como las de ser soportes estructuradores de barrios y actividades culturales y lugar de afinidades cultivadas de diversas maneras: El lugar “donde a la memoria y la emoción se suma el encuentro, según postulados de la sicogeografía[3]”.   

El periodista, narrador, crítico y editor cubano Imeldo Álvarez García, da cuentas en su artículo «Libros, libreros y librerías”, de la impronta emotiva que estos lugares tienen al plantear “que valdría la pena compilar los criterios y anécdotas de los más importantes escritores, artistas e intelectuales sobre las librerías [donde] Saldría un libro colmado de experiencias incalculables en la memoria de cualquier densidad cultural”. Aunque valdría la pena recoger también las vivencias de otros grupos sociales, pues la permanencia y diversificación de las librerías por todo el territorio nacional[4] patentiza una de las maneras en que se han defendido, nuestros derechos culturales, en tanto, hacer usos de sus servicios,[5] ejemplifica la democratización y acceso a los productos culturales (específicamente los productos editoriales).

II

Urge recuperar y organizar la mayor cantidad de información posible sobre las librerías porque en Cuba, “donde se libra actualmente la más auténtica revolución cultural de estos tiempos, la librería tiene un significado distinto”[6],  al estar sometidas, entre otras mediaciones, a las cambiantes condiciones de la realidad social contemporánea, caracterizada por la diversificación (y nuevos hábitos) de consumo de bienes y servicios culturales que coadyuvan, de una manera u otra, a debilitar su viabilidad.

La diversificación de este tipo de consumo, ya ocupa el centro de disímiles procesos de reproducción social, lo que significa para las librerías, a escala local, según la opinión del pedagogo vazco, experto en politica y gestión cultural, Iñaki López Aguileta, “una dura competencia en el sector del ocio y la cultura, teniendo en cuenta la existencia de muchas ofertas públicas y privadas, en el hogar y fuera de él”[7].

Pese a las amenazas que se derivan de estos contextos, las librerías siguen desempeñando, desde su objeto social, el papel primordial de asegurar la bibliodiversidad y el fomento de la lectura de los niños, jóvenes y adultos, razones que convocan e invitan a reflexionar acerca de su lugar como espacio público que ha de ser promovido y defendido por todos los actores de la sociedad, los que deben (debemos) reconocer los roles y funciones de estas instituciones, para hacer ciertos las distintas proyecciones y asumir la pertinencia de valorizar la oportunidad que representan para el desarrollo cultural.

Este reconocimiento puede catalogarse de estratégico porque, hoy día, sobre las librerías se ciñen no pocos pronósticos oscuros, que guardan relación por una parte —y terreno de agudas polémicas— con el empuje de las tecnologías de la información y las comunicaciones (Tics) consideradas, muchas veces, colaterales a todo el ciclo productivo del libro[8].  y que afecta indiscutiblemente a los actores involucrados en ese proceso, entre ellos el lector y el libro respectivamente.

Por otra parte relacionados con comportamientos culturales,[9] tanto en el ámbito social y educativo, que indican que la práctica de lectura está quedando por debajo de otras prácticas como escuchar música, ver la televisión, escuchar la radio y ver películas en el hogar gracias al amplio inventario de equipos electrónicos para ello. En otros términos: desplazamientos hacia otras zonas «más atractivas” que dan motivos, a veces extremistas, para decir que las librerías “se están vaciando aceleradamente».  

Si bien en ambos sentidos existen verdades (relativas), resulta oportuno señalar que estas son las nuevas configuraciones donde las librerías se están (de)construyendo; asimilando e integrando otras interrelaciones y dinámicas para ampliar sus servicios, que no debe ser exclusivamente la venta de libros. Configuraciones donde las Tics pueden ser, efectivamente, excelentes aliadas ante las oportunidades que ellas proporcionan[10].

III

Datos obtenidos de las encuestas sobre el consumo y prácticas culturales en América Latina[11], apuntan a que la asistencia y/o visitas a librerías están exhibiendo cifras alentadoras lo que corrobora que estos espacios constituyen un incentivo para satisfacer intereses diversos. Cuba no es la excepción.

En los estudios que se desarrollan sobre el consumo de libros (producto cultural líder de la industria editorial), las visitas a librerías poseen una importancia particular, en tanto contribuyen a diagnosticar el sistema de prácticas relacionadas con el mismo. Preguntas diseñadas sobre la asistencia o visitas a librerías se realizan con el propósito de diagnosticar la utilización (uso) de esos espacios, ambos a disposición de las personas durante todo el año, a lo cual se debe agregar que visitarlas y ser socio de alguna es una práctica fácil de realizar y se pondera sobre la base de la importancia, utilidad y promoción de la lectura.

La información de y sobre las librerías, extraídas de estudios que indagan en otros fenómenos culturales vinculados con las mismas, sugiere y  aporta un  material nada desdeñable para el diseño y puesta en práctica de los resultados concretos de las políticas del libro en estos espacios culturales, esfuerzos institucionales a los que se incorporan investigadores de instituciones culturales y académicas, así como los propios  agentes de la industria cultural del libro, preocupados, desde visiones interdisciplinares y la conveniente combinación de recursos metodológicos, en conocer las razones por la que determinados grupos sociales asisten a las librerías y a cuáles asisten.

En perspectiva las valoraciones anteriores contribuyen a bosquejar los actuales derroteros de las librerías, que deben trabajar por superar la representación tradicional como el lugar donde se venden libros, creencias, muchas veces compartidas, entre la población y el personal que labora en ellas[12] y apostar por una  orientación hacia:

  • el servicio caracterizado por la creatividad; la utilización eficientemente de la información aportada por los estudios de la demanda; el sustento en diagnósticos socioculturales y programas de actividades flexibles; por la articulación de la actividad atendiendo a los principales factores que influyen en la conducta del consumidor como: los culturales, sociales y personales.[13] Asirse a la convicción de que presentar un servicio de buena factura contribuirá al aumento de hábitos, necesidades, demandas y expectativas culturales en la población (potencial comunidad de usuarios).

IV

A modo de conclusión, repensar las librerías como espacio público de la cultura, dedicado a la comercialización, posee intereses específicos que no deben dejarse pasar por alto, dígase, las relaciones que se establecen entre el binomio economía―cultura, pues están en el terreno del sector cultural cuyas actividades económicas se vinculan a la producción cultural a partir de ofertas que intentan satisfacer un tipo de necesidad específica: la cultural.  

Desde estas relaciones se visualiza la importante función de las librerías de ser una organización económica proveedora de servicios de distribución, función que las coloca en calidad de sociedad humana que tiene en mente los intereses de ese tipo de organización, situación que, en ocasiones, convierte las ventas al público en obsesión para los libreros,  sin tiempo para reparar en la responsabilidad de lo que representa el producto cultural editorial, de manera general, de otro tipo de producto.

La gestión comercial con enfoque cultural, un tipo de gestión venida a bien dentro del modelo de actualización social y económico cubano, está llamada a solventar las deficiencias generadas por esas posturas y reordenar los procesos en aras de elaborar engranajes más orgánicos. Gestión que está llamada a defender, “la única riqueza renovable (la cultural) y por tanto inagotable que tenemos [la cual] no puede ser sometida a las leyes de la oferta y la demanda”[14].

Así los procedimientos de trabajo a elegir ―o los elegidos―, tendrán inevitablemente que ser consecuentes con la creciente importancia del binomio antes señalado y tener la voluntad por comprender, acompañar y dominar mejor el lenguaje del mercado cultural (armónico y coherente con nuestra política cultural); realidad que exige entrenamientos más sólidos de los libreros y otros gestores para trabajar con recursos científicos de la actividad cultural más complejos, expeditos para estimular el deseo y la necesidad de llegarnos a esos “grandes arsenales” y sentir que tienen definitivamente un protagonismo mayor en nuestra vida cotidiana.

Notas y referencias bibliográficas

[1] Prácticas culturales (PC): se define como conductas y formas de proceder de las personas que expresan cierta relación con los objetos culturales. La acción directa y conscientemente practicada por los individuos, por ejemplo, escribir, asistir a funciones de teatro o visitar galería, bibliotecas y librerías, etc.

[2] El consumo cultural es un concepto estratégico para interpretar hoy día los asuntos culturales. El teórico de la cultura Néstor García Canclini, lo define como “el conjunto de procesos de apropiación y usos de productos en los que el valor simbólico prevalece sobre los valores de uso y de cambio, o donde al menos estos últimos se configuran subordinados a la dimensión simbólicas”. La idea del consumo cultural suele tener un ámbito de aplicación más amplio en el que caben las actividades relacionadas con los servicios culturales.

[3] La cursiva pertenece al escritor, poeta y ensayista español Manuel Rivas, que desde esta disciplina de la psicología, que estudia, entre otros aspectos, los efectos psíquicos que un determinado contexto produce en los individuos o entender los efectos y las formas del ambiente geográfico en el comportamiento y emociones de las personas, aseveró que sin las librerías y las bibliotecas no existiría la ciudad.

[4] Más de 310 librerías en funcionamiento según el Instituto Cubano del Libro.

[5] La respuesta de los usos, a decir del investigador granmense Máximo Gómez Castell, se objetiva en las producciones de sentido, en la actitud creativa de los individuos.

[6] Más información consultar el artículo de Imeldo Álvarez García “Libros, libreros y librerías”. Disponible en http://www.cubaliteraria.cu/artbaul.php?idarticulo=23

[7] Iñaqui López Aguileta (2002). La promoción del libro a escala local. Ponencia presentada en el XVIII Congreso Nacional de Libreros. Orense, Bilbao, Portugal. 1-4 de mayo.

[8] En el esquema del ciclo productivo del libro en Cuba las librerías se destacan como uno de los eslabones esenciales en la distribución. Ellas responden como estructuras comerciales al Instituto Cubano del Libro (ICL) y administrativamente a los Centros Provinciales del Libro y la Literatura.

[9] Entiéndase por comportamiento cultural el comportamiento exhibido por los seres humanos, o sea, la manera de proceder que tienen las personas en relación con su entorno o mundo de estímulos.

[10] El diseño y puesta en práctica de proyectos como los cibercafés, áreas de lecturas en la red o áreas para descargar libros digitales (gratuitamente) de las bibliotecas virtuales son algunos de los ejemplos que ilustran el resultado de estas alianzas.

[11] Refiérase, entre otras, a los datos recuperados de los informes del Centro Regional para el Fomento del Libro en América Latina, el Caribe, España y Portugal (CERLALC) al cual pertenece Cuba, los informes iberoamericanos del libro y a la segunda Encuesta Nacional sobre Prácticas de Consumo Cultural realizada por el Instituto Cubano de Investigaciones Culturales Juan Marinello (ICICJM) en coordinación con el Centro de Estudios de Población y Desarrollo (CEPDE) de la Oficina Nacional de Estadísticas (ONE).

[12] Ver “La Gestión de los Servicios Culturales desde  la perspectiva socio-cultural en Santiago de Cuba. El Caso de las Librerías” de Liudska Guadarrama Álvarez.

[13] Los factores que influyen en la conducta del consumidor cultural serán determinantes en la toma de decisiones para usar o no el servicio que se presta. Según Philip Kotler, economista y especialista en mercadeo, estos son los: Factores culturales, sociales y personales.

[14] Fragmento de una exclusiva de Fornet aparecida en el artículo » Cultura cubana: Nunca respuestas fáciles a preguntas difíciles.» Publicado: en el sitio digital Cubarte el 27 de febrero de 2012.


«Seca» de Caminos Teatro: ¡Hay que verla!

Con el montaje de “Seca”, de Roberto D. M. Yeras, la agrupación Caminos Teatro vuelve a salir airoso en el panorama teatral avileño. Pero el nivel de las actuaciones todavía le dará algunos dolores de cabeza, antes de que entorne por un mejor camino.

