Memoria Nuestra
El universo musical de Heidy Cepero (+Video)
La música es un elemento indispensable en su vida, como el aire y la comida, según sus palabras. La inspira para estudiar, la calma cuando está estresada, la alegra en momentos de angustia… Cuando pequeña su madre Leonor, quien fue cantante del Coro Profesional de Camagüey, le inculcaba ese amor y hasta le pedía que interpretara algunas melodías. La pequeña Heidy Cepero Recorder lo hacía incluso mientras caminaba. Así sigue ella, entre armonías y sueños, aunque también ciertas canciones le causan tristeza, porque la remontan a pasajes de dolor.
Aquella mujer amorosa dejó de estar físicamente cuando Heidy era apenas una niña, pero continuar en el camino de la creación es también una manera de estar más cerca, de sentirla viva.
Amante de los conciertos de música clásica, popular o de alguna agrupación vocal, recuerda con agrado su infancia, cuando solía jugar con muñecas, al parchís, a las cartas y al kikimbol. Ni siquiera los largos apagones en el denominado período especial borraban su sonrisa.
En quinto grado comenzó a estudiar en la Escuela Vocacional de Arte Luis Casas Romero, más tarde en el Conservatorio de Música José White, y luego Musicología en el Instituto Superior de Arte (ISA), en La Habana, donde se graduó en 2007.
Actualmente Heidy Cepero Recorder es musicóloga, máster en Cultura Latinoamericana, profesora en la filial del ISA en Camagüey, jefa de la sección de Crítica e Investigación de la Asociación Hermanos Saíz (AHS) en esa provincia, miembro de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac) y aporta sus conocimientos en el Estudio Caonao, perteneciente a la Empresa de Grabaciones y Ediciones Musicales (Egrem).
Madre de una pequeña, esta joven dedica muchos esfuerzos a la investigación, y ha obtenido reconocimientos, como el Premio Nacional de Musicología de la Uneac Argeliers León en 2008, y el Memoria Nuestra en dos ocasiones (2008 y 2020), dentro del Festival Mundial de Juventudes Artísticas Romerías de Mayo.
La ocasión más reciente fue en 2020 por su trabajo A rumbear en serio, sobre el conjunto Rumbatá y los orígenes de ese género musical en Camagüey. También ha indagado sobre la música de los grupos de antecedente haitiano Caidije, Desandann y Bonito Patuá.
Sonríe con frecuencia, mueve las manos y levanta la mirada, de fondo se sienten suaves melodías. Asegura que nunca ha pensado irse de su ciudad de tinajones, porque «soy apegada a la familia, me gusta ser camagüeyana, me encanta la calma de esta provincia.
«Me siento muy útil impartiendo clases aquí y como investigadora adjunta del Centro de Investigación y Desarrollo de la Música Cubana (Cidmuc). Creo aportar más desde esta región al programa de investigaciones que desarrolla el Instituto Cubano de la Música a nivel nacional.
«Las clases en la Universidad me mantienen al día en la búsqueda bibliográfica, me exigen superación como docente y los alumnos cada día están más actualizados, por lo que el reto crece de manera constante», dice quien se define como una persona sencilla, sincera y alegre, que le teme a la soledad y disfruta la libertad, compartir un café, conversar y descubrir lugares nuevos.
Añade que en el Estudio Caonao el ambiente es muy favorable, y se siente afortunada por la oportunidad de compartir con los artistas y contribuir a que cada obra quede lo mejor posible. «Esa interacción me complementa la teoría, me aporta como profesional y también como persona que ama y siente de manera especial la música», asegura quien también tiene un cariño singular hacia la AHS, organización que cumple 34 años este 18 de octubre.
«La AHS es parte importante de mi vida, un espacio de crecimiento e intercambio, de sueños y aprendizajes. Valoro mucho todo lo que hace a favor de los jóvenes creadores, particularmente de los investigadores.
«Me gustaría que siga logrando más alcance y también más protagonismo en universidades y otros centros académicos, más allá del arte. Son muchos los motivos para celebrar este cumpleaños 34», refiere la también miembro de su Dirección Nacional en representación de la sección de Crítica e Investigación.
Para esta agramontina que no ha dejado de crear durante la etapa de pandemia, resulta vital conocer y preservar las raíces musicales de Cuba, «para conocernos nosotros mismos como pueblo, saber de dónde venimos, nuestras identidades sonoras, que forman parte de nuestra alma como nación».
Heidy habla de manera pausada, en ocasiones acelera un poco el ritmo de las palabras. Sus ojos muestran un brillo peculiar cuando comenta sobre proyectos y anhelos. «Mis metas son seguirme superando; y en lo personal hacer feliz a la familia y a quienes me rodean, sobre todo ser una gran madre, sembrar en mi hija la semilla de la búsqueda permanente del conocimiento y la felicidad», manifiesta con entusiasmo.
Tal vez, cuando leamos estos párrafos ella esté frente a su computadora, disfrute nuevas creaciones en el estudio Caonao, intente algunas notas con imágenes de la memoria o juegue junto a su pequeña, fuente de melodías especiales.
*Publicado originalmente en Juventud Rebelde y el blog Mira Joven
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Sueños y audacia para realizarlos
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Rescatar la memoria de la AHS es un gran desafío
Intercambio online con José Antonio García Pérez y Celia Molina Sánchez, ganadores del “Congreso de Pensamiento y Premio Memoria Nuestra 2020” de la Romerías de Mayo desde Casa.
Este año por primera vez los Premios Memoria Nuestra de las Romerías de Mayo eran anunciados por la televisión a las 12:52 p.m en el programa Mediodía en TV. A pesar de la lacónica e incompleta información (faltaron por enunciar las menciones y premios colaterales), los resultados generaron euforia en lo que ya se denomina “comunidad nuestromemoriana.”
José Antonio García Pérez y Celia Molina Sánchez de la provincia de Ciego de Ávila fueron los premiados en la categoría de investigación con el trabajo “33 años de historia: un acercamiento al panorama cultural avileño desde el contingente de la Asociación Hermanos Saíz”.
El jurado integrado por el Dr. C. Alejandro Torres Gómez de Cádiz, profesor de la Universidad de Holguín; la Dr. C. Tamara Castellano Rodríguez; y, el Dr. C. Omar Guzmán Miranda, ambos de la Universidad de Oriente, declaró en el acta de premiación sus motivos: “Por la novedad del tema, el uso correcto de los métodos de investigación, el sentido transdisciplinario del enfoque sobre esta institución y la solidez de los resultados expuesto”.
