Orígenes


Compás #2: Salvando la memoria (+ Galería)

Una nueva travesía musical desde el ciberespacio, ha sido la segunda jornada del Jazz Namá. El evento se acercó a quien cariñosamente llamamos Miguelón, reconocido percusionista matancero,  miembro de la UNEAC, profesor y promotor del jazz cubano. Una merecida cápsula Jazz Namá Plus para Miguel Rodríguez Zulueta, director del grupo Mestizaje, uno de los mayores exponentes del AfroJazz cubano, que prestigia el festival.

Rodríguez Zulueta (Miguelón)

“No podría contarse la historia cultural de Santiago de Cuba sin hacer referencia a la Casa del Caribe. Como institución rectora de los estudios sobre los procesos socio-culturales de la región, su hacer ha significado un enlace con otros pueblos con los cuales compartimos ideas, ancestros, motivaciones y color”. Fueron algunas de las palabras que escribiera Juan Edilberto Sosa Torres, presidente de la AHS en la provincia, para la entrega del reconocimiento por los 40 años de la Fiesta del Fuego. Momento especial de la jornada que fue transmitido en vivo.

entrega de reconocimientos

“Para mí el amor es la llave de todo, el motor del mundo, es la energía secreta detrás de cada nota que toco”. Bajo esa premisa vive y hace buena música David Gómez Cruz, estudiante de saxofón del conservatorio Esteban Salas, en la urbe santiaguera. Un joven al cual su talento e inquietud musical lo acercaron al jazz.

El documental Bitácora, de la AHS en la Ciudad Héroe, le dio la oportunidad de visualizar su obra y darle la certeza de estar transitando por los caminos correctos dentro del amplio espectro de la música cubana. Así demostró en su cápsula promocional Jazz Namá Plus y en su improvisación sobre el tema challenge del Festival.

Pero David no está solo, dirige el grupo DjazzVi, impetuosos jóvenes que aportan singular cubanía al jazz, así demostraron en su concierto “A tocar con manana que no hay más ná.”

Esta edición del Festival Jazz Namá propone un reto de interpretación musical, la invitación ya está en las redes, y el grupo Influencia Jazz Trío también aceptó el desafío de improvisar sobre el tema challenge del evento, compuesto por José Ernesto González.

David Gómez Cruz, director del grupo DjazzVi

David Gómez Cruz, director del grupo DjazzVi

El guitarrista Andy Garcia Ginoris, director de la agrupación matancera, comenta al Portal del Arte Joven Cubano: “Hacemos música porque nos nace y es la forma que tenemos de expresarnos y dar a conocer quiénes somos”. Y en esta octava edición del Festival, sus tres momentos les permitieron demostrar quiénes eran dentro del panorama musical cubano.

grupo Influencia Jazz Trío

La propia historia ha demostrado, que ir en busca de las raíces es sinónimo de buenos resultados para la cultura, sobre todo cuando los jóvenes son protagonistas del cambio y hacen eco del carácter desenfadado y progresista, que caracteriza este género.

Este evento tiene la intención de crear nexos entre los jazzistas contemporáneos y los orígenes del jazz desde una óptica local e historiográfica, en un ambiente acogedor que permita la libre creación y expresión, de un arte que siga siendo contemporáneo y renovador, aunque sea ciento por ciento online.

 


«Mi intención es estar junto al arte»

Tuve el gusto de presentar online la primera novela de Leonardo Espinoza Benavides, cuando la segunda oleada del coronavirus y la cuarentena amenazaban con transformar nuestra producción del pensamiento y la realidad. Adiós, loxonauta me sirvió como pretexto para (re)visitar la obra de Leo y (re)conocer en ella los signos de lo bien hecho. Novela lúdica, con guiños literarios intemporales, que evidencia una tradición literaria continental enfocada hacia el desarrollo de la ciencia ficción. Además, fue el perfecto motivo que me invitó a dialogar nuevamente con la poética de Leonardo (café de por medio). 

¿Hasta qué punto lo real, esa construcción semiótica que denominamos de dicha forma, impactó en la gestación de la historia de Adiós, loxonauta, tu más reciente novela?

Creo que lo real, en este caso, moldeó la génesis de la obra misma: en medio de una pandemia, como médico trabajando jornadas intensas y otras de completo aislamiento, todo fue adoptando un ritmo particular. La incertidumbre, lo efímero, por momentos una danza con lo aparentemente absurdo y frágil, mi propio oficio en el área de la salud y en el área de las letras, todo en una especie de renovación y redefinición. En ese sentido, en esa forma de realidad en la que nos encontrábamos, fue que esta novela (corta en parte por eso mismo, creo yo) se forjó. Si bien podría lanzar paralelismos de realidad con algunas vivencias personales, eso muy rara vez es mi intención creativa: soy de la escuela de narrar usando la experiencia observada de lo humano más que la interioridad biográfica propia, si bien los pincelazos que mezclan los colores entre ambas son inevitables. Adiós, loxonauta es por completo un hijo literario del año 2020, y todo lo que ello conlleva. Aprovechando la expresión de “construcción semiótica”, soy de los que apuntan a una semiosis que culmine y se determine en el interpretante, desde el cual espero que surja su signo respectivo.

Tus protagonistas apuestan por un space opera donde la especialidad médica de la dermatología es el epicentro que mueve y conduce todas sus aventuras, ¿por qué?, ¿partes también allí de un análisis de tu realidad?

Esta pregunta me acorrala completamente en la respuesta que quise esquivar recién (¡y me saca una risa!). La dermatología: pues, sí. Creo que puedo direccionar esta idea hacia dos caminos válidos. El primero, el universal, el que en cierto modo quise defender en la primera pregunta: cuando narro me gusta crear personajes que han surgido de mis encuentros con personas del mundo real (¡hasta la palabra nos está persiguiendo, lo real!); me gusta trabajar la multiplicidad de opciones simbólicas e interpretativas, cerrando una trama o historia central, por así decirlo, pero dejando, a propósito, el espacio suficiente para que el lector haga suyo este momento novelado incompleto, imperfecto como lo es todo, y que pueda así reverberar hasta quién sabe dónde. El segundo camino, sin embargo, es el que me acorrala siempre: ¿cuánto de mí hay en Ítalo Calvino? Son varios los amigos médicos que me han apuntado, algunos con escepticismo y otros con certeza apodíctica, de que este Ítalo sería yo. ¡No! No, no. (¿O sí? ¡No!). Creo que es un sesgo de convivencia solamente.

Lo que sí es cierto es que intento escribir y crear desde territorios que manejo lo suficientemente bien como para construir sobre ellos de manera cómoda (en este caso, el conocimiento biológico, médico y dermatológico como cimiento). Vuelvo a la semiosis: el lector médico no se detiene con mucho entusiasmo cuando dejo rastros o rutas hacia Calvino (el escritor, no el homonauta), o a Borges o Rufus; mientras que el lector no-médico no se detiene, usualmente —siempre hay excepciones— en el detalle, por ejemplo, de la esfingomielinasa D y la estructura del gremio de la Federación. Así que, volviendo a la pregunta original, sobre dónde comienzo mi análisis de la realidad: desde esto, desde la ambivalencia, la bifurcación, la imperfección, la falta de inicio y final consciente, cualquiera sea el personaje principal, real o fantástico.

En la novela se mezclan los registros de la tragicomedia, con muchos visos lúdicos, incluso irónicos. Esta hibridación de registros, ¿ejercicio de textualidad al azar o pauta consciente?

Pauta consciente. Y gran desafío, por varias razones: hasta entonces, mi obra siempre había estado enmarcada en los cuentos, más o menos largos, pero cuentos al final del día. Y mi voz como autor se enmarcaba en una ciencia ficción con cierta tendencia a lo poético. Algo que me gusta, claro, y que gozo cultivar como parte de mi forma de hacer arte. Pero… no había logrado embarcarme en la novela. Sentí que para lograrlo debía desarmarme y rearmarme, sin temores, sin frenos, a lo que surgiese. Así nació el estilo de Adiós, loxonauta, una comedia por momentos satírica y por momentos tragicómica. Fue la forma espontánea en que pude largarme a una narración más extensa, dejando que los personajes fueran más humanos aún. Y enfatizo lo de humanos porque creo que, por mucho que pueda experimentar y divagar con mi pluma, la esencia de lo que me nace contar se mantiene: historias de gente sencilla en mundos complejos, en busca de sentido y de salvaguardar la ilusión que les permite seguir adelante. Soy incapaz, por ahora al menos, de formar un héroe clásico o una epopeya de final glorioso. Algún día, quizás, pero no por el momento. Me gusta la marginalidad y la confusión existencial. Mi siguiente gran desafío personal es ver qué cosa nacerá entre lo poético y lo tragicómico que he estado cosechando.

¿Has pensado que las aventuras de Ítalo Calvino, homo sapiens, y su colega Krek, loxosceles sapiens, podrían devenir en una saga?

¡Otra vez arrinconado! Debo confesar que no soy muy amigo de las sagas, en general, pero esto me lo han pedido bastante (¡y me alegra mucho, por supuesto!). Cuando pienso en sagas pienso en esos ejemplares de nuestros vecinos anglosajones que sacan tomos y tomos de quinientas y miles de páginas, y de solo verlos me generan ansiedad. ¡Cuántos libros podría leerme en ese tiempo, cuántos autores! Tal vez sea algo regional y vivencial, pero una saga me resuena como inadecuada a la forma en que vivo: entre medicina y literatura suelo dormir tan solo un puñado de horas al día (recuperadas el fin de semana; todo bien), y de tan solo imaginar la cantidad de tiempo que me llevaría leer una de esas sagas… Me pasa lo mismo con las series televisadas, como cuando te recomiendan ver una y al consultar por la cantidad de temporadas resulta que tiene diecisiete y contando. ¡Uf! ¿Y si pasa algo y no logro terminarla? ¿O si no me gusta, pero resuelvo terminar de verla de todos modos? Así que, considerando todo esto, por supuesto que haré una saga con Calvino y Krek. ¿Acaso no les dije que lo mío discurre por la confusión existencial? (Bromas solamente, con una risa a modo de secuela propia del año pasado).