Considero que una de las debilidades de su montaje está en que el espectador no podrá encontrar una escuela de la actuación donde apoyarse para entender de qué se trata. Y pareciera que todavía las cosas no cuajan del todo a la hora de decidirse por la actuación basada en el modo preferido de Bertolt Brecht, la experiencia y la identificación para producir asombro y educar a las masas; o en el método de Serguei Stanislavski, donde lo vívido tiene la preponderancia y se lleva a su máxima expresión el asunto de caracterizar a los personajes y situaciones.

Digo esto porque en la hora y cuarto que dura la puesta no hay algo que nos desvíe el interés para hacernos mirar el reloj. Nos quedamos en nuestra silla más que interesados en la trama que se desarrolla ante nuestros ojos.

Seca, por Caminos Teatro/ foto de vasily m. p

Por lo tanto, tiempo y ritmo van de la mano, buenamente, para que la historia se vaya desenrollando de manera veloz y sin atolladeros. Nos llega a cautivar todo lo que ocurre en escena y hasta nos hace ser partícipe de cada suceso. Si algún personaje tropieza, nos reímos; si alguno hace algo que da lástima, pues nos acongojamos; y así, la puesta nos atrapa desde el mundo afectivo hasta el raciocinio.

Pero, ¿qué es lo que pasa que no nos podemos centrar en los personajes tranquilamente? Es más sencillo de lo que parece. Por lo general, cuando un grupo de teatro hace su trabajo de mesa, valora las posibles escuelas de actuación por la que ha de erguirse su trabajo escénico. Y hacia esa pauta se dirige la dirección de actores.

Con esto se consigue que los niveles de actuación estén lo más parejo posibles para no “marear” al espectador y conseguir que el mensaje de la obra llegue lo más pronto y certero posible. Además de que se perfila mejor el objetivo del montaje y se refuerzan las debilidades dramatúrgicas que pudiera tener el texto.

Claro que esto no tiene que ser una camisa de fuerza. Cada grupo trabaja a su manera y como mejor le parezca, pero en una cosa sí parecen coincidir todos, y es en la manera en que cada uno de los actores interpretan sus personajes y lo que obtiene con esto.

Si vemos el montaje que ha imaginado Juan Germán Jones (https://uneaciegodeavila.cubava.cu/artes-escenicas/juan-german-jones-pedroso/), y la preparación actoral que ha venido supervisando Jenny Ferrer (https://uneaciegodeavila.cubava.cu/jenny-ferrer-diaz/) con cada uno de los actores, enseguida se echa a ver que algunos de ellos están sobre la línea de lo conversacional. Un tanto a tono con los cánones más contemporáneos de la dramatización cubana donde se apuesta por el discurso verbal más que por el escénico o imaginario.

En este tipo de línea actoral podríamos ver a Roberto Castillo en su personaje del Nene, Jorge Luis Sardinas en El Papi, esencialmente. A pesar de ser un teatro arena, y de no exigir una grandilocuencia en el actor, sus representaciones descansan sobre algunas caracterizaciones físicas, y casi ninguna psicológica. Muy a pesar de que ambos tienen historias personales como para sacarles todo el jugo interpretativo.

Por el contrario, la Raza, interpretado por Mercedes Mesa, tiene una profundidad psicológica que lo lleva a echarle mano a recursos como la tartamudez, los tics nerviosos, las grandes gesticulaciones, y otros, que hacen que su personaje sea más disfrutable en cuanto a las posibilidades histriónicas de la actriz. Pero como que desentona, un tanto, ante una Yamara Pereira y Yanelis Velázquez en los roles como La Chula y la Jefa, indistintamente, y el resto del grupo. Y hasta pudiera crear ese ruido molesto, cual motor de una turbina de agua, a los que quieren concentrarse en la dramatización en sí.

La actuación de Mercedes, para los que gustan de la “vieja escuela”, es memorable y con una fuerte dosis de credibilidad. Porque el uso que hace de la personificación es mesurado y logra que se dibuje un personaje maltratado por la vida y las situaciones familiares inapropiadas. Por lo que su personaje cala en el espectador y se vuelve identificable.

Mercedes Mesa en el presonaje de la Raza/ foto de vasily m. p

No quiero decir con esto que la obra adolece de una dirección actoral más precisa. Todo lo contrario. Llegar a este tipo de representación y con la calidad que tiene, en apenas cinco puestas, es un mérito.

Una pieza teatral todavía no llega a “cuajar” todo lo que tiene para ser considerada un verdadero ejemplo de genialidad, con muy pocas puestas ante el público. En la medida que más personas la ven, y los críticos hagan su trabajo, pues ganará en precisión y calidad.

Con una esmerada concepción escenográfica, la puesta nos revela una especie de cárcel circular, donde los personajes interactúan y sueltan al viento los textos tan paradigmáticos y esclarecedores.

Los elementos escénicos cumplen su función al montar y desmontar el espacio de realidad en que descansa la obra. Por momentos es una cárcel, en otros, un espacio arquitectónico; también es la habitación donde ocurren los interrogatorios y la calle donde se citan el Nene y la Jefa. A veces es un ring de boxeo.

En más de tres líneas de tiempo, donde se juntan pasado y presente, las historias de los personajes se entrelazan y generan nuevos conflictos que van in crescendo hasta dar con el desenlace ¿trágico?

Y estos puntos de vista hacen que la puesta se vuelva interesantísima al colocar al concurrente en función de anotar y recordar los “bocadillos” más importantes, y a descartar aquella información que no esclarece ninguno de los subtramas.

Es casi un ejercicio intelectual donde el espectador asume el mayor protagonismo. Y eso es una cortesía. Se agradece. La acción intelectual del espectador siempre traerá consigo la mejor retroalimentación posible. Es casi el objetivo supremo de una obra de arte: la comunicación.

En este sentido, creo profundamente que la pieza se inscribe dentro de aquellas “raras avis” en el panorama teatral cubano, que no echa a mano al fenómeno “Cuba” para achacarle las culpas de todos los males que cohabitan con los cubanos. Asunto que me ha llevado a pensar en una crisis de la dramaturgia en esta isla, en los últimos diez años, porque no todo en el teatro tiene por qué ser la oscura realidad ni la espina contra el sistema político que hemos decido llevar sobre los hombros.

Recuerdo obras como las del grupo El Portazo, algunas de Teatro del viento, y otras a todo lo largo de la ínsula, que repiten el nombre CUBA como si quisieran encontrar en ello a un culpable, un redentor o una tabla de salvación, en vez de ponerle el nombre que llevan los responsables de las cosas nefastas que ocurren a diario.

Recuerdo, también, a Fernando Pérez con su multipremiada de 1996, donde es evocada Cuba, el nombre un  personaje, con el doble sentido a su máxima expresión y una fuerte carga dramática.

Historia aparte, pareciera que nadie quiere ponerse el arma de la censura sobre la sien, o se la pasan de mano en mano, provocativamente, para armar cierto caos y para ello, disfrazan un discurso adverso a la política cultural de la Revolución, y a la Revolución misma, tras ese sustantivo provocativo.

¿A quién critican cuando evocan a Cuba ante los males que denuncian? ¿Quién es Cuba?

Por suerte, en esta obra, es una palabra apenas dicha. Bastante tenemos ya con nuestras cruces como para querer convertir el teatro de esta nación en calvario.

Caminos Teatro tiene, aquí, obra para seguir trabajando y reestrenar una vez que la pandemia de la COVID-19 abandone para siempre nuestro terruño. Con perfilar un poco más los hilos de la actuación se conseguirá que la pieza gane en sostenibilidad y coherencia. Así, su estructura escénica y dramática se erguirá hasta los mismos cielos.


Forodebate «Rejuvenecer la política». Un homenaje a los hermanos Saíz

La Asociación Hermanos Saíz, en homanaje a Luis y Sergio Saíz, este 13 de agosto, convoca al forodebate «Rejuvenecer la política». Como invitados contará en esta ocasión con Keyla Rosa Estévez, Directora del Centro de Estudios Sobre la Juventud; Iramís Rosique Cárdenas, investigador de la joven vanguardia; y Claudia Alejandra Damiani, escritora de la Asociación.

A continuación, los invitados realizan varias reflexiones en torno a la temática del debate virtual, usted puede dejarnos sus criterios, opiniones o preguntas.

Queda abierta la sección de comentarios para usted.


 

Senda para un tiempo

Luis Saíz

Diciembre de 1956

Hermano en el tiempo:

yo quiero tenerte de frente al sol…

Detén por un momento esa vana carrera sin meta,

y escúchame.

Yo soy como tú… ¡somos iguales!

la voz recién se me siente grave

y la hombría plena

la barba escasa y el ansia llena

de vivir,

también laten en mí…

Pero yo necesito que te detengas,

hermano en el tiempo:

la vida… ¿sabes…? es algo más que esa fiesta eterna

que la burla fácil,

que la risa franca,

que despreocupación de adolescencia;

por eso yo te pido que hagamos juntos

una excursión que sepa a realidad…

Quiero llevarte por los trillos de sol

hacerte sentir el dolor de tabaco

y la pena oculta que duerme

callada, ¡en espera!

tras la puerta sucia de cada bohío;

Quiero, hermano en el tiempo,

saberte entre dientes el dolor humilde

de tanto obrero muerto;

que veas niños llorando portales,

ancianos de mano extendida

(nieve en súplica de verano),

y que sepas la historia

de los que no tienen padres,

ni risa,

ni Reyes Magos,

ni hogar,

ni escuela,

ni saben la canción de vitrola

o el artista de éxito…

Los que no tienen la mesa servida,

ni cama tendida

tan sólo un portal que llora

perdido en la brisa…

Ansío llevarte en ese recorrido de sombras,

tan ajeno al disco, al club y la moda.

¡Ven para que hagamos este viaje con sabor a realidad!

Hermano en el tiempo

ya es hora que comprendas…

Hermano en el tiempo,

encuentra tu senda,

olvida los ritmos exóticos,

los finos perfumes
y el baile de moda.

Elévate desde la misma parte en que te unes

a la tierra más cerca de esperanza,

y dilo con fuerza de entraña viva:
¡Ya no soy ajeno en ideal!

¡Ya encontré la única senda!

 


 

En un mundo con días cada vez más cortos

Por: Iramís Rosique Cárdenas

Cuando nos enfrentamos a la cuestión de cómo los jóvenes cubanos se involucran en la política, fundamentalmente en la política revolucionaria —que es la que nos interesa por aquí—, hay algunas condiciones y fenómenos que están presentes en el panorama nacional que no pueden ignorarse. En primer término, hay que señalar lo que podría llamarse una desideologización política en grandes capas de la población, y especialmente en una franja importante de los jóvenes, sobre todo los más cercanos a la adolescencia. Los ídolos, fetiches y luces de la cultura de masas que nos asola como un tsunami alejan el interés de muchos respecto a militancias comprometidas —de uno u otro signo—, servicio público, compromiso, al tiempo que los hunden en el hedonismo más hueco. Y hablo de desideologización política y no de despolitización, en tanto este proceso y estas actitudes no dejan de representar posiciones políticas con significado para el proyecto de sociedad cubano.

El capitalismo no necesita para avanzar una masa crítica de individuos constituidos como sujetos políticos, sino que avanza precisamente sobre la negación, a las grandes multitudes, de la posibilidad de constituirse como sujetos políticos. En el socialismo es todo lo contrario: depende, para su realización, avance y supervivencia, de la constitución de una masa crítica de pueblo como sujeto de transformación revolucionaria. Nada puede ser más deletéreo para el proyecto político de la Revolución, nada puede ser más contrarrevolucionario que esta aparente apatía, que este desinterés por lo público, por lo político.

De la mano de la desideologización política, asistimos al mismo tiempo —paradójica, pero no casualmente— a un auge del pensamiento liberal. Cuando digo pensamiento liberal no me refiero a una escuela económica o politológica puntual, sino al fundamento epistémico, teórico, categorial profundo de todo el capitalismo, a la Ideología —con mayúsculas— por excelencia de la burguesía.