Así relata simpáticamente José Antonio García cómo recibió la noticia. “Puedo contarte que ya no tenía datos, y de pronto me llama mi mejor amigo”:
- “¡León -como acostumbrarnos a llamarnos- felicidades!”
- ¿Por qué? Le pregunté yo, despistado
- ¡Ganaste! ¡Ganaste el premio Memoria Nuestra!
“Estaban dando los resultados en Mediodía en TV y yo despistado. Podrás imaginar que corrí al televisor y ya había pasado la noticia. Cuando levanto el teléfono fijo para llamar a Celia, sin que diese un timbre, había descolgado la llamada que me estaba haciendo ella para contarme”. Afirmaba aún azorado por la noticia, este joven graduado en Ingeniería informática, residente en Morón y colaborador del Portal del Arte Joven Cubano.
José trabajó en la Asociación al tiempo que matriculaba en un diplomado de periodismo en Ciego de Ávila. Así lo rememora: “Tocó una tesina como trabajo final del módulo de Historia de la Prensa. Compartí equipo con Celia, egresada de Historia de Arte y jefa de promoción de la sede avileña de la AHS. Allí surgió la idea de realizar un trabajo para dejar plasmada toda esta historia, a falta de documentación registrada sobre la misma organización y su historia desde la proyección e importancia de la atmósfera cultural.”
Ninguno de los dos jóvenes ha asistido a las Romerías de Mayo. Sin embargo, no dudaron en atreverse a participar en esta edición virtual y tan singular, debido a la situación sanitaria de la pandemia de la COVID-19. Anteriormente ya habíamos conversado con Celia sobre las razones que los motivaron a participar: “Aunque no he participado en otras ocasiones, la reputación del concurso lo precede. Conocí más sobre el certamen hace dos años cuando un avileño obtuvo uno de los premios. Eso me motivó a investigar como participar, y esta edición virtual nunca la vi menos que las anteriores, pues las redes sociales han cobrado vital importancia para la promoción y socialización del conocimiento, así que no había razones que me llevaran a menospreciar esta edición”
El periódico Invasor, de Ciego de Ávila, tuvo un suplemento cultural Imagen del Invasor, que fue editado hasta 1991 cuando fue truncado por el inicio del período especial. Este suplemento fue unas de las fuentes que les permitió investigar sobre la génesis del contingente de la Asociación Hermanos Saíz. Sin embargo, a pesar de revisar los aportes de la prensa escrita y sus archivos, no era suficiente la información, lo que los obligó a buscar en las fuentes orales la base de su investigación. Utilizando como método la entrevista y cuidando de contrastar las fuentes empleadas.
Con el objetivo declarado de “plasmar el quehacer artístico de la Asociación y sus asociados, así como su proyección en la cultura provincial. Compilando información histórica desde las memorias vivas. Así como evaluar y comparar el funcionamiento a lo largo de los años. También encontrar con qué eventos y peñas se demuestran esas ganancias”, vale resaltar que ambos autores realizaron trabajos periodísticos que compilan la información de los últimos dos años agrupada por ellos.
Más allá de un objetivo científico, la verdadera intención según Celia era “evitar que cuando alguien venga a pedir referencias no tengamos que decir que no tenemos la documentación, y para que otros cuenten en el desarrollo cultural avileño el gran aporte de la AHS. Pero, con argumentos sólidos, porque a la larga si no existen evidencias escritas o fotográficas… no sucedió. Lo que es una fatalidad para aquellos que dieron cuerpo y alma durante años y cuyos nombres se desvanecen cada día que pasa. ”
La voluntad de los investigadores se emplazó cuando tuvieron que asumir el rol de hurgar en la memoria dispersa. Esta situación los llevó a buscar a personas de una generación distinta, muchos dispersos entre la geografía de la Isla y la diáspora. Utilizaron los correos y las redes sociales fundamentalmente. Así lo expresaba Celia en una de las sesiones de debate en WhatsApp: “es un trabajo vivo y la profundidad que conlleva mucho tiempo, sobre todo en las redes, porque muchas personas claves hace décadas no están en el país. Nos encontramos con personas que quieren colaborar muchísimo y otras que hacen caso omiso. ¡Pero la voluntad persiste!”
Rescatar la memoria de la AHS es un gran desafío. Generalmente no existen ni se conservan relatorías de los eventos, ni suficiente evidencia de las acciones y el tránsito de los asociados en las filiales. Uno de los elementos que salieron fue que existieron etapas convulsas y con errores. A pesar de eso, la crítica sobre esas problemáticas aún no la han desarrollado, aunque José y Celia no tienen una visión apacible y triunfalista de la organización. Ambos pretenden avanzar sobre áreas más complejas como la representación, el sentido de pertenencia y los intereses actuales de los asociados.
El día anterior a la premiación sostenía una conversación por chat con Celia, donde le comentaba mis expectativas con su trabajo y la esperanza de que fueran elegidos entre los premiados. Ella se mostraba muy escéptica y modesta con su ponencia. Minutos después de la premiación y aun asombrada por mi premonición, me confesaba las razones por la cuales creía que ha sido premiada: “La temática elegida es vital para la AHS en la actualidad. Es importante que nuestros orígenes sean traducidos al papel. Es tener bien claro quiénes somos, es parte fundamental de nuestra investigación. Es una iniciativa similar que estamos tomando desde todas las provincias. Así lo evidenció el diálogo en el chat del concurso; considero que es un incentivo para todos nosotros. Para demostrar que nuestra historia es el pilar fundamental del hoy y el mañana”.
Sobre las perspectivas futuras del trabajo, nos adelanta García Pérez: “El trabajo sigue creciendo en la actualidad. Es una investigación en progreso donde ya se planteó a la Asociación a grande rasgos desde sus eventos vigentes. En la actualidad se indaga en elementos más particulares como las peñas de trova desde el surgimiento de la sede. También queremos abordar el único premio de narrativa que posee la institución en la provincia, es un trabajo pendiente. Así como los cambios de inmuebles según las necesidades y los aportes de cada cual. El espacio Té Sofía que fue de conformación de opinión pública y centro aglutinador de la membresía, ya desaparecido, es otras de las aristas. La idea final es establecer un periodo cronológico profundo ”. José nos explica que el proyecto es bastante abarcador y pretende testimoniar el rol de la AHS en su ciudad. Es cierto que tuvieron que hacer un reajuste conceptual para el evento a 15 cuartillas, pero están complacidos con la presentación. Sus intenciones son representar y salvar la memoria en la atmósfera cultural local.
