Feria Internacional del Libro
Una escritora nómada
Conocí a América Merino en Valparaíso, rodeada de poesía y de las reminiscencias de Neruda. Semanas más tarde leí su obra y desde entonces hemos estado conectadas gracias a las redes sociales, que han convertido a la aldea global en una inmensa tierra de la poesía, en un espacio para comulgar con los otros y (re)encontrarse. América Merino se sostiene en la poesía. Sabe que la poesía es su propio país.
¿La poesía, el arte en general, bebe de la capacidad de asombro de la especie humana?
Pienso que sí, nuestra capacidad de asombro es una de las cualidades necesarias para desarrollar cualquier tipo de arte. Una de las formas más sencillas de ampliar esta capacidad es a través de la observación de un paisaje: detenerse en los sonidos, las formas o la dirección en que la luz cae, en algún entorno natural, pero en realidad existen muchos mecanismos para conservar esa mirada innata que tienen los niños y que los lleva al asombro rápidamente, porque para ellos todo es nuevo. Esto puede ir desde comenzar a practicar un deporte hasta aprender otro idioma.
Creo que es muy importante que nos introduzcamos constantemente en nuevas formas de exploración que ayuden a mantenernos despiertos. Pienso que otro buen ejemplo es el cine, que tiene mucho para sorprendernos: Hitchcock se me viene a la mente en primer lugar, también Tarkovsky, precisamente porque se alejan del cine actual y manejan otras claves que te van atrapando.

¿Cuáles son tus búsquedas esenciales como poeta y a qué resortes de la memoria emotiva de tus lectores gustas de aferrarte?
No sé si lo que busco se aferra necesariamente a la memoria de un lector, es decir, de un otro. Creo, en realidad, que mi búsqueda va muy de la mano con la exploración propia, y desde este lugar intento transmitir una calma, una tranquilidad que me otorga la poesía. A veces también se mezcla un poco con la nostalgia, pero todos resultan ser sentimientos macerados que finalmente permiten la construcción poética.
¿Qué temas permean tu creación poética?
La naturaleza es un tema esencial y transversal en mi poesía. Es algo que me motiva a escribir, pero también tiene ese efecto sobre mí cierto tipo de música y otras disciplinas artísticas como la pintura. Van Gogh y Monet siempre me conmueven, así como el arte del Renacimiento, especialmente la obra de Leonardo da Vinci. De igual forma me siento cercana a la filosofía y las ciencias, y tomo elementos de ellas, que conozco o estudio, para poder escribir. En una época fue un tópico para mí la cultura helénica, los viajes, el laberinto; tópico que también se fue permeando en algunos capítulos de mi primer libro.
¿Cómo transcurre tu proceso creativo?
Generalmente tengo que encontrarme bajo un estado de ánimo tranquilo. Disfruto mucho del silencio luego de haber leído algo que me impresione o agrade mucho, esto me deja con ganas de comenzar a escribir. Sucede usualmente de noche, cuando hay más silencio, anoto algunas ideas en mis libretas o cuadernos. Días después paso en limpio todo, lo transcribo a la computadora. No suelo corregir mucho, casi no lo hago, a menos que descubra alguna cacofonía que no percibí al principio; también reviso los cortes de verso, tiempo después, para que el texto «repose» y yo pueda posicionarme desde una nueva perspectiva sobre él.
¿Qué voces poéticas o artísticas te parecen interesantes dentro del panorama creativo chileno en la actualidad? ¿Por qué destacan?
Puedo mencionar varias voces. En primer lugar, pienso en Sergio Muñoz y Gladys González, porque además de poseer una poética muy potente, siento que hacen de la poesía su vida. Sergio es uno de los organizadores del Festival a Cielo Abierto; a estas alturas, un ícono ya de la poesía que reúne en Valparaíso a poetas de distintos lugares del mundo. Del mismo modo, Gladys desempeña un rol muy importante en el quehacer poético porteño, como directora de varios eventos literarios relevantes, como la Feria Internacional del Libro en Valparaíso. También están Felipe Poblete Ribera, de Viña del Mar, y Rolando Martínez Trabucco, de Arica. Ambos son personas que admiro por su capacidad de trabajo, alejados del ruido, concentrados únicamente en la poesía.
En el ámbito de otras artes, siempre pienso en Carina Úbeda, una artista visual que también vive en la Región de Valparaíso. Pienso que su trabajo, tanto en fotografía como en instalación y performance, posee una visión crítica y actual, que además se involucra con las ciencias, especialmente con la Física y la Matemática. Carina Úbeda me parece una artista tremendamente admirable.
¿Cómo calificarías tu estilo creativo? En pocas palabras, ¿qué lo hace distinto?
Desde una posición lo más humilde posible, creo que mi poesía se aleja de lo cotidiano. Me gustan las estructuras más complejas, el verso largo y la posibilidad de que un libro se lea como un viaje; es decir, que la trayectoria que describe su lectura tenga un sentido definido para que al final se pueda capturar el significado por completo. Un buen libro no es solamente un conjunto de poemas, sino un corpus que se encuentra unificado de manera esencial, y que es capaz de generar o dar pie a un estado reflexivo.
Hallar lo diferente, lo novedoso, desde el punto de vista del discurso o de la imagen, ¿ha de ser obligatoriamente la búsqueda del poeta, o existen otros puntos y caminos de convergencia?
No creo que necesariamente algo «novedoso» sea lo que debamos buscar, mucho menos de forma obligatoria. Por supuesto que podemos dirigir la mirada hacia algo nuevo con el fin de realizar una contribución literaria, pero siempre se puede construir también sobre lo clásico, o trabajar desde la intertextualidad o el rescate de la memoria. Estas y otras búsquedas nos abren la posibilidad de habitar el lenguaje desde otras contemplaciones que podrían definirse como caminos de convergencia.
¿Qué poetas de tu país han influido en tu creación?
En Chile hay muchísimos poetas, realmente, y no solo hoy en día, podría hacer un listado enorme desde el siglo XIX en adelante. Siento que todos ellos me han influenciado de alguna manera. No puedo dejar de mencionar a Gabriela Mistral y Pablo Neruda, los icónicos, pero también están Nicanor Parra, Huidobro, Teillier, Enrique Lihn y Gonzalo Rojas. Actualmente estoy leyendo mucho más a Zurita y, paralelamente, a los escritores más jóvenes, nacidos en la década de 1980.
¿Cómo llegas al camino de la poesía?
En el colegio, cuando era chica, siempre leía los últimos capítulos del libro de Castellano, asignatura que ahora se llama Lenguaje y Comunicación. Ahí encontraba algunos poemas que me llamaban mucho la atención y me gustaban. Pienso que la poesía nunca fue —y me da la impresión de que tampoco es hoy en día— un tema bien tratado, considerando que los dos Premios Nobel que tenemos en Chile recaen justamente sobre poetas. En los colegios deberían profundizar mucho más y dedicar más horas a la educación poética, para fomentar la capacidad de lectura crítica y reflexiva en los estudiantes.
Volviendo a la pregunta, hay un punto de inflexión en este camino, y fue un taller de poesía que tomé en la Sebastiana, la casa de Neruda en Valparaíso. Tuve muy buenos compañeros y profesores, y de ellos aprendí mucho. El taller era dirigido por Sergio Muñoz e Ismael Gavilán y, dentro de mis compañeros, varios continuaron por el camino de la poesía y empezaron a publicar, como Claudio Gaete, Juan Eduardo Díaz, Marcela Parra y Daniel Tapia.