Ese liberalismo como lógica, como lenguaje, como forma de entender los fenómenos sociales, que reaparece como un fantasma que se creía superado, y que se refuerza con la influencia del mar capitalista que nos rodea, encuentra acomodo y espacio cada día más en nuestra sociedad, incluso en las instituciones creadas por la Revolución.

Por ejemplo, podemos percatarnos de esto en empresas encargadas de ejecutar la política cultural de la Revolución, y que en virtud de la rentabilidad o de otros criterios, propios de una forma liberal de comprender el consumo cultural, violan esta política. Nuestras universidades —por citar otro ejemplo—, empujadas por las circunstancias, por la «ausencia crónica de revoluciones socialistas en el mundo» —como han dicho unos compañeros hace unos meses—, deben adecuarse a criterios de homologación, a estructuras, a unas academias, que son en sí mismas cajas de resonancia de ideología burguesa. Y no es nada fácil permanecer inmune. Por fuera de las instituciones el escenario suele ser mucho más lamentable: el liberalismo campa a sus anchas. Esta situación ha ido convirtiendo a la cultura socialista y a la ideología socialista más radical en espacios de resistencia, en culturas de resistencia: terminamos por necesitar una trinchera dentro de nuestra propia casa.

A este panorama, que opera a contrapelo de una politización de izquierdas consecuente de grandes capas de la juventud, hay que sumar obstáculos que tienen que ver con deficiencias del propio campo revolucionario. Asistimos a un envejecimiento de las prácticas políticas tradicionales. En medio de un mundo con días cada vez más cortos —del que Cuba no puede escapar—, la idea de una juventud expectante a la espera de las convocatorias a los grandes acontecimientos ya no funciona: ese no es el momento político actual. Constantemente surgen de entre la masa juvenil iniciativas, proyectos y colectivos que desarrollan prácticas emancipadoras, que se constituyen como trincheras, como esos espacios de resistencia y de revolución, en medio de la apatía; y las instituciones revolucionarias tradicionales han sido deficientes en reconocerlos, metabolizarlos e integrarlos orgánicamente como miembros de la familia de la Revolución.

Estos colectivos emergentes existen en verdadera resistencia; porque mientras quienes operan bajo la hegemonía de la restauración del capitalismo disfrutan de los oscuros apoyos y las redes de influencia que ese campo ofrece, cada iniciativa revolucionaria extrainstitucional está sola. De hecho, casi todos los jóvenes revolucionarios que conozco se han sentido solos en algún momento, se han sentido los únicos, y todos manifiestan una tremenda y desesperada sed de conocer semejantes.

En esta hora de la Revolución nuestras organizaciones juveniles, más que «correas de transmisión» deben transformarse en espacios de confluencia y canalización de toda la creatividad y el ímpetu revolucionario joven; porque, además, cuando la Revolución no asume orgánicamente ese moméntum, siempre lo aprovecha alguien más.


 

Juventudes Cubanas: ¿Izquierdas? Políticas sociales y Derechos

Por: Keyla Rosa Estévez

La invitación a participar del panel llegó en un momento en que estudio los antecedentes relacionados a ser o no una juventud de izquierda. ¿Qué significa para los jóvenes cubanos esa etiqueta y la realidad o no en torno al tema?, por lo tanto, aprovecharé no para dar mi opinión al respecto, sino para que en el debate que se establezca permita también esclarecerme de elementos desde los propios protagonistas.

El Estado cubano reconoce en la Constitución de la República de Cuba los deberes y derechos de cada ciudadano con la eliminación de la discriminación de género, etnia, color de la piel, por zona geográfica, según sexo, grupo etario y estrato social y poblacional.

Las políticas sociales diseñadas e implementadas en el país tienen entre sus propósitos preservar la equidad social sobre la base de la universalidad y gratuidad en los servicios sociales básicos. Estas políticas constituyen el principal instrumento de referencia de un sistema de acciones dirigidas a la juventud. En la actualidad, la política de juventud continúa insertada dentro de las políticas sociales dirigidas a toda la población, pero es aún insuficiente el alcance de mayor integralidad entre las acciones que se desarrollan. No obstante, dicha política tiene un amplio alcance, pues involucra políticas económicas, sociales, programas, estrategias, proyectos y acciones específicas en áreas diversas: educación, empleo, salud, cultura, arte, ciencia y tecnología, política, entre otras.

A pesar de ello, nuestros jóvenes tienen inquietudes y preocupaciones como son la incapacidad de los ingresos económicos para satisfacer sus necesidades, incluidas aquellas que son propias de la edad. La garantía de empleo, la posibilidad de tener un espacio propio para vivir, las desigualdades sociales y las opciones para el uso del tiempo libre y la recreación, también presentan índices notables como problemas de los jóvenes; en particular para algunos grupos.

Cómo se activan para participar de estos procesos y qué posibilidad tienen de hacerlo, o si saben o quieren participar de procesos constructivos, son de las ideas que pretendo que muevan el debate.

Cierro con la idea de quienes ejercemos una u otra profesión no tenemos verdades absolutas sobre estos temas tan subjetivos y polémicos, por eso prefiero el debate abierto, donde no existe de antemano verdades establecidas; que cada uno de los participantes tengan la capacidad de escuchar y respetar los criterios de todos.


La política de no meterse en política

Por: Claudia Alejandra Damiani

Cuando me propusieron participar en un forodebate cuyo tema es la juventud y la política, como miembro de la sección de lLteratura de la AHS, me pregunté ¿por qué yo?, ¿qué tiene que ver mi quehacer diario con la política?, ¿y si no tributo a ella, qué de relevante podría decir? Después me di cuenta que este pensamiento es parte del problema.

Creo que no es errado generalizar mi reacción y decir que muchas veces entendemos lo político como algo ajeno: la política es solo política para sí misma, y de ella se ocupan solo los profesionales de esta esfera, los cargos públicos o quienes la abordan desde una posición de militancia. Son estas nociones reduccionistas, las mismas que hablan de ciencias “duras” (como la ciencia verdadera), y ciencias “blandas” (a donde se relega todo lo que atañe solo al ser humano) o que cuestionan la relación entre las ciencias (duras) y la filosofía. Como si todas esas actividades no tuvieran en lo humano, su esencia: ¿a quién atañe estudiar y entender los fenómenos de la naturaleza o las relaciones entre entidades abstractas?, ¿para quién es la tecnología?… puede parecer que estoy desvariando, pero la relación entre política y filosofía no es casual, ni la relación entre estas y cualquier otra actividad humana. El origen de ambas palabras proviene de la antigüedad griega, donde política era todo lo que tenía que ver con la vida en sociedad y esta definición es medular y vigente. La política permea toda actividad social y el ser humano y su producción es impensable al margen de lo social: sin la sociedad no existe lo humano. Entonces, hay que entender que todo lo que hacemos, tiene, por fuerza, un significado y una dimensión política.

Sin embargo, es una postura bastante generalizada en la juventud, definirse a sí misma como “apolítica” o declarar que “no se mete en política”. Esto tiene sus causas (geopolíticas e ideológicas, de hecho): los jóvenes de hoy hemos heredado un mundo aparentemente unipolar, donde existe un bando ganador a las polarizadas luchas del siglo XX, cuyo paradigma fue, sin duda, el progreso social, como fue el progreso industrial, el del siglo XIX.

Que tras las pugnas del siglo XX, el orden socio-económico más antiguo sea el que haya prevalecido, representa una derrota para esas aspiraciones y esa sensación, se traduce en una desideologización y despolitización de la sociedad (tendencia que, por cierto, ya venía ocurriendo, es deliberada, y tuvo un papel importante en la concreción de esa derrota). No obstante, esto es solo apariencia, porque ni el mundo de la actualidad es unipolar, ni el paradigma de luchas sociales del siglo XX ha sido derrotado…

Nos encontramos ante una realidad más heterogénea, diversa y atomizada, y por eso mismo, confusa. La posición apolítica no existe, o más bien es una posición conservadora, declararse “apolítico” es declararse conforme al orden hegemónico imperante en el mundo o, al menos, declararse incapacitado de confrontarlo. Es consentir que se destruyan los ecosistemas y el medio ambiente en general, que se margine a determinados grupos, que existan desigualdades sociales y de género, que las desigualdades de desarrollo entre países no puedan superarse, que mueran personas por causa de las guerras imperialistas, que no podamos ajustar nuestra realidad inmediata a nuestros paradigmas de cómo debe ser esa realidad.

Toda insatisfacción o reclamo individual, responde a una carencia dentro de las dinámicas sociales y, por tanto, es política. El ser humano, como ser social, no puede dar soluciones individuales a problemas colectivos, porque estamos inmersos en una sociedad y a ella nos debemos.

No existe una sola lucha que sea apolítica, como no existe actividad humana a la que se le pueda aplicar, con justeza, tal adjetivo. Lo que ha de ponerse cuidado en entender bien las causas de la enfermedad social y no limitarse a aliviar solo los síntomas, no conformarse con la epidermis del problema.

Para ello es necesario que la juventud se desperece, deje de renegar de lo político (como si de lo político fuera posible escapar) y comprenda que las soluciones individuales, no son soluciones; que toda lucha emancipadora es una lucha política y que toda emancipación es igualmente importante para erradicar las injusticias de este mundo que hemos heredado y que dependerá de nosotros dejar en herencia; que todas nuestras acciones individuales (desde los temas por los que sentimos interés, la forma en que escogemos pasar nuestro tiempo libre hasta los debates virtuales en los que participamos) tienen una dimensión política. La importancia histórica de la juventud como protagonista de los cambios sociales es innegable y, en Cuba, mucho más. Por tanto, es tarea nuestra transformar la realidad para que sea mejor y más justa.


Palabras para abrir caminos

A 59 años de aquel acto, la Unión de Escritores y Artistas de Cuba acogió el panel «Palabras a los Intelectuales: Defender la Revolución es defender la cultura, en el que se debatió acerca de la vigencia de ese discurso, justo cuando también se cumple el primer año del IX Congreso de la Uneac.

La frase más célebre, más citada, discutida y habitualmente sacada de contexto de aquella alocución fue «Dentro de la Revolución todo, contra de la Revolución nada».

El escritor Miguel Barnet explicó su esencia: «Había que salvar a la Revolución, había que defenderla. Salvar la Revolución era salvar la cultura».

«Me di cuenta de que se iniciaba un camino diferente», evocó el también presidente de honor de la Uneac, quien afirmó que las Palabras a los Intelectuales complementaron otro documento esencial de Fidel Castro: su alegato La historia me absolverá.

El director de la Oficina del Programa Martiano, doctor Eduardo Torres Cuevas, consideró que en 1961, año de definiciones, se estaba creando la nueva cultura, la nueva intelectualidad, que eran continuación de los mejores valores de la tradición nacional, pero también determinación de cambio.

El discurso de Fidel, según Torres Cuevas «le dio racionalidad a un proceso: pensamiento y sentimiento… Ahí nació una cultura que no existía antes de esas palabras».

«La Revolución es cultura, eso el primero que nos lo dijo fue Fidel Castro», concluyó Torres Cuevas.

Rafael González, presidente de la Asociación Hermanos Saíz, consideró fundamental para los más jóvenes creadores el contacto directo con la historia. En las Palabras de los Intelectuales Fidel estableció una relación estrecha con los artistas y escritores, que mantuvo hasta el final.

El presidente de la Uneac, Luis Morlote Rivas, resaltó el método que instauró Fidel en aquellas Palabras. Ese diálogo franco y distendido con los creadores fue un ejercicio cotidiano del líder de la Revolución Cubana.

Morlote instó a revisar también el discurso que Fidel pronunció semanas después en la clausura del congreso fundacional de la Uneac, en el que reafirmó el espíritu democrático e integrador de la política cultural naciente.