El premio más allá de una recompensa les ha dotado de un nuevo impulso. “Esta edición nos hizo fortalecernos desde una supuesta etapa de incredulidad. Ahora sabemos que tenemos múltiples vías de socialización, promoción, que podemos explotar mucho más, siempre que exista una vanguardia intelectual dispuesta a mover cielo y tierra por encontrar soluciones, ahondar en la nueva polémica y crear nuevos espacios y enfoques culturales”, nos afirma la joven. Por su parte, José nos declara: “Estamos enfocados en ampliar la investigación hasta indagar en cada rincón oscuro al que haya llegado la membresía. El proyecto sigue creciendo”.
Memoria Nuestra: claves para hacer historia
I
Qué ingenuos quienes proclamaron el fin de la historia y pensaron trascender con una teoría irracional que nació muerta. Quizás a propósito se olvidaron del carácter acontecimental de la vida; quizás se olvidaron, porque era conveniente, que la historia no es una sola y que el curso de la misma está compuesto por infinidad de relatos, microrrelatos, de experiencias y vidas que no necesitan asentarse como grandes épicas para tener a la existencia como una posibilidad.
Treinta años después de declarada aquella muerte, la historia está viva; la hacemos nosotros los que no nos hemos negado el privilegio construir una realidad diferente, los que trabajan por un porvenir venturoso, los que amamos, soñamos y sentimos que este es el momento de hacer y de crecer.
Si hace 40 años alguien hubiera escrito un guion cinematográfico para una película futurista donde la tierra sería azotada por una pandemia global que reduciría la movilidad humana a la mínima expresión, donde los contactos humanos serían virtuales, lo hubiesen acusado de apocalíptico. Cuarenta años después henos aquí al comienzo de esa película.
Sin embargo, para vivir nuestra película hay que ver el guion como un material sujeto a cambios, un material que puede dejar de ser apocalíptico en la medida que seamos sujetos capaces de transformar la realidad y labrar los posibles hilos narrativos de nuestra trama, sin forzarla pero con la convicción de que la que escojamos sea creíble por ser precisa.
Nosotros a través de las pantallas
Al anunciar las Romerías virtuales un torrente de escepticismo invadió a más de un participante de en Memoria Nuestra, el concurso de investigaciones que convoca la filial holguinera de la Asociación Hermanos Saíz. Muchas interrogante sobre cómo serían las sesiones, los intercambio que haríamos en ese espacio común en el que estábamos a medias. Los cierto es que desde el principio fluyó bien, desde las coordinaciones previas se respiraba una empatía singular.

Se pensaron las reglas, se creó el grupo y se coordinó la manera en que funcionarían las ponencias. Era importante la disciplina para avanzar en esta experiencia nueva, las reglas se hicieron más útiles que nunca porque permitieron no andar a tientas frente a la experiencia novedosa.
Aunque todo parecía normal nadie puede soslayar que en ese ánimo de no sucumbir ante la imposibilidad de reunirnos, estábamos nosotros ante nuestras pantallas como Alicia a través del espejo, descubriendo un mundo que creíamos que conocíamos y ajustando constantemente nuestro mecanismo para funcionar bien. El grupo fue creciendo sus dinámicas, complejizándose; primero se subían las ponencias, pero luego aparecieron los posters, las fotografías, los audios, los videos, cada quien comunicando desde el lenguaje que le parecía más cómodo. Las experiencias personales respecto a la participación fueron entrañables. Para la investigadora Laritza Rodríguez, quien es santiaguera, pero por estos días se encuentra en Jamaica, este encuentro fue particular:
“Cuando me llegó la convocatoria me entristecí, estaba fuera del país y pensé en qué momento. Pero cuando comprendí la dinámica me sentí muy motivada y decidí participar. El desarrollo de las sesiones superó mis expectativas. Me sorprendió la cantidad de jóvenes con proyectos e investigaciones; me llamó mucho la atención el deseo de investigar el ámbito local con el cual se nota que tienen mucho compromiso. Es superinteresante la manera en la que se enfocaron problemas medulares de nuestro contexto cultural que fue abordado desde diversas disciplinas sobre múltiples temáticas. Los investigadores de todo el país están muy preparados, lo que habla de la salud de la sección en todo el país y estoy feliz de ser parte de este movimiento. Participar en este Memoria Nuestra me sirvió para comparar por dónde andamos en relación con el país. Estoy encantada de formar parte de este movimiento juvenil aunque esté lejos”.
Por su parte, la avileña Liset Prego asegura que “este trabajo me ha posibilitado ampliar mis horizontes como investigadora. Tengo que confesar que al comienzo tenía mis dudas sobre la forma en que se podía generar el intercambio en un grupo virtual abierto al que todos los días se podían incorporar nuevos miembros. Pero la práctica me demostró que mis inquietudes eran infundadas y que este trabajo tenía muchas potencialidades para desarrollar el trabajo en colectivo a partir de unificar el interés común. Otro de los logros, quizás el más notable, es la permanencia en el tiempo del grupo para continuar socializando experiencias el resto del año.”
II
Nunca es estéril el “ejercicio de pensar” la concreción de este acto. Este congreso ha venido a confirmar lo necesario de las articulaciones para poner a la ciencia al servicio de la cultura. Los jóvenes que hoy son parte de este movimiento expresan con su obra la madurez que tiene el movimiento de los críticos e investigadores en Cuba, lo cual es fundamental porque habla de la capacidad actual del país para acercarse a las más diversas problemáticas culturales sin necesidad de apelar a la improvisación.
No se debe de andar a tientas cuando se cuenta con investigadores que pueden modelar soluciones y asesorar procesos de transformación social desde el compromiso. Ahí existen una gran reserva de lo que se puede aportar al conocimiento de Cuba y los resortes que hoy están en la base de muchos de los problemas que afectan a la Isla.