Como traductora, ¿qué valores buscas en un texto?, ¿cómo se logra salvaguardar el estilo de un autor siendo tú misma una autora, y transfiriendo ese estilo a una lengua distinta?
Los textos que usualmente escojo poseen aspectos estéticos y conceptuales muy lúcidos, tienen que ver esencialmente con la visión del autor a traducir. Por ejemplo, con Antonia Pozzi me suceden muchas cosas. Su poesía me conmueve profundamente, y es tremendamente actual a pesar de que vivió hace 100 años. Creo que es absolutamente necesaria de conocer.
Respecto al estilo, esto lo he mencionado en otras entrevistas, pero es simplemente así: al traducir, trato de volverme invisible, y de esta forma tengo la intención de que el lector, cuando se enfrente al poema, lo perciba como si hubiese sido escrito en su propio idioma y no se “note” que es una traducción. Así, espero que mi trabajo pueda contribuir a una lectura honesta de una obra poética. Siento que al recluirte en un idioma que no es el propio, lees con mayor cuidado, con mayor detención. El ritmo y la musicalidad del poema se deben transferir desde un idioma a otro conservando la misma nitidez o la misma oscuridad, según la intención del poeta. La sensibilidad no basta para traducir, debes conocer a cabalidad el contexto que circunscribe al escritor.
De tu experiencia como poeta que ha tenido la oportunidad de descubrir nuevas geografías, tanto físicas como espirituales, ¿cuál ha sido tu mayor aprendizaje? ¿Se enriquece la poesía gracias a lo itinerante? ¿Te consideras, de alguna manera, una escritora nómada?
El mayor aprendizaje me lo han entregado las personas que he conocido. Más allá del enriquecimiento cultural, la oportunidad de conocer nuevos paisajes y practicar otros idiomas, que ciertamente representan experiencias muy significativas para mí, siento que aprender de la fortaleza de los demás, de su bondad y alegría, ha sido lo mejor de cada viaje. Desde ahí han surgido grandes amistades que atesoro profundamente.
Creo, en este sentido, que sí puedo decir que me considero una escritora nómada, pero también soy una lectora nómada: leer nueva poesía de latitudes tan distantes es algo que me ha resultado muy atractivo, me ha permitido concebir y expandir nuevos imaginarios como territorios poéticos.
De la geografía chilena, de su memoria, ¿qué ha quedado en tu poesía?
El mar. Siempre el mar. Para mí sería difícil vivir en una ciudad donde no pueda observar diariamente ese gran movimiento azul del Pacífico. Hay poesía en esa línea que dibuja el horizonte.
En este mundo incierto que nos ha tocado vivir, ¿piensas que el arte, aún, tiene un poder de salvaguarda o transformación?
Algunas personas podrán alegar de forma catárquica que la poesía no detendrá una guerra, y pueden tener razón, lo mismo pueden decir frente a la actual pandemia; pero, al mismo tiempo, pienso que la poesía nos sostiene, tiene la capacidad de mantenernos en pie. También es capaz de abrir la posibilidad de nuevos diálogos y ser parte de la resistencia como medio de denuncia social y, desde este lugar, puede transformar nuestra mirada frente al mundo. Nos sensibiliza, por un lado, pero también nos hace pensar y ser críticos del sistema. Como dijo Bertolt Brecht: «El arte no es un espejo para reflejar la realidad, sino un martillo para darle forma».
A 34 años de creada, la AHS se fortalece
Como una organización que cada día se renueva sobre la base del conocimiento y desarrollo de sus fortalezas, la joven vanguardia artística camagüeyana celebra el aniversario 34 de la Asociación Hermanos Saíz.
Brasil como isla poética: pórtico de antologías y selecciones
Un año después del 1er. Encuentro de Poetas del Mundo en Cuba “La isla en versos,” efectuado durante las Romerías de Mayo de 2012, se promocionaba en la ciudad de Santiago de Cuba el libro Memoria de una isla (Apostrofes Ediciones, Santiago de Chile), antología resultante de aquel espacio poético confraternal. Con él, avalado en su preámbulo por las palabras de la Premio Nacional de Literatura Lina de Feria, quien dijo: “Oírlos a ustedes, poetas de todo el mundo, es ampliar el diapasón con el que nuestros juicios adelantarán la comprensión de diversas posiciones,” se ponían a disposición de los amantes del género textos de 60 autores de Angola, Brasil, Cuba, Chile, Colombia, Francia y México; sugerente abanico de generaciones y estéticas que desde la multilateralidad creativa permitirían descubrir, reconocer y dialogar con las diferentes obras.
La ocasión sirvió para intercambiar criterios y valoraciones, sobre todo, acerca de las obras de los poetas de la lengua portuguesa, específicamente, de Brasil. A todas luces, fue aquello pretexto y posibilidad para (re)sintonizar con las letras provenientes de esa zona geográfica de alto relieve literario. Los contertulios de esta urbe, publicados o no en Memoria…, traerían a debate la valoración que cataloga a Brasil como una isla dentro de Latinoamérica, a razón de ser el único donde se habla portugués, en su variante local; especificidad lingüístico-cultural que, imbricada con lo histórico-social, le otorga un sello inconfundible a la literatura del Gigante suramericano, que por años ha provocado profundas reflexiones de grandes figuras de su poesía contemporánea: en el sentir de Manoel de Barros, Brasil es una “isla lingüística,” mientras que Vinicius De Moraes la veía como “una isla de ternura: la Isla/ Brasil.”
Lo expresado por de Barros y por De Moraes se encuentra en la misma cuerda reflexivo–creativa de Carlos Nejar, el poeta que significaría, enfáticamente, en su obra La Edad de la Aurora. Fundación de Brasil (Editorial Arte y Literatura, 2004), versión al español y presentación de Virgilio López Lemus, este “carácter” de isla de Brasil. Nejar coloca en varios poemas, de las tres secciones del poemario, este término de profundo simbolismo en correlación con el lenguaje, con la palabra: “El suelo de la isla era el mismo que el lenguaje. / Cuando despertaba, con los ojos de animal, toda ella/ cintillaba. Los ojos de la isla, potros galopando entre azules (I. Brasilio y Columba. La edad que duerme. 9.). Brasil, Brasilio, Columba, isla. Palabras frescas o usadas, cocidas en/ el ladrillo, junto al horno”. (I. Brasilio… 10.). En La Edad de la Aurora… poemario de identidad, la palabra, dice en el prefacio López Lemus, viene del Paraíso […] “es reina de sí misma. […] y resulta una isla –isla de islas– en la que el poeta habita. […]. Y el poeta sujeto de la expresión muestra la aprehensión vital a través de la poesía como acto de identidad […]: Brasil como isla ante el cuerpo global del mundo.”
La isla, para ellos y otros que así lo percibieron –perciben–, es la metáfora (extensamente recurrida) que determina un sentimiento identitario raigal, cuyos signos, subscribiéndose la explicación de José Lezama Lima, son la imaginación, la fidelidad a las grandes causas y la bravura. De cierto modo, las intencionalidades de los compiladores de Memoria… remiten a esos fundamentos y, en el trabajo realizado, emerge la idea de unir “islas” para crear un continente poético. Bajo este presupuesto presentaron los textos de Cyro Mascarenhas Rodrigues (1944), Odete Pereira Alves (1959), Nil Lus (cantante), María Vilmaci Viana Dos Santos (1962) en su idioma original, preservando el espíritu y las atmósferas de las composiciones, como vehículo para compartir narrativas, con temas dedicados a Cuba, el mar, las deidades, los sueños. Para el lector, ante poemas casi comprensibles, era el reto de disfrutar de la experiencia, explotando a fondo las sensaciones, pues se ha dicho, con acierto, que la poseía es la ciencia de las sensaciones.