Lo cierto es que sí, creo que haré una saga, ya casi me terminan de convencer, porque el formato me acomoda: Adiós, loxonauta se puede leer en 1-2 días tranquilamente, por lo que respeta lo que por ahora me gusta generar. Tengo pensado el nombre para el segundo libro (pero no creo que esté listo tan rápido).

¿Qué tal la experiencia de publicar con Sietch Ediciones? ¿Qué ha cambiado en los últimos años en el panorama de la ciencia ficción chilena?

¡Gran experiencia! Me tocó ver el nacimiento de esta nueva editorial, así que ha sido toda una vida con ella. Cuando Sietch Ediciones me invitó a publicar, todo era nuevo y todo existía solo a modo potencial. Michel Deb es el responsable de esta aventura: lo conocía lo suficiente, cuando me llamó, como para saber que su intención valía completamente la pena, que era algo a lo cual ameritaba ponerle todo el espíritu y toda la pasión posible. Así, lo que fue primero una publicación en su sello Vintage Pulp, terminó unos meses después convertido en el ofrecimiento de ser parte del creciente equipo editorial de Sietch.

cortesía del entrevistado

Al principio tuve mis temores: la invitación era como editor formal y yo tan solo tenía experiencia editando de manera informal y autodidacta a escritores amigos, lo cual, por mucho tiempo que llevase haciéndolo, no era lo mismo que tomar un cargo como tal. Cuando supe que la editora en jefe del equipo sería Jean Véliz D’Angelo (con formación profesional), entonces me atreví y acepté. Hoy por hoy soy un híbrido editor/agente. Y ha sido maravilloso. Somos una pequeña familia con un mismo sueño: permitir el surgimiento de nuevas historias, acompañando a sus autores y tratándolos como si fueran parte, también, de la gran familia del Sietch. He aprendido un montón, de verdad. Lo que antes conocía solo como autor, ahora lo he podido ver desde el interior de la maquinaria misma, comprendiendo todo lo que implica hacer un libro con cariño y dedicación. Me encanta. Me alegra trabajar con Jean, Michel, Jorge, Iván y los autores y autoras que van sumándose. Y, como si mi alegría fuera poca, aún conservo mi lazo y enorme amistad con Puerto de Escape, editorial en la que soy autor (al mando del genial editor y promotor cultural Marcelo Novoa), de tal modo que he logrado una convivencia aún mayor. Cada una tiene su estilo: cada casa editorial tiene lo suyo, son irrepetibles, creo yo.

Podría entrar a nombrar cualidades de una y otra, y también de las otras editoriales locales dedicadas a la literatura fantástica que han ido surgiendo y que han hecho del panorama chileno actual —respondiendo a la pregunta original— un verdadero momento vigoroso para la publicación independiente, forjando una nueva escena literaria sin lugar a duda, y de la cual veremos su legado en unos años más.

¿Cuál fue el principal desafío textual que enfrentaste al escribir Adiós, loxonauta? ¿Es la novela un género tan complicado como parece a simple vista?

¡Lo es! ¡Vaya que lo es! El mayor de los desafíos fue el convencerme y mentalizarme a, efectivamente, terminarla. Hay algo que siempre comento en entrevistas: soy todo lo opuesto a una persona “organizada”; nunca he usado ni agenda ni mucho menos calendario (dejo notas por ahí y me valgo de buenas amistades para los recordatorios, con la excepción de fechas esenciales, por supuesto). De hacer una analogía que me identifique: soy corredor de los 100 metros planos y jamás podría enfocarme en los 800 metros (dejo de lado los 42 kilómetros de una maratón porque todos tenemos de alguna u otra forma una meta a largo plazo). Llevo toda una vida trabajando y creando de esta forma, desde que lo recuerdo, y me funciona y me fascina. ¿Explosión creativa o umbral motivacional alcanzado? Entonces puedo estar 12 horas sin moverme en una concentración absoluta, por varios días y quizás un par de semanas. ¿Armarme una rutina de escribir un poquitito cada día? Imposible: me aniquilaría mi alter ego de antimateria. Soy un desordenado ordenado, un caótico eficiente (¡quiero creer, al menos!). Mi práctica en el oficio se encuentra, tal vez, en la irregular constancia de tales explosiones. Así que… una novela resultaba complejo en cuanto a logística. Sin embargo, las piezas alcanzaron su alineamiento y me lancé. La novela ya se había armado casi por completo en mi cabeza cuando me senté a escribirla: el aspecto dermatológico ya lo había elaborado mentalmente y el personaje del Inmortal vivía en mi imaginación desde hacía al menos 5 o 6 años, esperando pacientemente el momento de tener un espacio donde desarrollarse (incluida la idea en torno a la medusa Turritopsis dohrnii, que sí, es real); súmesele que estoy realizando un trabajo de investigación clínica en torno al loxoscelismo cutáneo y ¡pum! Era tiempo de apostarlo todo, all in. Inspirado en la extensión de novelas latinoamericanas que me encantan, particularmente Salomé, de una tremenda autora cubana, y Los cuerpos del verano, de Martín Felipe Castagnet, quise apuntar a ese estilo novelístico. Terminar el primer borrador fue intensísimo (benditos sean los momentos de aislamiento pandémico preventivo que tenía que ir tomando, siempre agradeciendo la fortuna de estar sano y salvo, y sin que me faltase nada). Lo demás fue pulir, leer, releer, lectores beta, edición y todo lo que siempre procede. En suma, es una metodología con sus pros y sus contras. El cuento, en contraparte, es un universo paralelo.

Tu personaje Ítalo Calvino es un hombre del Cono Sur, ¿sientes que la condición geográfica, el hecho de nacer en determinado país, define a tus personajes?, ¿cómo manejas las particularidades y rasgos típicos del lenguaje, teniendo en cuenta que tu personaje se relaciona, a gran escala, con otras especies?

¡Uf! Gran pregunta que me llega directo. Sí, creo que el regionalismo de mis personajes es clave fundamental para comprenderlos y descifrarlos. Pero, a su vez, es la forma en que yo mismo incursiono en el tema: me resultaría difícil poner en palabras explícitas mi cosmovisión al respecto y, por eso mismo, lo intento modelar a través de la ficción. En la Feria del Libro Independiente de Valparaíso del año pasado surgió una frase que me atrapó de una forma casi religiosa: “Chile no está resuelto… Chile tiene una pata que cojea”. Si bien creo que la misión es enorme y casi que no logro ver el panorama por completo, sí es algo que intento desarrollar, que intento aportar con mis historias. Hay algo abstracto que tan solo el arte puede moldear. Más que Chile, eso sí, cada vez me siento más atraído por ese concepto geocultural del Cono Sur. No es una atracción que comprenda del todo todavía, pero siento al Cono Sur como un hogar que, a pesar de las turbulencias mundiales que puedan estar ocurriendo, me entrega un cierto cobijo agradable, acogedor, alejándome de posibles nacionalismos fronterizos añejos y, a la vez, configurándome una aldea social abarcable dentro de mi pequeñez humana. De ahí que el español de Ítalo es un híbrido chileno-rioplatense y de ahí que Santiago sea, en aquel futuro, una playa y no una cuenca acorralada por montañas. De ahí nace mi ejercicio de identidad y comunicación. En cuanto al lenguaje entre especies distintas, lo cierto es que no era mi foco en esta novela en particular (el relativismo lingüístico de Sapir-Whorf y las tecnologías traductoras quedarán para otros textos).

cortesía del entrevistado

La relación del ser humano con otras especies inteligentes es uno de los leitmotivs de la ciencia ficción desde sus mismos orígenes como género, ¿por qué te interesa a ti?, ¿sientes que es una corriente de sentido, menos o más subterránea, que atraviesa la poética de tu obra?

Es un tema que me encanta por su enorme cantidad de formas de ser abarcado. Es inagotable, a mi parecer, porque sus límites son los mismos límites de la creatividad. En lo personal, usualmente he usado esas ideas en dos sentidos. Primero, en el incursionar sobre aquello “verdaderamente ajeno” (Stanislaw Lem y Hugo Correa como inspiraciones inevitables); y, segundo, en el aspecto del tropo “espejo”, donde la representación de lo ajeno es tan solo una forma de reflejar algo humano, lo cual sí creo que va con una corriente de sentido que tal vez estoy construyendo de manera no del todo consciente. Confieso, eso sí, que tiendo más al robot-espejo que al extraterrestre-espejo pero, dentro de la variabilidad de refracciones, son dos que gozo tanto leer como escribir. Siempre es desafiante no caer en la mera caricaturización.

¿Es la conquista de un lenguaje particular, de una poética propia, una de tus búsquedas centrales como escritor, o prefieres ir por otros linderos y persiguiendo otros horizontes?

Qué difícil saberlo… (Esta pregunta me hizo parar de escribir, echarme atrás en la silla y mirar el infinito un buen par de minutos… Resultaron ser varios minutos más de lo esperado; pero me tomé un café y volví). Creo que la respuesta es, en primera instancia, que sí: busco una voz propia, de fondo y de forma, aunque tal conquista viene siendo la conquista de uno mismo, acaso un recorrido de por vida. En ese sentido, mi intención es estar junto/con/el Arte. Crear con tal visión y propósito. Hay una pulsión, ¿quizá determinista?, de por medio. Aun así, aunque expresar mi propio desarrollo me resulte complicado, hay algo que sí puedo declarar como horizonte y objetivo, más allá de mi persona: espero que, en algún tiempo y momento, haya al menos un lector que al leer mis historias sienta lo mismo que yo he sentido y sigo sintiendo cuando leo uno de esos libros que te cambian la vida, que te nutren el alma.

Por último, me gustaría que recomendaras un par de relatos tuyos para leer en esta cuarentena, y algunos libros de ciencia ficción que creas pueden acompañarnos bien en estos tiempos que corren.