La calidad de las investigaciones que han tenido presencia en este evento deberían hacer visible sus aptitudes y promover la necesidad de diálogo entre los jóvenes investigadores y las comunidades e instituciones para generar un pensamiento totalizador que permita a la sociedad en su conjunto buscar soluciones propias a problemas reales. Es tiempo de desterrar prejuicios sobre los investigadores y sobre los –no pocas veces– señalados academicismos, que a decir de algunos de sus detractores, están alejados de la realidad.
Lo que encontramos en WhatsApp
Más de una treintena de ponencias animaron el intercambio de los jóvenes investigadores cubanos, cientos de comentarios y preguntas se emitieron para acercarse a enfoques diversos sobre temas tan complejos como la ritualidad de los funerales en la provincia Granma, el estudio de la arquitectura Art Decó en Guantánamo, la violencia de género entre los jóvenes universitarios, el estudio de la obra de Fernández Retamar Cartier-Bresson, la Revista Casa de Las Américas, las tradiciones populares en Camagüey, entre otros asuntos de trascendencia investigativa que confirma la riqueza que la Asociación posee actualmente en sus filas.
Una de las ganancias más notables de la celebración de este evento es que se revalida la vocación emancipadora de sus participantes, quienes desde sus argumentos proyectan una actitud anticolonial, vital para la Cuba de hoy, tantas veces tentada por la pretensión ridícula de sumarse a las tendencias globales sin una análisis profundo de los orígenes y las implicaciones culturales de las modas.

Uno de los puntos en el que muchos de los participantes coinciden es en la calidad de las ponencias. Al respecto precisó al Portal de la vanguardia artística cubana Yuleidis González, una de las más activas en el este encuentro virtual: “Es impresionante ver la profundidad analítica y el compromiso transformador de quienes participaron en esta edición del evento. Gente muy joven con criterios muy profundos en torno a las problemáticas que afronta el país, pero lo más llamativo es su práctica coherente con ese pensamiento, lo cual es constatable en los resultados presentados. Siendo honesta te tengo que decir que es muy destacable la solidaridad y camaradería que se generó en el grupo. Me sentí esperanzada en medio de las circunstancias que vivimos”
Luis Emilio Aybar Toledo, quien se desempeña como especialista a nivel nacional de crítica e investigación, en una valoración sobre el evento señaló: que “la AHS nació para para conectarnos en función de metas comunes, y esa razón hay que hacerla valer en cualquier circunstancia. Así que lo que hicimos no fue otra cosa que mantener tozudamente nuestra vocación de unidad aun cuando parecía que ello no era posible. Las nuevas tecnologías nos dieron la infraestructura para lograrlo y nuestra voluntad, entusiasmo e identidad pusieron el resto. Los bits llevaron de un lugar a otro nuestras emociones y conocimiento, lo que resultó en una tormenta de creación. Esto ha sido una tregua fecunda que deja listo el camino para la guerra de pensamiento a la que nos convocó Fidel. Solo nos queda ahora plantearnos nuevos empeños”.
III
Cualquier guion para nuestra historia deberá tener en cuenta a nuestros jóvenes que se saben protagonistas y buscan el resquicio de la realidad desde donde más pueden aportar con la inteligencia puesta en función del bien común. Hay una resistencia natural a ser definidos como diletantes snobs que pueden sostener durante horas conversaciones sobre artes y letras. El trabajo de campo, el vínculo con la comunidad, con sus conciudadanos, habla –y muy claro– de la virtud de quienes en cualquier rincón de Cuba mantienen como prioridad la obligación de autorreconocerse en los otros y trabajar para vivir mejor.
En ese proceder radica una de las fortalezas de los que desafían con su actuar los designios de quienes apostaron por declarar a la historia como un organismo sin signos vitales. Su actuar no es ostentoso, el diario quehacer aporta más que las pretensiones de cambiar el mundo o de entregarse a la ilusión de una épica que los inmortalice, es por eso que un grupo de WhatsApp pequeño, relativamente anónimo, es el escenario para dar los primeros pasos para los empeños que depara el futuro.
Palabras que perduran en la Memoria Nuestra
Memoria Nuestra cierra esta edición y pone alto el listón, obliga a pensar en nuestra capacidad para superar las limitantes de una realidad que siempre pone límites, que solo pueden ser superados con la inventiva y la creatividad. El tiempo, el espacio y la logística parecen desafíos menores. Ya lo aprendimos y lo hicimos justo a tiempo para saber que lo más importante es seguir apostando por el siempre saludable “ejercicio de pensar”.
Con varias ediciones de Memoria Nuestra en su trayectoria investigativa, Yolaida Duharte goza de reconocido prestigio entre los investigadores cubanos. A ella recurrimos para saber sus valoraciones sobre esta edición del evento a partir de su experiencia:
“En esencia, no fue muy diferente a lo que ocurre cada año. Vi en el escenario virtual la misma colaboración y entusiasmo de otros años. Las ganas de participar e intercambiar formas de hacer. Es digno destacar la relación entre las instituciones y los organizadores. Aunque obviamente no fueron iguales que las que se comparten habitualmente en la que uno profundiza a través del intercambio extraverbal, esta fue una experiencia nueva con tantos retos como aciertos. Creo que uno de los desafíos más grandes que se logró fue que los investigadores participaran con recursos propios a través de estas plataformas, ya que el acceso a Internet es una imposibilidad aun para muchos, y poner esos recursos a disposición del evento dice mucho de la importancia que le otorgan. De manera general el uso de estas plataformas modifica las dinámicas de los participantes, pues tiene un impacto en las formas de comunicarse y construir colectivamente discursos”.

Yanelis Martínez, una de los artífices fundamentales de este evento, afirma desde España que “prefiero no comparar porque Memoria Nuestra, en sus versiones virtual y tradicional son muy diferentes, cada una con ventajas y desventajas. Lo que sí nos debe quedar como aprendizaje es que es una gran estrategia tener un grupo en WhatsApp para extender el evento más allá del espacio físico y, por supuesto, que para nosotros ha sido esencial poder superar las limitaciones habituales de hospedajes y alimentación que muchas veces nos dejan traer a todas las personas que queremos. Creo que en el futuro será primordial combinar ambas variantes para llegar a mayor cantidad de personas”.
Solo quienes han estado presentes en la experiencia riquísima que ha sido este Memoria Nuestra, saben lo que significa. Ha habido una voluntad de convivir más allá de entender a la ciencia como una necesidad.