Lo anterior se sustenta en las proximidades existentes entre los idiomas español y portugués; idiomas de culturas vecinas que antaño, según estudios interdisciplinarios en lengua y literatura, entre ambas se produjeron préstamos léxicos (palabras, morfemas, expresiones) e interferencias lingüísticas (calcos, mezcla de códigos…), fenómenos de gran impacto sociocultural y trascendencia.[1] Esta familiaridad coloca en una relación a Cuba y Brasil, países que se profesan “simpatías recíprocas”, como expresaría el escritor y diplomático João Almino, sobre la base de procesos históricos, sociales, políticos y culturales con no pocas semejanzas. No es de extrañar entonces que la producción literaria brasileña, en nuestro ámbito, goce de distinción, difusión y aceptación, gracias a entregas de casas editoriales como Arte y Literatura, Ciencias Sociales y Casa de las Américas, posiblemente las que más títulos de autores de esa nación tengan en sus catálogos. Ello ha contribuido a que escritores de la talla de Jorge Amado, Frei Betto, Chico Buarque, Clarice Lispector, Thiago de Mello, Pessoa, Rubem Fonseca, constituyan referencias bien conocidas.
De esa producción literaria, a juzgar por el número de títulos en registros institucionales, como la base de datos que el Instituto Cubano del Libro (ICL) circula periódicamente, para uso de sus dependencias, puede observarse que los géneros más representativos son el narrativo, el dramático y el ensayístico; no así el lírico, escasamente representado en años recientes, tomándose como referencia el año 2005, cuando la 14ta. Feria Internacional del Libro de La Habana (FILH) se dedicó a Brasil, donde estuvo disponible Poemas preferidos por el autor y sus lectores (Arte y Literatura, 2004) de Thiago de Mello. Esto repercute, directamente, en las opciones –al menos impresas– para ampliar los horizontes de lectura en esa dirección.
Para esa edición 14 de la FILH, Arte y Literatura también publicó el libro, de naturaleza bilingüe, Catorce poetas brasileños (2004) con selección, traducción y prólogo de Ricardo Alberto Pérez, quien utiliza el momento de la segunda Vanguardia Poética Brasileña del siglo XX: el movimiento concretista (liberación de las palabras de la estructura sintáctica, de su significado o sonido y darles importancia por su aspecto visual) y el neoconcretista de los años 50, como apoyatura para organizar y darle coherencia a una antología compleja, en la que se priorizan las ausencias más significativas dentro de ese panorama.
En el prólogo de Catorce poetas… se plantea que “la escritura poética en Brasil [es] un universo en expansión, con centros localizados, y una amplia periferia donde viven múltiples expresiones del lenguaje.” Esto se corrobora a través de unos 90 poemas, en 331 páginas, que sirven de coordenadas para el lector de este y otros libros de poesía de esa gran nación. Sépase que tales singularidades han sido de interés para estudiosos y especialistas, que vienen a convertirse en exegetas de la triada poesía–poeta–poema; labor demarcada, por lo general, en los métodos histórico, psicológico y estilístico, respectivamente, que dan cuerpo a las antologías y selecciones, que se visualizan factibles para mostrar un cuadro literario lo más completo posible.
En la opinión de la escritora, traductora literaria y periodista uruguaya Rosario Lázaro Igoa, el universo de las antologías de poesía brasileña traducidas al español es amplio y continua aumentando, a partir de un flujo literario que se efectiviza de varias maneras, ya sea por medio de antologías de varios poetas, antologías de un solo autor, o traducciones de un libro específico de un único poeta.[2] Igoa centra su atención en la antología de varios poetas, pues es donde se conjugan en un mismo movimiento dos operaciones paralelas e indisolubles: el antologar y el traducir.
En Cuba, no obstante la esporádica publicación de antologías o selecciones poéticas, propósitos de esta índole son los que coadyuvan –animan– a la circulación de la poesía brasileña en nuestro contexto desde otras plataformas. El poeta y ensayista cubano Félix Contreras es uno de los nombres que se suma a este concierto con Poesía brasileña, compilación de poemas de siete poetas, publicada en la revista digital El Caimán Barbudo, en 2012. Este autor argumenta, en estrecha relación con el planteamiento de Ricardo A. Pérez, que “No hay en nuestro planeta una poesía más parecida a su país, que la brasileña: amplia, vasta, diversa, colmada de contrastes, profunda, pluriétnica y pluricultural”. Esta concepción sirve de pórtico para profundizar e indagar en ese universo, de fuerte tradición, con poetas notables y paradigmáticos.
Cabe precisar que en antologías y selecciones de pluralidad internacional se han incluido poetas brasileños. Por ejemplo, la colección Sur editores publicaría en El múltiple trino. Treinta y cinco poetas del siglo XX (2001), diez poemas del periodista y político brasileño Carlos Drummond de Andrade (1902–1987), considerado por la crítica como uno de los mayores poetas de Brasil. Se afirma que desde sus primeros libros la poesía de Drummond se destacó del resto por su calidad y autenticidad, “Toda una literatura, una poética singular,” enfatiza el crítico y periodista Luis Suardíaz gestor del El múltiple trino… Y agrega que es un “Poeta de lo infinito y la materia/cantor sin piedad […]/ sin lágrimas frágiles […],” que hizo uso magistral de la ironía, la sátira, el humor, la auscultación de la realidad, lo cotidiano, lo político.
La bibliografía citada expone, de un modo u otro, que las estéticas y recursos de los autores brasileños, sobre todo los concretistas y modernistas, han dejado una impronta en el discurso poético de Brasil e incluso fuera de sus fronteras. A esto último se aproxima el investigador Virgilio López Lemus en el libro Oro de la crítica (Editorial Oriente, 2013), a través del capítulo Otra mirada a la poesía cubana en cinco décadas: 1959-2009, donde propone, por medio de un esquema, un compendio nominal para organizar autores cubanos de diferentes épocas. En él están los llamados juveniles (1959-1976), donde se inscriben más de cincuenta poetas, que empezaron a publicar sus obras en la década de los años 80´ y 90´ del pasado siglo XX. La mayor parte de sus integrantes, asevera López Lemus, “[…] elige diversas direcciones: continúan senderos de la métrica tradicional o experimentan hasta aproximarse al concretismo brasileño […].” Entre los juveniles está relacionado Ricardo Alberto Pérez, entendido en el tema como se ha visto.
En los años en que estos escritores comienzan a visibilizarse en el panorama literario cubano, época de cambios en la expresión poética nacional, la crítica ya mostraba interés sobre el fenómeno de la poesía concreta brasileña. La ponencia El signo y las letras: una aproximación crítica a la poesía concreta brasileña de los años 60’, leída por el crítico de arte Rafael Acosta de Arriba en el encuentro Jornada de la cultura brasileña en Cuba, organizado por Casa de las Américas, la Universidad de La Habana y la Sociedad Brasil-Cuba, en noviembre de 1994, realizado en el cine Yara, de La Habana, supone la existencia de una recepción activa para esos contenidos. La revista Casa de las Américas, portavoz de importantes momentos culturales, publicaría íntegramente el texto de la ponencia, en el Nº 207 de 1997.
