Maestro de Juventudes


XXV Festival A Tempo con Caturla de Música de Cámara (Convocatoria)

Online del 2 al 7 de Marzo de 2021 desde Villa Clara-Cuba 

 

El comité organizador del Festival A Tempo con Caturla de Música de Cámara y la Asociación Hermanos Saíz, después de analizar las condiciones sanitarias actuales por la Covid-19 en el territorio nacional, ha decidido que la XXV edición correspondiente a 2021 se realice de forma online y abrir por primera vez a la participación internacional. 

Estará dedicada en esta ocasión a los aniversarios 115 del natalicio de Alejandro García Caturla, 35 de la Asociación Hermanos Saíz, 100 del Instituto Latino de la Música, 95 de la fundación de la Orquesta Sinfónica de Villa Clara, 25 de una de nuestras agrupaciones fundadoras Raptus Ensemble, y se celebrará además el aniversario 80 del natalicio del Maestro Chucho Valdés, quien será el invitado de honor. 

Otras personalidades que se estarán homenajeando serán el Maestro José Antonio Méndez Valencia, Maestro de Juventudes de la Asociación Hermanos Saíz en su cumpleaños 70, y los Premios Nacionales de la Música Edesio Alejandro y Huberal Herrera. 

Desde 1996, A Tempo con Caturla celebra 24 ediciones ininterrumpidas, las cuales han contado con el coauspicio del Instituto Cubano de la Música, el Centro Nacional de Música de Concierto, la Empresa Provincial de la Música y los Espectáculos Rafael Prats y la Dirección Provincial de Cultura en Villa Clara. Así, bajo el patrocinio del juez-compositor Alejandro García Caturla, lo más selecto del arte cubano se ha dado cita en Villa Clara para compartir, intercambiar experiencias, exhibir su quehacer.

El Festival solo tiene carácter promocional, por lo que no se remunerará ninguna participación. Su difusión será a través de las plataformas digitales Facebook, YouTube, Instagram, Telegram, y de las televisoras Telecubanacán, en Villa Clara, y el Canal Clave de la Televisión Cubana, así como las radios emisoras nacionales CMHW, FM Stereo y CMBF radio musical nacional, entre las más significativas.

Preservar el patrimonio inmaterial cubano y universal de cámara y folclórico, darle continuidad a un proceso cultural tan importante como es la realización de esta versión online del festival y a la vez promocionar las noveles agrupaciones internacionales y cubanas que llegarán por primera vez a nuestro evento, son parte de las prioridades del XXV A Tempo con Caturla que desde las redes abrazará disímiles géneros, estilos, manifestaciones del arte y propuestas vanguardistas, por lo cual convocamos a todos los artistas solistas vocales e instrumentistas, agrupaciones cultivadores de la música de cámara, coral, sinfónica, folclórica y electroacústicas, así como también personalidades del mundo académico, musicólogos, investigadores e historiadores para que estén presente en nuestra cita que se desarrollará del 2 al 7 de marzo de 2021 desde Villa Clara para el mundo, y en la cual tendremos el honor de contar con un amplio resumen de lo mejor del catálogo artístico cubano que nos han acompañado desde la fundación del A Tempo.

Hacemos también un llamado a otras manifestaciones (Danza, Artes Escénicas y Plásticas) a que se unan a esta edición, que sin dudas convertirá por esos días a Villa Clara en capital de las artes, brindando al orbe un mensaje de justicia y paz. 

 

Maestro Maykel Iglesias

Presidente comité organizador A Tempo con Caturla – Villa Clara, Cuba.

 

Lic. Yatsel Rodríguez

Presidente Asociación Hermanos Saíz – Villa Clara, Cuba.

 

Contactos:

Facebook:@ATempoconCaturla.Festival       Telegram: @atempoconcaturla 

E-mails: atempoconcaturla@gmail.com / maykeliglesias@nauta.com 

WhatsApp: +5354158536 

FICHA DE INSCRIPCIÓN: 

1. Identificación de participantes: solista / pequeño formato / agrupación 
Nombre:
País – Ciudad que representa:
Institución a la que pertenecen:
Breve reseña curricular:
Página web / YouTube / Facebook
 
 2. Identificación del Director: 
Nombre y Apellidos:
País – Ciudad:
Teléfono:
E-mails / Facebook / Telegram / YouTube
Breve reseña curricular
 
Identificación del Coordinador (En caso de tener, no es obligatorio): 
Nombre y Apellidos
País – ciudad:
Teléfono:
E-mails / Facebook / Telegram / YouTube
 
Nota: 
La recepción de la ficha de Inscripción de la XXV Edición del Festival A Tempo con Caturla de Música de Cámara será hasta el 5 de febrero de 2021. 
Esta debe ser enviada vía correo electrónico a: atempoconcaturla@gmail.com / maykeliglesias@gmail.com  
WhatsApp: +5354158536 Maykel Iglesias – Presidente Comité Organizador
 
3. El repertorio a participar deberá estar comprendido entre 25 – 30 min. En caso de una obra sinfónica, o sinfónico-coral se evaluarán el tiempo de duración. El número de obras dependerá de la duración de las mismas.
 
N°  
Título  
Autor/compositor/arreglista  
Estilo  
Acompañamiento  
Duración aproximada
 
 
– Los videos deberán enviarse mediante WeTransfer en Full HD (pueden estar separados por obras y nos responsabilizamos de que se suban a las redes en el orden escogido por el participante. 
E-mails:atempoconcaturla@gmail.com         maykeliglesias@gmail.com
 
– También se solicitará un video corto donde cada director tendrá la oportunidad de brindar un mensaje de fraternidad y vida al Festival, que no debe exceder de 10-15 segundos y deberá concluir sus palabras con la frase: «A Tempo con Caturla». 
 
– Culminado el evento, se le hará llegar digital el certificado de participación a cada solista concertista, pequeño formato, conferencista o agrupación.

La Asociación Hermanos Saíz, eternamente martiana (+Fotos)

Fotos: Denisse Alejo

Un busto en bronce de José Martí, realizado por el Maestro de Juventudes Alberto Lescay, fue develado en el Pabellón Cuba, sede nacional de la Asociación Hermanos Saíz, como parte de las actividades por el aniversario 168 del natalicio del Héroe Nacional.

Al descubrir la escultura, Rafael González Muñoz, presidente de la AHS, reafirmó el carácter martiano de la organización que aglutina a más de tres mil jóvenes creadores de todo el país.

Durante la velada fueron presentados algunos locales dentro del Pabellón que han sido remozados, además se anunció la apertura de una librería bajo el nombre de Calendario, coincidiendo con el premio literario más importante que otorga esta institución cultural.

También, en homenaje al Apóstol, los miembros de la organización realizan múltiples acciones en todo el país, entre las que se incluyen la Cruzada Teatral en Guantánamo, las jornadas literarias Estrofa Nueva en Ciego de Ávila, y Tierra Adentro en Santiago de Cuba.

Fotos: Denisse Alejo

Fotos: Denisse Alejo

Fotos: Denisse Alejo

Fotos: Denisse Alejo

Fotos: Denisse Alejo

Fotos: Denisse Alejo

Fotos: Denisse Alejo

Fotos: Denisse Alejo

Fotos: Denisse Alejo

Fotos: Denisse Alejo

Fotos: Denisse Alejo

Fotos: Denisse Alejo

Fotos: Denisse Alejo

Fotos: Denisse Alejo


Entrega la AHS sus Becas y Premios 2020 (+Fotos y tuits)

Como cada diciembre desde hace 25 años, fueron otorgadas este sábado las Becas y Premios que convoca la Asociación Hermanos Saíz para reconocer a los más destacados exponentes del arte joven cubano hasta 35 años de edad en diversas manifestaciones del arte. Su sede nacional del Pabellón Cuba, que contó con la presencia de los jóvenes intelectuales y artistas galardonados y de los miembros de los jurados que prestigiaron esta entrega, preparó esta vez un espectáculo novedoso, ambientado escenográficamente a partir del programa Una vez al año, transmitido recientemente por la televisión cubana como antesala promocional del sistema de Becas y Premios.

tomada del perfil de facebook de la ahs

Un jurado presidido por el compositor y Premio Maestro de Juventudes, Juan Piñera; e integrado además por el joven director de orquesta José Antonio Méndez y por la musicóloga Mayte Ríos, entregó la Beca de Creación Musical “Conmutaciones” a Iván Fernández Real por el proyecto Música en escena. El jurado integrado por el joven compositor Jorge Aragón, la cantante Geidy Chapman y el productor musical José Manuel García, otorgó la Beca de Interpretación “Elena Burke” a Paloma Henríquez Pino Santos y Carlos Ernesto, integrantes del dúo N9eve. Por su parte, el jurado de la Beca de Creación “Ignacio Villa”, compuesto esta vez por el Premio Nacional de Música y Maestro de Juventudes Joaquín Betancourt, el compositor y productor Ernesto Cisnero y la musicóloga Gretel Garlobo, otorgó el lauro al proyecto Canchánchara presentado por Oto Fernández Babastro, de Guantánamo. También, el jurado conformado por los instrumentistas William Roblejo, Michel Herrera y el productor musical José Manuel García, otorgó por primera vez la Beca de Interpretación Instrumental “Pucho López” al proyecto Havana Electring, presentado por María Carla Llera Soler.

tomada del perfil de facebook de la ahs

 