El grupo ha hecho compartir los momentos que nos hacen más humanos, entre tanta emoción aparecieron los niño de varios participantes para matizar y dar color a una experiencia increíble y el Día de las madres también se celebró como demostración de la capacidad para llevar de la mano múltiples roles, sin que ello dañe bajo ninguna circunstancia la voluntad de crear.
Hacer historia no es un privilegio reservado a unos pocos. Desde la sencillez de nuestras vidas hacemos cada día algo que nos constituye como seres humanos y nos permite siempre mirar hacia atrás, para beber de esas experiencias desde las claves que aporta la cubanía. El cierre de la última jornada estuvo matizado por una sumatoria de palabras que coronaron el evento, con ese poder del lenguaje para sintetizar esencias. Así describieron su experiencia algunos miembros del grupo: “trascendental, interesante, única, reconfortante, enriquecedora, esperanzadora, increíble, inefable, inspiradora, energética.”
Análisis poético de una Romería digital
Recuerdo de adolescente salir corriendo desde el Varona, una secundaria insigne por aquel entonces, hasta el parque Calixto García y quedarme atrapada observando todo tipo de manifestaciones artísticas. La ciudad se inundaba de una poética que era imposible escapar. Así descubrí por primera vez las estatuas humanas. Yo era una adolescente enjuta que estudiaba piano, solfeo y teoría en el Conservatorio de Música de Holguín.
En una ocasión, me detuve en una esquina y se acercó un caballero alado y con un pincel, movimientos pausados dibujó una greca en mi espalda, me susurró al oído: “es la espalda más linda que he visto”. Y se marchó. Mis libros de partituras que llevaba bajo el brazo llamaron la atención y fueron arrebatados por una mujer bodypainting sentada frente a un piano que interpretó en un segundo Nocturne in C Minoir, de F. Chopin. Otra vez fui víctima del teatro bufo, cuando apurada por los corredores, volteo la mirada y tenía una fila de mimos imitando todos mis gestos. Llegando al parque de Las Flores nuestro querido Joaquín Osorio, Premio Nacional de Promoción Literaria, preguntaba con micrófono en mano a modo de rifa quién era la autora de María Toda, el autor de Abrirse las Constelaciones, entre otros, así fue como obtuve Jardín, de Dulce María Loynaz.
En años posteriores esperaba mayo con la ilusión de lo que pasaba en sus parques y calles. Fui creciendo esperando cada año por las Romerías. Cuando estudié en la Universidad de Oriente, mi casa se convirtió en una beca de romeros. Luego en Holguín en la universidad nos dijeron: este año las prácticas son en las Romerías. Todos nos quedamos boquiabiertos. Ya no tendríamos que escaparnos o salir apresuradamente del aula. Yo fui ubicada en el periódico La Luz, que por aquel entonces tenía una edición de lujo en este evento. Ahí comenzó mi verdadera pasión de romera.
Trabajar dentro de las Romerías proporciona otra perspectiva. Si bien es cierto que no da tiempo de disfrutar todo lo que quisieras, brinda la facilidad y la oportunidad de conocer figuras de talla mundial. Así fue como logré entrevistar para mi tesis a Luis Alberto García, le estreché mi mano a Andy Montañez, bailé con William Vivanco, abracé a la Dra. María Dolores Ortiz, almorcé con Guido López Gavilán, canté al lado de Haydée Milanés en una noche bohemia, porque si algo tiene de favorable las Romerías de Mayo es que nos volvemos una gran familia, no importa quién seas, ni cuán conocido o afamado, ahí en ese espacio, todo el mundo es un cubano.
A todos nos pasa, guardamos placeres para ese esperado momento, cada uno espera esa semana para disfrutar al máximo sus pasiones y eso, de algún modo es poesía.
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Sé de quienes no salen del evento Memoria Nuestra y preparan sus trabajos todo un año, con la pasión del recuerdo, para no perder las raíces.
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Sé de quienes a última hora se deciden por presentar su corto en La Cámara Azul, y ahí están esas metáforas visuales cargadas de sensibilidad y cercanía espiritual.
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Sé de quienes no intentan estar encima de la torre pero Babel los ha dado a conocer, por la habilidad en el pincel, cuando describen la realidad con trazos, cuando el color exacto llena tu vida.
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Sé de quienes llegan por un abrazo y se van convocados a escribir porque esta isla es un verso.
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Sé de quienes asisten a un espacio de trova, pero sucumben al bajo de un rockmero.
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Sé que la ama de casa no pudo llegar temprano a su hogar porque una danza callejera la intersectó y le quitó los bolsos de compra, la cartera y la dejó entre risas en la puerta de su casa, y ella nunca olvidará que la Gigantería pudiera postergar la cocción de sus frijoles.
Sé y sabemos que el arte salva, que es propio de los artistas tener alternativas, porque el arte es optimismo. No esparaba menos de todos los que de algún modo contribuimos para que cada año el hacha suba a la cima de la ciudad, para que llueva, quizás estas romerías digitales tengan la fuerza necesaria para entrar en la sensibilidad de cada uno y desde el móvil, con la alegría de recibir arte en casa, nos libremos de la contaminación, para saber esperar y cuidar el mañana. Hay mucho todavía por hacer, hay muchos caminos que descubrir, tenemos limitaciones concretas, pero el arte es libre como nuestros pensamientos y esto definitivamente nos hará sanar y crecer.
Romerías: correr el horizonte con Reinaldo Cedeño
Esta conversación es fruto de un trueque, especie de neofeudalismo virtual. Ya se me extravió el recuerdo de cuándo traspasamos la frontera.Lo admiré cuando aún desconocía su rostro. Para mí era el laureado periodista, poeta, narrador y promotor cultural o el autor de títulos de mi consulta como Son de la loma. Los Dioses de la música cantan en Santiago de Cuba. No recuerdo el día en que se entrecruzaron nuestros quereres. Solo sé que cada vez más las coincidencias se reiteraron.
Es un hombre-lente y su palabra, imagen de la certeza. El arrojo de su verbo enamora, el mismo que se hace verso en los recovecos del erotismo y la sensibilidad, o aquel cuyo estilo entrecorta el aliento a la lectura de sus crónicas. Su obra es Página Abierta, lo mismo que el espacio de promoción cultural que por años sostiene.