También las referencias bibliográficas aludidas ofrecen una idea preliminar de los múltiples paisajes poéticos de y sobre los cultores del Gigante suramericano; paisajes como metáforas del sentido de lugar (geográfico, imaginario), de las circunstancias, del lugar externo e interno que rodea al hombre, de la percepción de pertenecer a algo. Pero, dentro de ese cuadro, existen aún zonas por explorar, atendiendo al detalle que en esas compilaciones y antologías predominan nombres de una generación que nació, fundamentalmente, en la primera mitad del siglo XX, por lo que cabría indagar por la obra de aquellos que nacieron en los años 60’. Es interés para el presente abordaje inquirir por los nacidos en los 70’ y 80.
Comprendidos en las postrimerías de los 30 o transitando ya los 40 años, estos creadores se inscriben en el núcleo de los poetas brasileños de hoy (actuales), que según el crítico literario carioca Antonio Carlos Secchin, “se mueven entre la tradición lírica y la necesidad de inventar nuevas formas de expresión en un país donde el tema de lo nacional se impone.”[3] Si bien por las edades que ostentan no entran en las estadísticas de los más de 50 millones de jóvenes entre los 15 y 29 años, hay que advertir en ellos rasgos comunes con sus coterráneos, como la vasta diversidad cultural, tecnológica y político-económica. Además, descuellan preocupaciones, como las de no estar ajenos a las grandes desigualdades sociales (racismo, xenofobia, pobreza…), fenómenos que llevan expeditamente a sus creaciones literarias.
La selección Todo comienzo es involuntario. Ocho poetas jóvenes brasileños, sitúa algunos aspectos que distinguen –explican– a esa generación: “Ellos saben la importancia de la Poesía Concreta, del Neobarroco, del Language Poetry, no rechazan el diálogo con esas tendencias inventivas, […] son autores actualizados, que insisten en vivir su tiempo, con derecho a explorar todas las posibilidades ofrecidas por la tecnología, verbal y no verbal, para la creación en nuestra época”[4]. En la selección de Félix Contreras, sucinta pero no menos importante, se logra descifrar tales criterios a través de la obra hecha por Thiago Cervan (1985), Geovani da Silva (1989), Rodrigo Méndes Rodrigues (1989). Hay poemas asumidos como manifestación, en los que el sujeto lirico cuestiona, explícita e implícitamente, los diversos fenómenos –opresores– omnipresentes, sobre todo, de las grandes ciudades.
Los poemas de Poesía brasileña, como los de otras selecciones, evidencian la necesidad de “sancionar” las disimiles problemáticas desde un discurso heterogéneo, pero con numerosos lazos conectivos. Sin embargo, quien quiera ver un conjunto de poetas articulados como generación, defendiendo un lenguaje contestatario desde lecturas históricas, sociales, políticas; además con (re)visitaciones a temas y personalidades de la literatura, las artes –nacional y universal–, sin obviar los grandes temas de siempre: el amor, la esperanza, la muerte, Dios, la naturaleza, la familia…, debe incluir en su hoja de ruta lectora a La Selección. Once poeta brasileños hoy (Ediciones Santiago, 2018).
Este libro bilingüe de 181 páginas, perteneciente a la Colección Códice, al cuidado y edición de Oscar R. Cruz Pérez, poeta y editor santiaguero, forma parte de los empeños editoriales atendibles del Sistema de Ediciones Territoriales (SET), que apuesta, cada año, por renovarse, dando a conocer lo mejor, novedoso y más diverso de la literatura de otras latitudes. Se trata de una apertura impostergable, que ha venido rompiendo, creativamente, los estigmas que sobre la producción del SET sostienen algunos desconocedores de esta fortaleza de las publicaciones cubanas, que insisten aun en comparar, cualitativamente, sus producciones con las de otros sellos editoriales.
Integrado por 44 poemas, la obra es provechosa en muchos sentidos, por supuesto, desde los textos, la traducción de la guatemalteca Claudia Tobar, hasta la imagen de cubierta, un detalle de la obra S.T (2010) de Helena Freddi, que desarrolla actividades artísticas y académicas ligadas a pesquisas y estudios de técnicas y poéticas gráficas. Asimismo, captura de manera inequívoca un proyecto poético en el que late el pensamiento orgánico en torno a la poesía como herramienta de expresión social, como mecanismo crítico, con la cual las voces ahí reunidas, son capaces de manifestarse desde su propia percepción de la realidad circundante. Marcelo Lotufo, su coordinador, lo propone como una “puerta de entrada” para que los lectores cubanos se interesen por conocer los poetas brasileños nacidos en esa década y la venidera; poetas que son parte de una generación que ha renovado la poesía brasileña, dándole un nuevo aliento, según sus palabras.
A Marcelo Lotufo le precede la carta credencial de haber realizado, junto al poeta y escritor guantanamero José Ramón Sánchez y a los traductores Rodrigo A. do Nascimento y Mariana Ruggieri, el libro Nocaute: 6 poetas / Cuba/hoje (Ediciones Jabuticaba, Brasil, 2017), selección en el que constan seis poetas cubanos nacidos después de los 70´, del pasado Siglo: José Ramón Sánchez (1972),Oscar Cruz Pérez (1979), Pablo de Cuba Soria (1980), Jamila Medina Ríos (1981), Javier L. Mora (1983), Legna Rodríguez Iglesias (1984).
En ambas selecciones se advierten similitudes entre los discursos poéticos, una forma loable, de ver (leer) cómo pueden dialogar generaciones análogas, con intereses compartidos, en diferentes partes del orbe. Ello se debe a la dimensión manifiesta del lenguaje poético, que aúpa, simboliza, articula, convoca.
Los poetas llamados a integrar La Selección…, son siete mujeres y cuatro hombres, y en observancia de sus biografías/currículos, se cumple lo que Antonio Carlos Secchin decía de la producción poética –y poetas– del Brasil contemporáneo, que estos dominan un conocimiento técnico del lenguaje, surgido de su formación universitaria, con un mayor grado de especialización, lo que les permite ampliar el horizonte de superación estética. Tienen los 11, efectivamente, formación profesional como abogados, historiadores, críticos de arte, periodistas. Además experiencias de participación en otros campos culturales como la fotografía, las artes visuales, la traducción y la edición.
Sobresaliente son sus quehaceres dentro de las letras de su país, con numerosas publicaciones que así lo demuestran, con atención sistemática de la crítica especializada. Tal es el caso de las poetas, que constituyen mayoría en La Selección…, pertinente inclusión, pues la poesía hecha por estas féminas, cual documento social, emplaza un discurso que da cuentas, entre los muy diversos temas al que recurren, del complejo entramado a las que están sujetas las mujeres en América Latina. En aras de profundizar en este conjunto interesante, transgresor si se prefiere, pueden encontrase abordajes críticos que permiten comprenderlas mejor en sus dimensiones creativas, como sucede en Wonderful Witches, siete poetas brasileñas (1973-1984), breve pauta analítica del poeta mexicano Sergio Ernesto Ríos,[5] que permite llegar a los poemas Micheliny Verunschk (1972), Angélica Freitas (1973) y Marília García (1979), donde se plasma las sensibilidades y subjetividades de cada una, que pueden confrontarse con sus poemas de La Selección…
Ríos acota que Micheliny Verunschk es “crisol sombrío mezcla de recuerdos y deseos”: (En algún lugar/brazos y piernas/pe da zos que en-caja-n/ con todo los engaños.). A Angélica Freitas la caracteriza el “humor, ironía y una tirante relación con lo que huele a Cultura Oficial, a Alta Cultura”: (papá es el presidente/mamá es primera dama/van a acabar con todos ustedes/voy a acabar con todos ustedes/voy a vivir en Miami/ ¡verga! ¡en su! ¡Culo!/ LALALALA…). Mientras que Marília García es “dueña de momentos enigmáticos, es capaz de hacer que los versos más simples estén más cerca de lo que aparentan” (“es difícil ver las cosas/directamente”, / ellas son muy luminosas/o muy oscuras).