Dentro de las Becas de Literatura, “La Noche”, que propicia la creación de obras para niños y jóvenes, integrada como jurado por los escritores Mildre Hernández, Nelsón Simón y José Manuel Espino; galardonó a Lioneski Buquet Rodríguez de Ciego de Ávila, por el proyecto de poesía infantil La brújula en el viento. La Beca “Frónesis” de novela, valorada esta vez por los narradores Marilyn Bobes, Alberto Guerra y Julio Llanes, se otorgó al proyecto de novela Ghosting. Una historia de fantasmas, de Ezzo Hernández Hernández. El jurado de la Beca de Pensamiento “Ernesto Che Guevara” —que estimula la creación de obras en los géneros ensayo e investigación y que recibió la cifra récord de 18 proyectos— integrado por Virgilio López Lemus, Ana Vera Estrada y Yaima Martínez Alemán, distinguió al proyecto Palabras al margen de las palabras. Marginalias en la biblioteca personal del Che, de Amalia Terrero Trinquete; y otorgó menciones a Caracterización de las representaciones sociales y la fijación de estereotipos en la fraseología cubana actual, de la villaclareña Roxana Peña Olmo, y a Mujer, prensa y revolución: La construcción de la mujer en la prensa revolucionaria: 1959-1961, de un colectivo de autores.

tomada del perfil de facebook de la ahs

En las Becas de Artes Visuales, el jurado integrado por los críticos de arte Llilian Llanes, José Fernández y Niurka Fanego, otorgaron la Beca de creación “Antonia Eiriz” a Joaquín Cabrera Liza por su proyecto Euritmia; y la Beca de creación “Juan Francisco Elso” al proyecto En Drawerland, de Lisandra García López.

tomada del perfil de facebook de la ahs

El Premio “Ramiro Guerra” de Danza, presidido por Lilliam Chacón e integrado, además, por María del Carmen Borroto, Noel Bonilla, Daysi Villalejo y Andrés D. Abreu; destacó con un Premio Especial a Leivan García Valle, bailarín del Conjunto Folclórico Nacional, por demostrar su liderazgo creativo como uno de los jóvenes más activos dentro del arte danzario cubano de estos momentos. En Interpretación en Danza Folclórica lo merecieron Dany Hernández Savón y Jane Yissell Aveille Reynoso. En Interpretación en Danza Contemporánea, lo recibieron Dayleidis Carrazana Gonzáles y Niosvel Osmar González Rubio, y resultaron mencionados Jean Marco Monclous y Jenifer Aput Guerra.

tomada del perfil de facebook de la ahs

El jurado del Premio Llauradó, el más popular y esperado de la tarde, galardonó a los jóvenes más sobresalientes durante el año en las Artes Escénicas. Esta vez estuvo presidido por el crítico de cine y director de la Cinemateca de Cuba, Luciano Castillo, y conformado por la crítica e investigadora teatral Vivian Martínez Tabares, el dramaturgo Roberto Viñas, la crítico de televisión Francisca de Armas, y Yamina Gisbert del CNAE.

En Teatro para niños se premió por mejor actuación femenina a Lucelsy Fernández Oliva, de Teatro de Las Estaciones, por la obra Soñar con los ojos abiertos; y se otorgó mención a su compañera de escena Arlettis González Cazorla; y a Daily Morffi Quintero, Esther Valladares Fernández y Jessica Capote Cordero por la puesta en escena de la obra Un reino medio(ocre), del Grupo Teatro Guiñol Cañabrava de Cienfuegos.

 

En Teatro para adultos se premió, en actuación femenina, a Grisell de las Nieves Monzón Rodríguez, de Trébol Teatro, por su personaje en la obra Hembra, y se mencionó a sus compañeras de escena Claudia Álvarez Rosendo y Aydana Hernández Febles.

Asimismo, en actuación masculina se distinguió a Raudelis Torres Maceira de Teatro El Portazo, por su papel en la obra Todos los hombres son iguales. Recibieron mención su compañero de escena Adrián Bonilla Chia y David Reys de Teatro D´Dos, por su personaje en la obra Antígona.

En Televisión se premió en interpretación femenina, en igualdad de condiciones, a Keny Cobo, por su papel de sordomuda en la telenovela Entrega; y a Juraisy López Angulo por su personaje Ana Luisa en la serie Lucha contra bandidos. La otra guerra. En actuación masculina se premió, también en igualdad de condiciones, a Rolando Rodríguez Alfonso por su personaje Yeyo, de la serie Lucha contra bandidos. La otra guerra; y a Víctor Alfredo Cruz por la interpretación en el telefilme Pasos Firmes. También recibieron mención Omar González Rolando y Rodrigo Gil.

tomada del perfil de facebook de la ahs

Finalmente, se decidió entregar este año el Premio Especial Llauradó a Ray Cruz, por su sólida carrera actoral y su probado talento para transitar de un medio a otro con eficacia, a pesar de su juventud, en un extenso y certero itinerario.

El jurado presidido por el director teatral Raúl Martín e integrado por los dramaturgos y directores Yerandy Fleites y Carlos Sarmiento, otorgó la Beca “Milanés” al proyecto de puesta en escena Psicosis, de Juan Edilberto Sosa, director de La Caja Negra de Santiago de Cuba.

La Beca de Guion Audiovisual “Chicuelo”, cuyo jurado estuvo integrado esta vez por el Premio Nacional de Cine Fernando Pérez y los realizadores Magda González Grau y Carlos Gómez; fue otorgada al proyecto de guion de largometraje La levedad de ella, de Rosa María Rodríguez Pupo; y al proyecto de guion de corto de ficción Sosiego, presentado por la directora espirituana María Fernanda Martínez

Más de 120 proyectos se presentaron este año a concurso, a pesar de las condiciones impuestas por la pandemia del coronavirus, lo que demuestra el interés de los jóvenes artistas e intelectuales cubanos por acceder a un estímulo y promoción que los conecta eficientemente con el sistema institucional de la Cultura.

tomada del perfil de facebook de la ahs

En la velada a la que asistieron, además del presidente nacional de la AHS, Rafael González, el ministro de Cultura Alpidio Alonso, y el primer secretario de la UJC, Diosvany Acosta; se reconoció el apoyo y acompañamiento durante todo este 2020 de la Televisión Cubana y se pudo disfrutar de una selección de ese arte de vanguardia representativo de la Asociación Hermanos Saíz con un merecido y cuidado espectáculo que hizo gala de derroche escenográfico, música y danza en vivo y una frescura cercana a la esencia del arte joven cubano.

tomada del perfil de facebook de la ahs

Artistas laureados en ediciones anteriores, junto a otros de notable trayectoria durante este último año, conformaron una arriesgada y exitosa selección que puso destino final a todo un año de ardua y fructífera creación desde el confinamiento, cuyo tren del arte llegó a su estación central del Pabellón Cuba.

tomada del perfil de facebook de la ahs

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Artistas e intelectuales reciben Premio Maestro de Juventudes (+Fotos)

Con la asistencia del Presidente de la República de Cuba, Miguel Díaz Canel Bermúdez, se realizó este viernes la ceremonia de entrega del premio Maestros de Juventudes que otorga la Asociación Hermanos Saíz.

foto: Eduardo Enrique Pérez (Eddos)

En la gala, que se realizó en el Memorial José Martí de La Habana, recibieron el importante galardón la Premio Nacional de Radio Caridad Martínez González; Pedro Pablo Rodríguez, historiador, periodista y Premio Nacional de Ciencias Sociales y Humanísticas; el pintor y grabador, Premio Nacional de Artes Plásticas, Eduardo Roca Salazar (Choco); Roberto Gacio Suárez, actor, profesor de teatro y crítico de arte; la compositora e intérprete Rosa María Campo Pérez; el Doctor en música José Antonio Méndez Valencia y la periodista y escritora Basilia Papastamatíu

foto: Eduardo Enrique Pérez (Eddos)

«Ustedes, Maestros, como todos a los que la Asociación Hermanos Saíz distingue desde 1995, son baluartes de otra cultura, la que en muchos países es resistencia, la del sentido humanista crítico y comprometido, la que nos invita a ser ciudadanos activos en la conformación de la ética de una sociedad, la que nos hace pueblo y no público», expresó el joven cantautor y vicepresidente nacional de la organización Rey Montalvo, al referirse y felicitar a los artistas e intelectuales agasajados. 

foto: Eduardo Enrique Pérez (Eddos)

Pedro Pablo Rodríguez, en nombre de los distinguidos con el Premio Maestro de Juventudes 2020, agradeció a la vanguardia artística cubana, y en sus palabras, aseguró que los miembros de la la Asociación «hacen un gran honor a esos jóvenes inolvidables que fueron los hermanos Saíz (.. ) Debiéramos hacer más para que se conozca esa gigantesca, enorme y madura obra de vida. No se puede hablar de pensamiento joven sin contar con sus ideas», llamó además la atención el notable historiador. 