Para partir el 2021 les recomendaría, o más bien los invito, a que lean los cuentos más nuevos que he publicado por estos días: “Y luego los ángeles olvidan rezar por nosotros”, que apareció recién en la Revista Aeternum, de Perú, en un número titulado “Extrahumanos”; y “Umbrales virulentos: antología de ciencia ficción latinoamericana”, de la editorial venezolana Fundajau, donde aparecen cuatro microcuentos de mi autoría junto a los de otros representantes de la región (¡que están de lujo!). En ambos casos se van a topar con unas ilustraciones increíbles. Pueden dar con los paraderos del material a través de Facebook/Google y, ante cualquier dificultad, me avisan y se los consigo. También les cuento que estoy a la espera de que se publique un cuento al que le tengo un cariño especial, “Dani Dinosaurio (Ve-eleh Shemot)”, pronto a ser impreso en la Revista Crononautas N°2. Y en cuanto a recomendaciones de libros para los tiempos que corren, mis seleccionados vienen siendo: 8 voces: antología de cuentos LGBTIQ+, de Sietch Ediciones (Chile), ciencia ficción fascinantemente novedosa; Recognize Fascism, de la editorial World Weaver Press (Estados Unidos), antologado y editado por Crystal M. Huff, para embarcarse en ciencia ficción y fantasía de corte político, con dos chilenos publicados de por medio; Misión a Laozi, novela del chileno Aparicio N. Frictenns, por Editorial Puerto de Escape, a modo de brindar por el centenario de Lem; y, por último, no puedo dejar de recomendar encarecidamente que lean El Gusano, novela también, del colombiano Luis Carlos Barragán, por Ediciones Vestigio, mi lectura favorita del 2020 (me cambió la vida).


La cultura en el centro de los disparos (+ Video y tuits)

Internet es cada vez más una especie de campo de batalla. Hace algún tiempo se solían enmascarar las balas y bombas, se intentaba seducir para socavar cimientos ideológicos. Ahora se privilegia la bulla, las ofensas y hasta las amenazas de muerte como si se tratase de una lucha con fúsiles y espadas. Los memes, las canciones, los shows audiovisuales y los montajes son proyectiles cada vez más empleados, mezclados con odio y groserías.

En ese panorama lamentable, suelen ser blancos los artistas, intelectuales, periodistas, locutores, dirigentes y otros profesionales con posturas a favor de la Revolución en las redes sociales y medios tradicionales de comunicación, personas con gran influencia en la opinión pública.

Lo sucedido recientemente contra el cantante, trompetista, compositor y arreglista Alexander Abreu, director de la popular orquesta Havana D’ Primera, no es un hecho aislado. Pululan los ejemplos durante los últimos meses. A unos intentan confundirlos, a otros desacreditarlos, a varios infundirles miedo.

“He recibido mil sms (servicio de mensajes cortos) en mi teléfono donde me dicen desde Gorila hasta las peores ofensas como si yo fuera un criminal de guerra. Lo único que quiero decir es que a todos los que escriben con tanto odio les tengo un corazón lleno de amor y música”, publicó Abreu en su página de Facebook. Una respuesta digna de las esencias del arte y de Cuba, una nación que también enarbola el coraje y el valor.

La estrategia trazada y financiada desde Estados Unidos pretende lograr que los creadores teman vincular su arte o pronunciamientos públicos con la Revolución y el sistema social aquí, porque se podría desencadenar contra ellos una avalancha de mezquindades. Quienes mueven los hilos desde el exterior saben que debilitar el acompañamiento de la cultura y sus autores a la Revolución significa afectar el alma misma de la nación.

Vivimos en un país, en el que los iniciadores mismos de la lucha por su independencia fueron hombres de literatura y arte. Ahí estarán siempre Carlos Manuel de Céspedes, Padre de la Patria, aficionado al teatro y autor de obras poéticas y musicales; y Perucho Figueredo, creador del Himno Nacional; continuadores como José Martí  y Fidel Castro, intelectual indiscutible.

El propio Fidel siempre tuvo plena conciencia de la importancia de la cultura, a la cual llamó “espada y escudo de la nación”. Los símbolos, las tradiciones, el arte y el orgullo colectivo de ser cubanos deberán ser en todo momento aspectos esenciales para vencer cualquier obstáculo y no dejarse engañar. El líder sabía que la única forma de construir una obra verdaderamente perdurable es favorecer la conformación de una identidad popular cada vez más sólida y defensora de la propia Revolución y sus conquistas, como corazón fuerte de un proyecto que aspira a la superación continua. Y en momentos muy complicados como el Período Especial ratificaba: “la cultura es lo primero que hay que salvar”.

En la clausura del IX Congreso de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, el Presidente de la Republica Miguel Díaz-Canel expresó: “Somos una Revolución que puede presumir de haber sido contada y cantada, desde sus orígenes, con el talento y la originalidad de sus artistas y creadores, intérpretes genuinos de la sabia popular y también de las insatisfacciones y esperanzas del alma cubana.”

Las acciones de este tipo contra Cuba y lo que representa no son  nuevas. El imperio es, por supuesto, también cultural con la pretensión de imponer modos de vida, creencias…, una forma de conquista a nivel global. La guerra es desde hace mucho también simbólica.

A todo eso se suman otras complejidades como las provocadas por la Covid-19 y el bloqueo impuesto por EE.UU, persecuciones y más patrañas contra el país. Sin embargo, este pueblo y su Gobierno se mantienen con una fuerza tremenda y la capacidad para seguir en el camino de la dignidad, sin renunciar al progreso.

En todo ese contexto es fundamental que seamos cada vez más una familia diversa, con amor y respeto, como hijos de una madre grande, que merece todos nuestros esfuerzos. Es importante también apoyar y defender desde la ética y el valor a esos hermanos nuestros que son blancos de tanta bajeza, porque en definitiva también nos atacan a nosotros.

 


Eliseo Diego en la inmensidad de las pequeñas cosas

Este año celebramos el centenario de Eliseo Diego, uno los autores más importantes del corpus literario cubano y, añaden los investigadores, entre los grandes poetas en lengua española.

Eliseo, quien nació en La Habana el 2 de julio de 1920 y falleció en México, el 1 de marzo de 1994, supo calar profusamente lo que Cintio Vitier llamó “lo cubano en la poesía”, y como pocos, su obra ha ganado, según pasan los años, en vigencia y actualidad, al punto de influir en hornadas de jóvenes escritores que ven en el autor de Por los extraños pueblos, Inventario de asombros y El oscuro esplendor una de los altas cimas de la literatura cubana de todos los tiempos.

La obra de Eliseo Diego está influida, de una parte, por el mundo de su infancia, experimentado como paraíso perdido –ausencia que viene a sumarse para este escritor católico a aquella primera del Edén–, y de otra parte, a su temprana y total participación en el grupo Orígenes, esa familia que formaron en torno a la figura paterna, absoluta, de José Lezama Lima: Eliseo Diego y Cintio Vitier y sus respectivas esposas Bella y Fina García Marruz, Octavio Smith, Agustín Pi, el padre Ángel Gaztelu, Cleva Solís, Gastón Baquero, Lorenzo García Vega, los músicos Julián Orbón y José Ardevol, los pintores Roberto Diago, Mariano Rodríguez y René Portocarrero, el escultor Alfredo Lozano, y el mecenas y coeditor de la revista Orígenes, José (Pepe) Rodríguez Feo (revista en la que colaborara en sus inicios Virgilio Piñera).

Sus primeros libros fueron en prosa: En las oscuras manos del olvido (1942) y Divertimentos (1946). Este último destila su apasionada lectura a los cuentos de Perrault, Andersen, los hermanos Grimm, Dickens, Stevenson y Lewis Carroll, entre otros, libros que lo acompañaron asiduamente desde su niñez; y está integrado por pequeños textos de temas diversos que forman, según Vitier, “un encaje, postales de viejas playas mordidas de irrealidad, miniaturas de aire y terror”. Con estas narraciones de carácter alegórico o sobrenatural, Eliseo exorciza los miedos de la infancia, mientras hace volar la fantasía por los reinos de la magia y la ensoñación.

Sin embargo, se consideró, sobre todo, poeta: “Soy de oficio, poeta, es decir, un pobre diablo a quien no le queda más remedio que escribir en versos. Y lo hago, no por vanidad, ni por el deseo de brillar o qué se yo, sino por necesidad, porque no me queda más remedio que escribir estas cosas que se llaman poemas”, dijo en una ocasión. Después de Divertimentos, publicó en 1949, también por Ediciones Orígenes, su primer libro de poesía, En la Calzada de Jesús del Monte, texto decisivo de su trayectoria poética, que representó el deseo de Eliseo por acercarse, con sus propios y diría él, pobres medios, y desde una perspectiva estética muy diferente, a esa “rauda cetrería de metáforas” que, según el padre Gaztelu, era “Muerte de Narciso”, de Lezama Lima. Si Lezama en el primer verso de ese poema (“Dánae teje el tiempo dorado por el Nilo”) se transportaba al mítico pasado de la estirpe humana, y abrió la “otra escena del orden simbólico”, Eliseo Diego, desde el primer verso de su libro (“En la Calzada más bien enorme de Jesús del Monte donde la demasiada luz forma otras paredes con el polvo”) sacaba del anonimato a aquella vía habanera que le servía habitualmente de trampolín para saltar al paraíso perdido de la infancia y de la historia de sus antepasados, situándose en un no-tiempo compuesto de un pretérito donde predomina la añoranza y la memoria.

El “Primer discurso” de este poemario –escribe Lezama– “era un precioso y sorprendente regalo, suficiente para llenar la tarde con aquella palabra que nacía para uno de los más opulentamente sobrios destinos poéticos que hemos tenido. Fue más que suficiente para que todos nos diéramos cuenta del verbo que nacía y que se imponía por la necesidad de su escritura. (…) Desde los primeros versos ese más bien enorme, le daba una peculiar dimensión a la Calzada que la inundaba totalmente con las luces de un nacimiento”. Y más adelante añade Lezama Lima en las notas que sobre Eliseo incluyera en la antología Una fiesta innombrable: “Hoy la generación de Orígenes y la poesía cubana muestran como uno de sus esplendores En la Calzada de Jesús del Monte y a su autor como una de sus más logradas cimas poéticas”.

Mario Benedetti escribiría tiempo después que “En la Calzada… es un libro fundamental, ejemplar en más de un sentido, y considero que, en la irradiación a las más jóvenes promociones cubanas, su lección de autenticidad es verdaderamente inapreciable”. Mientras María Zambrano celebrara su poesía, que permite “prestar el alma, la propia y única alma, a las cosas para que en ellas se mantengan en un claro orden, para que encuentren la anchura del espacio y el tiempo, todo el tiempo que necesitan para ser y que en la vida no se les concede”.