De Ana Martins Marques (1977): activista y periodista brasileña, se suscriben las líneas de la presentación de su poemario El libro de las semejanzas (Killer71ediciones,2015), que permiten conocer sus inquietudes: “[…] la poeta transita a través del juego metalingüístico (lenguaje enriquecido por formas imaginativas) y la recreación de la frase hecha o el dicho popular (y por más vidas que tenga/cada gato/es el cadáver de un gato); a través también de una cartografía sentimental que nos habla del amor y el desamor (tú me pides que no hable de amor/ de repente tengo una ocupación/ no verte, no llamarte/ no pensar en ti/ todo eso da cierto trabajo/ no voy a habla de amor), o desde una irónica modestia que da cuenta de los límites de la creatividad (¿pensarán en cuchillas/revólveres/veneno?/ pues yo solo pienso en el mar)”.
Érica Zíngaro (1980), que dedicada en la actualidad a la reflexión humorística sobre su propio trabajo poético, experimenta con el lenguaje y recontextualiza los mensajes –subliminares– de la internet como se observa en el siguiente fragmento de “teoría de los géneros”: “este poema fue escrito con datos tomados de Google Inc,/ y la poeta se exime de responsabilidad por la distribución de esta información […]”. Así como problemas éticos inherentes a la ciencia, la tecnología y la innovación científica, el ser humano presa y diana de sus propias dilemas presentes en Problemas metafísicos: “La tecnología/a favor/ de la salud/ del consumidor: Huevo transgénico/ Huevo transfigurado/Huevo industrializado/genético/& genuinamente/transformado/ para usted […] Coma sin culpa”. En Nina Rizzi (1983), por su parte, con más de nueve libros en su haber, encontramos una poesía poderosamente íntima, feminista y a ratos casi documental de un activismo social y cultural: “¡a la mierda co´el lirismo!/poesía concreta/es tu verga erecta entre/mis grietas y callejones. O –es necesario cuidar bien el corazón/temando un saludo mientras/las manos incendian un vehículo aquí en la calle/-es necesario politizarla herida […]-es necesario cuidar bien el corazón”, dice.Adelaide Ivánova (1982) periodista y activista que trabaja en poesía, fotografía, traducción y publicación, es la editora de la revista anarquista-feminista MAIS PORNÔ, PVFR, de modo que sus poemas “el broche,” “la sentencia,” “la moral” y “el martillo,” son coherentes con sus postulados creativo-profesionales; “el martillo”, ilustrativo de los temas –preocupaciones–que la ocupan, forma parte de libro homónimo y trata sobre la violencia y la sexualidad femenina. El libro homónimo fue publicado por primera vez en Lisboa (Portugal), en 2016, además posee una edición brasileña de 2017. El poema es un claro manifiesto de lucha contra esa violencia (física–simbólica): “duermo con martillo/ debajo de la almohada/ si alguien entra de nuevo/ y furtivo/ en mi cuarto no basta que/ sea una mierda, tener un hierro/ dándome toques en la cabeza”.
Entre las (opciones) estéticas (éticas) de los poetas La Selección… se entrevén elementos de contactos apreciables que los ha llevado a enrumbar proyectos literarios comunes o participar del o los circuitos culturales de sus ciudades/ país, lo cual es sumamente importante, pues brinda información relativa al momento histórico, intelectual, cultural y académico desde donde se posicionan y defienden el movimiento –corpus–literario del que forman parte. Ejemplo de lo anterior es Fabiano Calixto (1973) quien ha compartido labores de edición en la revista literaria Modo de User e Co., con Marília García y Angélica Freitas.
En la poesía de la representación masculina de La Selección… la historia y la geografía adquieren intensas relaciones en la que se establecen asociaciones simbólicas abiertas y creativas, con sucesos acaecidos y problemáticas, pretéritas y actuales, corroborando la literatura puede contribuir al conocimiento histórico territorial desde otra forma de entender el (micro-macro) universo a partir de apreciaciones sugestivas (juicios, valoraciones), a veces, agudamente críticas. Fabiano Calixto, aborda el paisaje anacrónico de la cosmopolita urbe paulista: “ante la lluvia, el mendigo/ya estaba muerto/ […] la boca ya estaba llena/de sangre, de hormigas/de granizo”. En Pedazos esqueleto dice: “La ave. Paulista corriendo es tan graciosa/ parece una cobra de marshmallow/ un viaje ácido/una anguila electrocutando lenguas”. Mientras Tarso de Melo (1976) retrata el problema país en un poema alegato como es Un país: “Un país que se esconde de sí mimo. Un país que segrega, /excluye, amordaza. Sofoca su parte incomoda. […]Un país grandioso, como el país sin futuro/ […] Un país imbatible en las tareas del error.”, de Melo, además, tematiza la impronta de la colonización en el devenir de Brasil con Ellos quieren más: “516 años. Y los indígenas que están en las tierras que les/ interesan a los blancos son muertos en los montes: sin registro […] 516 años. Y los negros que enfrentan los límites/ definidos por los blancos son muertos […] 516 años…”, y continúa hablando sobre las mujeres, los pobres, los niños. Sobre los desencuentros que resume posteriormente en el poema Convención. El poeta y artista visual Reuben “cavalodadá” da Rocha (1984) es considerado uno de los poderes más extraños y fascinantes de la poesía brasileña contemporánea, como se introduce en una entrevista para el suplemento Pernambuco, de perfil literario. Cavalodadá se ve a sí mismo como un animal salvaje que vive en una megalópolis del tercer mundo. Y su escritura combina muchos elementos científicos y tecnológicos (me preocupa la tecnología en busca de una posible contemplación en este mundo de chatarra) con elementos ancestrales y primitivos (Nací en una isla, me gusta hablar con el viento, con el movimiento de las mareas, con la gradación de la luz solar)[6]: “ESTUVE AQUÍ MUCHAS VECES/todavía encuentro bonito/extraños seres ligerezas/ extrañas paz precipicio. […] estuve aquí desde temprano/reincidente celeste/hirviendo oxigeno/protones de polen planetas/la gracia plural de los átomos/color intimo de las partículas […]. O /TEMPORADA DE CAZA/AL INDIO KA´APOR/drones tele dirigen/kanoés/caipós/”. Italo Diblasi (1988), cuyos textos han sido publicados también en la citada revista Modo de User e Co tampoco queda indiferente ante el drama humano en la gran ciudad, ante los desafíos de este mundo: “El espectáculo está ahí/ pero nadie lo ve/ había y eso/ bastaba-espejos/ mostrador de deseos/ vendido a plazos” (Un drama sin apoteosis); el silencio cruel del asfalto, los muros de concreto, los trasiegos inciertos por la(s) avenida(s): “Yo vi la muerte lapidar tus alas/de fríos metales/mientras el hambre retorcía/la carne cruda de los real. Un arabesco surrealista gritaba/antiguos cánticos herejes/y eran tristes las melodías decapitadas/en la oscuridad de la urbe” (Breve anotación en la Avenida Central). La lectura de los poemas de estos 11 poetas confirma que, efectivamente, la escritura poética de los creadores jóvenes en Brasil, es un universo en expansión que explora todas las posibilidades ofrecidas por la tecnología, verbal y no verbal. Parecen poemas con temas de intercambio y ello, sin dudas, responde a la forma intrínseca que encontraron para reinventar (se) su país, su isla. La fuerza de la palabra encuentra resonancias a través de una antología hecha “contra […] vociferaciones belicosas y vacías, contra políticas para mantener a sectores desinformados […] un dialogo poético de lecturas y preocupaciones […] la búsqueda de la diversidad a través del entendimiento y respeto mutuos”, concordaríamos con Marcelo Lotufo.