Los estrechos vínculos de Fidel con la Uneac, dijo Morlote, odedecieron a su interés permante por conocer el pensamiento y la acción de los creadores.

Morlote recordó el análisis que el presidente cubano Miguel Díaz-Canel hizo de las Palabras a los Intelectuales en su discurso en la clausura del IX Congreso de la Uneac, donde remarcó su vigencia y proyección.

El presidente de la Casa de las Américas, Abel Prieto, reflexionó sobre la idea de continuidad que defendió Díaz-Canel en ese discurso, considerado por muchos de los que lo escucharon como «unas segundas» Palabras a los Intelectuales.

Citando frases de la alocución de Fidel en junio de 1961 y haciendo énfasis en su contexto, Abel Prieto destacó la altura, la honestidad, la meridiana posición de Fidel durante aquellos encuentros.

Reducir Palabras a los Intelectuales a un eslogan, a una receta, es lamentable, pues es un discurso lleno de matices, que partiendo de principios sólidos, no renunciaba al diálogo, al debate. Fidel fue un excepcional constructor de consensos, afirmó Prieto.

En el espíritu de las Palabras a los Intelectuales, Abel Prieto instó a los artistas e intelectuales a pensar en cómo la cultura puede seguir siendo útil a la Revolución en los tiempos tan complejos que vivimos.

Al acto asistieron el Ministro de Cultura Alpidio Alonso, la secretaria general del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Cultura, Nereida López Labrada, y miembros de la dirección de la Uneac.

El panel, moderado por la vicepresidenta de la Uneac Magda Resik, será transmitido este martes a las 4:00 p.m. por la Televisión Cubana.

*Tomado de Trabajadores


Réquiem por tu presencia

Esos papeles de Armando me hablan.

Lo primero fue su palabra apasionada, su voz encendida que es futuro y utopía casi perfecta y adorable…

Aunque su partida fue así… tan rápida…; ya lo he repetido una y otra vez, Sí, he estado triste, pero no estoy, no me siento desconsolada…, porque el vacío y el desconsuelo sin fin de aquellas terribles primeras horas sin él, se fue nutriendo de una forma muy sutil de su entrañable presencia y su maravilloso recuerdo, al punto que él sigue llenando mi vida de forma plena… ¡Caramba…! qué grande tiene que ser el amor…, cuán grande tiene que ser todo lo que él hizo a lo largo de mi vida, cuán grande ha tenido que ser él, para que aún, después de su partida, pueda afirmar que no me he sentido sola. Sí, porque Armando dejó una huella de cariño y de amor tan grande en nuestro pueblo y en su patria latinoamericana toda, que ese amor que él forjó me acompaña cada segundo, me abraza y hasta me mima, aunque él ya no esté físicamente. Por eso le doy las gracias por seguirme protegiendo aún con la fuerza que brota de su ejemplo inolvidable, y a ustedes por quererlo, recordarlo y acompañarme con tantas muestras de afecto y cariño del bueno.

Sé que también podrá comprenderse que, aunque en mi alma también hay angustia, dolor y mucho dolor…, y a ratos ese sufrimiento me embarga plenamente, de eso no solo no puedo, ni debo, de eso no quiero y no voy hablar, porque en verdad fui/ soy una privilegiada por haberlo tenido tantos años compartiendo todo…

Para mí, todo está inundado de Armando y claro que no son, ni serán nunca mis lágrimas, el mejor tributo para él; porque nunca quiso que yo sufriera, me colmó de amor…, plantó en mí los más bellos e imborrables recuerdos… Ya hasta me he sonreído recordando su ingenio, su carisma y su buen humor. Desde luego, que él también supo hacerlo todo para que yo viviera plena y, como si fuera poco, del mismo modo, supo dejarme llena de proyectos…

Por mi parte, le agradeceré siempre su confianza por haberme hecho su compañera y esposa para siempre. Por todo ello, les pido permiso para hablarles de Él, del hombre a quien terminé de comprender aquella trágica noche que Fidel partió a la inmortalidad. Y no me pregunten por qué, ni cómo; pero durante esos tristes días que Fidel se fue, supe que el final estaba muy cerca, tanto conocía a Armando que lo pude intuir… Luego, fue así, justo se fue con él, a un año y un día…

tomado del perfil de facebook de Eloisa Maria Carreras Varona

Nunca supe estar lejos de Armando…, porque siempre he tenido la sensación de que me pierdo cuando él no está y deja de iluminarme con la luz, la bondad plena y la transparencia que brota de su ser todo. Pero fue solo a partir de aquella aciaga noche que Fidel se fue y de los conmovedores días de duelo subsiguientes, que comprendí muchas cosas de Armando…, aunque las niñas ya cumplieron 27 y yo cuento más de treinta de que nos acompañamos en la vida ¿Qué no sabré de él?, cuando nunca más me moví de su lado, ni él del mío; todos esos años estuvimos ahí, así, el uno para el otro, siempre. En cada alegría y en cada pena de la vida, que ni la una ni la otra son pocas en un lapso de tiempo como este. Aunque para mí, el tiempo voló luchando cada segundo por sus maravillosas existencias… Aquella noche también comprendí que Fidel es la persona por la que Armando vivió y solo entonces terminé de vislumbrar las razones por las que Haydée amó así a Armando. Porque él, como Abel y Boris, vivió para que Fidel viviera, y ella que era una iluminada, lo supo desde entonces, que Armando también le había entregado su vida; lo demás fue cosa o cuestión del destino de cada quien y un poco del azar que siempre hace lo suyo…

Por eso creo que, cuando Armando se fue con él —a esa otra dimensión en la estrella que me decía mi madre, muy cerca del Señor y del Apóstol…, a continuar en la lealtad en la que vivió por él toda la vida— se fue tranquilo, se fue en calma… Y cuando se fue y en ese último suspiro que me ofreció antes de partir, lo hizo con valentía y no emitió ni una sola queja de dolor. En ese instante decisivo, cuando aún estaba en mis brazos, fue capaz de acariciarme el alma, darme fuerzas y una vez más, brindarme su protección, para poder descansar en paz y no dejarme perdida en medio de tanto desconsuelo.

Por mi parte, puedo confesarles que desde hace muchos años descubrí que estudiar y promover su vida, obra y pensamiento, era lo mejor y más provechoso que debía hacer. Desde el año 1979, cuando era una estudiante de la Licenciatura en Historia del Arte, su pensamiento despertó en mí particular admiración, a partir de que lo conocí, en una conferencia que dictó para los entonces alumnos de la Facultad de Filosofía e Historia, en el Teatro Manuel Sanguily de la Universidad de La Habana. Años después, en las complejas circunstancias y contradicciones en las que se desenvolvió mi trabajo, la ayuda de cada uno de sus artículos, discursos e intervenciones, me permitieron comprender la coyuntura política y, sobre todo, tener la certeza de que, en oportunidad propicia, sus ideas —portadoras de la auténtica Política Cultural de Fidel y la Revolución Cubana— se abrirían paso sin tantos y tan diversos obstáculos para su aplicación. Desde aquellos difíciles momentos pensé que era indispensable que se laborara por difundir su obra y pensamiento; pero al consultarle mi interés, su modestia imposibilitó cualquier gestión en esa dirección.

Fue solo a principios de los años 90, tras el derrumbe del socialismo en Europa Oriental y la URSS, en los embarazosos comienzos del Período Especial, cuando se intensificó la necesidad de promover el original pensamiento de la Revolución Cubana y al calor de los debates por la salvaguarda de nuestra excepcional historia y tradición, en el I Taller de Pensamiento Cubano que sesionó en la Universidad Central de Las Villas, en noviembre de 1994, que obtuve —finalmente— su aprobación para poder comenzar a gestionar el proyecto investigativo, de lo que se convirtió poco tiempo después en el anhelado por mí: “Proyecto Crónicas. Historia y memoria de la Revolución Cubana en la voz de Armando Hart”, el que, junto a las gemelitas es la causa de mi vida.

También puedo afirmar que continúa siendo mi deber, seguir pensando y, desde luego, hablando de él, porque todo lo que conozco me lo dijo y me lo enseñó él; desde esa sencillez, modestia y lealtad absoluta en la que vivió y en la que partió. Pero como ya he contado en otras ocasiones, su amor me ha permitido sentirme iluminada, poseída de una fuerza de la naturaleza que me conmina a trabajar sin descanso para que su obra viva; por eso en tan breve tiempo ya contamos con los primeros 8 volúmenes de la colección “Cuba, una Cultura de Liberación”. Selección de escritos del Dr. ARMANDO HART DÁVALOS 1952-2017”.

Ahora mismo no puedo olvidar que él solo quería trabajar y hacer, porque no conoció el reposo ni el descanso jamás; aunque conocía el sacrificio, sus actos solo eran para él algo necesario y natural como respirar. Siempre fue infatigable, salía de una cosa para entrar en otra; era un verdadero vértigo de acción y de labor; un hombre incansable.

En nuestro hogar fue ejemplo de virtudes extraordinarias; desde luego, primaron en él, el infinito amor a nuestras niñas, el honor, la extrema delicadeza y la rectitud de carácter, las buenas costumbres, el cariño, la pasión por el saber, la cordialidad, la solidaridad, el afecto, la pasión y la consideración total. Fue, asimismo, un espíritu independiente y soberano. Ahora recuerdo que, como su inolvidable hermano Enrique —a quien veneró toda la vida— odiaba a quien mentía, porque para él la mentira originaba todo la engañifa criminal que hace tan difícil el arte de gobernar y de crear.

Se refugió toda la vida en el mundo de las concepciones y en su inmensa pasión por la abstracción porque, como él decía, cuando se siente pasión por una causa, por un valor abstracto como la Justicia, todo hombre honrado debe darse a él “y es honor al que no se renuncia y deber ante el que no se debe claudicar”.

Fue amante de lo grande y un total apasionado de la emancipación de su amada Cuba, la querida y martiana patria de Fidel; pero es que, como nos dijo Martí, ¿acaso los apasionados no son los primogénitos del mundo?

Creyó, asimismo, en la necesidad de la dignidad, el decoro y la justicia para todos. Piensen que, para él, “la Justicia no es odio infecundo, no es tiranía de nuestras ideas, no es parcialidad absurda, es predominio de la razón, del entendimiento cordial entre los componentes reales de la sociedad cubana”. Y por eso afirmó, “Justicia es elevar al homo sapiens a la categoría de hombre, es darle a cada cual sus bienes y derechos, es hacer que cada cubano disfrute a plenitud de la herencia cultural y material de nuestro tiempo”.

Toda su vida estuvo caracterizada por un espíritu inquieto y una intensa pasión rebelde y furia contra la injusticia y el atropello. Siempre me dijo que la arbitrariedad, la injusticia y “la sinrazón y el desajuste” le provocaban un brote espontáneo de impotencia, rabia, ira y excitación, que no podía controlar.

Compartir la vida con Armando fue para mí una bendición, un verdadero privilegio, satisfacción y goce, un sublime honor. No puedo olvidar que cada amanecer conseguía palpar sus cercanas utopías y convertir lo cotidiano en extraordinario. En el hogar, con la familia, en las relaciones con sus amigos, compañeros, e incluso con simples conocidos, mostraba una sensibilidad, nobleza y humanidad verdaderamente admirables; fue ese uno de sus principales rasgos.

Cuando advertimos el entorno donde creció y se educó, encontramos los componentes esenciales que contribuyeron a la formación de su exquisita personalidad. No olvidemos que cuando recordaba a su madre, su primera asociación era el pleno rigor y la exigencia, mezclados con el amor, la bondad y la justicia, sentimientos con los que también relacionaba muy directamente a su padre, además del estricto cumplimiento de la Ley. Les agradeció infinitamente la educación brindada, la cual empezó con la prédica de su intachable ejemplo. De sus padres conservó siempre vivencias entrañables; de ellos aprendió los estrechos vínculos entre el derecho y la moral, principios esenciales que sustentaron la educación que Marina y Enrique brindaron a sus hijos; por ello recordaba que, en su hogar, cuando querían distinguir a alguien por sus cualidades, decían: “esa es una persona decente”.