Además de los mencionados, Eliseo Diego publicó otros textos, como Muestrario del Mundo o Libro de las Maravillas de Boloña, A través de mi espejo, Soñar despierto, Cuatro de Oros, Poemas al margen, En otro reino frágil, Noticias de la Quimera, y Libro de quizás y de quién sabe.

Su labor intelectual lo llevó, además, por varios caminos: el ensayo, la pedagogía y las traducciones. En Conversación con los difuntos, reeditado por Ediciones Holguín, en 2016, Eliseo reunió sus diálogos poéticos con varios de sus amigos muertos, mediante la traducción literaria; esos que le hablaban desde las páginas de un libro, a través de la poesía. Así tradujo la obra 12 poetas de habla inglesa que, en varios momentos de su vida, conversaron y acompañaron, como tutelares resguardos, su existir cotidiano: Andrew Marvell, Thomas Gray, Joseph Blanco White, Robert Browning, Coventry Patmore, Ernest Dowson, Rudyard Kipling, G. K. Chesterton, Walter de la Mare, Edna St. Vincent Millay, William Butler Yeats y Langston Hughes.

En las últimas décadas de su vida, Eliseo recibió numerosos reconocimientos y vio su poesía publicada y reeditada: viajó a varios países, donde participó en encuentros y festivales, impartió conferencias, recibió reconocimientos y vio publicada su obra, como la Unión Soviética, Hungría, Suecia, Bulgaria, Nicaragua, Estados Unidos, España, México, Perú, Inglaterra, Colombia, entre otros.

En Moscú le otorgan el Premio Máximo Gorki por sus versiones al español de poemas de grandes escritores rusos; devela una tarja dedicada a Heredia en las Cataratas del Niágara, Canadá; la Casa de las Américas edita un disco, en su colección Palabra de esta América, con 20 poemas leídos en su voz; recibe la Orden Félix Varela de Primer Grado que otorga el Consejo de Estado de la República de Cuba; obtiene varias veces el Premio de la Crítica; en Bogotá, recibe el Doctorado Honoris Causa de la Universidad del Valle en Cali, la Distinción Gaspar Melchor de Jovellanos que otorga la Federación de Asociaciones Asturianas de Cuba, y el Premio Internacional de Literatura Latinoamericana y del Caribe Juan Rulfo, otorgado con fallo unánime por diferentes instituciones económicas y culturales mexicanas, y que anteriormente recibieron Nicanor Parra y Juan José Arreola. En 1986 recibió el Premio Nacional de Literatura, junto a José Soler Puig y José Antonio Portuondo. Falleció a consecuencia de un infarto del miocardio vinculado a un edema pulmonar agudo. Al conocer la noticia, Octavio Paz dijo: “Solo faltaba la muerte a Eliseo Diego para convertirse en leyenda de la Literatura Latinoamericana”. Fue enterrado en el Cementerio de Colón, en su Habana natal, muy cerca de la tumba de su amigo Lezama Lima.

Eliseo Diego, “uno de los más grandes poetas de la lengua castellana”, nos recuerda Gabriel García Márquez, trasmitió en las formas breves –esos diminutos “fuegos vagabundos”, dijo Octavio Paz– la inexorable fugacidad de la vida y el carácter fragmentario de la memoria: la infancia, los antepasados, la ciudad y la familia, pero también el olvido, la pérdida, la muerte y su silencio final, que constituyen motores fundamentales de su escritura. Él insistió, como un padre prudente y sabio, que la poesía acompañara nuestros días. Dejémosle entrar entonces, conversemos con el necesario amigo Eliseo, bajo la luz eterna de la poesía y la mirada del poeta, con la seguridad de que “un poema no es más/que una conversación en la penumbra/ del horno viejo, cuando ya/ todos se han ido, y cruje/ afuera el hondo bosque; un poema/ no es más que unas palabras/ que uno ha querido, y cambian/ de sitio con el tiempo, y ya/ no son más que una mancha, una/ esperanza indecible;/ un poema no es más/ que la felicidad, que una conversación/ en la penumbra, que todo/ cuanto se ha ido, y ya/ es silencio”.


De camino a los orígenes

I

Cuentan que desde el central América, propiedad de Federico Fernández, se financió la revista Orígenes. Un central que produjo azúcar y literatura. El dueño era tío de José Rodríguez Feo, quien fuera uno de los editores de la publicación del grupo homónimo, grupo que dio a la cultura cubana un capítulo de belleza inigualable.

Cerca de lo que fuera el glorioso central, está la ruta funeraria de nuestro Apóstol José Martí. Una ruta que yace imponente como la vena principal de la isla. Una ruta que empieza en Remanganaguas, sitio donde ocurrió el primer entierro de nuestro héroe nacional. Un cementerio donde aún permanece el corazón de la isla.

En estos sucesos nace la inspiración para el Encuentro de Jóvenes Escritores Orígenes en el municipio de Contramaestre. Una jornada capaz de vincular la identidad, el patriotismo y la literatura. Un encuentro para homenajear al cubano a través de la figura y el ideal de Martí, una cita para la historia.

II

La XII edición del Encuentro de Jóvenes Escritores Orígenes estuvo marcada por las condiciones impuestas por el nuevo coronavirus. Cuando el mundo aún no sabe cómo será el volver a la normalidad, y nuestro país mantiene las medidas pertinentes para controlar la situación, los jóvenes de la AHS no han fallado con la historia.

Este año el encuentro estuvo dedico al aniversario 125 de la caída en combate en Dos Ríos del Héroe Nacional y a la vigencia de su pensamiento en nuestro presente. Resulta más que simbólico en un período de emergencia mundial, que los jóvenes busquemos resguardo en la obra del maestro. Martí emerge como luz en un momento de crisis sanitaria, pero también crisis humana. Martí sintetiza todos los valores de nuestra Cuba actual, su imagen hoy, resulta ser el país que un día soñó.

fotos de archivos tomadas del Facebook de la AHS en Contramaestre

III

Esta edición resultó ser una jornada sencilla pero muy significante. Convirtiéndose en un espacio de remembranza, de abrazo colectivo y de búsqueda en nuestra memoria histórica reciente. Estos dos días (18 y 19 de mayo) toda Cuba pelegrinó hasta Remanganaguas y colocó su oído sobre la tierra. Toda Cuba sintió la vibración del suelo en ese campo santo.

También fue un momento para recordar al poeta, narrador y eterno miembro de la AHS Eduard Encina. Fundador del concurso luego devenido en jornada literaria, Encina influyó en la vida cultural toda de Contramaestre y siempre será un espacio para admirarlo y tenerlo presente.

IV

La utilización de las plataformas digitales para la promoción y consumo del arte se instala hoy en nuestra cotidianidad. La gran mayoría de los creadores cubanos entran a la red para mostrar su obra desde casa. Aficionados y profesionales comparten el mismo espacio, el mismo público, el mismo “me gusta”. El arte cubano ahora entra en una democratización diferente, donde las conductas responden a otro tratado sistémico.

En ese panorama atípico, la AHS dimensiona su labor por promover el trabajo de los creadores más jóvenes. Siguiendo la experiencia de Las Romerías de Mayo realizadas en el presente año, la Asociación Hermanos Saíz en Santiago de Cuba se ha propuesto no decaer la programación habitual ni sus eventos principales. Orígenes resultó ser el inicio para concretar esa idea, permanecer activos como organización. Sin dudas, un movimiento que conectará a los asociados y su público con una asociación más extensa, diversa y alcanzable.

Los esfuerzos hechos por la organización antes del estado de emergencia actual parecen minúsculos hoy, en comparación con el accionar diario de la AHS en todo el país. Un esfuerzo que habrá que mantener y priorizar teniendo en cuenta que la vida no volverá hacer igual, y el espacio digital nos convida a un diálogo necesario.

Un camino al corazón de Cuba, un lugar obligado para el homenaje a #MiMartí #MartíMaestro. En homenaje al 125 aniversario de su caída en combate.Sociedad Cultural José MartíAsociación Hermanos Saíz

Publicada por Buena Luz Producciones en Martes, 19 de mayo de 2020

V

La próxima edición del Encuentro de Jóvenes Escritores Orígenes, a realizarse del 18 al 20 de mayo de 2021, estará dedicada a la traducción literaria, una labor a veces subvalorada como ejercicio intelectual. Más de una quincena de jóvenes se reunirán una vez más en Contramaestre para compartir sus experiencias y sus saberes. Más de una quincena de trovadores, poetas y narradores volverán a revisitar los espacios habituales. Se leerán poemas en lo que fuera la casa de Federico Fernández y se irá en busca, otra vez, del corazón de la isla.

Cuando el encuentro físico sea posible, también tendremos el encuentro digital como herencia de la crisis. En ese momento una quincena de jóvenes pudieran ser acompañados por todo un país. Todos en busca de la belleza. Todos en busca de sus orígenes.


Orígenes: en busca del corazón de la isla

Dicen que el corazón de la isla está en el cementerio de Remanganaguas. Que si pones el oído sobre el suelo puedes sentir cómo late, que más de un siglo después todavía mantiene su vitalidad. Dicen que desde allí fluye toda la sangre hacia el cuerpo de Cuba, marcando el devenir de nuestros movimientos e ideas.

La filial provincial de la Asociación Hermanos Saíz en Santiago de Cuba no renuncia a homenajear al Apóstol en el aniversario 125 de su caída en combate en Dos Ríos. Como cada año, José Martí se convierte en motivo de encuentro en Contramaestre, municipio de Santiago de Cuba, durante los días 18 y 19 de mayo. Allí la AHS realiza el Encuentro de Jóvenes Escritores Orígenes, un evento que en este 2020 llega a su duodécima edición.

Se trata de un programa que promueve la literatura, la identidad, el patriotismo y el pensamiento del hombre de La Edad de Oro. Desde las primeras ediciones, la ruta funeraria de nuestro Héroe Nacional ha sido inspiración para la búsqueda de su legado. La peregrinación al cementerio de Remanganaguas, lugar donde aconteció su primer entierro, marca la voluntad de los jóvenes escritores y artistas por encontrarse con la Patria toda. Porque la Patria de Martí es la Patria del cubano, y eso, para quienes asumimos su legado como hoja de ruta, no tiene debate.