La noche más larga que viviera la santiaguera urbe en 2012 se le obsesionó memoria literaria. Los corderos alzan la vista, El hueso en el papel, La edad de la insolencia, y Poemas del lente son solo algunos de sus prolíferos títulos cuya presencia se aseguran un lugar en mi librero.
Va de las plataformas radiales a los medios impresos y digitales. Suyo es el reino de las palabras.
Más allá del agua como metáfora, ambos tenemos coincidencias con la lluvia y Codanza, que tecla mediante nos revelamos.
-¿Cuándo comenzó tu nexo con las Romerías de Mayo?
Holguín fue siempre cercano para mí. Tenía el nombre y el rostro de mis compañeros de la Universidad que eran de allí. Luego llegó mi admiración por el Lírico, por Codanza, por sus poetas… hasta que en 1998 me invitaron a las Romerías de Mayo. He ido a otras convocatorias; pero fue ésta, por ser la primera en que participé, la que ha quedado prendida a mi memoria.
Dirigía en ese momento la página cultural del periódico Sierra Maestra y había recibido el Premio Nacional de Periodismo Cultural, que se entregaba entonces por la obra del año. Recuerdo que lo dediqué a la imbatible revista Ámbito ―publicación cultural del periódico Ahora y de la cultura cubana―, porque siempre me acogió, incluso en aquellos momentos en que, en medio del noblemente llamado “período especial”, quedé sin trabajo y sobreviví gracias a la venta de maní. Marlene González, entonces la coordinadora de Ámbito, es uno de esos ángeles que llevo siempre conmigo.
En esas Romerías de 1998 que refiero, su creador y director general, Alexis Triana, me pidió estar junto a mi colega Michael Hernández Miranda en la dirección del periódico La Luz, publicación que circula en tiempos de Romerías. Fue un encargo difícil, en verdad retador en medio de la dinámica que genera una cita múltiple como esa, y traté de honrarlo hasta el último día.
-¿Qué significados te asiste la experiencia de llevar tu obra a los espacios literarios y otros de la Romería?
He tenido la suerte de estrenar poemas en Romerías, lo cual siempre significa una fiesta íntima para uno. He encontrado un público ávido, presto, un público de aquí, de allá y hasta de acullá. He disfrutado de conciertos, tertulias, descargas… pero recuerdo con particular cariño la oportunidad que tuve de exponer en el Premio Memoria Nuestra, mi aproximación a la vida y obra de una gran poeta cubana, envuelta siempre en el misterio.
El ensayo llevaba por nombre “Flor Loynaz: un bosque a la sombra de una ceiba” y fue bien recibido por los investigadores allí presentes. Yo había tenido el privilegio de entrevistar a Dulce María Loynaz y algunas de las confesiones que ella me hizo y su valoración sobre la altura literaria de su hermana que empleé como sustento, no pueden hallarse en ninguna otra parte. Me han publicado aquella entrevista en Cuba y el exterior, e incluso he visto por ahí algunas de las palabras que me dijo, sin la debida referencia; pero aquello fue el resorte que me ha motivado a seguir escrutando en la obra de los Loynaz.
-¿Quisieras compartir alguna anécdota que hagan de alguna de tus participaciones un momento especialmente importante, simpático o raro?
Tengo tantas, de tantos matices…pero voy a escoger dos de muy diverso cariz. Tuve que dar cobertura en el teatro Eddy Suñol a una sesión del concurso danzario Solamente solos. Como invitado bailaba un niño guantanamero, Esteban Aguilar, sangre de mi sangre.
Cuando vi a mi sobrino, cuando lo vi en el escenario, cuando se hizo silencio… sentí ganas de gritar, de correr, me llevé instintivamente las manos al pecho, algo galopaba a toda velocidad.
La obra era breve, de otra forma, creo que no hubiera podido llegar al final. Luego, no sabía qué escribir. Fue una nota apenas, un reporte pequeño en La Luz… pero qué difícil.
La otra es muy simpática y está ligada al mismo teatro. Codanza estrenaba en Romerías una pieza basada en obras de Cosme Proenza. Se llamaba Año cero. Recuerdo que cayó un aguacero tremendo, mas la gente fiel abarrotó el teatro. El caso es que la coreografía y concepción de la pieza exigía la desnudez total del elenco, hombres y mujeres, pues se refería al principio del mundo.
El quebradero de cabeza sobrevino a la hora de seleccionar las fotos para publicar en el periódico. Había varias candidatas hermosas que fueron decantadas, unas por aquella pose, otras por aquel ángulo… y así. No queríamos vender la desnudez, sino el sentido artístico de la propuesta. Finalmente nos decidimos por una general donde aparecía en primer plano uno de los bailarines de espaldas. Todavía me pregunto si acaso fuimos conservadores, o si fue la mejor opción.
-¿Eres un Romero reincidente?
Bueno, no tanto…. pero justo este año estaba listo para participar junto a mi colega Katiuska Ramos en el espacio audiovisual de las Romerías con las experiencias de nuestro programa “Así suena la vida” y del documental sonoro como vehículo ideal para salvar las identidades locales y las historias de la vida real.
“Así suena la vida” (Radio Mambí, Santiago de Cuba) estrena cada domingo una pieza radiofónica de excelencia y ha invitado a prestigiosos artistas de la radio de Cuba y Latinoamérica. El espacio se forjó bajo la máxima de que somos municipios del mundo, sus realizaciones están disponibles en internet e incluso generó un foro de debate muy hermoso.
Mediada la propuesta de un realizador del prestigio de César Hidalgo y la invitación de Yaylin Ojeda Grass, llevábamos también a estas Romerías nuestro documental sonoro “Escondida… ¿de quién?”, ocho minutos para contar una historia de amor de Cuba adentro: amor a la tierra, amor a la familia, amor entre dos mujeres. La obra está disponible en https://www.youtube.com/watch?v=1SxaPDhK_hY mientras sus antecedentes y entrevistas a sus realizadores se pueden escuchar en https://www.spreaker.com/user/juancarlosroque/asi-suena-la-vida-17-de-noviembre-2019
En este 2020, no podré subir (casi desmayarme) en el ascenso a la Loma de la Cruz, no podré disfrutar de los parques, instalaciones, sesiones de Holguín en Romerías; pero gracias a ti aquí van estas evocaciones, gracias a la virtualidad estamos otra vez de romeros. Y como me gusta correr el horizonte con la mirada, solo aguardo la próxima oportunidad.