Ese es un detalle clave para entender a esta familia, el origen de sus ideas y actuación en la vida, porque como bien él afirmó: “si entendí la Revolución Cubana, el socialismo, y tomé partido por las causas justas, fue porque he aspirado siempre a ser una persona decente y honesta”. Estudió fecundamente en la vasta biblioteca de su padre; la historia, la filosofía, la sociología, el derecho y la cívica fueron invariablemente sus materias favoritas. Desde que tuvo uso de razón le interesó la política como la mayor motivación en la vida. Soñaba que debía trabajar para transformar la realidad a partir de la ética y la justicia. Eligió la carrera de Derecho porque pensaba que de esa forma podría encauzar sus ingentes inquietudes políticas y su vocación de lucha por la justicia y la moral. Deseaba ejercer una cátedra como profesor universitario de Derecho Constitucional, lo que, —como se conoce— no llegó a realizar porque pasó directamente a servir a la patria en la lucha contra la dictadura de Fulgencio Batista.

Se incorporó tempranamente a las filas de la Juventud Ortodoxa, como una manera de hacer política y participar en la lucha contra la corrupción imperante. En la universidad fue un alumno perspicaz y aplicado, con dotes de orador y comunicador social, lo que se evidenció en su constante participación como dirigente de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU). Estuvo entre los jóvenes de la dirección de la FEU que en la misma mañana del cuartelazo se trasladaron al Palacio Presidencial, para ofrecerle su apoyo y respaldo al presidente constitucional con vistas a enfrentar la ilegalidad. A nombre de la Asociación de Estudiantes de Derecho denunció, en una carta ante el Tribunal de Garantías Constitucionales y Sociales, la ilegitimidad del régimen nacido el 10 de marzo. Participó en la Jura de la Constitución de 1940 y también resultó víctima del violento asalto de la policía batistiana al programa radial la Universidad del Aire. Fue uno de los más destacados miembros del MNR, fundado por el ilustre profesor universitario Rafael García Bárcena, a quien consideró su maestro y mentor. Precisamente García Bárcena, lo nombró su abogado y no admitió las presiones que le hicieron para que aceptara a otro letrado de experiencia que lo representara, en la causa por la cual fue juzgado en relación con los hechos conocidos como la Conspiración del Domingo de Resurrección.

Cuando se conoce la trayectoria ideológica y política de Armando, resulta muy elocuente su afirmación: “Mi integración al Movimiento 26 de Julio fue el resultado de un proceso natural. El programa del Moncada venía a materializar el sentimiento ético que estaba profundamente arraigado en la tradición patriótica cubana”. Debemos recordar, asimismo, la dura clandestinidad que le tocó vivir en aquellos años febriles y su pasión por el trabajo revolucionario.

Estuvo entre los principales gestores y vivió de forma prominente el Alzamiento del 30 de Noviembre en Santiago de Cuba. El 4 de enero de 1957, en una carta que escribió a su familia encontramos sus principios y razones esenciales para continuar en la lucha, cuando dijo: “Tengo fe porque si yo, lleno de limitaciones soy capaz de entregar lo poco que poseo por alcanzar una vida superior —la que se vive al servicio de la historia—, ¿qué no están ya haciendo las inmensas legiones de compañeros que son capaces de mayores sacrificios y de más altas virtudes? Y los he visto de carne y hueso en estos días llenos de emoción que mi destino pobre me había reservado en medio de tanto dolor. Dolor por la angustia que produce saber perdidos para siempre a los mejores cubanos, cuando los malvados nos siguen entorpeciendo. Dolor porque es triste ver caer a personas con quienes habíamos intimado por el trabajo conjunto de meses. Pero todo tiene su parte buena; sin esas grandes emociones la vida no valdría nada para mí”.

A mediados de febrero de 1957 formó parte del pequeño grupo de combatientes que participaron en la primera reunión entre la Sierra y el Llano. Luego de su regreso a La Habana, en el mes de abril resultó detenido y recluido en las cárceles de la tiranía. En la mañana del 4 de julio protagonizó una audaz fuga de la Audiencia de La Habana. Aunque todos pensaban que entonces lo más prudente era que pasara a la Sierra, ello no ocurrió. Porque poco tiempo antes de la muerte de Frank País se había convenido su traslado a Santiago, para que laborara allí, en las actividades organizativas y de dirección del Movimiento 26 de Julio.

En noviembre de 1957 subió de nuevo a la Sierra para encontrarse con Fidel y el grupo guerrillero, a fin de tratar todo lo relacionado con la llamada Junta de Liberación o Pacto de Miami. Allí pasó la Navidad de 1957 y esperó el nuevo año; pero en los primeros días de enero tuvo que bajar al Llano a fin de continuar la lucha en su puesto de combate, porque era allí donde él consideraba que resultaba más útil para los planes de Fidel y el M-26-7. Cuando bajaba de las montañas fue arrestado como sospechoso por unos guardias de la tiranía cerca de Palma Soriano.

Los compañeros del Movimiento que trabajaban en la Compañía de Teléfonos en la ciudad de Santiago de Cuba interceptaron una llamada del propio Batista para Alberto Río Chaviano —el asesino de los moncadistas— en la que le decía que “había que matar a Armando Hart como a un perro, que simularan un combate en los alrededores de la Sierra”. Armando recordaba emocionado que la solidaridad de los combatientes del Llano, con René Ramos Latour —el Comandante Daniel— al frente y la movilización de la opinión pública le salvaron la vida.

La tiranía lo estuvo trasladando de una cárcel a otra del país durante todo el año 1958, no olvidemos que el régimen lo consideraba un individuo muy peligroso. Cuando cayó preso, lo encerraron en el cuartel de Palma Soriano; de allí lo llevaron a un calabozo en las afueras de Santiago de Cuba; luego lo reubicaron en el cuartel Moncada —lugar donde fue interrogado por el propio Chaviano—; más tarde lo pasaron a la Cárcel de Boniato hasta principios de julio, cuando fue trasladado al Castillo del Príncipe, en La Habana. En las primeras semanas del mes de agosto, tal parece que, para aislarlo de la capital, lo trasladaron a las galeras del Presidio Modelo de Isla de Pinos. Después vino el esperado triunfo de Fidel y todos estos años en la primera trinchera de pensamiento y acción por su amada patria Cuba, la patria América y la patria Humanidad.

Desde los inicios la lucha tuvo para él un contenido profundamente ético, piénsese en su elocuente afirmación: “Para mí todo empezó como una cuestión de carácter moral”. Esa frase demuestra el enorme peso que tuvo la ética en la formación de su carácter y a lo largo de toda la vida. Para él, el tema de la ética es el tema central de la política.

La historia de Cuba estará marcada para siempre por el obrar y el proceder de la vanguardia revolucionaria de la Generación del Centenario que, con su lucha, promovió el cambio radical de nuestra historia. Armando le aportó a su generación y a nuestra patria no solo su destacadísima actuación, sino también su pensamiento a lo largo de todo el proceso revolucionario, porque para él la idea de la felicidad está en el trabajo y en la lucha, por eso pudo escribir en sus memorias en abril de 1958: “yo era feliz porque estaba luchando y no hay mayor satisfacción que la de combatir y trabajar por el futuro”; pensemos que en ese momento estaba preso en la cárcel de Boniato, recién había conocido la terrible noticia de la muerte de su hermano Enrique y del fracaso de la Huelga de Abril.

Armando fue un ser que no descansó jamás, fue creativo, tenaz, perseverante y esforzado, inquieto e hiperquinético hasta el fin. Amanecía y terminaba el día lleno de proyectos. Al lado de un hombre así, me fue imposible conocer el tedio, la monotonía o la rutina. Practicó en su actuar diario y cotidiano, la filosofía de la ética y el optimismo revolucionario unida a su vocación de servicio a la patria y a la Revolución, lo cual significaba estar allí, donde hacía más falta, en el momento oportuno para desbrozar del arribismo y la mediocridad el camino a la luz. Aparecían entonces su ternura, paciencia profunda y reflexiva, siempre dispuestas al diálogo de lo esencial y a la exposición de la verdad. Pero por encima de todas esas cosas, Armando siempre fue un hombre bueno, fue un ser bondadoso en la profundidad total de esta cálida y tierna palabra. Su vida estuvo bordada de sencillez, humildad y modestia, al punto que jamás reparó en el hecho de que, como dijera el poeta Miguel Barnet, su nombre ya estaba no solo en los museos, sino también en la leyenda.

Por todo esto aparecen las palabras para rezar por tu presencia; por eso no hay comienzo, ni fin, solo estas tú…

Gracias Armando por el tibio y tierno beso; Gracias por encender el AMOR hasta en la última batalla; Gracias por tu confianza, por darme el privilegio de ser tu esposa y compañera; Gracias por Marinita y Florecita.

Lo demás ahora les toca a ustedes, porque solo leyéndolo podrán conocerlo y lo puedo afirmar porque lo que es a mí, los papeles de Armando me han hablado y me lo han dicho casi todo, perdón, me lo han dicho todo…

Descansa en la paz que viviste amado mío, para siempre allí estaré contigo, mi amor.


La vida eterna de Roberto Fernández Retamar (Fotos, videos y poemas)

(El Portal del Arte Joven Cubano retoma este trabajo periodístico, publicado a propósito de su fallecimiento en 2019, en homenaje a ese gran poeta y ensayista, Maestro de Juventudes, que en el día 9 de junio cumpliría 90 años)

Si me dicen que te has marchado O que no vendrás, No voy a creerlo: voy A esperarte y esperarte: Si te dicen que me he ido, O que no vuelvo, No lo creas: Espérame Siempre».

La noticia fue un golpe en el alma de millones de personas en Cuba y el mundo. El poeta y ensayista Roberto Fernández Retamar, el hombre entrañable, el profesor de teoría y críticas literarias, El Miembro de la Academia Cubana de la Lengua, el Presidente de Casa de las Américas, el Premio Nacional de Literatura (1989), el doctor en Filosofías y Letras, el revolucionario, el pensador, uno de los intelectuales más grandes del continente, falleció este 20 de julio a los 89 años de edad.

Y la gente, aquí y allá, en muchas partes, habla de él, lo recuerda, lo lee, se sumerge en sus versos y ensayos, le dedica textos…Llamadas por teléfonos, publicaciones en redes sociales y conversaciones entre amigos transmiten el dolor y la admiración de quienes lo conocimos personalmente o mediante sus escritos, siempre repletos de lucidez y esa capacidad tremenda para desentrañar y alertar, más allá de lo aparente.

Conocíamos sobre su delicado estado de salud, pero no pensábamos en su partida física. Retamar caló muy hondó en sus familiares y amigos, en la intelectualidad latinoamericana y los amantes de la literatura, pero también mucho más allá.

Lo quieren millones de otras personas que admiran al poeta y pensador, pero sobre todo al ser humano, cultivador de la belleza y empeñado siempre en ayudar a su país desde las palabras y la acción.

Nacido en la Víbora, La Habana, el 9 de junio de 1930, resalta su capacidad para analizar temas de la cotidianidad y el espíritu de los pueblos con sencillez y naturalidad, pero también con enorme profundidad reflexiva y poética. No escribió ni habló nunca únicamente para las élites, pero su obra es de una altura tremenda, tal vez por ese mismo don de entender y reflejar como pocos las mareas humanas.