En esta edición el evento tendrá la particularidad de combinar algunas de sus actividades habituales con acciones generadas desde otros sitios del país. El espacio virtual se convertirá en un puente para el diálogo político y literario. Una iniciativa sin fronteras que nos empuja al latir del corazón de la Patria.    

Foto de archivo del Encuentro de Jóvenes Escritores Orígenes/ foto rubén aja garí

El programa se desarrollará del siguiente modo:

Día 18

  • 9:00 a.m. Recital de poesía Al oído de Martí (Página de Facebook de la Asociación Hermanos Saíz)
  •  
  • 10:00 a.m. Dialogar Dialogar Martí y los desafíos del presente (Página Web Nacional de la Asociación Hermanos Saíz)

Invitados: Dr. C. Eduardo Torres Cuevas, director de la Oficina del Programa Martiano y Presidente de la Sociedad Cultural José Martí; la Dra. C. Marlene Vázquez Pérez, Directora del Centro de Estudios Martianos, y el Dr. Fabio Fernández Batista, profesor de historia de la Universidad de La Habana.

  • 11:00 a.m. Presentación y lectura de Manigua por Ediciones Áncora, libro de la autoría de Eduard Encina. (Página de Facebook de la filial provincial de la Asociación hermanos Saiz en Santiago de Cuba)

Invitados: Juan Antonio Taboada, Rafael Carballosa, Eduardo Sánchez y Yadián Carbonell.

  • 3:00 p.m. Foro Debate: Rememorar Orígenes (Página de Facebook de la Filial Municipal de Contramaestre) Se sumarán foristas que compartirán sus experiencias en el Encuentro de Jóvenes Escritores Orígenes, se publicarán fotos y videos al respecto.
Foto de archivo del Encuentro de Jóvenes Escritores Orígenes/ foto rubén aja garí

19 de mayo

  • 11:00 a.m. Sección de lecturas y mensajes dedicados al Apóstol Al oído de Martí (Páginas de Facebook de la AHS Nacional, Contramaestre y Santiago de Cuba).
  •  
  • 2:00 p.m. Proyección del documental Un Camino al Corazón de Cuba del realizador Rubén Aja Garí en el Canal de YouTube Buena Luz Producciones.
  •  
  • 3:00 p.m. Diálogo con el artista visual Alejandro Lescay sobre la influencia de José Martí en su obra (Página de Facebook de la Asociación Hermanos Saíz en Santiago de Cuba)
  •  
  • 4:00 p.m. Proyección de imágenes referentes al homenaje realizado a José Martí en Remanganaguas en años anteriores (Página de Facebook de la Asociación Hermanos Saíz  de Contramaestre)
  •  
  • 5:00 p.m. Donación de obra de arte del escultor y ceramista Luis Aragón Téllez sobre la figura de José Martí, a la comunidad Carlos Dubois, con la participación del Centro de Estudios Antonio Maceo, la Asociación Hermanos Saíz y la Sociedad Cultural José Martí (Páginas de Facebook de la Asociación Hermanos Saíz  en Santiago de Cuba y del Centro de Estudios Antonio Maceo)
Foto de archivo del Encuentro de Jóvenes Escritores Orígenes/ foto rubén aja garí

A Martí hay que tenerlo cerca todos los días. Pero es válido que nuestros jóvenes encuentren conexión con su legado a partir de motivaciones como estas. El corazón de una isla no tiene tamaño ni color. Late en señal de esperanza para su cuerpo-país. En cada pulsación yace la fuerza para recorrer todos los caminos y volver a refundarnos en nuestros orígenes.       


Memoria Nuestra: claves para hacer historia

I

Qué ingenuos quienes proclamaron el fin de la historia y pensaron trascender con una teoría irracional que nació muerta. Quizás a propósito se olvidaron del carácter acontecimental de la vida; quizás se olvidaron, porque era conveniente, que la historia no es una sola y que el curso de la misma está compuesto por infinidad de relatos, microrrelatos, de experiencias y vidas que no necesitan asentarse como grandes épicas para tener a la existencia como una posibilidad.

Treinta años después de declarada aquella muerte, la historia está viva; la hacemos nosotros los que no nos hemos negado el privilegio construir una realidad diferente, los que trabajan por un porvenir venturoso, los que amamos, soñamos y sentimos que este es el momento de hacer y de crecer.

Si hace 40 años alguien hubiera escrito un guion cinematográfico para una película futurista donde la tierra sería azotada por una pandemia global que reduciría la movilidad humana a la mínima expresión, donde los contactos humanos serían virtuales, lo hubiesen acusado de apocalíptico. Cuarenta años después henos aquí al comienzo de esa película.

Sin embargo, para vivir nuestra película hay que ver el guion como un material sujeto a cambios, un material que puede dejar de ser apocalíptico en la medida que seamos sujetos capaces de transformar la realidad y labrar los posibles hilos narrativos de nuestra trama, sin forzarla pero con la convicción de que la que escojamos sea creíble por ser precisa. 

Nosotros a través de las pantallas

Al anunciar las Romerías virtuales un torrente de escepticismo invadió a más de un participante de en Memoria Nuestra, el concurso de investigaciones que convoca la filial holguinera de la Asociación Hermanos Saíz. Muchas interrogante sobre cómo serían las sesiones, los intercambio que haríamos en ese espacio común en el que estábamos a medias. Los cierto es que desde el principio fluyó bien, desde las coordinaciones previas se respiraba una empatía singular.

Belén

Se pensaron las reglas, se creó el grupo y se coordinó la manera en que funcionarían las ponencias. Era importante la disciplina para avanzar en esta experiencia nueva, las reglas se hicieron más útiles que nunca porque permitieron no andar a tientas frente a la experiencia novedosa.

Aunque todo parecía normal nadie puede soslayar que en ese ánimo de no sucumbir ante la imposibilidad de reunirnos, estábamos nosotros ante nuestras pantallas como Alicia a través del espejo, descubriendo un mundo que creíamos que conocíamos y ajustando constantemente nuestro mecanismo para funcionar bien. El grupo fue creciendo sus dinámicas, complejizándose; primero se subían  las ponencias, pero luego aparecieron los posters, las fotografías, los audios, los videos, cada quien comunicando desde el lenguaje que le parecía más cómodo. Las experiencias personales respecto a la participación fueron entrañables. Para la investigadora Laritza Rodríguez, quien es santiaguera, pero por estos días se encuentra en Jamaica, este encuentro fue particular:

“Cuando me llegó la convocatoria me entristecí, estaba fuera del país y pensé en qué momento. Pero cuando comprendí la dinámica me sentí muy motivada y decidí participar. El desarrollo de las sesiones superó mis expectativas. Me sorprendió la cantidad de jóvenes con proyectos e investigaciones; me llamó mucho la atención el deseo de investigar el ámbito local con el cual se nota que tienen mucho compromiso. Es superinteresante la manera en la que se enfocaron problemas medulares de nuestro contexto cultural que fue abordado desde diversas disciplinas sobre múltiples temáticas. Los investigadores de todo el país están muy preparados, lo que habla de la salud de la sección en todo el país y estoy feliz de ser parte de este movimiento. Participar en este Memoria Nuestra me sirvió para comparar por dónde andamos en relación con el país. Estoy encantada de formar parte de este movimiento juvenil aunque esté lejos”.

Por su parte, la avileña Liset Prego asegura que “este trabajo me ha posibilitado ampliar mis horizontes como investigadora. Tengo que confesar que al comienzo tenía mis dudas sobre la forma en que se podía generar el intercambio en un grupo virtual abierto al que todos los días se podían incorporar nuevos miembros. Pero la práctica me demostró que mis inquietudes eran infundadas y que este trabajo tenía muchas potencialidades para desarrollar el trabajo en colectivo a partir de unificar el interés común. Otro de los logros, quizás el más notable, es la permanencia en el tiempo del grupo para continuar socializando experiencias el resto del año.”

II

Nunca es estéril el “ejercicio de pensar” la concreción de este acto. Este congreso ha venido a confirmar lo necesario de las articulaciones para poner a la ciencia al servicio de la cultura. Los jóvenes que hoy son parte de este movimiento expresan con su obra la madurez que tiene el movimiento de los críticos e investigadores en Cuba, lo cual es fundamental porque habla de la capacidad actual del país para acercarse a las más diversas problemáticas culturales sin necesidad de apelar a la improvisación.

No se debe de andar a tientas cuando se cuenta con investigadores que pueden modelar soluciones y asesorar procesos de transformación social desde el compromiso. Ahí existen una gran reserva de lo que se puede aportar al conocimiento de Cuba y los resortes que hoy están en la base de muchos de los problemas que afectan a la Isla.

La calidad de las investigaciones que han tenido presencia en este evento deberían hacer visible sus aptitudes y promover la necesidad de diálogo entre los jóvenes investigadores y las comunidades e instituciones para generar un pensamiento totalizador que permita a la sociedad en su conjunto buscar soluciones propias a problemas reales. Es tiempo de desterrar prejuicios sobre los investigadores y sobre los –no pocas veces– señalados academicismos, que a decir de algunos de sus detractores, están alejados de la realidad.

Lo que encontramos en WhatsApp

Más de una treintena de ponencias animaron el intercambio de los jóvenes investigadores cubanos, cientos de comentarios y preguntas se emitieron para acercarse a enfoques diversos sobre temas tan complejos como la ritualidad de los funerales en la provincia Granma, el estudio de la arquitectura Art Decó en Guantánamo, la violencia de género entre los jóvenes universitarios, el estudio de la obra de Fernández Retamar Cartier-Bresson, la Revista Casa de Las Américas, las tradiciones populares en Camagüey, entre otros asuntos de trascendencia investigativa que confirma la riqueza que la Asociación posee actualmente en sus filas.

Una de las ganancias más notables de la celebración de este evento es que se revalida la vocación emancipadora de sus participantes, quienes desde sus argumentos proyectan una actitud anticolonial, vital para la Cuba de hoy, tantas veces tentada por la pretensión ridícula de sumarse a las tendencias globales sin una análisis profundo de los orígenes y las implicaciones culturales de las modas.