Durante la velada, también se entregó la condición Miembros de Honor de la AHS a los músicos e integrantes del dúo Buena Fe, Israel Rojas y Yoel Martínez, y al destacado periodista y crítico José Luis Estrada Betancourt

Participaron además en el encuentro, Alpidio Alonso Grau, ministro de Cultura; Diosvany Acosta Abrahante, primer secretario del Comité Nacional de la Unión de Jóvenes Comunistas; y Rafael González Muñoz, presidente nacional de la AHS, entre otros invitados.

foto: Eduardo Enrique Pérez (Eddos)

foto: Eduardo Enrique Pérez (Eddos)

foto: Eduardo Enrique Pérez (Eddos)

foto: Eduardo Enrique Pérez (Eddos)

 


Eusebio Leal Spengler: Verba volant, opra manent

 Este 16 de noviembre de 2020 se cumplieron 501 años de la fundación de San Cristóbal de La Habana. Ciudad de leyendas, enigmas, religión, mestizaje y cubanía, que conoció los pasos del Maestro de Juventudes Eusebio Leal Spengler. Para departir sobre esta ciudad maravilla, debemos fecundar y evocar las figura del eterno y querido historiador de La Habana; Leal es un ente vivo que nos acompaña en las obras urbanísticas, históricas, sociales, culturales que conocieron sus manos, su intelecto y tiempo de vigilia a la conservación del patrimonio histórico de la nación cubana.

Al cubano más útil de su tiempo, le debemos la monumental obra de restauración de las obras del centro histórico de La Habana, declarado por la UNESCO en 1982 Patrimonio de la Humanidad. Aunque su sencillez formada en los duros avatares de su vida de infante, que esbozo en el libro Fiñes, dedicado a su amor verdadero, su madre Silvia, lo conducen a no prevalecer sus méritos sobre su llaneza, reconociéndose como un servidor público que cumplía con el deber impostergable de defender la obra de la revolución desde su puesto de trabajo.

Hombre de enseñanza empírica, autodidacta, fue soñando y señalando su camino con el valor de la perseverancia, acompañado con horas de estudio y desvelo que lo consagraron de un conocimiento vasto que hacia germinar a disposición de su pueblo habanero y cubano. 

En una entrevista que le realizo Ángel Calcines, Eusebio expreso: “Tuve que superar mis grandes limitaciones intelectuales, pues escribía con faltas de ortografías y me veía obligado a buscar soluciones alternativas para intentar suplir esa deficiencia, priorizando la palabra oral. Tuve que llenar grandes vacíos porque leía y estudiaba lo que me gustaba.” 

Lo importante de estas afirmaciones es que reconocía que su abnegación y superación a todaacosta le permitieron ir evolucionando en su peregrinaje.

Qué decir de su oratoria elocuente, sensible, tierna, ferviente e inflamable, que hacia enamorar y enarbolar la conciencia histórica y revolucionaria de nuestra población. Disímiles fueron sus reconocimientos internacionales y nacionales en toda su vida, premios que son el reflejo de año de energía, atrevimiento y unidad colectiva para hacer prevalecer la historia.

Como apasionado martiano, Eusebio rememoró las enseñanzas de Martí y las trasmitió en su oratoria, escritos y acciones. Como fiel estudiante del legado del nuestro Héroe Nacional, llevo en su pecho una máxima martiana: “En la cruz murió el hombre un día; pero se ha de aprender a morir en la cruz todos los días. Todas las grandes ideas tienen su nazareno.”

Las grandes ideas de restauración del patrimonio histórico tenían su nazareno, y el de La Habana, era Eusebio Leal. Por eso nuestro pueblo reconoce fielmente lo pulcro de sus actos, de su obra al servicio de la Historia.

¿Pero cómo juzgará la historia y las nuevas generaciones a Eusebio Leal Spengler?

La propia respuesta fue dibujada en la entrevista: “Un día en la historia con Eusebio Leal Spengler.”

  • “Siempre será una incógnita el cómo seremos enjuiciados por las futuras generaciones. ¿Sobre qué fundamentos establecerán su juicio? ¿Mirarán hacia su pasado con la suficiente amplitud de matices para entender que cada cual es hijo de su tiempo y, como tal, sucumbe a sus contradicciones y desvelos?”

Temo afirmar que las nuevas generaciones y la historia lo juzgarán por sus obras. Verba volant, opra manent*.

 

Nota:

*Las palabras vuelan, pero la obra permanece


Ramón Silverio: “El Mejunje es una marca que llevas de por vida”

Elevar cada vez más el alma hacia el arte y al entendimiento de los otros y —hasta en la medida de lo posible— desprendernos cada vez más de falsos egos. A esta especie de altruismo convida el anfitrión de La Casa de Todos. Ese hogar otro radicado en la calle Martha Abreu de Santa Clara, a pocas cuadras de la Catedral y del Teatro, que desde hace más de 30 años apuesta por la libertad y la inclusión.

Para la mayoría de los jóvenes que llegamos algún día a la ciudad bohemia, El Mejunje de Silverio es más que un centro cultural, una experiencia vital, como dijera el propio Maestro de Juventudes y Premio Nacional de Cultura Comunitaria, Ramón Silverio. Porque además de las propuestas culturales e instructivas, una vez que pones un pie bajo la sombra del árbol del centro, tendrás que volver a este sitio que parece tener todas las respuestas, incluso a las preguntas que no te has hecho todavía.

Para la vanguardia artística de Villa Clara ha constituido un lugar en donde entrar sin falsos maquillajes ni atuendos investidos. La oportunidad es para todos los que quieran ofrecer su arte espontáneamente. Y siempre que sea un acto sincero, encuentran un espacio entre la decena de peñas y actividades que son protagonizados por artistas jóvenes y longevos a sus 50 y tantos años.   

Mejunje
Mejunje

Las generaciones de hoy agradecemos a la élite fundadora este refugio, sin techo para los sueños, con la luna como testigo, y como dice el bardo, con la sensación de no ver la luz, porque no verla es mejor. Lo importante es tenernos y aceptar la parte extraña de cada quién como un privilegio. 

Porque quien tenga complejo de Dios, nada tiene que venir a buscar aquí, al lugar en donde se desaprenden y reconstruyen normas de vida a la velocidad de la luz. Siempre bajo principios humanistas, compasivos y de humildad; conviven rockeros, exconvictos, trovadores, travestis y gatos abandonados. Cada cual ofrece su arte y lo mejor de su corazón a un público que también es parte y es familia, nunca juez.  

Precisamente aquí lo espero, sentada en una de las gradas del patio de la casa en donde hemos crecido mis amigos y yo, en donde esta reportera comenzó a soltar amarras desde los 18, pero otros vienen a jugar desde niños. Y cuando crecen, no les es ajeno el filin, ni les parece viejo el jazz, ni diabólico el rock, ni aburrida la trova, ni flojito su amigo del colegio. Con su paso tranquilo (nunca cansado) se acerca El Mejunjero Mayor para hablar sobre sus juventudes acumuladas. É, que a los 70 años, escaló el Pico Turquino otra vez.

La joven vanguardia artística de hoy, ¿qué diferencias y semejanzas tiene con la que fundó El Mejunje de Silverio?

A mí me cuesta mucho trabajo hablar de juventud en pasado porque yo creo que he tenido una juventud eterna. He podido transitar por muchas generaciones, lamentablemente a muchos los he visto envejecer y también me alarma que algunos con 30 o 40 años me digan “ya yo soy viejo.”

Entonces, a veces me siento fuera de grupo porque cuando me preguntan la edad digo que cumplí 72, pero tengo 20. Creo que únicamente así se puede interactuar con gente joven, con quienes El Mejunje ha hecho su trabajo fundamental. He sabido llevar este principio durante más de 30 años, teniendo en cuenta que los jóvenes que hoy vienen aquí son los nietos de aquellos que fundaron y crecieron en El Mejunje y, tal vez, hoy son los adultos mayores que vienen al danzón, a la matiné o al filin.

No se puede trabajar con jóvenes con un pensamiento viejo, porque no puedo idílicamente pensar que los jóvenes de ahora tienen las mismas inquietudes y necesidades de cuando yo cumplí los 20 años. Cuando aquello no existían la cantidad de medios ni había la educación de tienen ahora, a pesar de las carencias. Por tanto, la comparación no sería buena nunca, cada época tuvo su juventud.

Tuve el privilegio de ser un joven de la etapa de una Revolución naciente, de las grandes utopías, de las tareas que la gente cumplía porque realmente sentía esa necesidad. A los jóvenes actuales no les puedes pedir lo mismo. Hay que entusiasmarlos, hay que buscar que también respondan a muchas de esas cosas; y en muchos aspectos el discurso se nos ha quedado viejo. Creo que la consigna será efectiva si realmente tiene una relación con la realidad que el joven de hoy vive, que esta bombardeado por muchísimas cosas; cada quien tiene un celular, por ejemplo, con el que pueden hasta dormir. Con esa juventud hay que trabajar y eso es lo que estoy haciendo. Tratando de llevar de una manera instructiva, educativa, sin” teque”, todo aquello que identifica al Mejunje.

Ramon Silverio
Ramon Silverio

Por esa razón, muchos jóvenes que entramos aquí, no solo decidimos quedarnos en lo que reconocemos como La Casa, sino que, en algún modo, uno siente que evoluciona interiormente. ¿Qué alquimias contiene El Mejunje de Silverio que nos convierte en otro tipo de ser humano?

Creo que El Mejunje es un lugar que está fuera de tiempo porque está muy adelantado a su época. Los jóvenes que vienen aquí se han formado en un ambiente diferente, mucho más tranquilo y seguro. Muchos que vienen desde niños tienen un disfrute de la libertad espiritual. Porque puedes vivir bajo un régimen, el más opresivo del mundo, pero la libertad está en uno. La mayoría de la gente no es libre porque tiene miedo a la sociedad o a una religión, es muy difícil.