Romerías: el síndrome del último día
Después de tres jornadas de trabajo en Memoria Nuestra todo sigue como el primer día, se puede captar un ambiente de entusiasmo por el intercambio. Cuando quedan menos ponencias y ya se ha recorrido la mayoría del camino las expectativas no bajan. No es fortuito, la propia diversidad y profundidad de los criterios de los participantes permiten avizorar un debate rico. Por los temas compartidos desde la jornada anterior se han atizado las ganas de compartir propuestas y experiencias, llegar a la una de la tarde parece una espera eterna.
El tercer día el programa estuvo más cargado, con ocho propuestas se recorrió un amplio espectro que fue desde las representaciones sociales y el patrimonio hasta la socialización del proyecto cultural Nuestro Entorno, pasando por la relación de las mujeres con la prensa en las primeras décadas de la república, un estudio de lo rural en una comunidad holguinera, el análisis de la caricatura editorial en el periódico Ahora!, la proyección sociocultural de la comunidad china en Holguín y las peculiaridades de los velorios y entierros en el municipio Guisa.
Todos esos temas fueron profundamente debatidos por los participantes, quienes mediados por sus formaciones diversas ofrecieron de manera general un enfoque multidisciplinar a los análisis y sugerencias que les hicieron llegar a los ponentes. El debate también llevó a reflexionar sobre los impactos y sobre la necesidad de que los proyectos que se articulen puedan trascender por el hecho de que sus propios miembros sean gestores de la socialización de sus resultados.
Definitivamente este Memoria Nuestra ha sido histórico, es la primera vez que sesiona fuera de sus normas convencionales. Ha tenido la ganancia de que ha podido reunir a mayor cantidad de participantes, ha forjado vínculos nuevos y ha modificado para bien la visión que se tenía de los eventos ligada siempre a cuestiones logísticas, que son importantes pero está demostrado ya que no son imprescindibles.
Sin embargo, el último día también hizo patente una carencia, para la mayoría de los participantes faltó algo, fue un reclamo sostenido la necesidad de verse a los ojos, de tocarse, de intercambiar como estamos acostumbrados los miembros de una generación que se resiste a perder la sensación del calor humano.
Fue posible captar al final del debate que todos padecían el “síndrome” del último día, daba la sensación de que nadie quería perder los contactos, se repetían los deseos de no olvidarse los unos de los otros, de perpetuar el grupo de WhatsApp, lo único que nos ha unido en nuestro paso por Romerías en tiempos de pandemia; ciertamente es lo único tangible, aunque paradójicamente sea virtual.
Participar en el evento fue como si todos hubiésemos viajado cientos de kilómetros para conocernos, como si después de cada jornada hubiera habido tiempo para ir juntos a un concierto, como si la noche hubiera sido suficiente para tejer una urdimbre de complicidades. Por eso quizás había esa necesidad de mirarse a los ojos, porque aún creemos que no son suficientes los abrazos de unos y ceros para complacernos, por eso hay que volver a ser romeros, hay que volver para darnos el cariño que nos debemos.
MADRES INVESTIGADORAS QUE HONRARON EL MEMORIA NUESTRA 2020
Nuevos afiliados a la comunidad «nuestromemoriana»
Participar en un evento teórico por primera vez siempre causa dudas. Las dudas aumentan cuando el evento es virtual, plataforma escasa en Cuba, donde el acceso a internet no es fluido. Sin embargo, cuando es un evento de prestigio y de energía como el Congreso de Pensamiento y Premio Memoria Nuestra de las Romerías de Mayo, vale la pena intentarlo. La idea original de muchos participantes era recorrer la alegórica L Periquera de Holguín, subir la emblemática Loma de la Cruz y andar gregarios entre debates intelectuales, artes y acontecimientos, pero la actual pandemia de la COVID-19 redujo el escenario a un grupo de WhatsApp. El evento ha recibido una veintena de ponencias, incluyendo las de jóvenes que nunca han asistido personalmente al evento.
Dayana Hernández Velázquez se siente nerviosa. Para ella este evento es un reto y espera impaciente su ponencia virtual. Es estudiante de quinto año de la carrera de Estudios Socioculturales, en la Universidad de Granma. Había intentado anteriormente participar, pero no había sido aceptada. En esta edición clasificó con una investigación que tributa a su trabajo de diploma sobre “Las manifestaciones de violencia de género en el noviazgo en residentes universitarios de la Universidad de Granma”.
“Me siento motivada por esta situación tan diferente, a pesar de la pandemia que nos azota, los jóvenes podemos hacer cosas que nos interesan y distraen a pesar de estar en nuestras casas”, afirmó al Portal del Arte Cubano. Asimismo, sobre los aportes de los debates y ponencias a su vida estudiantil nos expresa: “Creo muy positivo interactuar aunque sea virtual con otros investigadores y sus resultados. Además del conocimiento que me aporta en campos académicos y profesionales donde pienso insertarme al graduar”.
Otro ponente, también estudiante, es Jean Carlos Kindelan Duliep. Tiene 20 años y cursa Relaciones Internacionales en La Habana, su ciudad natal. En su carrera en los últimos años se ha hecho énfasis en la diplomacia cultural y les exhortan a dominar la cultura cubana como puente con otras naciones, por eso tenía muchas expectativas y las Romerías de Mayo le parecía una excelente oportunidad. A pesar de que el teclado de su teléfono está roto, envió diferentes audios sobres sus ponencias e intercambió con los demás participantes.
“Siempre me ha interesado la crítica e investigación, en especial la investigación de procesos históricos y culturales o la revisita de algunos artículos, como es caso de mi ponencia sobre Calibán, de Roberto Fernández Retamar, pues considero importante volver a fenómenos de nuestra historia y cultura y redimensionar en las actuales circunstancias. Los artículos y debates que he podido leer, aunque sea semipresencial, me afirman que no estaba equivocado. Este es un evento importante y he aprendido mucho. Mi principal aspiración es conocer e interactuar en la próxima edición con jóvenes que están construyendo y reedificando nuestro panorama cultural”, asegura Kindelan Duliep.