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Uno de los puntos en el que muchos de los participantes coinciden es en la calidad de las ponencias. Al respecto precisó al Portal de la vanguardia artística cubana Yuleidis González, una de las más activas en el este encuentro virtual: “Es impresionante ver la profundidad analítica y el compromiso transformador de quienes participaron en esta edición del evento. Gente muy joven con criterios muy profundos en torno a las problemáticas que afronta el país, pero lo más llamativo es su práctica coherente con ese pensamiento, lo cual es constatable en los resultados presentados. Siendo honesta te tengo que decir que es muy destacable la solidaridad y camaradería que se generó en el grupo. Me sentí esperanzada en medio de las circunstancias que vivimos”

Luis Emilio Aybar Toledo, quien se desempeña como especialista a nivel nacional de crítica e investigación, en una valoración sobre el evento señaló: que “la AHS nació para para conectarnos  en función de metas comunes, y esa razón hay que hacerla valer en cualquier circunstancia. Así que lo que hicimos no fue otra cosa que mantener tozudamente nuestra vocación de unidad aun cuando parecía que ello no era posible. Las nuevas tecnologías nos dieron la infraestructura para lograrlo y nuestra voluntad, entusiasmo e identidad pusieron el resto. Los bits llevaron de un lugar a otro nuestras emociones y conocimiento, lo que resultó en una tormenta de creación. Esto ha sido una tregua fecunda que deja listo el camino para la guerra de pensamiento a la que nos convocó Fidel. Solo nos queda ahora plantearnos nuevos empeños”.

III

Cualquier guion para nuestra historia deberá tener en cuenta a nuestros jóvenes que se saben protagonistas y buscan el resquicio de la realidad desde donde más pueden aportar con la inteligencia puesta en función del bien común. Hay una resistencia natural a ser definidos como diletantes snobs que pueden sostener durante horas conversaciones sobre artes y letras. El trabajo de campo, el vínculo con la comunidad, con sus conciudadanos, habla –y muy claro– de la virtud de quienes en cualquier rincón de Cuba mantienen como prioridad la obligación de autorreconocerse en los otros y trabajar para vivir mejor.

En ese proceder radica una de las fortalezas de los que desafían con su actuar los designios de quienes apostaron por declarar a la historia como un organismo sin signos vitales. Su actuar no es ostentoso, el diario quehacer aporta más que las pretensiones de cambiar el mundo o de entregarse a la ilusión de una épica que los inmortalice, es por eso que un grupo de WhatsApp pequeño, relativamente anónimo, es el escenario para dar los primeros pasos para los empeños que depara el futuro. 

Palabras que perduran en la Memoria Nuestra 

Memoria Nuestra cierra esta edición y pone alto el listón, obliga a pensar en nuestra capacidad para superar las limitantes de una realidad que siempre pone límites, que solo pueden ser superados con la inventiva y la creatividad. El tiempo, el espacio y la logística parecen desafíos menores. Ya lo aprendimos y lo hicimos justo a tiempo para saber que lo más importante es seguir apostando por el siempre saludable “ejercicio de pensar”.

Con varias ediciones de Memoria Nuestra en su trayectoria investigativa, Yolaida Duharte goza de reconocido prestigio entre los investigadores cubanos. A ella recurrimos para saber sus valoraciones sobre esta edición del evento a partir de su experiencia:

“En esencia, no fue muy diferente a lo que ocurre cada año. Vi en el escenario virtual la misma colaboración y entusiasmo de otros años. Las ganas de participar e intercambiar formas de hacer. Es digno destacar la relación entre las instituciones y los organizadores. Aunque obviamente no fueron iguales que las que se comparten habitualmente en la que uno profundiza a través del intercambio extraverbal, esta fue una experiencia nueva con tantos retos como aciertos. Creo que uno de los desafíos más grandes que se logró fue que los investigadores participaran con recursos propios a través de estas plataformas, ya que el acceso a Internet es una imposibilidad aun para muchos, y poner esos recursos a disposición del evento dice mucho de la importancia que le otorgan. De manera general el uso de estas plataformas modifica las dinámicas de los participantes, pues tiene un impacto en las formas de comunicarse y construir colectivamente discursos”.

Yudeniz

Yanelis Martínez, una de los artífices fundamentales de este evento, afirma desde España que “prefiero no comparar porque Memoria Nuestra, en sus versiones virtual y tradicional son muy diferentes, cada una con ventajas y desventajas. Lo que sí nos debe quedar como aprendizaje es que es una gran estrategia tener un grupo en WhatsApp para extender el evento más allá del espacio físico y, por supuesto, que para nosotros ha sido esencial poder superar las limitaciones habituales de hospedajes y alimentación que muchas veces nos dejan traer a todas las personas que queremos. Creo que en el futuro será primordial combinar ambas variantes para llegar a mayor cantidad de personas”.

Solo quienes han estado presentes en la experiencia riquísima que ha sido este Memoria Nuestra, saben lo que significa. Ha habido una voluntad de convivir más allá de entender a la ciencia como una necesidad.

El grupo ha hecho compartir los momentos que nos hacen más humanos, entre tanta emoción aparecieron los niño  de varios participantes para matizar y dar color a una experiencia increíble y el Día de las madres también se celebró como demostración de la capacidad para llevar de la mano múltiples roles, sin que ello dañe bajo ninguna circunstancia la voluntad de crear.

Hacer historia no es un privilegio reservado a unos pocos. Desde la sencillez de nuestras vidas hacemos cada día algo que nos constituye como seres humanos y nos permite siempre mirar hacia atrás, para beber de esas experiencias desde las claves que aporta la cubanía. El cierre de la última jornada estuvo matizado por una sumatoria de palabras que coronaron el evento, con ese poder del lenguaje para sintetizar esencias. Así describieron su experiencia algunos miembros del grupo: “trascendental, interesante, única, reconfortante, enriquecedora, esperanzadora, increíble, inefable, inspiradora, energética.”


Lombanfula en Cuba

Cuando parece que todo el universo religioso-cultural de matriz africana está investigado en Cuba, aparecen nuevas sombras que demuestran una famosa frase que plantea: “Lo que el hombre conoce es una gota, lo que desconoce es un océano completo”. En esta cuestión pensé cuando supe de la existencia de los Lombafula, una religión de origen bantú que solo se practica en el centro del país. Su calidad de ser una práctica religiosa crítica y familiar posibilitó por mucho tiempo su desconocimiento, o aquellos que sabían la convergían con las prácticas del palomonte, también de origen bantú.

Esta religión, originaria del territorio africano del antiguo reino de los Bakongos, es otro lazo que se suma a nuestro vínculo con África. Esto sigue demostrando la diversidad cultural y religiosa que presenta el continente negro y que es imposible utilizar criterios unificadores para distinguir a esa región. Y es que diferentes regiones de la Isla, como dijera la escritora y antropóloga Lydia Cabrera, “son verdaderos asentamientos de África en Cuba».

El Lombanfula es una práctica religiosa-cultural de origen africano que se encuentra en los municipios de San Juan de los Remedios, Placetas, Camajuaní y, en una menor medida, Sagua la Grande. Las características fundamentales de la misma es que utiliza el agua y las piedras de los ríos. No utiliza la nganga o prenda, ni trabaja con muertos. Sus prácticas son estrictamente familiar y crípticas, y por designio ancestral del clan.

 Su fundamento radica en el lombo: niño que antes de su nacimiento, por revelación en su sueños en la madre, es considerado encarnación de una diversidad acuática portador. Etimológicamente la palabra Lombafula está formado por lombo que significa niño que tiene el espíritu de Simbi (genio, espíritu o espectro del agua) y mfula, que tiene varias aserciones: asamblea, reunión, consejo para deliberar, ennegrecer o oscurecer. Si una madre gestante sueña con agua, ríos, o serpientes, o que su niño aún por nacer le dijo en sueños dónde ella pudiera encontrar un tesoro oculto, ella sabe que el niño es lombo y por lo siguiente se le debe rendir culto en la familia por las siguientes generaciones.

En mi más reciente visita a Camajuaní pude conocer a una familia que practican esta religión, lo que me permitió conocer algunos detalles. Pero la principal fuente de conocimiento está en el libro El Lombafula en Cuba, de los investigadores Gema Valdés Acosta, Erick González Bello y Juan Carlos Hernández Rodríguez.

Sobre los autores podemos decir que la Dra. Gema Valdés es una se las importante lingüista y estudiosa del legado bantú en Cuba, además de ser profesora titular de la Universidad Central “Marta “Abreu” de Las Villas. Erick González y Juan Carlos Hernández son trabajadores del Museo de las Parrandas de Remedios y grandes promotores de la cultura popular tradicional en la región central.

Uno de los aciertos de este texto es que los autores logran explicar de forma amena y clara las características y detalles de las prácticas religiosas del ámbito bantú en sus lugares de orígenes y, al mismo tiempo, deslindar peculiaridades del palomonte.

Del Lombafula describen la gran mayoría de sus peculiaridades apoyados en testimonios personales, fotos y las amplias habilidades investigativas de ellos sobre estos temas. También señalar que dejan abierta la investigación y ponen sobre la mesa algunas interrogantes que pueden servir para futuras indagaciones al respecto.

Es así que por el legado patrimonial que posee podemos definir el libro El Lombafula en Cuba, como una herramienta trascendental e histórica, entre otros motivos porque es el primer título que aborda un fenómeno hasta ahora bastante desconocido en el territorio nacional. Por tal hecho le fue otorgado el premio de investigación de la Academia de Ciencias 2019, por su relevante aporte a la antropología cultural y a los estudios africanistas en el archipiélago cubano.


Alexis Triana y el espíritu de las Romerías

“Hay un solo antídoto contra la tristeza en nuestra torre, hay una cura de caballo contra el hábito del artista o el hombre de cultura de construir a solas el discurso del mundo. Hay que hacer, hacer el bien, hacer el bien para bien, que no es redundancia y no es patrimonio del evangelio”, expresó Alexis Triana, fundador de las Romerías y presidente de honor de su comité organizador, como recordación del tradicional discurso que cada año da inicio al Festival Mundial de las Juventudes Artísticas.