El Mejunje tiene una juventud muy participativa, que viene aquí a disfrutar el arte y a sentirse bien, no hablar de carencias ni de políticas, sino a hacer amigos, a disfrutar las compañías. La gente aprende a ser solidaria y a compartir lo que tiene. También asiste una juventud culta y con alto nivel educacional. Aquí vienen muchos profesionales, de la universidad, o estudiantes; y por supuesto tienen las características del que realmente tiene una carrera. No quiere decir que eso te haga un hombre culto. Conozco mucha gente de mi generación que eran analfabetos y, sin embargo, tenían una cultura que iban adquiriendo en la vida, pero es eso. Hacer que no haya discriminación de ningún tipo. Un espacio en el que gays y políticos de cualquier parte del mundo se comuniquen, se respetan… y esa es la sociedad.

El Mejunje, aunque ha tenido espacios para todos, le ha huido mucho al guetto. Este es para gay, para rockeros, para viejos, para nuevos, para negros o para blancos. Yo creo que la sociedad no puede dividirse más, sino debemos tratar de hacer unión y de incluir a todos. Creo que si alguna labor ha hecho El Mejunje, es de inclusión.

El Mejunje es como una marca que se lleva siempre. Donde quiera que estés vas a recordar: ahora estuviera yo en la Trovuntivitis, ahora estuviera yo en el Viernes de la Buena Suerte. Yo creo que para la gente El Mejunje es una actitud ante la vida que se relaciona con el hecho de pertenecer aquí. En estos tiempos de pandemia se vio que cuando nada más hubo una apertura vinieron para acá a disfrutar, a encontrarse todos los asiduos.

También el espíritu que tiene este lugar, que es un espíritu libre, que no hay nada que romper, es algo que la gente disfruta y que hace a las personas sentirse dueñas. El Mejunje es una gran escuela para quienes lo visitan y para mí, que constantemente estoy aprendiendo de lo que transmiten y proponen.

¿Cuáles son los espacios que están intencionados en función de la joven vanguardia artística?

Aquí todo ha surgido de manera muy espontánea. La Trovuntivitis comenzamos a hacerla en el Bar Tacones Lejanos. Venían pocas personas y las novias de los trovadores, muchachos muy jóvenes entonces. Pero un amigo trajo a otro y ese a otro y hubo un momento en que había 30 personas dentro del bar y el resto afuera sin poder ver nada. Y decidimos hacer la trova en el patio porque la misma vida, las circunstancias, propiciaron el crecimiento del espacio. Así surgió la Fiesta House, la peña Arráncame la Vida, de Vizcaíno. Hoy se realizan todos en el patio con muchísimo público.

Esa variedad de actividades es lo que hace que quien un día vino a la trova, otro día vaya al rock y a la inversa. O alguien ve una película y le gustó tanto que vuelve por más. Es lo que te hace un asiduo. Digamos, el club Extraños en la Noche de Freída Anido, puede parecer una cosa para viejos, pero, sin embargo, el público que viene es joven.

Pero también hay una labor educativa e instructiva subyacente.

Hay que buscar maneras de conquistar y enamorar a las nuevas generaciones. Porque a veces uno se acomoda y de pronto te das cuenta de que un espacio debe cambiar porque está en crisis. Y las crisis para mí son fuentes de desarrollo. Me doy cuenta de que hay algo que darles un vuelco a las cosas. Algo interesante, por ejemplo, es que los domingos estamos haciendo La máquina del Tiempo y el Cabaret Putería. Las cosas tienen que ser atrevidas, no pueden ser encartonadas. El Cabaret de la Trova se me ocurrió un día y es un espacio que a la gente le gusta muchísimo. La Máquina del Tiempo es una gran clase de historia divertida y animada. Tenemos otra actividad con los raperos, Gente sin Zona, que es la dedicada al hip hop. Esos son propuestas bastante educativas vamos a decir, aunque todos los espacios lo son.

Hay que ir moviéndose siempre, tú piensas que ya lo inventaste todo y te quedan cosas por inventar. A mí no se me ha ocurrido todo lo que se hace en El Mejunje, lo que siempre he estado alerta a lo que la gente me ha ido proponiendo y he tratado de que, si un proyecto o idea tienen cabeza y tienen sentido, poderlo expresar, pues a lo mejor queda en el camino, pero bueno, tuvo su buen momento.

Usted que ha visto crecer tantas generaciones en El Mejunje dentro de la élite artística de la ciudad, ¿qué aconseja a la joven vanguardia artística de hoy?

Hay que trabajar porque los éxitos artísticos son efímeros. Hay que entregarse. ¡Y la modestia! Yo creo que el artista más grande es el que más modesto es. Cuando tú conversas con las grandes figuras de la cultura te das cuenta.

También hay que estar en los campos y hay que incluso asumir las crisis. Nosotros no podemos dejar de llevar el arte, y mucho menos a las zonas de silencio. Esa es una de las cosas que he tenido siempre, fidelidad a mi origen campesino. Yo creo que no nos queda público por complacer: obrero, campesino, convictos e intelectuales.

Por ejemplo, en estos momentos estamos haciendo Zona Rosa. Es un espectáculo que a veces la gente no lo pueden concebir porque está lleno de transformistas. Un show llevado a los campos más remotos con una aceptación total. En el verano hicimos casi 20 funciones con mucho público, aunque regulado por la pandemia. Tú no te puedes quedar trabajando la comunidad LGBT en El Mejunje, porque aquí nadie es homofóbico. Hay que explorar en los campos e ir llevando ese mensaje a los barrios.

Nos montamos en un camión, si es preciso nos llevamos una carpa y hacemos un camerino, pero ese espíritu es el que a mí me gusta llevarle a la gente, porque hay que dar le espectáculo como sea. Dando un mensaje de respeto y de amor. Ahí está la cuestión de lo que pueden hacer los jóvenes… entregarse al trabajo humildemente.

¿Es difícil el trabajo con jóvenes, Silverio?

No, para nada. Solo hay que entender. A esos que dicen que la juventud está perdida yo les digo que la juventud está más encontrada que nunca, los que están perdidos son los que no los entienden. Es muy bonito. Y cuando pasa el tiempo ves que lo que hiciste fructificó. Además, la mayoría de las agrupaciones teatrales, artísticas y las literarias, comenzaron aquí casi todos. Los más interesantes movimientos culturales de la ciudad tuvieron como fuente El Mejunje.

En esta espontaneidad y en este mundo los grandes poetas leyeron sus primeros versos cuando eran desconocidos prácticamente: Ricardo Riverón, Jorge Luis Mederos (Veleta), Arístides Vega, Berta Caluff y Lorenzo Lunar. Después se convirtieron en grandes escritores. Los músicos de La Trovuntivitis empezaron siendo niños. Agrupaciones como Aceituna sin Hueso, grupos de teatro de cualquier provincia, estrenaron sus primeras obras. Este es un lugar de lanzamiento del arte joven.

Hemos tenido presente darles espacio a aquellos en quienes no habían creído. Pero también ha redescubierto a grandes personalidades olvidadas como Los Fakires, Saidita Castiñeiras, quienes se habían retirado y pasado de moda. Los Fakires fueron un fenómeno otra vez para los jóvenes, a partir de que empezaron a tocar en El Viernes de la Buena Suerte.

Entonces, realmente tú no puedes hablar de la cultura y de la vida social de esta ciudad sino hablas de El Mejunje, que ha hecho que esta sea una ciudad inclusiva, sin homofobia, gracias a los jóvenes y al apoyo institucional que se le ha dado para poder desarrollar todas estas campañas.

Hemos estado en zonas de desastre como el primero, sin pedir permiso. Cuando hacemos falta no me quedo contemplando por la televisión, sino que vamos a ver qué mensaje podemos llevarle a esa gente que se le cayó la casa y cómo hacerles más llevadero ese momento. A mí siempre me ha gustado ser protagonista, no espectador.

También hay que agradecer a toda la gente que me ha seguido; los actores, el público, los artistas, a quienes yo nada más tengo que convocar y casi todos acuden. No hay un lugar en Cuba que tenga el poder de convocatoria que tiene El Mejunje. Hemos pasado por momentos en que no hay dinero, pero ellos vienen, para no perder el espacio, por un problema de amor a la gente.

Doblemente Maestro, de profesión y también por el reconocimiento que le hizo la AHS en el año 2010. Algún otro comentario sobre el significado de ostentar ese premio que legitima la forma en que lo ven los artistas del terruño.

Fui muy afortunado cuando me entregaron el Premio Maestro de Juventudes, en primera instancia por haber pensado en mí, pero también porque tuve la dicha y la suerte de que me lo entregaran junto a Verónica Lynn, Eusebio Leal, Frank Fernández, Omara Portuondo, Alberto Luberta y a Ambrosio Fornet. Yo fui muy afortunado por recibir un premio junto a tantas glorias de la cultura cubana.

Usted, entre ellas, si me permite.

Creo que ese fue un premio agregado, la posibilidad de compartir con esas personas.

Sonríe bajo las alas de su sombrero de guano. Mientras me despide, recibe al organizador y productor de La Máquina del Tiempo y comienzan a despachar ahí mismo. Pienso que, en verdad, cuando se tienen 20 años, así durante toda la vida, se vive el tiempo con la intensidad que corresponde.


Delfín Prats en la intensa luz de su poesía

cubiertas cortesía de Ediciones La Luz

Delfín Prats se inclina sobre la mesa, abre el libro y busca la página precisa aunque no la necesite; podría asegurar que Delfín se sabe casi de memoria la mayoría de sus poemas.