Resulta inevitable pensar en algunas de sus obras, versos y prosas, en su ejemplo de intelectual y hombre fiel a la creación y al alma de Cuba y nuestra América. Ahí está Calibán, publicado por primera vez en 1971 y considerado uno de los ensayos más importantes escritos en lengua española, un texto con penetrantes reflexiones sobre la identidad latinoamericana, que, como su autor, seguirá teniendo larga vida. Una fuente a la cual se deberá volver una y otra vez, desde Cuba y América, desde Europa y otras partes del planeta, para entender mejor las esencias de los nacidos en esta región del, en estos actuales países, cuyos habitantes somos resultados de raíces, luchas y procesos muy singulares, mediante los cuales se han ido conformando rostros y cuerpos identitarios peculiares, que incluyen disímiles influencias, pero poseedores de una cultura muy propia, como argumenta Retamar.

Verdaderamente Calibán impresiona por la fuerza y profundidad de sus tesis, con  análisis sociológicos, históricos, literarios y de otros tipos, desde las entrañas del ser humano nacido aquí, de conquistadores, inmigrantes…, todo en constante diálogo con lo ocurrido o proyectado desde otros lugares del mundo, especialmente Estados Unidos y Europa.

Doctor Honoris Causa de las universidades de Sofía, Buenos Aires y Las Villas, Fernández Retamar, quien también impartió clases en universidades extranjeras como las de Yale y Columbia, reafirma sus esencias martianas en ese texto, en el cual varias veces se remite al ensayo Nuestra América y a otros artículos e ideas del Héroe Nacional cubano.

Sin dudas, Calibán debe mantenerse siempre como un ser de papel o digital, imprescindible en las aulas de nuestro país y América, hijo no solo de su autor, sino de disímiles pensadores y sus pueblos, con plena conciencia de que “poner en duda nuestra cultura es poner en duda nuestra propia existencia, nuestra realidad humana misma”, una alerta para el presente y futuro.

  • ¿Qué es la poesía? dices mientras clavas
    Varias decenas de pinchos en la carne.
    ¿Qué es poesía? ¿Y tú me lo preguntas?
    Que cualquier cosa sea posible, eso es la poesía.

¿CÓMO VEMOS LOS JÓVENES A FERNÁNDEZ RETAMAR?

Frente a la pantalla del televisor, en el momento de la noticia, la primera imagen que vino a nuestra mente fue la de un Retamar sonriente, repleto de energías, explicando, leyendo, polemizando, escribiendo, soñando…

Recordamos el último día cerca, cuando ya caminaba con mucha dificultad, ayudado por un bastón y otra persona, pero todavía con esa imagen poética en el rostro, en su gesto de detenerse y responder una pregunta de manera muy breve, en su jamás traicionada sinceridad y compromiso creativo.

Para nosotros es indudablemente un maestro, no solo desde los versos y ensayos, desde su labor en Casa de las Américas, publicaciones en medios de prensa y otras responsabilidades de dirección en la revista Unión, el Centro de Estudios Martianos, y otras instituciones y lugares, sino desde su quehacer como hombre e intelectual, con una permanente proyección social.

Autor de decenas de libros como A quien pueda interesar, Hemos construido una alegría olvidada y Nosotros los sobrevivientes, supo conjugar belleza estética, simplicidad, profundidad, coherencia y capacidad de análisis en sus obras, las cuales son singulares retratos de su época. Las reflexiones suelen estar implícitas en sus versos, tal vez sin proponérselo, pero como algo implícito siempre en su pensamiento.

Leerlo es conocer también al esposo, al padre, al revolucionario, al soñador que nunca se rindió y estaba muy seguro de que “en Cuba las dificultades son nuestro aire cotidiano. Por lo menos ahora no peleamos una derrota, sino que defendemos una esperanza”, como expresó en entrevista concedida en 1992, cuando se sufrían los efectos del Período Especial.

La obra de Retamar es también voz de diferentes momentos de la Revolución cubana, y sus ciudadanos, a veces desde la experiencia muy personal. Llama la atención el desempeño de diferentes funciones, sin abandonar jamás una creación de calidad y despojada de hermetismos. Lo recordamos como autor indispensable en la poesía hispanoamericana contemporánea, como ensayista polémico y también como hombre importante en la política cultural cubana, con efectos innegables en nuestra América.

Las nuevas generaciones no podemos olvidar nunca sus consideraciones sobre el papel de los intelectuales y los necesarios procesos de descolonización cultural en nuestro continente, un reto que se mantiene en contextos diferentes, pero iguales de desafiantes.

Debemos tener presente también que, como dijo en 1992, más allá de vientos a favor o en contra, «son los escritores y los artistas los que hacen la obra de arte…»

RETAMAR EN EL TIEMPO

  • Cuando pongo mi mano joven,
    Condescendiente,
    Sobre el hombro tormentoso del anciano,
    Es sólo una ilusión, sólo un instante,
    El tiempo
    De mirar a las nubes, a los astros,
    Antes de que otra mano,
    Generosa,
    Se pose sobre mi hombro
    Llamándome ¡oh anciano!

Hace apenas unas horas de su partida física. Tal vez, todavía algunas personas lloran, muchas sienten la tristeza, el dolor…, pero dentro de todo existe la certeza de que Roberto Fernández Retamar nunca se irá verdaderamente.

Su pensamiento, la obra y cualidades como ser humano resultan demasiados poderosos, como para ser borrados por el tiempo o el olvido. En lo adelante, no se deberá intentar imitarlo o colocarlo en un pedestal. Él está en un lugar cimero de la cultura latinoamericana precisamente por la capacidad de diálogo de sus textos, nacidos desde el amor, la polémica, los sueños, la tristeza…, pero sobre todo desde la voluntad, el anhelo y la memoria.

Cada libro suyo permanecerá como parte de su palpitar, la intranquilidad y dimensión de sus ideas. Textos, como Felices los normales, Calibán y Para una teoría de la literatura hispanoamericana le garantizan su presencia junto a cada generación de poetas e intelectuales.

La mejor manera de honrarlo será recordarlo, pero sobre todo tener siempre presentes sus esencias como poeta e intelectual total, en los textos y la cotidianidad, en las decisiones, las propuestas y el quehacer.

ALGUNOS POEMAS DE ROBERTO FERNÁNDEZ RETAMAR

EL OTRO

Nosotros, los sobrevivientes,

¿A quiénes debemos la sobrevida?

¡Quién se murió por mí en la ergástula,

quién recibió la bala mía,

la para mí, en su corazón?

¿Sobre qué muerto estoy yo vivo,

sus huesos quedando en los míos,

los ojos que le arrancaron, viendo

por la mirada de mi cara,

y la mano que no es su mano,

que no es ya tampoco la mía,

escribiendo palabras rotas

donde él no está, en la sobrevida?

***

FELICES LOS NORMALES

A Antonia Eiriz

FELICES LOS NORMALES, esos seres extraños.

Los que no tuvieron una madre loca, un padre borracho, un hijo delincuente,

Una casa en ninguna parte, una enfermedad desconocida,

Los que no han sido calcinados por un amor devorante,

Los que vivieron los diecisiete rostros de la sonrisa y un poco más,

Los llenos de zapatos, los arcángeles con sombreros,

Los satisfechos, los gordos, los lindos,

Los rintintín y sus secuaces, los que cómo no, por aquí,

Los que ganan, los que son queridos hasta la empuñadura,

Los flautistas acompañados por ratones,

Los vendedores y sus compradores,

Los caballeros ligeramente sobrehumanos,

Los hombres vestidos de truenos y las mujeres de relámpagos,

Los delicados, los sensatos, los finos,

Los amables, los dulces, los comestibles y los bebestibles.

Felices las aves, el estiércol, las piedras.

Pero que den paso a los que hacen los mundos y los sueños,

Las ilusiones, las sinfonías, las palabras que nos desbaratan

Y nos construyen, los más locos que sus madres, los más borrachos

Que sus padres y más delincuentes que sus hijos

Y más devorados por amores calcinantes.

Que les dejen su sitio en el infierno, y basta.

***

POR UN INSTANTE

Esa luz en la noche,

¿Será un reflector nuestro?

¿Será un arma de ellos?

(Por un instante

Había olvidado

Que hay en el cielo luna, que hay estrellas.)

Roberto Fernández Retamar

***

OYENDO UN DISCO DE BENNY MORÉ

ES LO MISMO de siempre:

¡Así que este hombre está muerto!

¡Así que esta voz

Delgada como el viento, hambrienta y huracanada

Como el viento,

es la voz de nadie!

¡Así que esta voz vive más que su hombre,

Y que ese hombre es ahora discos, retratos, lágrimas, un sombrero

Con alas voladoras enormes

—y un bastón—!

¡Así que esas palabras echadas sobre la costa plateada de Varadero,

Hablando del amor largo, de la felicidad, del amor,

Y aquellas, únicas, para Santa Isabel de las Lajas,

De tremendo pueblerino en celo,

Y las de la vida, con el ojo fosforescente de la fiera ardiendo en la sombra,

Y las lágrimas mezcladas con cerveza junto al mar,

Y la carcajada que termina en punta, que termina en aullido, que termina

En qué cosa más grande, caballeros;

Así que estas palabras no volverán luego a la boca

Que hoy pertenece a un montón de animales innombrables

Y a la tenacidad de la basura!

A la verdad, ¿quién va a creerlo?

Yo mismo, con no ser más que yo mismo,

¿No estoy hablando ahora?

***

A LOS ÁRBOLES DEL CEMENTERIO

ESTOS ÁRBOLES SE alimentan

De lo que fuimos, de lo que seremos:

Madera hecha de ojos, ramas

En que, acercándose, se siente el olor acre

De las piernas.

Por suerte, las hojas más altas,

Las del pelo, van a confundirse

Con el viento de la tarde, el dulce viento

Que menea los primeros terrones sobre el cadáver.

***

ANIVERSARIO

Me levanto, aún a oscuras, para llevar a arreglar unas ruedas del auto, que sigue roto,

Y al regreso, cuando ya ha brotado el hermoso y cálido día,

Te asomas a la ventana que da al pasillo de afuera, y me sonríes con tus ojos achinados del amanecer.

Poco después, a punto de marcharme para ir a revisar unos papeles,

Te veo cargando cubos con nuestras hijas,

Porque hace varios días que no entra agua, y estamos sacando en cubos la poca que haya en la cisterna del edificio.

Y aunque tengo ya puesta la guayabera de las reuniones, y en una mano la maleta negra que no debo soltar,

Ayudo algo, con la otra mano, mientras llega el jeep colorado.

Que demora poco, y al cabo me arrastra de allí: tú me dices adiós con la mano.

Tú me decías adiós con la mano desde este mismo edificio,

Pero no desde este mismo apartamento;

Entonces, hace más de veinte años, no podíamos tener uno tan grande como éste de los bajos.

El nuestro era pequeño, y desde aquel balcón que no daba a la calle,

Pero que yo vislumbraba allá al fondo, cuando cruzaba rápido, en las mañanitas frías, hacia las clases innumerables de introducción al universo,

Desde aquel balcón, allá al fondo, día tras día me decías adiós, metida en tu única bata de casa azul, que iba perdiendo su color como una melodía.

Pienso estas cosas, parloteando de otras en el jeep rojo que parece de juguete,

Porque hoy hace veintidós años que nos casamos,

Y quizá hasta lo hubiéramos olvidado de no haber llegado las niñas (digo, las muchachas) a la hora del desayuno,

Con sus lindos papeles pintados, uno con un 22 enorme y (no sé por qué) dos plumas despeluzadas de pavorreal,

Y sobre todo con la luz de sus sonrisas.

¿Y es ésta la mejor manera de celebrar nuestros primeros veintidós años juntos?

Seguramente sí; y no sólo porque quizá esta noche iremos al restorán Moscú,

Donde pediremos caviar negro y vodka, y recordaremos a Moscú y sus amigos, y también a Leningrado, a Bakú, a Ereván;

Sino sobre todo porque los celebraremos con un día como todos los días de esta vida,

De esta vida ya más bien larga, en la que tantas cosas nos han pasado en común:

El esplendor de la historia y la muerte de nuestras madres,

Dos hijas y trabajos y libros y países,

El dolor de la separación y la ráfaga de la confianza, del regreso.