En su comparecencia de este domingo en el programa Buenos Días, con motivo del inicio de la edición 27 de las Romerías de Mayo, esta vez en su versión virtual a causa de la Covid-19, Triana recordó que el 3 de mayo se celebra el día de la cruz en el mundo y rememoró la tradición histórica que hace única a la ciudad de Holguín gracias a la Loma de la Cruz.

La historia de un Festival del arte y la tradición

Alexis Triana, fundador de las Romerías y presidente de honor de su comité organizador en la RevistaBuenos Días/ tomada del perfil de facebook de rafael gonzález

Asimismo, explicó los orígenes del encuentro cultural cuando los jóvenes de entonces idearon un festival “que respetara, recorriera la tradición y llegara a la contemporaneidad. Se trataba de cómo asumir la historia, porque ‘no hay hoy sin ayer’, y cómo hacerlo desde el respeto a los maestros fundadores, desde el diálogo de culturas. Por eso es que en las Romerías llevamos el símbolo de los primeros habitantes —una escultura de una pequeña hacha que apareció enterrada alrededor de la Loma de la Cruz—, por la escalinata de más de 400 escalones, cada 3 de mayo. La llevamos junto a la bandera cubana y la ponemos en la cima, al lado de la cruz”.

Recordó también que a las Romerías de Mayo se convocan, cada año, a todas las escuelas de arte, los centros educacionales, las universidades, los instructores de arte, para participar en el desfile inaugural.

“Es un desfile que hacemos recorriendo casi siete kilómetros. Construir eso implica que haya rastras que llevan, por ejemplo, a los rockeros, a los actores de teatro encarnando personajes; hay congas, bandas de música… Es realmente algo muy emocionante porque la ciudad sale a darles la bienvenida a los delegados de todos los países que participan. De hecho, las Romerías han tenido más de 40 países participando”, expresó Alexis Triana.

Las Romerías en medio del aislamiento

El también director del Centro de Comunicación del Ministerio de Cultura explicó que la realización de estas Romerías multiculturales ha sido posible gracias a los jóvenes, porque “la iniciativa ha sido de los miembros de la Asociación Hermanos Saíz que han convocado a sus iguales de todo el país. Nosotros lo hicimos en sus inicios en plena crisis del Periodo Especial y fue la AHS la organización que nos respaldó y estructuró ese llamado para toda la Isla y para el mundo. Así que lo que está sucediendo ahora mismo son unas Romerías virtuales, y han sido ellos quienes han logrado hacer esa convocatoria para mantener vivo ese espíritu”. 

Romeros y romeras en las redes sociales

Desde este sábado las imágenes de los artistas y participantes a las Romerías en los años anteriores a esta edición han inundado la web. Así lo corroboró Triana, quien dijo que “muchos amigos de varias partes del mundo están subiendo sus mensajes a las redes sociales. De Argentina, México… ¡hasta de Australia me sorprendió en la madrugada un rockero enviándome su mensaje!”.

El presidente de honor del comité organizador explicó que todos los días va a estar sesionando en las redes el evento Memoria Nuestra. Y culminó diciendo: “Habrá un enlace desde el Ministerio de Cultura con Santiago de Cuba y con Holguín para que los jóvenes artistas muestren sus obras, den sus opiniones. Habrá foros virtuales y teleconferencias. Vamos a hacer hasta lo imposible para que no muera ese espíritu de Romería en tiempos de la Covid-19”.


Siempre se debe sospechar de un artista cuando ideologiza sobre su arte*

Roberto Manzano es un maestro en el sentido pleno de la palabra. Cada conversación con él es un atisbo a las múltiples formas de la experiencia humana. Poeta consagrado, uno de los grandes nombres de las letras cubanas contemporáneas y sin embargo, lleno de humildad y sencillez. Sobre poesía en Cuba conversó en La Caldera con un grupo de jóvenes y no tan jóvenes poetas.

Hace un tiempo usted y Teresa Fornaris compilaban un volumen donde incluían, creo, la casi totalidad de los poetas jóvenes en Cuba en esa etapa. Esto lo coloca en una posición privilegiada para emitir un juicio sobre la poesía cubana contemporánea. ¿En qué estado se encuentra?

Describir el panorama de la poesía cubana hoy, es difícil, muy difícil. Tal vez de alguna rama de la economía, de la industria, sea fácil dar un panorama, pues los indicadores son tangibles, están tan bien delineados. Pero con poesía la subjetividad es enorme y a uno no le queda más remedio que dar su visión personal sobre ese fenómeno.

Yo sí acepto que estoy en una posición bastante privilegiada, pues estuve varios años leyendo poesía joven sin detenerme. Cada vez que cobraba mi pensión, que es pobrísima, dedicaba una parte importante de ella a comprar libros de jóvenes. Tengo alrededor de 200 libros, publicados en las editoriales provinciales y nacionales, del año 2000 hasta acá. Son el resultado de cinco años de trabajo minucioso y, puedo equivocarme, pero al menos ejercicio tengo.

Es muy difícil establecer rasgos básicos, sintéticos, sobre la poesía joven cubana. Sin embargo, puedo señalar algunas características.

Hasta principio de los años 90, con el grupo Diáspora, la evolución de los grupos poéticos cubanos era siempre belicosa. Un grupo, una generación, un modelo de la poesía cubana que lucha con otro grupo, otra generación, otro modelo. Eso ocurrió con Heredia, con el segundo romanticismo, el modernismo, con el primer vanguardismo, el segundo vanguardismo, ocurrió con Orígenes, con el coloquialismo, con parte de la generación de los 80, con Diáspora, a principios de los 90. En esta década todos los sucesos históricos que ustedes conocen: la caída del Muro de Berlín, el desmembramiento de la Unión Soviética, el derrumbe del sistema socialista mundial, etc., provocó la entrada en Cuba de toda la filosofía postmodernista, en una avalancha poderosa.

Hasta los 90 vemos entonces que se aplica el viejo principio sicoanalítico para la evolución literaria de que hay que matar a los padres, aunque existe un teórico búlgaro que plantea que la herencia literaria no es nunca por el padre, sino por el tío. Eso pasó. Yo puedo describir ese proceso en la poesía cubana hasta los años 80. Por ejemplo, aquí hubo un momento que se mató a Guillén y se recuperó al tío que era Lezama, después ha habido una muerte lenta, y se recuperó el tío que era Virgilio.

Sin embargo, a partir de los 2000 yo no recuerdo esos asesinatos simbólicos. Los poetas no se sintieron en la necesidad de acuchillar a nadie. Puede que yo no haya estado al tanto de algunas de las batallas invisibles que se dirimen en el terreno de la cultura, pero he estado ojo avizor. Los poetas de los 2000 tienen esa particularidad: una diversidad donde se puede coexistir sin problemas. Yo, que soy de una generación mayor, puedo compartir con los jóvenes, no sienten necesidad de separarme. La lucha no es ni generacional, ni estilística, ni por ocupar un canon, sancionarse, legitimarse, ni por ocupar el poder cultural: las revistas, las editoriales. 

Ocurrieron determinados fenómenos en el panorama cultural cubano, a pesar de las vicisitudes materiales del período especial que facilitaron que entrara la postmodernidad en avalancha y que para ser literato no hubiera que formar grupos belicosos.

La historia de la poesía cubana es un pastel de hojaldre, donde una capa se superpone a la otra. En los libros de historia de la literatura nos muestran que una capa elimina a la otra y se convierte en escuela. Es la historia de cómo un grupo venció al otro. La cadena de diferentes triunfos. Esa no es mi visión de la poesía. Basta con mirar a los jóvenes. Los hay que cultivan la décima. Están en la estimativa de la simetría, del trabajo con las pautas, de la exigencia sonora, de enunciar con elegancia. Hay magníficos sonetistas.

Hay otra capa, sobre todo a principios de los 90, de jóvenes que no querían publicar un libro, que su anhelo era sobre todo performático, hacer un CD, como Alamar Express. Hay otra capa cuyo interés está en la poesía visual, expuesta en galerías y demás. En este mismo momento hay jóvenes cubanos, de origen cubano, escribiendo en inglés.

Cuando uno lee la poesía cubana en las diferentes etapas de la Revolución ve que cada etapa, con las complejidades que la caracterizó, deja una impronta sobre los poetas. Cuando uno compara la poesía de los noventa con la de los sesenta, nota las divergencias temáticas y estéticas. Quería preguntarle entonces ¿cuáles son los temas que van obsesionando a los poetas en cada etapa de la revolución y cómo se manifiestan poéticamente?

Los procesos poéticos se pueden describir por los recambios de temas, pero casi es mejor por los recambios de posturas estéticas ante el fenómeno comunicativo que es la poesía, porque a la larga los temas básicos siguen siendo los mismos. Como decía Miguel Hernández, con tres heridas camina el hombre: la del amor, la de la muerte y la de la vida. 

Es evidente que la Revolución significó un vuelco, pero uno al que acudieron muchas fuerzas literarias. Todas las fuerzas literarias del siglo XX se encontraron en el año 60. Si uno ve este siglo como si fuera una línea, puede decir que en esta ha habido nudos críticos, de saltos, de ficciones poderosas. Uno de los nudos es a finales de los 20, otro es a finales de los 30 y principios de los 40, otro de estos nudos son los años 60. En esos nudos se discute, se forman polémicas, aparecen nuevos nombres, aparecen antologías.

A principios de la Revolución se formó un gran nudo. ¿Qué fuerzas acudieron a ese nudo? En ese momento estaba aún viva la poesía social de los años 30, estaba Guillén, Pedroso, Navarro Luna. Estaba viva y con fuerza una poesía que ha existido siempre en Cuba y que se mueve entre lo culto y lo popular, con el indio Naborí, Raúl Ferrer, José Ángel Bueza. Estaban vivos los origenistas, Lezama, Cintio, Eliseo, Fina. Gaztelu y Baquero luego se marcharían. Y a la vez estaba queriendo imponerse y ser respetada la poesía coloquialista, que recibió mucho apoyo de un disidente del origenismo, que fue Virgilio Piñera. Ese núcleo coloquialista de los años 60 denigró a Orígenes y los otros poetas, bajo el viejo presupuesto de matar al padre.