Oscurece sobre Holguín, es verano, justo ese momento indescriptible en que la tarde agoniza y deja escapar sus últimos estertores en la calidez del trópico. En la terraza de Ediciones La Luz, a pocos metros del salón Abrirse las constelaciones, nombrado así precisamente por uno de sus poemas más conocidos, Delfín Prats —ese poeta inmenso al que los jóvenes disfrutamos y sentimos cercano, generacional— lee irresoluto y tempestuoso, varios de sus textos. Lo hace con una soltura poco común, un desenfado particular, una especie de gracia aurea que lo invade todo sin remedio.

 

La voz casi performática de Delfín se esparció aquella tarde en La Luz, una editorial que lo ha tenido como ángel tutelar, entre escurridizo y vital, casi desde los días fundacionales en 1997, para reafirmarnos esas palabras harto conocidas: Delfín Prats Pupo, autor de apenas unos pocos libros, que ha escrito y reescrito desde su germinal Lenguaje de mudos en 1968 hasta su Poesía completa, que justamente le publicara Ediciones La Luz, y con varias nominaciones a un Premio Nacional de Literatura que cada año los seguidores de su obra esperamos reciba, por una cuestión de justicia literaria, de verdadero calado en el corpus lírico nacional, es uno de los escritores más necesarios de Cuba.

 

Por un buen tiempo guardé en mi celular un video —hoy perdido lamentablemente en algún desliz tecnológico— en el que Delfín leía —o buscaba en los entresijos de su memoria— en aquella peña estival donde un joven acompañaba a un autor reconocido, aquello de No vuelvas a los lugares donde fuiste feliz/ a la isla que con él recorriste/ como Adriano los dominios de su imperio/ con el muchacho de Bitinia/ (ese mar de arenas negras/ donde sus ojos se abrieron al asombro/ fue solo una invención de tu nostalgia).

La Luz, después de su nacimiento con Bufón de Dios, del entonces joven decimista José Luis Serrano, siguió “un camino azaroso, con discontinuidades y parpadeos que amenazaban la permanencia de un sello que en sus inicios sumó los primeros libros de algunos autores o dio continuidad a la carrera literaria de otros”, escribió el poeta Luis Yuseff en “Recorrido de la luz: onda o partícula”, prólogo al Catálogo de la editorial 1997-2015.

Muchos de estos títulos aparecieron en la colección Libros de Bolsillo, a la que seguiría una época de coedición con Ediciones Holguín. A partir de 2000, el sello de la AHS en Holguín no volvió a publicar en solitario hasta 2006, cuando —gracias a diferentes empeños, tenacidades y gestiones, subraya Yuseff— salieron a la luz tres títulos que pudieron presentarse en la Feria Internacional del Libro de La Habana, entre ellos una selección de poemas de Delfín Prats aparecida en la colección Capella, con ilustración de cubierta de Armando Gómez: Striptease y eclipse de las almas. Desde ese momento —y sospechamos que desde los propios orígenes— la obra de Delfín estaría ligada a La Luz.

Al año siguiente, en 2006, la editorial estrena la colección Abrirse las constelaciones, homenaje explícito a Delfín. El primer libro aparecido en esta colección —y también primero del autor— sería Fábula del cazador tardío, poemario del holguinero Moisés Mayán.

La mayoría de los títulos publicados en La Luz pertenecen al género lírico: Muchacha de Eliot, de Alina Alarcón; Toda la sombra, de Kiuder Yero; Herederos de la culpa, de Lisandra Navas; Música de fondo, de Yanier H. Palao; Tratado sobre la emoción, de Fabián Suárez, entre otros libros. Pero incluiría, además, otros géneros: Morir con las botas puestas, cuentos de Alex Jorge, Cierra la boca, teatro de Yunior García…

Poco después, en 2009, la AHS le entregaría el premio Maestro de Juventudes, a propuesta de la filial holguinera, en un acto presidido por el entonces ministro de Cultura, Abel Prieto. Era un acto de justicia reivindicativa a uno de los autores más influyentes en los jóvenes poetas cubanos. Más de una generación, desde la cristalizada a fines de los años 80 hasta acá, había sentido cercana la obra del poeta holguinero nacido en La Cuaba, en 1945.

cubiertas cortesía de Ediciones La Luz

En 2010 en la colección Quemapalabras —estrenada poco antes con El sol eterno. Antología de jóvenes poetas holguineros—, La Luz publicó un audiolibro con la poesía de Delfín. El brillo de la superficie, gestado por el poeta y realizador audiovisual Pablo Guerra, quien dirigiera, además, un documental homónimo en el que registra las sesiones de trabajo, fue grabado por Delfín en mayo de 2010 en los estudios de Radio Holguín La Nueva. Por primera vez su voz quedaba “atrapada” en un audiolibro —que se reeditaría en 2017—, mientras leía y comentaba los poemas. Ya no podría deshacerse de ella, pasaría de USB en USB entre los jóvenes lectores, sería escuchado en la intimidad del hogar, en los reproductores cerca del mar… Ámala pero ámala/ como si todo hubiese concluido y pasado/ como si desde el futuro más remoto/ recordaras el vino de tus mejores años/ el verano de mil novecientos ochenta/ el catorce de abril/ cuando fue tuya/ en un hotel cercano del mar/ cuyas ventanas no daban al mar/ pero en el viento su rumor llegaba/ y ella venía a ti como una ola/ muriendo a las orillas de tu cuerpo.

La Luz estrenaría en 2011 la colección Analekta. Al sencillo formato horizontal y su corta tirada, se añade la ventaja de su fácil elaboración, en comparación con otros libros de mayor producción, y el hecho tangible de haber publicado el primer texto de muchos autores locales y de otros lares. El libro que inició esta colección, la Analekta 1, fue justamente Los mundos y las sombras, de Delfín Prats. Con ilustración de cubierta de Miguel Ángel Salvó, el libro contiene los poemas “Alguien está tocando una trompeta”, “Lento y difuso”, “La sombra de una mujer que amó”, “Velas”, “Evadida” y “Cavas”.

Con la inauguración de la hermosa sede actual de La Luz —donde una vez estuvo ubicada la AHS holguinera y en un local de esta, la editorial— en la calle Maceo 121 altos, el salón de presentaciones recibió el nombre Abrirse las constelaciones, homenaje al autor de Para festejar el ascenso de Ícaro, Cinco envíos a arboleda y Lírica amatoria.

Otro momento particularmente especial —tanto para la editorial como para el autor— fue la publicación en 2017 de El brillo de la superficie, la poesía completa de Delfín Prats.

Con motivo del aniversario 50 del Premio David de Poesía a Lenguaje de mudos, libro prístino de Delfín, La Luz propuso esta suerte de Poesía Completa organizada por el propio autor. “El brillo de la superficie no es una simple sumatoria de poemas en la vida de un hombre, sino una reivindicación necesaria —muy a su pesar— a una de las voces más singulares y exquisitas de la lírica hispanoamericana. Desde el mismo centro, donde se fraguan los secretos privilegios de la existencia, el autor de estos poemas ha sabido dotar de una brillantez inusual la indiscreta superficie, donde casi nada es lo que parece”, leemos en la nota de contracubierta del libro, con prólogo del poeta, narrador y ensayista Ronel González, uno de los mayores estudiosos de la obra de Delfín.

“Poeta intenso y meticuloso, dueño de la palabra y su connotada polisemia, Delfín Prats penetra en las interioridades de su isla que es la sumatoria de tosas las islas, replantea la cubanidad como un nexo indeleble con sus modos particulares de aprehender el entorno y nos dice que, de algún modo, él también es la suma de las aspiraciones de un siglo que se extingue para que nazca otro, un tránsito iluminado cuya mayor gloria es haber estado cara a cara y establecido un diálogo intemporal con las esencias de la Poesía”, escribe en el prólogo Ronel, autor de Temida polisemia. Estudio de la obra literaria de Delfín Prats, publicado por Ediciones Áncoras, de Isla de la Juventud.

cubiertas cortesía de Ediciones La Luz

Recientemente Delfín publicó, por Ediciones Holguín, El huracán y la palma, una peculiar antología de la poesía cubana que constituye “un acto de reverencia” y “no tiene otro propósito que el de comunicar a sus lectores mi experiencia en esa materia resbaladiza que es la poesía, en este caso la escrita en nuestra patria”, escribe. Y añade: “Nuestra selección tiene como destinatario a la gente que necesita la poesía, que busca en ella respuestas a sus interrogantes vitales. Estos poemas son una fiesta de humanismo y belleza que dedico a los jóvenes cubanos y de otras latitudes dentro del ámbito de la lengua”. Desde José María Heredia hasta Juan Carlos Flores, pasando por Milanés, Martí, Casal, Poveda, Guillén, Lezama, Piñera, Baquero, Eliseo Diego, Vitier, Padilla, Nogueras, Hernández Novás, entre otros, Delfín nos entrega una selección de textos de escritores ya fallecidos que integran parte del selectísimo cuerpo poético del país.

Aunque asegure que está “desasido de todo proyecto” y como el barco ebrio de Rimbaud, pretende “ir descendiendo por ríos impasibles”, por suerte esta no parece ser su poesía completa, ni mucho menos definitiva. “Escribí un poema”, me dijo Delfín hace poco. “Lo leí en la peña en Ediciones Holguín, pero aún no está terminado”, remató.