Notas y referencias bibliográficas
[1] Dolores Corbella, Alejandro Fajardo (editores) Español y portugués en contacto: Préstamos léxicos e interferencias. Editorial GmBh, Berlín/Boston, 2017.
[2] Rosario Lázaro Igoa: “El universo de las antologías de poesía brasileña en traducción al castellano”. Disponible en http://www.traduccionliteraria.org/1611/art/lazaro.htm
[3] Antonio C. Secchin: “Poesía de Brasil: minimizar lo nacional.” Disponible en https://elpais.com/cultura/2013/10/08/actualidad/1381236313_683936.html
[4] Todo comienzo es involuntario. Ocho poetas jóvenes brasileños. En Revista EL NAVEGANTE Nº2 año 2 – Noviembre de 2007 Escuela de Literatura – Universidad del Desarrollo, Chile. Disponible en Proyecto Patrimonio – 2007 http://www.letras.mysite.com/ll231107.html
[5] Revista La Colmena 64, octubre-diciembre 2009. (Formato Pdf)
[6] Gianni Paula de Melo: “entrevista a Reuben da Rocha” en Sexta 29 diciembre de 2017. Disponible en https://www.suplementopernambuco.com.br/entrevistas/2028-entrevista-reuben-da-rocha.html
Ariel Fonseca hace autostop en la Autopista 8
Ariel Fonseca (Sancti Spíritus, 1986) no deja de ser noticia en el panorama literario cubano. A sus libros anteriores –los cuentos de …aquí Dios no está, Hierbas y Ventana al mar, los relatos para niños de El circo invisible y el poemario Restos– se añaden ahora el texto para jóvenes Une los puntos y verás, publicado por la Editorial Oriente y presentado en la reciente edición de la Feria Internacional del Libro de La Habana, y la novela Do not disturb, aún en proceso editorial por la Casa Editora Abril, con la cual ganó el Premio Calendario 2019 de Narrativa.

Do not disturb “trata temas cotidianos como el amor, la violencia, los traumas de la infancia, el travestismo por esos traumas de la niñez, los celos, el dolor… Pero todos los textos tienen un desenlace paranormal. Se llama así porque todo ocurre dentro de un motel o al menos dentro de ese radio. Es que como si alguien, un hombre o mujer, no lo defino, estuviera contando todas las historias, sin excepción y no importa que el narrador sea en primera o en tercera persona. Es que la distancia entre el narrador y el personaje es muy corta, a veces no se define quién habla, si es el narrador o el personaje. Es como que el narrador y el personaje casi fuera uno; quise que el narrador padeciera todo como si fuera el personaje”, dice.
“Siempre digo que los protagonistas no son las personas, son el empapelado, el espejo cóncavo, la máquina de hielos, el columpio y la Autopista 8, que da paso al motel. Me han dicho que regresa una y otra vez, e imagino que sea porque hay un personaje que está ahí varias veces como mal augurio, que es el niño de la cazadora roja con el slogan de los Red Socks, y la máquina de hielo. Y el empapelado, que juega un papel determinante en varias historias o según su color podemos descubrir qué está pasando o qué pasará”, añade Ariel Fonseca, a quien siempre asocio a cosas que poco tienen que ver entre sí: cuentos donde se destila cierto realismo sucio, ese que se torna cotidiano, compensado con un adecuado manejo psicológico de unos personajes que insisten en comprender el porqué de sus acciones, aun por extrañas que estas parezcan; pero también lo relaciono a la pizza con frijoles, extraña combinación que hace las delicias del paladar de Ariel; a las albóndigas de su madre; el pie de limón; a las calles de Sancti Spíritus, donde vive y escribe; a las empedradas y centenarias callejuelas de Trinidad, que visitamos juntos; a su obsesión cuando quiere cualquier cosa, un libro, por ejemplo; a sus timbres telefónicos a cualquier hora del día o de la noche…

Ariel Fonseca escribe historias escuálidas y conmovedoras, que recuerdan las del J. D. Salinger y donde soplan, además, ciertos aires de Charles Bukowski, Raymond Carver, Ernest Hemingway… muchos de los maestros a los que rinde homenaje en sus narraciones, aunque Ariel lee como pocos, analice y a veces hasta “descuartice sin piedad” a sus contemporáneos. Sus personajes “sienten, respiran, sufren y dañan”; relatos de gente común, sin muchas o grandes expectativas en la vida, esos que vienen a poblar la verdadera historia.
Dice Ariel que él es todos sus “personajes y a la vez no”. Y le creo. Lo notamos al leer los 13 cuentos que conforman Hierbas, libro publicado por La Luz con el que obtuvo el Premio Celestino de Cuento en 2015. Pero también en …aquí Dios no está (Ediciones Luminaria, 2010) y Ventana al mar, Premio Fundación de la Ciudad de Sancti Spíritus Fayad Jamís 2016.
Ventana al mar, uno de sus libros recientes, muestra, como si miráramos precisamente desde una ventana, a un narrador más metódico que sigue con las mismas obsesiones de su primer libro –por algo son obsesiones, no– y que mediante ella se nos desnuda, pero esta vez sabiendo que ya ha corrido los riesgos que implica hacerlo. Que ha crecido. Siete relatos que, nos dice Dalila León Meneses, nos entregan la expresión más realista del hombre alienado: “No exentas de un sutil sarcasmo y un reflexivo pesimismo, abordan temas tan habituales como la soledad, la pérdida, el amor y el desamor. Están otros argumentos con un trasfondo más explícito como los prejuicios sociales, la inmigración y, por supuesto, las circunstancias de la condición sexual, no superada aun en nuestra sociedad contemporánea”.

Este libro habla de las derrotas; otros de Ariel también. Estén poblados por personajes sin grandes expectativas, hostiles, desarraigados, desencantados, marginales y marginados, y solos, principalmente eso, muy solos. Ellas, las derrotas, me dijo una vez, son el hilo conductor de esas historias y también la obsesión común, en un intento fallido de escapar de una vida hueca. Para qué comprar y leer un libro así, podríamos preguntarnos. Para descubrirnos y quizás, frente al libro-espejo, desmantelar la expresión de soledad, como un exorcismo. Me interesan las personas, lo que ellas son y porqué lo son, parece decirnos Ariel.
Mediante la literatura, lucha contra sus miedos e incertidumbres. Grita que debemos aceptarnos tal y como somos, con nuestras potencialidades y limitaciones, con nuestros sueños y pasiones. Eso es lo que les pasa a sus personajes, aún no han aprendido a aceptar lo que son y por ello fracasan. Aunque Borges aseguraba que lo que decimos no siempre se parece a nosotros (esperemos entonces por la llegada a la librerías de su libro Do not disturb).