Los años 60 fueron sumamente complejos en términos políticos, en términos culturales, en términos simbólicos, en términos artísticos. Había entrado el existencialismo. Uno de los primeros intelectuales extranjeros que visita la Revolución Cubana es Jean Paul Sartre. Sin embargo, las corrientes artísticas latinoamericanas y de toda la lengua española consideraban que un hecho histórico como la Revolución cubana había que expresarlo con el lenguaje de la calle.

Hay algo interesante. En la década del 60, no recuerdo bien el año, se organiza un encuentro internacional en Varadero para homenajear a Rubén Darío. Según testigos, este encuentro más que para homenajear sirvió para asesinar a Rubén Darío. Declarar que esa manera evasiva, colorista, esteticista, afrancesada, no cabía en una época como la que se vivía. Hay que tener cuidado entonces cuando uno lee los 60, porque es una época de luchas enconadas y hay que sospechar de todos, pues cada uno acerca la sardina a su braza. Es una época de asesinatos simbólicos, donde hay múltiples víctimas. Una de las más notorias es Lezama Lima.

Pero en esos mismo 60 hay una fuerza joven, porque no todos los jóvenes estaban en el coloquialismo usual, que defendía una especie de coloquialismo existencial, influido por las corrientes existenciales de los años 50. Ese grupo es El Puente. Por allí pasan Nancy Morejón, el primer Barnet, Lina de Feria. Lina representa la primera oleada coloquialista, no exteriorista, no objetivista, no sociológica, sino intimista, existencial.

En el 71 se da el Congreso Nacional de Educación y Cultura que estableció la parametración ideológica, el estalinismo en la cultura. Y comienza su entrada el Realismo Socialista, aunque nunca llegó a asentarse del todo. Pero en los 70, en el interior del país, hay un grupo de poetas que vienen con una estética completamente novedosa para el momento, que es la recuperación de la poesía de tema rural y campesino. Los poetas de la tierra, como los llaman. Esto prueba que lo 70 no fue una época estéril, un decenio gris, como muchos sostienen. Había jóvenes de su época que ansiaban realizar una poesía de su época.

¿Qué ocurre con esta evolución de la poesía cubana en los 80?

Vale la pena hablar de esta década porque fue un momento especial. En estos años ocurrió un cambio de sensibilidad en todo el campo socialista con la Perestroika, la glasnost, etc. Hubo una actitud de crítica y revalorización de todo. Cuba no estuvo al margen de este proceso. Es la época en que los artistas plásticos se bajan de la pared, prima la tridimensionalidad, la instalación. Con la poesía es igual.

Con frecuencia uno ve que toda la poesía de los 80 la representan en una antología que se llama Retrato de grupo y que esos son los poetas de esa época. Es una visión empobrecedora. Secretamente hay alguien manipulando allí, halando la braza para su sardina. Siempre se debe sospechar de un artista cuando habla, cuando ideologiza sobre su arte. De su obra no, pero de las razones que da, sí.  

Lo cierto es que en estos años se da una vuelta a Orígenes, una especie de venganza contra los coloquialistas. Claro, el que recupera una cosa tiene que exagerar y yo oí en aquellos años decir que Lezama era más grande que Martí.

Esta es la época en que una literatura de raíz coloquialista, pero redimensionada, hablando del individuo, vuelve a tomar el poder. Un ejemplo es El correo de la noche, de Frank Abel Dopico. También en estos años la décima explota y ya nadie quiere hacer décima rural, con los 10 versos apretados, sino que sintáctica, versalmente, la décima se revuelve y detona.

En esta década el coloquialismo adquiere otra arista, desencantada y crítica con el sistema. Creo que esta es la postura más representativa de ese momento, con Sigfredo Ariel, Carlos Augusto, Víctor Fowler, y más adelante, casi en los 90, Ismael González, Brito Ramón Arocha, pero ya estos tienen vínculos con Diáspora. Diáspora es el momento de la ruptura. Un nuevo grupo de artistas, herederos de los 80, a las puertas del período especial, que ya no quiere saber nada de instituciones, que se declara beligerante frente a Orígenes, en una postura de transgresión total.

Manzano, si miramos la poesía cubana, en el contexto de la poesía latinoamericana. ¿Qué relaciones y diferencias hay?

Hay que mirar que capa del pastel es la que vamos a comparar. Si miramos la décima y el soneto actual, por ejemplo, la diferencia es abismal en favor de Cuba. El desarrollo que han tenido ambos géneros en nuestro país no tiene comparación en el resto de América Latina. Sin embargo, en ciertas capitales latinoamericanas se ha llevado más lejos la poesía que tiene como modelos a Europa y Estados Unidos y que busca una experimentación, una actualización de vanguardia.

En México, en Chile, en Argentina, te puedes encontrar poetas cultos, de un grado de experimentación muy alto, a veces de un experimentalismo frío o a veces con un nivel de extravagancia supervanguardista, pero que tienen como secreta meta estilística la poesía francesa, alemana o norteamericana.  

En el caso de Cuba la falta de actualización para asimilar rápido todas las experiencias artísticas de Occidente nos han acostumbrado a adaptar los experimentos poéticos, nunca copiarlos al detalle. Entonces nuestros experimentadores, vanguardistas, excéntricos en la escritura, son comedidos y tienen mucha racionalidad y equilibrio.

En términos de poesía popular, Cuba está muy por encima. No se puede comparar un decimista de Yucatán, un payador argentino, un decimista peruano, con los cubanos.

Creo que como masa generacional aquí hay una cantidad de poetas actuando de mayor calidad que en cualquier otra parte. Es muy fácil aquí encontrar un poeta pulcro, que sabe construir bien el poema, como hecho comunicativo artístico. Sin embargo, cuando uno ve revistas, libros editados en Latinoamérica, ve que hay un grado grande de afición en el hecho escritural. Pienso que la poesía cubana es monumental. No sé por qué nos pasó eso. Somos un país pequeño, pobre, con una miseria histórica extraordinaria y con una gran serie de traumas históricos. Y no obstante, tenemos una poesía que cuenta con figuras como Heredia, Avellaneda, Martí, que es un lujo que la humanidad ha demorado en conocer.

Martí no tiene nada que envidiarle a Goethe, a Baudelaire. Para mí José Martí es el primer gran poeta contemporáneo. Cuando Baudelaire, Rimbaud, Whitman, están cantando las angustias individuales, hace rato que Martí pasó del verso libre endecasílabo hirsuto a la experiencia de Ismaelillo que es única en el idioma, a fusionarse con la cultura popular en los Versos Sencillos, a dejar el verso atrás y escribir el Diario de Campaña que, para mí, es la mejor prosa poética que ha ocurrido en Occidente. Cintio Vitier y Lezama Lima coincidían en que el Diario… era un poema.

Borges, en una conversación con estudiosos de su obra, sostenía que toda literatura es artificio. ¿Coincide esto con su visión de la poesía? ¿Por qué?

Todo arte es convencional. Es decir, hay que aceptar la convencionalidad artística. Lo contrario es tener una actitud infantil ante el arte. Un artista tiene que saber que lo que hace es una construcción subjetiva. En esa convención es importante que esté una categoría estética que no se menciona regularmente en la Universidad. Siempre se habla de lo feo, lo bello, lo trágico, lo cómico, pero jamás se dice lo auténtico. El primer rasgo de la poesía, su primera categoría estética, tiene que ser lo auténtico, de lo contrario se resiente.

¿Cuál es el primer acto espiritual de la poesía? Conmover. Pero el poeta tiene que saber que está haciendo algo convencional que es arte. ¿Quiénes movían al sentimiento en los velorios antiguos? Las lloronas, que no eran familiares del difunto. Que eran mujeres diestras en llorar y en hacer llorar. Eran artistas del llanto, que dominaban las convenciones del arte de llorar. Lo habían estudiado.

Un poeta, los griegos lo sabían, tiene dos cosas: ars y téchne. El ars es el duende, es la gracia, es la facultad, el arranque irracional del artista, pero la téchne es la vigilancia de las formas para comunicarlas con eficacia. Muchos poetas creen todavía, sin darse cuenta, en la ideología romántica. Se dejan llevar por el ars y olvidan la téchne.

Entonces estoy de acuerdo con Borges, hay un componente de artificio enorme en la literatura, pero ojo con el artificio, sino se cae en uno de los grados más bajos de la inteligencia. José Ingenieros decía que hay tres grados de inteligencia: el ingenio, el talento y el genio. El ingenio triunfa siempre, tiene éxito, porque es chistoso, sarcástico, costumbrista, es transgresor, pero es el grado más bajo de la realización intelectual porque es pasajero. El talento tiene mucho ingenio, pero es un poco patético, es más grave, puede demorar en tener éxito. El genio, por el contrario, no le gusta a la gente y es vilipendiado con rapidez, hasta que, con el tiempo, el genio es rescatado. Así sucede que Bécquer es más grande que Campoamor, pero en la época de ambos, el grande era Campoamor. Era un hombre rico, poderoso, que regía quién iba a ser poeta en Madrid y quién no. Pero, ¿quién se acuerda ahora de Campoamor?

Siempre he creído que todo escritor se nutre de dos fuentes fundamentales. Una es la realidad, de la cual bebemos constantemente, y otra son las obsesiones que nos acompañan a cada uno. Por eso, cuando se lee la obra de un autor, vemos que hay temas, imágenes, que se repiten y se repiten. ¿Cuáles son las obsesiones de Roberto Manzano como poeta?

Como las obsesiones tienen bases irracionales, uno pasa mucho trabajo para detectarlas y aceptarlas. El inconsciente juega un gran papel en la actividad artística y uno no siempre lo maneja. Por eso yo juzgo que debo tener un grupo importante de obsesiones, pero me resulta casi imposible describirlas.

Creo que una de las obsesiones que se puede rastrear en mi obra es que no me gusta que las cosas se desequilibren. Entonces hago un esfuerzo mental especial por equilibrarlas. Siempre me duele la discordancia del mundo, la desarmonía, pero me doy cuenta de que el mundo no se puede editar, como se edita un libro.

Pero me resulta difícil definirlas. Supongo que cualquier lector estará más al tanto de mis obsesiones que yo mismo.

*(Esta entrevista está recogida en el volumen Pensar el país. Conversaciones en La Caldera. Ediciones Sed de Belleza, 2019)