Un nuevo poema escrito por Delfín —que escribe tan poco, que insiste en reescribir versos y hasta eliminar dedicatorias de antaño de sus poemas— es una buena noticia para quienes seguimos su obra. Esperemos que su afán detallista nos deje conocerlo pronto.

Delfín carga el peso de su condena sin embestir contra los filisteos. Sabe muy bien, porque los tanques de la guerra vuelven en sueños a conmover la noche, que vivir en un recobrado y dulce lugar llamado humanidad no es suficiente. Por eso el bardo prefiere un largo alegato de amor y se decide únicamente por esa belleza transitoria y efímera.

Delfín Prats ha acompañado los viajes de la luz y la poiesis. Ambos le protegen como fieles guardianes de otros tiempos. El poeta, en cambio, sabe que sus versos se asomaron mucho más allá/ ellos vieron/ del otro lado del horizonte/ abrirse las constelaciones.


Cosme Proenza: «Lo grande que tiene el arte es su capacidad de expansión»

Cosme Proenza Almaguer (Holguín, 1948) ha creado un discurso propio que lo hace distinguible en el ámbito artístico cubano. En series como Manipulaciones, Boscomanías y Los dioses escuchan, Cosme ha forjado reconocibles “mitologías individuales”, donde diferentes signos e intertextualidades acompañan al ser humano en un vía crucis artístico constante a través del estudio de los códigos del arte europeo.

foto adrián aguilera

Esta entrevista tuvo dos momentos: el primero a fines de 2016, cuando la Asociación Hermanos Saíz (AHS) le entregó el premio Maestro de Juventudes; y el segundo casi en idéntica fecha, pero en 2018. La primera vez Cosme había terminado su serie Variaciones sobre temas de Matisse, y varios de los cuadros colgaban de las paredes de su casa, mientras trabajaba en una de las “Estaciones”, que toma como referencia la obra de Pieter Brueghel, el Viejo. Ya en 2018, Variaciones… se había expuesto en el Centro Provincial de Arte de Holguín, y había dejado sorprendidos a muchos admiradores de su trabajo; mientras que uno de los cuadros de aquellas “Estaciones”, después de ser exhibido en alguna muestra colectiva en la ciudad, terminaba en manos de Kiril, Patriarca de Moscú y toda Rusia. Por tanto, se nos hacía necesario el reencuentro, el diálogo ameno casi al atardecer, al amparo de una de sus vírgenes de la Caridad del Cobre.

—Cosme nació en un barrio llamado Santa Rita, a ocho kilómetros de Tacajó, en la antigua provincia de Oriente. ¿Cuándo supo que las imágenes le impactaban de una manera diferente?

―El Tacajó de mi infancia era el de la compañía norteamericana, con un parque muy lindo que atendían japoneses, y un administrador que allí era el gurú.Vivía en una finca preciosa, hoy un marabuzal fabuloso. No fui un niño prodigio como Mozart. Me gustaba mucho la pintura y en mis caminatas a Santa Rita me daba tiempo pensar. Me estaba leyendo cosas muy gordas en esa época, los tratados de Ortega y Gasset, por ejemplo. Eso me creó una base que hoy día agradezco, porque me hizo saltar en el pensamiento. Aun viviendo allí era profesor en Holguín. Trabajaba los fines de semana como un trastornado, en uno de los cuartos de la casa que daba para la calle, frente a una ventanona grande y con un bombillo encendido. Allí, y también en Santa Rita, pinté una buena parte de mi obra, incluso cuadros que he utilizado en exposiciones recientes.

—La habanera Escuela Nacional de Arte viene a ser un parteaguas ―incluso generacional― en la carrera del Cosme artista. ¿Qué le aportaron estos años en Cubanacán?

—Llegué a Cubanacán en 1969 con una visión y una experiencia diferentes. Había pasado tres años en el servicio militar, pero cuando me encontré allí resulta que el régimen de beca de Cubanacán era mucho más militar que la unidad donde estuve. Había que marchar a toda hora. No sé cómo no acabamos con el Country Club dando patadas en el piso. Era un régimen muy duro, muy de caerle atrás a la gente; pasaban lista a toda hora. Esa época parió buenas cosas, porque tuvimos buenos maestros. Antonia Eiriz fue la excelencia de las excelencias. Ella marcó toda una generación, de Tomás Sánchez hasta Zaida del Río, y quizá un poco más. Marcó duro, porque Antonia era una mujer muy potente, bellísima y, además, con un carácter agudísimo. Era como un látigo, pero de seda. Allí conocí en esa época a pintores importantísimos, como Antonio Saura, que iban a verla.Parece que esas cosas aceleran el espíritu, nos hicieron crecer como generación. Fue una época que generó muchísima espiritualidad, parece que la carencia… En la beca nos daban las seis de la mañana en el piso, creando. El dibujo que está expuesto en el Museo Nacional de Bellas Artes lo hice en esos años en el piso de la beca.

—De profesor en la holguinera Academia Profesional de Artes Plásticas El Alba, Cosme viaja al Instituto de Bellas Artes de Kiev, Ucrania. ¿Cuál fue el resultado de “enfrentarse” con una cultura milenaria y diferente como la ucraniana?

—Recuerdo que antes de irme a estudiar estábamos en una exposición de profesores y un pintor me dijo: “Ja, te perdimos”. “¿Por qué?”, le pregunto. “Porque ahora vas a venir para acá hecho un realista socialista”. Entonces Yánez, profesor mío también, le respondió: “No, Cosme es un pintor formadísimo, él lo que va es a absorber de allí lo que necesite y lo otro lo va a dejar allá mismo”. Es decir, no traje de allí nada que no fuera el conocimiento.

de la serie variaciones de matisse

—¿Y estos estudios europeos influyeron en la concepción de sus “mitologías individuales”?

—El discurso de análisis de mi obra tiene mucho que ver con el aprendizaje tecnológico, independientemente de las exigencias del realismo socialista, un arte estatal, y subordinado. Allí había dos opciones: seguías con la pintura de caballete o continuabas la especialidad en pintura monumental. A mí esta me pareció fabulosa, porque en La Habana había dado clases con un ayudante de David Alfaro Siqueiros y tenía una previa muy buena. Además, el profesor era un hombre muy librepensador. Poníamos las poses como queríamos, la cuestión era que trabajáramos con gusto. Nos enseñó tecnología de la pintura, desde el principio del óleo hasta hoy. Viví seis años en esa ciudad, que no es poco tiempo. Aprendí mucho y disfruté la gran cultura ucraniana y rusa.

—Manipulaciones (1990-1993), Boscomanías (1994-ca.1997) y Los dioses escuchan (a partir del 2000)…

—Antes de Manipulaciones, que es una postura de análisis posmoderno, hice otras cosas. Cuando regresé de Ucrania realicé mi exposición del regreso en la biblioteca provincial de Holguín. También hice una primera exposición de cuando me gradué en Cubanacán, en 1973; además, dos exposiciones de copias de grandes pintores, en 1975 y 1978. Fue el primer paso hacia una estructura de análisis de lo que iba a trabajar en el futuro, pues estaba democratizando las cosas, exhibiéndolas, dando conferencias. De ahí seguí con el estudio del Renacimiento sobre todo. Irlo mezclando con visiones mías más contemporáneas; hice cosas mejores, hice de todo, porque para aprender tienes que machacar. En Boscomanías estudié la obra de El Bosco,y su trascendencia. Todas las relaciones que existen en la historia, esas idas y vueltas, son para mí, muy importantes.

—Muchos opinan que pintar es una manera de ir dejando partes de uno mismo en cada obra. Y eso conlleva preguntarle: ¿hasta qué punto un pintor “va dejando su vida” en la pintura?

Esa idea tiene que ver con lo que nos dejó el romanticismo como pensamiento del arte: es el artista, como decía Antonia, enredado en un trapo negro imaginándose las cosas. Musa, no, la mía es secretaria. Sí, entra a trabajar por la mañana cuando desayuno y se va por la tarde. Trabajo como trabaja cualquier persona, no dependo de una inspiración, eso sí, cuando inicio un sector de estudio, lo hago hasta reventarme y lo disfruto. 

Uno tiene que saber qué quiere y para qué lo quiere. El que realmente vea mis cuadros pensando que va a encontrar el estilo personal, los sufrimientos y las pasiones de los pintores modernos, está muy fastidiado, por ahí no me va a encontrar. Si me busca a través del conocimiento, sí, como una persona estudiosa de una cultura, una tradición. Mi vida ha sido un poco la interacción, no el reflejo. Reflejar es otra cosa. He interactuado con todo este mundo y esa interacción marca mi forma de ser y de pensar. Cuando trabajo con el código de Occidente estoy trabajando con un código que no nos es ajeno, porque Cuba fue colonizada, hablamos el idioma de una cultura milenaria, con los sedimentos árabes y demás que ya esa cultura traía. Logramos tener la riqueza de vocablos aborígenes, africanos… porque somos un maremágnum de mezclas.

Soy un resultado más de eso. Creo que reflejo algo que tiene que ver mucho con lo cubano, pero no con lo cubano sígnico, desde el punto de vista de lo que la gente reconoce o cree reconocer como cubano. Cuba es más que eso: no puedo permitirme concebirnos como una palma real o un cocotero con cuatro mulatas bailando debajo y tomando ron. Debo sentir que me gusta el cuadro, que lo que estoy haciendo es bueno, o al menos digno. Lo grande que tiene el arte es precisamente su capacidad de expansión. La belleza es imperdonablemente adhesiva, no hay manera de escapar de ella.  