El Ariel que imparte clases, el que espera el autobús cada mañana, el que cuida de su madre, no es el mismo que escribió el primer cuento y mucho menos el que ha escrito el más reciente. Incluso, los poemas de Restos, un libro suyo publicado hace poco también por Ediciones Luminarias. No hablo de capas, sino de sedimentos –existenciales, literarios, vivenciales– que van formando al ser humano y al escritor. Como sus personajes lo hacen con el alcohol y el cigarro, Ariel se siente vivo mientras escribe. Vivo mientras alguien lo lee y, digamos, se descubre. Es como si luchara consigo mismo y la literatura fuera, además de lanza, blasón. Por eso no nos extrañe que vengan nuevos premios y otros tantos libros con su firma.
Portadas de los libros de Ariel Fonseca
Daniel Cundari: una vida entre poesía y teatro
La poesía, en medio de todas las coincidencias, es siempre un terreno fértil al descubrimiento. Los eventos culturales gestan intercambios y diálogos necesarios. Así nos conocimos, en la pasada Feria Internacional del Libro de La Habana, entre el ajetreo de las lecturas y conferencias. Lo primero que atrapó mi atención fueron aquellas palabras en calabrés, arrojadas al viento con la misma intensidad que un hombre lanza su último suspiro, con la pasión de quien rebusca en su interior hasta sacar la verdad, algo que solo sucede cuando el artista logra fundirse en cuerpo y alma con su obra. La palabra en él es una suerte de escudo, impulso, energía, yo diría que es su oxígeno.

Daniel Cundari (Rogliano, 1983) es poeta, narrador, traductor, intérprete y performer multilingüe. Ha viajado y actuado en varios países del mundo. Inventor del repentismo cutise, es el ganador más joven en la historia de los premios Lerici Pea, Pericle d’Oro y Genil de Literatura, este último normalmente otorgado a escritores españoles e hispanoamericanos. Ha vivido en China y México. Ahora reside en Barcelona. Entre otros títulos, ha publicado Il dolore dell´acqua, Geografía feroz, Nell´incendio e oltre, Poesie contro me stesso, Istruzioni per distruggere il vento, e Il silenzio dopo l´amore.
Un poeta transmite la palabra, su cultura, sus ideas, pero no siempre se entrega en el acto. Con una vida dedicada a la palabra y un montón de sueños apretados en el corazón, este muchacho observa el mundo, desde sus lentes oscuros, desde el silencio, como quien se observa a sí mismo y, mientras, sonríe.
En un mundo globalizado en el que pareciese que las identidades locales comienzan a desaparecer, defender su cultura y lengua originaria debería más que un deber, ser una necesidad para todo escritor. ¿Qué rasgos arman la esencia del repentismo cutise?
Para mí el idioma es un instrumento. Podría ser un violín, un contrabajo, un sax. Yo escribo en dialecto como un inglés, un japonés o un nigeriano hacen en sus propios idiomas. No hay diferencia. Mi obra se edifica con tres instrumentos. Alejandro Pedregosa, presentando Geografía feroz en 2011, dijo que mi poesía es tridimensional. El dialecto (en mi caso es el calabrés, pero en Italia tenemos cientos de variedades y hablas) es la lengua de los abuelos: me amparaba siempre en sus casas cuando mi madre me regañaba durante la infancia. El italiano es la lengua de los padres: asignada por el Estado, pedagógica, diría institucional. El español es la lengua de los hijos (aloglota): la aprendí viajando y experimentando, me enamoré de ella, es mi novia eterna. Debo añadir que en Calabria coexisten muchos lenguajes. Entre estos destacan el griego antiguo del enclave de Roghudi, el arbereshe preotomano de la minoría albanesa y el occitano de los valdenses. Es un volcán de culturas, un cruce de etnias. Bendigo haber nacido en una tierra ancestral, la más salvaje de Europa, con dos mares mitológicos, tres parques naturales, una hora entre el nadar y el esquiar. La tierra de Gioacchino da Fiore, Bernardino Telesio y Tommaso Campanella, tres figuras claves del pensamiento universal.
Al volver de Granada, en donde me situé para estudiar como autodidacta el arte flamenco, decidí aportar mi energía y mis conocimientos al cante improvisado de los pastores y pescadores de Calabria. Fundé el Repentismo Cutise. He dado la vuelta al mundo gracias a él: Serbia, Francia, China, Mónaco, México, Eslovaquia, Alemania y, por último, Cuba, que, con su tradición repentista sobre la décima espinela, para mí representa el culmen, el punto más alto.

El repentismo cutise es una ciencia/espectáculo suscitada por las raíces del poeta/performer en la que cuerpo y alma se mezclan en un cante jondo y espontáneo. Más vale verlo y escucharlo que contarlo. Cuti es el barrio del pequeño pueblo en que nací, Rogliano, en la provincia de Cosenza.
Por lo general, improviso en la estructura del endecasílabo o la octava sobre una temática amorosa o existencial. El movimiento entre la palabra y el gesto produce una danza telúrica, llena de energía. Fundé el repentismo cutise en 2012, pero empecé a masticar las técnicas teatrales espontáneas ya desde niño. Hasta la fecha he tenido la oportunidad de enseñarlo en distintas universidades y centros educativos.
Tras haber estudiado en Siena, una parte importante de tu formación artística tuvo lugar en Roma, en España, especialmente en Granada y Andalucía, en China y México. En estos momentos resides en Barcelona. ¿Cuánto ha aportado el idioma español a la forma de apreciar y construir tu literatura?
Es un idioma que me permite dialogar con artistas procedentes de todos los continentes. México, por ejemplo, ha influido mucho en mi formación y búsqueda de un lenguaje propio. Un poeta, un artista sin voz no tiene sentido. Mi arte se alimenta mucho de otras culturas como la maya, también de la música, el arte figurativo y literatura de otros países.

Tu poesía se articula en gran medida a partir de la mixtura artística de los lugares en los que has vivido y las culturas que han tocado tu sensibilidad. Actualmente, cuáles podrías decir que han sido los principales referentes en tu creación.
Mis referentes se llaman faros: Antonin Artaud, Elias Canetti, Carmelo Bene, Yukio Mishima, Catulo, Tirteo, Dante, Baudelaire. Admiro mucho a David Lynch y Jan Fabre, de los contemporáneos. Toda mi poesía se refleja en el teatro. He sido y soy un lector omnívoro.
Háblame de Geografía feroz.
Geografía feroz fue publicado en el ámbito del Premio Genil de Literatura de Granada, que normalmente otorgan a un poeta español o latinoamericano. Mi nombre fue una sorpresa. Era el 2011. Llevaba ya varios años en la ciudad de Lorca y de Falla. El sello Genil es una colección prestigiosa, universitaria. El libro, en particular, es un viaje alrededor de mi poética y del mito, con un aparato de “alucinaciones” sobre autores como Dino Campana, Niccolò Paganini, Julio Cortázar y António Lobo Antunes. Este último, el rey de la prosa lusitana junto a Saramago y Pessoa, lo he conocido en Barcelona el pasado mes de noviembre. Fue un encuentro fulgurante porque me conectó con el recuerdo de uno de mis maestros, Antonio Tabucchi.
Además de escribir en dialecto calabrés, en italiano y español, dominas otras lenguas, lo cual te ha permitido traducir y readaptar un conjunto de obras de autores como Roberto Bolaño, Aresti, Celan, Mandelstam, Casariego, Alberti, Kavafis, Trakl, entre otros. Desde tu experiencia, cuáles son los principales retos a los que se enfrenta un traductor en la actualidad.