Uno está en el otro como el calor en la llama,

Y si no hemos podido hacernos mejores,

Si no he podido suavizarte no sé qué pena del alma,

Si no has podido arrancarme el temblor,

Es de veras porque no hemos podido.

Tú no eres la mujer más hermosa del planeta,

Esa cuyo rostro dura una o dos semanas en una revista de modas

Y luego se usa para envolver un aguacate o un par de zapatos que llevamos al consolidado;

Sino que eres como la Danae de Rembrandt que nos deslumbró una tarde inacabable en L`Ermitage, y sigue deslumbrándonos;

Una mujer ni bella ni fea, ni joven ni vieja, ni gorda ni flaca,

Una mujer como todas las mujeres y como ella sola,

A quien la certidumbre del amor da un dorado inextinguible,

Y hace que esa mano que se adelanta parecida a un ave

Esté volando todavía, y vuele siempre, en un aire que ahora respiras tú.

Eres eficaz y lúcida como el agua.

Aunque sabes muchas cosas de otros países, de otras lenguas, de otros enigmas,

Perteneces a nuestra tierra tan naturalmente como los arrecifes y las nubes.

Y siendo altiva como una princesa de verdad (es decir, de los cuentos),

Nunca lo parecías más que cuando, en los años de las grandes escaseces,

Hacías cola ante el restorán, de madrugada, para que las muchachas (entonces, las niñas) comieran mejor,

Y, serenamente, le disputabas el lugar al hampón y a la deslenguada.

Un día como todos los días de esta vida.

No pido nada mejor. No quiero nada mejor.

Hasta que llegue el día de la muerte.

***

CON LAS MISMAS MANOS

Con las mismas manos de acariciarte estoy construyendo una escuela.

Llegué casi al amanecer, con las que pensé que serían ropas de trabajo,

Pero los hombres y los muchachos que en sus harapos esperaban

Todavía me dijeron señor.

Están en un caserón a medio derruir,

Con unos cuantos catres y palos: allí pasan las noches

Ahora en vez de dormir bajo los puentes o en los portales.

Uno sabe leer, y lo mandaron a buscar cuando supieron que yo tenía biblioteca.

(Es alto, luminoso, y usa una barbita en el insolente rostro mulato.)

Pasé por el que será el comedor escolar, hoy sólo señalado por una zapata

Sobre la cual mi amigo traza con su dedo en el aire ventanales y puertas.

Atrás estaban las piedras, y un grupo de muchachos

Las trasladaban en veloces carretillas. Yo pedí una

Y me eché a aprender el trabajo elemental de los hombres elementales.

Luego tuve mi primera pala y tomé el agua silvestre de los trabajadores,

Y, fatigado, pensé en ti, en aquella vez

Que estuviste recogiendo una cosecha hasta que la vista se te nublaba

Como ahora a mí.

¡Qué lejos estábamos de las cosas verdaderas,

Amor, qué lejos —como uno de otro!

La conversación y el almuerzo

Fueron merecidos, y la amistad del pastor.

Hasta hubo una pareja de enamorados

Que se ruborizaban cuando los señalábamos, riendo

Fumando, después del café.

No hay momento

En que no piense en ti.

Hoy quizá más,

Y mientras ayude a construir esta

escuela

Con las mismas manos de acariciarte.


Destrabando la Trova: segunda cita

El preludio nos pone en aviso. La Oda a la alegría se multiplica en miles de hogares cubanos y quién sabe en cuántos del mundo. Los protagonistas son jóvenes instrumentistas que sacuden cuerdas, flauta, quena, percusión cubana, guitarras, bajos y teclados eléctricos, trompeta, batería y sonidos de ordenador, que evidencian el poder del arte para trascenderse a sí mismo. En breve cederán el espacio a la guitarra en ropaje de mujer.

Y es que el discurso femenino traza particulares sendas en el trovadoresco hacer. Ellas acomodan los lenguajes lírico-sonoros a sus propios decires. Varias son las voces de mujer que hoy se empoderan en Cuba y eligen por compañera la guitarra.

Santa Massiel Rueda Moreno, trovadora, directora de la agrupación Motivos Personales, presidenta  de la AHS en Ciego de Ávila y coordinadora del festival Trovándote, fue la invitada a la segunda cita del Destrabando la trova con Eduardo Sosa.

Para la creadora las Romerías de Mayo son vitales en el movimiento cultural y juvenil del país. Rememora como punto de giro en su carrera la primera ocasión en el evento de juventudes, los espacios como oportunidad para coincidir con artistas de varias manifestaciones y ese sabor de enriquecimiento. Es algo que no se puede pensar en el movimiento cultural del país sin hablar de Romerías.

«Después de tu beso todo puede ser menos amargo/(…) Este viento va a tu encuentro», rezan algunos de los versos de Todo es talla, su primer regalo musical para despejar de cualquier  traba el diálogo entre ambos cantautores.

Como guía de Motivos personales expone razones para no aceptar encasillamientos en denominaciones al formato como trío o cuarteto, pues explica, según las inquietudes musicales se descubre el tránsito desde el dúo hasta la banda. Prefiere entenderse como agrupación o proyecto.

Uno de los núcleos de la entrevista radicó allí donde el trovador indagó por temas aun álgidos, pues entronizan con la revitalización de la política cultural cubana desde espacios como el turismo, y la aún latente incapacidad de algunos gestores institucionales para el desarrollo de la actividad:

Desde Ciego de Ávila, (…) en esa zona del país siempre hay una presión por ir a trabajar a los Cayos, el tema del turismo, etc. ¿Cómo se las arreglan los músicos que pretenden, quieren o hacen una música como la de ustedes, que no es precisamente tal vez lo que venga buscando el turista?, indaga Sosa.

Desde sus experiencias la trovadora manifestó las precarias propuestas para la inserción de dichos formatos musicales en el circuito del turismo, y que solo la autogestión les vale las presentaciones realizadas. «Nuestro trabajo suele ser muy subvalorado. Dependemos de la opinión de alguien que a veces no es la mejor, y entonces choca un poco.»

Santa Massiel se refirió al hecho de una cuidada selección del repertorio que escogen para estos espacios, que se aleja de las sopas y etiquetas de moda. De Matamoros a Pablo Milanés hay personales motivos que adecuan las interpretaciones desde nuestro tiempo, a partir de nuestro concepto musical, con muchísimo amor.

Las palabras de esta mujer son sus propias canciones ¿o viceversa? Todo el fuego en la canción que digo es aforismo que devolver/ este acto final, que devoraré.

Se refirió también a la génesis, organización, caminos actuales y pericias del Trovándote, Encuentro Nacional de Jóvenes Trovadores que ya arribó a su aniversario 15.  A su consideración, este evento con sus descargas, recitales y espacios teóricos revolucionó el movimiento cultural de Ciego de Ávila. «La AHS se erige columna de la celebración de la que participan la Empresa de la Música en la provincia y el Centro Nacional de Música Popular. Organizarlo es una experiencia enriquecedora que también da muchos dolores de cabeza que se compensan porque el resultado es muy grato.»

Definitivamente los trovadores del centro de la Isla apuestan a golpe de congas para echar al suelo las bisagras. Conga pá ti contiene el universo de quien la firma, con una delicadísima poética que a ratos se desarma entre la guitarra y la voz que arrolla:

Mira cómo riego girasoles/ mira cómo rifo tu querer ay ay/ mira cómo tocan las campanas/ para ir a dormir cuando vas a pasar/ que tanta palabra me disocia/ tanto desamor para un velero/ y yo que no doy, fío ni presto/ rezo porque un día seas ola/ ayer,  ayer fuimos luz para no perder/ tal vez, tal vez, nuestro tiempo dejó de ser/ mañana atardeciendo voy bajando/ pagando la colina de tus besos/ no encuentro qué me salve de este invierno/ así que mejor lo doy por hecho/ seré, seré lo que siempre te hará nacer/ tal vez, tal vez, fuimos luz para no perder/ donde te encontré ha pasado algo/ algo que hoy espanta hasta lo cierto/ algo que intenta errar mi canto/ y no es cosa fácil de lo advierto/ mira cómo riego girasoles (…) Que si vienes por aquí yo me voy pá llá/ si canto para ti conga nacerá.

 


Forodebate: Problemas actuales de la cultura cubana. El desafío de la emancipación

¿Cultura es sinónimo de creación artístico-literaria? ¿Tenemos política cultural? ¿Las instituciones representan a los artistas e intelectuales? ¿Están avanzando los valores conservadores en Cuba? ¿Qué expresiones están teniendo en el campo artístico-literario? ¿Cómo hacer nuestra política cultural más útil para el avance del socialismo? ¿Qué papel debe jugar la Asociación Hermanos Saíz en este empeño?

Sobre estas preguntas y otras estaremos interactuando con la historiadora Mildred de la Torre y el trovador y uno de los vicepresidentes de la AHS Rey Montalvo Vasallo. La cita es el 6 de mayo desde las 10:00 a.m. en el Portal del Arte Joven Cubano, sitio web de la Asociación Hermanos Saíz.

Cultura v/s cultura

Por Rey Montalvo Vasallo

También la cultura es un instrumento de dominación. El ser humano pasional, aun cuando intenta la objetividad, reacciona influenciado por sentimientos y estados de ánimo, de ahí que el lenguaje de la música, la danza, el teatro, la pintura, la literatura, sea el más efectivo transmisor de ideas y valores. El arte puede emancipar o consumir a los pueblos, es un medio para la comunicación y un modo de traducir lo cotidiano en emociones.

La cultura define y expresa imaginarios, representaciones, modos de vida y prácticas sociales. No existe una única cultura en Cuba, y ese ha sido el desafío fundamental de aquella cultura nueva, la que intentó contrastar los dogmas de la cultura establecida.

La Cuba del presente vive inmersa en el eterno combate entra culturas: una que aliena, que esclaviza (porque sin cultura tampoco hay esclavitud posible), y la otra que pretende liberar.

¿Cuál es el lugar de la cultura nueva hoy?, esa es la cuestión. ¿Está en la vanguardia, nos representa como país, la defienden las instituciones, la socializan los medios de comunicación, o está en la resistencia, en la voluntad de algunos que se imponen al burocratismo, a lo que nos dictan como imposible, a los sentidos comunes de una realidad que parece inmutable?

¿Qué cultura es dueña de lo banal, del sensacionalismo, de las postales de una sociedad consumista, vulgar, machista, homofóbica, misógina?

He preferido hablar de culturas, en plural, y quizás de problema en singular: el reto de este tiempo es transitarlo consciente de esa dicotomía entre saberes. La Asociación Hermanos Saíz (AHS), por ejemplo, será efectiva en la defensa de una cultura nueva en tanto contribuya a socializar el arte que funda y no el que reproduce la ecuación de un mercado occidental que aliena.

La tendencia a universalizar lo fácil y edulcorado va más allá de una seguridad de éxito. El mensaje de vivir despreocupados, por ejemplo, que transmiten algunos hits del momento, cuando transciende al sujeto receptor y se convierte en una representación colectiva, sustenta una élite de poder que aspira a permanecer en él, mientras el pueblo se convierte en público, apático de responsabilidades sociales y de las transformaciones que necesita su entorno.

La AHS (una organización de creadores con representantes y no jefes) existe para defender una cultura inconforme de lo obvio, de la que son voceros los artistas que erigen un universo sensitivo y extraordinario donde el público logre mirarse por dentro y saltar al mundo a descubrirle las luces y los parches.

Es imperativo que la política cultural cubana no se divorcie de la voluntad y esencia del proceso revolucionario, tiene que resignificar lo valioso en medio de la inevitable disputa entre culturas. Es imperativo que la práctica de las instituciones y organizaciones no se divorcie de la política cultural establecida, y que estas sean consecuentes entre lo que llaman vanguardia y lo que defienden como tal. 