—Eso me lleva a otra idea suya: “Creo, como Warhol, en ella y comparto con él que si algo quedará del arte será su belleza”.

—La belleza de las ideas, de las obras de arte, sean cual fueren, el soporte que sea, la locura más aparente: permanece. El hombre es un productor de arte por los siglos de los siglos. No importa cuál sea el medio, el soporte. Todos los soportes son válidos; creo que Da Vinci hubiera hecho hoy día videoarte. Creo saber cómo ir al público, y como llevar determinada idea o lenguaje hasta un grado de comprensión. Si la gente disfruta, me basta y me sobra.

—Aunque hay narración en su obra, ha dicho que no le gusta ser anecdótico: “Soy de los que rehúye la anécdota…”. ¿Por qué?

—No puedo hacer una pintura anecdótica porque no trabajo con relatos. El mío es un relato epocal, de una época muy larga que abarca siglos. Por tanto, un cuadro te puede contar una pequeñita faceta de una historia, pero esa historia se imbrica en otra y en otras… y son como la evolución de la humanidad. Una detrás de la otra y si no, no tiene sentido.

—Cosme ha realizado dos amplias exposiciones personales, a manera de antologías de su obra: Voces del Silencio (MNBA, 2002) y Paralelos. Cosme Proenza: historia y tradición del Arte occidental (Centro Provincial de Artes Plásticas de Holguín, 2011).

—Paralelos… es la columna vertebral de mi obra. Comparé diferentes etapas del arte en relación con mi trabajo. Dentro se hallaba Medio occidental o el fin justifica el Medio, que era la capilla que había abajo e hice para esa exposición. Medio es lo que utilizas, el óleo; y occidental, de Occidente, y alude, a su vez, a la hibridez insoslayable de nuestra cultura. Lo que se reflejaba allí, en esa capilla, era el principio y el final de la pintura: seis siglos de existencia resumidos. El fin de una manera de entender la cultura, la modernidad, o las grandes narraciones.

Por dentro estaba el siglo XV, la primera gran obra importante al óleo, el Políptico de Gante, y por fuera estaba toda la escuela abstracta norteamericana, el fin de eso; es decir, ya la pintura se acabó ahí, llegó a la belleza total con la abstracción. Cuando la expresión es igual a la belleza máxima y la belleza máxima es un cuadrado de un solo color, no hay nada más. Tope. ¿Y después de eso qué hay, si ya está a tope? Con la invención viene el juego, hasta hoy día con las cosas que se hacen, que son arte, artes plásticas, pero que no tienen pinceles ni pintura, o que ya no necesitas pinceles para hacer pintura. Si tuviera edad haría eso.

No olvido que en la entrada de la Bienal de Venecia observé la pieza de unos norteamericanos: un tanque de guerra bocabajo. Ellos llevaron cinco deportistas que, corriendo, movían las esteras del tanque. ¿Cuánta inteligencia, contenido y maravilla? Mis respetos. Era la belleza de la sensibilidad humana, que no tiene parangón. Ya no tengo oportunidades, lo mío es otra cosa. Lo que pasa es que estas exposiciones se insertan dentro de la contemporaneidad. Tengo más de 70 años, pero mi obra no deja de ser contemporánea, porque es una obra de análisis, que no trabaja con algo muerto.

foto adrián aguilera

—Y respecto a la muestra en Bellas Artes, en 2002…

—Esa fue una curaduría no hecha por mí, se presentó entonces, por otros, todo lo que se creía que era mi trabajo. Entre todo este cuadro –Cosme señala la primera obra de su conocida serie Los dioses escuchan, fechada en 2000, que custodia, imponentemente, detrás de nosotros, una de las paredes de la casa–, con el que no estoy en contra, pues todo es mi obra. Este lo bautizó, tú sabes quién, Abilio Estévez. Él es mi gran amigo, estaba un día en mi casa y yo había empezado este cuadro. Se hospedaba en el hotel Pernik y me llamó por la noche: “Coño, cabrón, ese cuadro tuyo no me dejó dormir anoche”. Le digo: “Ni que fuera un bicho tan feo”. “No, precisamente la belleza no me dejó”, y me metió un teque de esos. “Cómo se va a llamar esa obra”. Le dije: “Yo primero hago a los muchachos y después los bautizo, y a veces no soy muy bueno poniendo nombres, por qué no se lo pones tú que eres escritor”. “Tú me das ese honor”. “Pues sé padrino”. “Me da pena, yo después te llamo desde La Habana. Te voy a dar una lista, tú escoges el que te dé la gana”.

Luego me llamó: “Cosme, aquí tengo la lista. Dime cuál te gusta. El primero es –casi siempre el primero es el que sirve, lo demás se repiensa– Los dioses escuchan”. “Ya no me digas más nada”, le dije. “De verdad no te digo”. “Ya no me digas más nada, el esfuerzo posterior no me interesa. Me interesa esa eyaculación poética tuya”, le respondí.

—Cosme, ¿alguna vez ha sentido que esas imágenes que una vez pintó de forma apasionada han “muerto” para dar paso a otras imágenes nuevas?

—Sucedió, precisamente, con Los dioses escuchan. Era un cuadro, pero se convirtió en una serie muy larga. Una poética que tiene un sentido hasta un momento determinado, no puedes amarrarte con ella porque te mueres. Recuerdo que en Madrid estábamos exponiendo en el Pabellón de Cuba, y entonces un representante de Christie’s me dice: “¿Maestro, cuándo vamos a subastar? ¿Quiere hacerlo este año o el que viene?” Le digo: “No, no, no…” “¿No, no tiene cuadros?”. Y le respondo: “Cantidad”. “¿Pero, por qué?”, dice. “No, mire, sería un poco amarrarme al mercado, mi pintura nada tiene que ver con eso; yo vivo de ella, se venden mis cuadros, pero mis cuadros no se hacen para eso. Los conservo, los colecciono, pero si me subasto con ustedes y da la casualidad que sale bien subastado, me hacen una oferta de cinco años de esclavitud y no puedo pintar otra cosa que no sea lo que a ustedes les dé la gana”. Él me miraba y me dijo: “Joder, primer cubano que me dice eso”.

—¿Por qué ha dicho que ha realizado su obra en condiciones adversas?

—Vivimos en un país tropical, somos la llave del Golfo pero con una historia convulsa, de carestías, sueños y realidades. Si quiero pintar algo y no lo tengo, me las tengo que ingeniar. Eso te hace buscar soluciones, pero es difícil. Yo empecé a conocer museos casi a los 40 años. Lo angustioso de la carestía es también la falta de información visual que necesita un artista. Mi obra ha sido construida a partir de libros, con unas impresiones malísimas. Las primeras reproducciones que tuve eran en las páginas centrales de la revista Vanidades, pero gracias a que se me ocurrió estudiarlas, empecé a pintar a partir de estos maestros. Tienes que arriesgarte y aquí vivir en Holguín es un riesgo.

—A propósito, ha dicho que “Holguín son dos: el Holguín que es mi casa y el que está de la puerta para afuera”. ¿Qué significa Holguín en la obra y la vida de Cosme Proenza?

—Tu casa es un lugar donde habitas, tu predio, tu patria; donde mandas o eres mandado. Aquí experimento la admiración, pero no la admiración esa de sentirme un ícono, sino el orgullo que siente la gente al saber que aquí hay una persona que es reconocida, nombrada… Incluso aunque no entiendan el arte que haces. Y trabajar en estos sitios con la alta cultura trae precios, si no lo manejas a lo largo del tiempo. Tengo una vida artística realizada y no me ha hecho falta estar en La Habana; sin embargo disfruto mucho el que alguien que no es intelectual, que es una gente común, le guste mi obra. Me siento muy seguro de lo que he hecho, aunque la gente no siempre conozca el interior. Ser, desde Holguín, reconocido, visto, vale más que cualquier otra cosa; eso no se compra bajo ningún precio ni circunstancia. Así seguiré trabajando y después de una serie, haré otra más.

—Usted ha dicho también: “Yo trabajo con la superficie, con la cáscara de toda la pintura histórica. Ya no es manipular, porque ya manipulé bastante con otros elementos, donde eran evidentes las manipulaciones de la historia del arte”. ¿No le molestaría que le llamaran alegórico o paródico, en el buen sentido de recrear y reinventar su obra, o volver a una tradición y trabajar sobre ella, como si fuera de la copia al homenaje, y de este a la inversión?

—La alegoría es una palabra que no cabe en toda mi obra.

—Entonces, no se considera alegórico… ¿Por qué?

—No, son signos e intertextualidades. Mira ―señala uno de los cuadros de la serie Variaciones sobre temas de Matisse—, cuando la gente lo ve, está acostumbrada a aquello. Esto es un estudio de la obra de Matisse, lo fui mezclando con obras importantes, íconos de la historia del arte. Estoy mezclando algo que es imposible de fusionar, pero lo logré, está mezclado. El símbolo es otra cosa. Matisse estuvo en mi gaveta muchos años. Lo copié en esas dos exposiciones iniciales. Fueron hechas precisamente como puntos de partida para investigar. Primero estaba saciando la sed de mezclar, de estudiar… Eso no es nada fácil, es una tarea descomunal que gracias a la tecnología del libro he podido desarrollar desde un rincón tan apartado de todas las esferas.