Una de las ponentes más activas es Laritza Rodríguez Cintra. Es Licenciada de Historia del Arte por la Universidad de Oriente, y actualmente se encuentra en Jamaica. Desde allá no dudó en participar e intercambiar en este evento. “Siempre he estado motivada por la investigación. Me apasiona la idea de profundizar en temáticas que muchas veces pasan desapercibidas ante la generalidad. Del mismo modo estoy acostumbrada a exponer mis trabajos investigativos, pues no tiene sentido el conocimiento que no se comparte. Nunca había participado en el Memoria Nuestra porque tengo poco tiempo en la organización y supe de la existencia del evento cuando me inicié en la AHS. En ese momento no estaba vigente la convocatoria y tenía que esperar. Pero cuando el jefe de sección de crítica e investigación me convocó, no lo dudé, y aquí estoy”.
A Laritza le apasiona su tema de investigación sobre el estilo arquitectónico Art Decó en Guantánamo, su ciudad natal. El trabajo es una valoración de los elementos arquitectónicos representativos del estilo en residencia privadas, a nivel de fachada, y en algunos elementos de decoración interior, y “para este evento me enfoqué en algunos elementos propios de fachadas e interiores como divisores de crujía, los plafones para lámpara y la herrería.”
Esta joven investigadora se siente muy motivada y satisfecha con el desarrollo actual del Memoria Nuestra. Así lo afirma vía WhatsApp: “Este intercambio online ha sido muy provechoso. Lo que más me ha llamado la atención es la cantidad de ponencias presentadas, a pesar de las limitaciones que existen a causa de la calidad del servicio de internet en Cuba. Los jóvenes investigadores están realmente motivados, el debate ha sido sostenido. Desde tempranas horas de la mañana se envían y reciben chats. Todos hemos asumido esta modalidad online muy en serio. ¡Ni hablar del debate de las ponencias! Preguntas complejas e interesantes respuestas. Las cuales mueven el pensamiento de los ponentes. Salieron a la luz aristas que dan para otras ponencias. Es impresionante, me siento muy orgullosa de participar en este evento”.
José Antonio García Pérez y Celia Molina Sánchez concibieron la idea de su investigación en un diplomado de periodismo en Ciego de Ávila. Así fue cómo surgió: “33 años de historia: un acercamiento al panorama cultural avileño desde el contingente de la Asociación Hermanos Saíz”.
“Aunque no he participado en otras ocasiones, la reputación del concurso lo precede”, afirma Celia. “Conocí más sobre el certamen hace dos años cuando un avileño obtuvo uno de los premios. Eso me motivó a investigar cómo participar, y esta edición virtual nunca la vi cómo menos que las anteriores, pues las redes sociales han cobrado vital importancia para la promoción y socialización del conocimiento, así que no había razones que me llevaran a menospreciarla.”
Su trabajo fue de los primeros en ser expuestos virtualmente y de los más debatidos cuando inició el evento el día 4 de mayo. Sus intenciones son representar y salvar la memoria e historia de la organización, así como su proyección e importancia en la atmósfera cultural local. José, por su parte, nos explica que su investigación es bastante ambiciosa y pretende abarcar al máximo el rol de la AHS en su ciudad, que tuvieron que hacer un reajuste conceptual para el evento, pero están complacidos con la presentación. Para Celia, “la principal ganancia son los contactos que nos llevamos de la experiencia, los cuales siempre están dispuestos a colaborar con la investigación según sus ponencias.”
Los criterios y opiniones de estos jóvenes demuestran una experiencia exclusiva y favorable. Así los debates digitales abren una nueva opción muy poco explorada. Facilitando el intercambio y la retroalimentación intelectual. La relación espontánea entres los jóvenes y la tecnología ha sido una gran ventaja. Así como el sentimiento de camaradería y amistad expresado por los más veteranos en estas lides, pero bisoños en esta modalidad virtual. Es casi seguro que estos jóvenes estarán en las próximas ediciones en la ciudad de Holguín. Así en palabras de Yuleidys Gonzáles Estrada, una de las productoras de esta edición: “Estos muchachos ya son un logro y un nuevo ingreso a la comunidad nuestromemoriana”, aseguró.
La descolonización: necesidad constante de los jóvenes investigadores
Por segundo día consecutivo, a través del grupo homónimo creado en la red social Whatsaap, sesionó Memoria Nuestra, el congreso para jóvenes investigadores que convoca la filial holguinera de la Asociación Hermanos Saíz y su sección de Crítica e Investigación en el marco de las Romerías de Mayo 2020. Una treintena de miembros, en condición de ponentes y participantes, intercambiaron sobre diversas temáticas.
El programa de la jornada estuvo compuesto por un análisis de la obra ensayística del reconocido intelectual cubano Roberto Fernández Retamar; también se presentó una investigación centrada en la Revista Casa de las Américas como espacio de confluencia entre revolución social e intelectualidad, en tanto estuvo presente una indagación sobre la enseñanza de la música en Cuba, así como un acercamiento a los primeros años de la Revolución a través del fotógrafo Cartier- Bresson.
Uno de los elementos distintivos del debate, común a todas las ponencias, fue la necesidad de una mirada descolonizadora en la apropiación de la realidad, para lo cual la investigación es esencial a la hora de localizar referentes que permitan a los más jóvenes posicionarse frente a paradigmas hegemónicos desde una lógica emancipadora.
Tanto el legado de la Revista Casa como la obra Retamar son vitales en la búsqueda de elementos autóctonos para desprenderse de cualquier vicio colonizador, además de que poseen profundas raíces en la realidad latinoamericana y caribeña que permiten el retorno a la búsqueda de la emancipación total del ser humano.
Los participantes plantearon interrogantes que permitieron a los ponentes explicitar las claves de sus investigaciones y establecer un diálogo profundo al abrir nuevas incógnitas o aristas poco exploradas que permitirán seguir profundizando en las temáticas que constituyen objeto de indagaciones.
La jornada también fue propicia para poner a disposición de los participantes las ponencias que serán presentadas este miércoles. De esta manera se confirma este evento como el principal espacio a nivel nacional para reunir los resultados investigativos de los estudiosos noveles en el país, y a la vez asienta la vocación innovadora y capacidad de adaptación de Memoria Nuestra y su comité organizador a las actuales circunstancias, sin que ello afecte su vitalidad como espacio de encuentro e intercambio de saberes y experiencias entre los jóvenes intelectuales cubanos.