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Las políticas nacen y se nutren de las realidades concretas

Por Mildred de la Torre Molina

  • 1- ¿Cultura es sinónimo de creación artístico-literaria?

Esta pregunta tiene múltiples respuestas, como conceptos existen sobre cultura. Recuérdese que su origen es antropológico. Lo interesante del asunto es la persistencia del criterio, a la altura de nuestros tiempos actuales, de que la cultura tiene un carácter reduccionista en tanto solo se expresa o es potestativa de la creación artística y literaria. Semejante criterio no solo resulta acultural sino también discriminatorio. Acultural porque no todo lo que se produce, en esa esfera, es creación, entendida esta en su valor universal, ni tampoco siempre expresa los valores de su tiempo y mucho menos constituye un referente único para conocer, aprehender y crear, apreciado esto último como concreción y punto de partida para la renovación constante del arte y la literatura.  Discriminatorio porque excluye a otras disciplinas, tales como la Educación y las Ciencias sociales y humanísticas y las científicas en general. Pero, sobre todo, al resto del mundo espiritual con sus creencias, hábitos, costumbres, tradiciones, lenguajes, aspiraciones, ideologías, etc. La cultura es el universo de los seres humanos en el que se asienta el pasado, el presente y el futuro. Sin ella no hay vida, no hay sentido de existencia. Apreciar la creación artística y literaria como parte de la cultura o como expresión de ella es dignificarla, siempre y cuando muestre los valores espirituales de su tiempo e incite a la gestación del futuro. En fin, la cultura es siempre trascendencia y de ella no escapa la creación artística y literaria. La banalidad, la bisutería, la vulgaridad, el mal decir, entre otras cuestiones, quedarán como lo execrable de una época determinada. Eso es acultura.

La discriminación también se aprecia en las relaciones interpersonales. No pocos artistas y escritores se opusieron al ingreso en la UNEAC de los científicos sociales que poseían obras escritas por entender que ellos poseían otras asociaciones; y lo peor, que el oficio del escritor solo es potestativo de la literatura de ficción y de la crítica literaria. Como concesión se le otorgaba a los traductores y editores. Por suerte, la dirección de la UNEAC no estuvo conforme con semejantes criterios y facilitó nuestro ingreso. Así lo demuestra la existencia de la Sección de Literatura histórico social en la Asociación de escritores y artistas.

Hay otro aspecto insoslayable. Me refiero al intrusismo profesional sin respeto al conocimiento especializado. Lo mismo se habla de historia, economía, sociología, música, literatura, etc., en los medios de divulgación o en los eventos científicos sin conocimiento puntual. Ese es un problema ético en detrimento del desarrollo de los saberes culturales. No existen normas para evitarlo.

  • 2- ¿Puede hablarse de una política cultural en Cuba?

Existen las políticas culturales desde la existencia del estado-nación en Cuba hasta los días presentes. Durante la república burguesa hubo las encomiables gestiones de José María Chacón y Calvo y Raúl Roa, por solo mencionar los más relevantes promotores gubernamentales. Hay una literatura reveladora de ese particular, de la autoría de Graziella Pogolotti, Malena Balboa, Jorgelina Guzmán Moré, Danay Ramos, Ricardo Quiza, Norma Suárez, Dayana Múrguia,  y otros. Hay múltiples autores que, de forma tangencial, lo han evidenciado cuando se refieren a autores, tendencias y obras específicas. Al respecto existe una excelente literatura indicadora de los esfuerzos realizados, en ese campo específico, por el movimiento intelectual hasta 1959. Bien puede afirmarse que la institucionalización del quehacer cultural, en sus diferentes niveles de expresión, está presente en los proyectos de quienes ejercieron el noble oficio del arte y la escritura. La sociabilidad y el asociacionismo de aquellos largos y complejos años así lo ponen de manifiesto, más allá de los malignos y empobrecidos propósitos de los gobernantes de turno. La creación cultural, apreciada en su sentido más amplio, no solo debe conocerse por sus valores epistemológicos, sino también por sus aportes al desarrollo de una progresiva conciencia crítica generadora, entre otras cuestiones, del movimiento liberador actual. La pobreza no genera la emancipación, esta es obra de la cultura política. Cuba es poseedora de un extraordinario legado cultural merecedor de socializaciones masivas, docentes y académicas. Bien honrados estamos de esa realidad aunque no siempre somos capaces de transmitirla.

Resulta interesante destacar la existencia, en estos momentos, de opiniones sobre la existencia o no de políticas culturales antes de 1959. Por lo que he expresado, ahora y en otras oportunidades, defiendo su existencia señalando sus valores, limitaciones y deficiencias. Ello conforma una herencia imposible de ignorar. Por otra parte, también se cuestiona el carácter plural de nuestras políticas culturales. Creo que he dejado esclarecida mi posición al respecto. La unidad y cohesión de nuestras fuerzas políticas y gubernamentales no contradice dicha pluralidad, por el contrario, la enriquece. A continuación insisto sobre el tema.

Desde el triunfo revolucionario hasta nuestros días hay políticas culturales en Cuba. Hablo en plural porque han existido las de las instituciones tales como el CNC, el Mincult, la Casa de las Américas, el ICAIC, la Biblioteca Nacional José Martí, La UPEC, la UNEAC y la AHS, que han trazado sus respectivas políticas, y también hay diferentes etapas, divergentes y convergentes, que se corresponden con la polisemia social e ideo-política del proceso revolucionario. Esto es algo digno de análisis aunque existen estudios sustentadores de la existencia de dicha pluralidad. A la altura de este tiempo los problemas confrontados con la aplicación de la política del sector no son los heredados de la república burguesa sino los inherentes al proceso revolucionario, salvo aquellos que responden a nuestra formación ancestral. Pero creo que para entenderlos no hay que recurrir solamente a la comunidad primitiva, a la plantación esclavista ni al capitalismo deformado de la república neocolonizada por el imperialismo sino a las mentalidades generadas por el colonialismo cultural contemporáneo, entre otras muchas causas. Debemos asumir la historia para cultivarnos en conocimientos creadores y no para justificar nuestros errores. Pese a sus imperfecciones, apreciadas por momentos o etapas, la Política Cultural se corresponde con los principios emancipadores de la revolución. No pueden negarse sus logros con la educación, la creación artística y literaria, la sociabilidad, la divulgación masiva, la investigación, entre otros. Como obra humana tiene exigencias propias de su tiempo y ello implica su perfeccionamiento continuo mediante la crítica y la auto-crítica y el diálogo continuo con el pueblo que es y debe ser su principal receptor. Debates y análisis e imbricación continua con los problemas neurálgicos de la sociedad constituyen los caminos para el perfeccionamiento de las políticas del sector.

  • 3- ¿Las instituciones representan a los artistas e intelectuales?

Sé que hay un debate intenso sobre ese particular, al menos en el seno de los últimos congresos de la UNEAC y de la AHS. No quiero repetir lo conocido. Insisto solamente en la necesidad de que sea el movimiento intelectual el generador de las instituciones y no a la inversa. Surgen por la necesidad de aunar el esfuerzo de los creadores en beneficio de la sociedad y no como una acción más para garantizar la unidad de los mismos. Deben ser escenarios de discusión, análisis, confrontación de ideas y conocimientos e incubación de proyectos colectivos e individuales, de respaldo y socialización  a la obra creadora, entre otras muchas acciones. Deben nacer y crearse según los intereses de los intelectuales en correspondencia con los del país.

  • 4- ¿Están avanzando los valores conservadores en Cuba?¿Qué expresiones están teniendo en el campo artístico-literario?

Resulta interesante la pregunta sobre el conservadurismo. Me alegra que se hable de tan importante asunto porque, aunque parezca contradictorio, revela lo que hemos avanzado en la aceptación o entendimiento del carácter polisémico de nuestra realidad social. Al fin entendemos que no existen uniformidades ideo-culturales, problemática presente en las equivocadas políticas de las primeras décadas de la Revolución. Sí, hay fundamentalismo, aunque no puedo afirmar que sea una característica de la creación artística y literaria. Esta, por lo general, en Cuba, generalmente se ha caracterizado por su liberalismo e independencia de los cánones tradicionales. Ese conservadurismo devenido en quietismo social constituye un flagelo necesitado de enfrentamiento por todas las fuerzas intelectuales del país. Más bien puedo afirmar que no aprecio una ofensiva, salvo en algunas realizaciones del teatro, el cine, las artes plásticas y las ciencias sociales, capaz de desconstruir las manifestaciones homofóbicas, racistas, sexistas y de apoyo a los añejos roles familiares. Ese conservadurismo, repito, se expresa sutilmente cuando intenta detener el avance de las ideas y cuestiona la liberación de los pensamientos a tenor del supuesto respeto hacia el tradicional discurso, sea político o cultural. Es la eterna lucha de contrarios, la incesante pugna entre lo viejo que no quiere morir y lo nuevo que aspira a movilizar ideas renovadoras. Hay que andar aprisa para que ese odioso inmovilismo solo sea recuerdo y no presente y futuro.

  • 5- ¿Cómo hacer nuestra política cultural más útil para el avance del socialismo?

La penúltima pregunta está relacionada con lo anterior. Creo que nuestras políticas culturales no solo deben dirigirse hacia el desarrollo o desenvolvimiento de la creación artística y literaria sino también hacia la promoción de acciones cultas e inteligentes contra los flagelos sociales tales como la homofobia, el racismo, la misoginia, la violencia en sus múltiples manifestaciones, las contradicciones sociales, la bisutería mental, las adicciones, el machismo, en fin todo aquello que obstaculiza la renovación social y cultural. Debo insistir sobre la necesidad de que las políticas culturales se nutrieran más de los resultados de las investigaciones culturales, económicas, demográficas, sociales e históricas para propiciar acciones mejor fundamentadas contra los mencionados flagelos. Insisto, perdonen la redundancia, cuando las políticas culturales tengan en cuenta las miradas científicas se podrá convenir que comienzan a acercarse a lo que el país necesita de ellas como políticas sociales.

Otra cuestión, relacionada con lo expresado, es la imperiosa necesidad de mejorar la política de selección de los cuadros sobre la base de la formación docente y académica y del conocimiento de las especificidades del área y lugar donde desarrollen sus actividades.  Las políticas nacen y se nutren de las realidades concretas. Las exigencias no se imponen, existen y hay que darles respuestas. Por eso es importante el diálogo, el debate participativo e inteligente con todos para que todos se sientan partes indisolubles de las soluciones. No tenemos un diálogo cultural inclusivo sino elitista. ¿Hasta dónde las políticas culturales han contribuido al mejoramiento humano? Las respuestas quedan pendientes de nuevas profundizaciones. Estoy convencida que sí, pero es necesario ahondar más en nuestras deficiencias que en los logros, en lo que nos falta por hacer que en lo que hemos hecho. El asunto es fascinante y requiere de otros análisis.

  • 6- ¿Qué papel debe jugar la Asociación Hermanos Saíz en este empeño?

La AHS tiene un papel determinante en lo anteriormente apuntado. Sus espacios de debate tienen prestigio por sus contenidos cultos e inteligentes. He podido apreciar algo que admiro y es su independencia del resto de la institucionalidad de la cultura. Todo cuanto hace, nace de ella misma sin tutelaje externo, al menos es lo que devela su actuación. Debe mantener su autoctonía reflejando los pensamientos jóvenes frescos y continuadores de lo mejor de la creación cultural. Ella en sí, sin padrinazgos y parientes cercanos, como parte de una sociedad requerida aún de reformulaciones continuas.  Vigilantes siempre, sin matices represores, de todo lo que pueda detener el progreso social, la libertad creativa, y la materialización de los pensamientos nobles y justos. La AHS debe ser siempre una esperanza hecha realidad para suerte de los que no traicionamos los sueños eternos.