Después, fue pasando el tiempo y creé una especie de columna central que era la que soportaba este discurso, y ya estaba establecida, organizada, recuperada. Aquel no era el momento con Matisse, sino ahora, divertirme con él después de viejo. Con una carga de trabajo y experiencia. No es que Matisse no sea serio, pero para cantar tienes que aprenderte las notas y Matisse es canción. Había trabajado incluso lo abstracto y dije no, para atrás, me falta una puerta. Trabajé Matisse y luego continué con lo abstracto de una manera más consciente de esa mística. Son piezas imprescindibles en mi obra como parte del discurso.

—Algún que otro crítico lo ha catalogado de pintor “posmedieval” y a finales del siglo pasado usted mismo calificó su pintura como new age, “porque plantea una serie de revalorizaciones de contextos historicistas en una búsqueda constante de lo nuevo”.

—La descalifico. La ventaja de ser viejo es que eres como San Juan en el Apocalipsis, que ves un poco desde más alto cada vez. Asumí lo new age en parte quizá por desconocimiento. Trascendí muchísimo ese tema, pues la evolución de la vida, de las cosas, del pensamiento humano, cada día nos demuestra mucho más profundamente que lo new age no existe. Siempre ha habido momentos cumbres y eso es lo que defiendo. Por ejemplo, en la pintura, quién me puede convencer que los dibujos de Lascaux son inferiores a la Capilla Sixtina. Ese fue el momento más alto que tuvo el hombre de esa época. El hombre nunca fue primitivo, siempre fue hombre y fue sensible. Cada etapa ha sido una piedra más de esa gran pared que constituye la historia de la humanidad. Si le sacas una piedra a esa pared, abriste un agujero irremediable; ya no es una pared sólida, estable. Yo soy un estudioso. Más bien soy un investigador que trabajo con los códigos del arte europeo.

—Cosme, puedo decir entonces que su pintura es investigación…

—Es eso, es pura investigación.


Eusebio Leal, nuestro Maestro de Juventudes

Sus pasos se sentirán siempre en su Habana. La voz pausada, la capacidad para convertir sueños en realidades gravitan en esta urbe de retos y esencias. Hoy cumpliría 78 años de edad ese hombre tremendo, que logró un estilo tan propio como intelectual y ser humano, ese Quijote humilde que despertó el cariño de millones de personas en gran parte del mundo, pero especialmente en su Cuba, en esta ciudad por la que tanto hizo. Eternamente habrá sábanas blancas para él, en el alma de este pueblo, que lo deberá evocar y querer siempre.

Eusebio, Maestro de Juventudes de la Asociación Hermanos Saíz (AHS), nos hablaba a los jóvenes creadores con un cariño especial, nos aconsejó y alertó, nos explicó y convocó a ser eternos soñadores. Es inevitable recordar, por ejemplo, algunas de sus palabras en el tercer congreso de nuestra organización, realizado en octubre de 2018, cuando aseguró que “quien no ama a su barrio, el pedazo de tierra donde nació, nunca amará lo grande. Así, conociendo, amando, se hará mejor arte”.

Él siempre fue consecuente con eso, y nunca se dejó llevar por los éxitos ni los aplausos, no olvidó sus raíces. En su libro Hijo de mi tiempo, compilación de discursos, intervenciones, conferencias, entrevistas y prólogos, incluso nos alerta: “Nunca uno debe olvidar sus orígenes; los orígenes son muy importantes. Mi origen está en mi ciudad; está en la memoria de los que me quisieron, de mi familia; está en mi madre, Silvia Spengler, en lo que aprendí de ella, y está en su terca voluntad: ‘Estudia, para que no pases lo que yo pasé’”.

En aquel encuentro, en el cual debatíamos sobre desafíos de la cultura y la sociedad cubana, con voz de hermano grande nos dijo que también tenemos una responsabilidad con la unidad de los cubanos, la cual “no puede ser vista solo desde los hechos históricos sino también desde la poesía”. Y mencionó a Carlos Manuel de Céspedes y a José Martí. Indudablemente en esa alma poética de Cuba tiene un lugar importante también Eusebio Leal Spengler, quien cultivó los versos desde las acciones y la pasión, desde el decoro y la fidelidad a la nación y a Fidel.

Solemos hablar del Eusebio, historiador de La Habana, Doctor en Ciencias Históricas; Doctor Honoris Causa de varias universidades, gran intelectual con una lista enorme de reconocimientos. En lo particular lo que más me solía llamar la atención era su vocación de servir, la pasión con que asumía los retos e intercambiaba con personas diferentes, ese encanto para despertar aplausos con facilidad, para cautivar a campesinos, músicos, escritores, maestros…, al pueblo en general.

Me impresionaba mucho su capacidad para contribuir al consenso, a la unidad, que defendió. Tenía el don de emplear siempre las palabras adecuadas. No importaron nunca los esfuerzos personales, su estirpe, su pensamiento y voluntad estaban más allá de lo individual.

Debemos recordar siempre también a Eusebio, el niño, el adolescente de formación autodidacta, el discípulo apasionado que tanto aprendió de su maestro Emilio Roig.

Casi nunca se dice que Eusebio tenía apenas sexto grado escolar, y que se presentó a exámenes de suficiencia académica en la Facultad de Filosofía e Historia de la Universidad de La Habana, cuando ya pasaba los 30 años de edad. Comenzó a estudiar en ese centro académico en 1974 y se graduó en 1979. La superación fue constante en él.

Él compartió varias veces con miembros de la Asociación Hermanos Saíz en espacios como el Congreso de Pensamiento Memoria Nuestra, dentro de las Romerías de Mayo, y el Dialogar, dialogar. Precisamente en este último Eusebio expresó: “nunca me preparo para las cosas porque creo que el que no esté preparado siempre, que no vaya”. Obviamente él no se preparaba para algo en específico, pero esa voluntad de aprender siempre le permitió ser manantial de conocimientos sobre temas diversos.

Esa vez habló también del significado en su vida del Pabellón Cuba, actual sede nacional de la AHS, un lugar que él quería mucho. Fue ahí donde sintió su destino, según sus propias palabras. Ahí conoció a intelectuales cardinales, como a su querido amigo Alfredo Guevara.

En agosto de 2019 Eusebio estuvo otra vez con nosotros en el Pabellón, conversó, sonrió, hizo chistes. Percibimos nuevamente esa armonía entre sus gestos, las palabras y la pasión con que soñaba siempre. Luego, escuchamos varias veces rumores sobre su muerte, pero el 31 de julio del actual año se convirtió en verdad. Ya no está físicamente, no estará más, pero nos deja una obra y un ejemplo que deberá acompañarnos siempre. Su dimensión como intelectual y sus valores como ser humano le permitieron representar a Cuba en importantes espacios académicos de diversas partes del mundo. Fue y es un símbolo del país también a nivel internacional.

Quiero terminar con una frase de Eusebio en un Dialogar, dialogar dedicado a Alfredo Guevara. Esa vez dijo: “Aquí para el olvido nada más hay que morirse, por eso este acto tiene un gran valor, por ahí van del brazo dos malos sentimientos: la ingratitud y la envidia que constituyen una serpiente bicéfala. Por eso es tan importante insertar la memoria, construir el legado y darnos cuenta de que no nos hacen falta seguidores, nos hacen falta discípulos”.

Debemos aspirar a ser siempre discípulos dignos de Eusebio.

  • *Tomado de Cubarte. EL Portal de la Cultura Cubana


Eusebio Leal en el pincel de la vanguardia artística espirituana

No aspiró a la posteridad, según sus propias palabras; mas Eusebio Leal Spengler late en el recuerdo de los espirituanos. El Novio de La Habana también conquistó el corazón de la única provincia de Cuba compuesta por dos villas fundacionales: la Santísima Trinidad y el Espíritu Santo.

Si hoy el patrimonio de más de medio siglo luce vigoroso entre la modernidad, se debe en buena medida al legado y la lucidez del historiador y prolífico intelectual. Eusebio Leal vive en el recuerdo de los agradecidos y como honra a su memoria, artistas de la Asociación Hermanos Saíz quisieron dibujarlo para siempre.

Yosvani Suárez Lee y Alexander Hernández Chang unieron pinceles para dedicarle apenas un «hasta luego». Tomaron por asalto el bulevar espirituano, a pocos metros del Centro de Interpretación de la ciudad de Sancti Spíritus, donde permanece un libro de condolencias en honor al fallecido director de la red de Oficinas de las Ciudades Patrimoniales de Cuba.

Eusebio Leal desde dos miradas diferentes que resumen su incalculable aporte a la cultura espirituana y nacional/ cortesía de los entrevistados

Dos retratos componen la intervención pública que evoca los últimos pasos del amante de la Historia cubana por estos lares. A decir de Hernández Chang, presidente de la filial espirituana de la AHS, “el legado de Eusebio Leal trasciende espacio y tiempo porque pensó no ya en quienes conocieron las obras paradigmáticas de una época; sino en quienes también pudieran disfrutarlas, las noveles generaciones».

Para Suárez Lee, estampar con la técnica de acrílico sobre lienzo la utilidad de Eusebio, esa por la que él apostó a lo largo de su vida, “resultó la mejor manera de rendirle homenaje». No por gusto la acometida a cielo abierto tiene por nombre Leales a Leal.

La vanguardia artística espirituana ha querido que su Maestro de Juventudes contemple satisfecho la cotidianidad de un pueblo aferrado a sus raíces. Con este designio, la obra de 2X1.50 metros de longitud será donada a la Oficina del Conservador de la ciudad de Sancti Spíritus.