¿El traductor es un traidor? ¿Traducir es traicionar? No creo. La traducción es un reto como bien dices: hace falta presunción y humildad. Podríamos añadir que es una forma de escritura. El traductor es un barquero irreverente, una especie de Ulises, un Caronte que transporta al lector a la otra orilla de la vida.
Istruzioni per distruggere il vento, publicado en 2013, es tu primer libro de narrativa, del cual se ha dicho tiene una marcada huella autobiográfica. ¿Cuánto hay de verdad en ello? ¿Qué puede encontrar el lector en estas páginas?
Más que un libro es un codazo o el cañón de un revólver en la sien con el gatillo apretado, como afirmó Gioacchino Criaco, que en la misma colección, “Velvet”, editó sus afortunadas novelas negras, junto al “Boxeador polaco” de Eduardo Halfón. El lector encuentra un puzzle, un rompecabezas absurdo en una tierra imaginaria del sur. Es mi homenaje a la memoria y al Alzheimer, esta enfermedad mezquina que lo destruye todo. Siendo un libro muy peculiar en cuanto a estructura y elementos narrativos, su huella se notará en varios años.

Nell´incendio e oltre es uno de tus libros más intensos, en el cual pudiésemos comprender mejor la expresión del repentismo cutise. Háblanos un poco sobre la estructura y esencia de esta obra.
Fue el primer libro de poesía en Italia con QR code. El lector tiene la posibilidad de escuchar el poema y el repentismo con la melodía del músico Sasà Calabrese. Está dedicado a un amigo que falleció por Esclerosis Lateral Amiotrófica. Nació como un volumen epistolar entre los dos. Cuando ya empezó a comunicarse solo con los ojos, cerré este trabajo que me concedió uno de los premios literarios más importante del país, el Lerici Pea como mejor poeta. La obra es un buceo dentro del territorio de la enfermedad y de la esperanza.
Il silenzio dopo l’amore es tu último libro, publicado en 2019 bajo el sello FerrariEditore, escrito en italiano. La obra es una metáfora de la mente humana, un diálogo interior que afronta las contradicciones de sí misma. ¿Cuáles impulsos y confesiones se esconden en ese silencio?
Antinovela o contranovela, Il silenzio dopo l’amore es una obra en prosa que se desarrolla a lo largo de una noche interminable. Está compuesta de una sola frase de cien páginas. Se trata de un proyecto a largo plazo que llevaré a teatro bajo la producción Lyriks de Nino Cannatà. Un primer estudio lo realicé el pasado verano acompañado por un contrabajo y un alquimista que incursionó con una evocación del fuego.
La vida un artista está siempre en constante transformación y movimiento, y parte de ese movimiento te ha permitido atravesar el límite de la palabra escrita, asumirla desde la mirada teatral y performática. ¿Qué significa para ti la poesía, lo poético, en el sentido más amplio de la creación?
La poesía es mi vida. Intento siempre proyectar el sentimiento poético en mi existencia diaria. Durante esa época de cambios he viajado mucho y trabajé en muchos sitios, como watchmaker en Shanghai, bartender en México, sommelier y gourmet en Barcelona. Además, abrí dos locales. Sin embargo, el teatro poético es mi presente y será mi inminente futuro.

Has colaborado con diversos artistas a lo largo de tu carrera, ¿eres de los que crees el oficio del escritor es uno de los más solitarios del mundo o consideras que la palabra, y en especial la poesía, contribuyen a crear lazos y hace que resurjan inevitablemente los rasgos más humanos?
El arte es contaminación. La soledad está en el proceso creativo, pero la palabra hay que compartirla con el mundo entero y, si es posible, intentar cambiarlo juntos.
Recientemente estuviste por primera vez en Cuba, para participar en la Feria Internacional del Libro de La Habana y en el X Encuentro de Jóvenes Escritores de Iberoamérica y el Caribe (EJEIC), que tuvo lugar en el mes de febrero. Coméntanos sobre esta experiencia.
Cuba y su pueblo me encantaron. La música, la cultura, el duende de las personas. En la Feria, además, hice amistad con artistas procedentes de otras esquinas del mundo, de Turquía, Francia, México, Chile, Colombia, Argentina y los estupendos artistas cubanos. Tuve la oportunidad de conocer un poco sobre la décima improvisada y visitar sitios emblemáticos como Casa de las Américas, la Universidad de La Habana o el Centro Dulce María Loynaz. También estuve presentando mi último libro. Fue una experiencia artística maravillosa.
Me atrevería a decir que más que un dialecto, una cultura, una vivencia, un sueño… tu idioma es el de la poesía, la poesía come l´unico partito che rimane. A tu juicio qué cuestiones deberían ocupar la labor de los poetas en este mundo.
Poesía es enigma, luz y oscuridad, vacío. Política y sangre. Vida y muerte animan la escritura y la existencia del ser humano.

“Campesino de la pluma. Escribo para arar mi corazón. No hago otra cosa que salvar algunos brotes de una tierra infestada por plagas. La verdad es que el campesino es siempre un bandolero, un poeta”, dijiste en cierta ocasión. Hoy, qué rasgos crees que definan a Daniel Cundari.
Cada uno de nosotros posee y protege su geografía feroz hecha por lejanías, ausencias, oportunidades perdidas, pero existe también una poesía de la alegría y del porvenir. Por esto, dije que un idioma, una lengua, es un instrumento y nada más. Yo puedo escribir en dialecto calabrés o en swahili: lo que importa es el mensaje que transmito. Te digo más, yo casi siempre me esfuerzo para “olvidar la Calabria” mientras que utilizo el instrumento del dialecto.
El teatro resurge siempre en tus impulsos creativos. El teatro es la poesía que se levanta del libro y se hace humana, como dijese Federico García Lorca. El escritor se desnuda siempre sobre el papel, el actor se viste siempre con sus instintos, el que improvisa se desnuda y se viste al mismo tiempo. ¿Qué rumbos te planteas seguir con el teatro en el futuro?
Sueño con un teatro nuevo. Un teatro de locuras, inteligencia y ternura. Mi idea es sencilla, pero muy intensa y honda. Requiere mucho sacrificio y un estudio escénico/corporal penetrante. Hasta hoy he interpretado sobre todo textos de otros autores. Ya es tiempo de cambios.
Camilo Noa, un poeta de láminas, suspiros, fractales y peregrinaciones
Entra a la oficina de Diseño Editorial y su saludo contagia al equipo creativo. Está en Ediciones La Luz con una cámara en la mano, necesita un protector para el lente. Consulta a todos, y los de allí se distorsionan, entablan una conversación que nos aleja del trabajo, pero le prestamos atención y le damos café, de cualquier taza, es uno más de allí. A veces, ese café tiene la magia de anclarlo en la silla y Camilo no se va, sobre todo porque quiere ver las últimas correcciones de su libro. Se trata de Laminarios, su más reciente publicación bajo nuestro sello y presentado también en formato eBook en la pasada Feria Internacional del Libro de La Habana. Camilo siempre está dispuesto a colaborar: “lo que haga falta Yuseff”, dice en aras de vernos crecer y de verse luz, porque en varias ocasiones ha expresado su agradecimiento por haber sido escogido en este plan editorial.
Así llegué a la poesía de Camilo, conociéndolo en las presentaciones, en un café, en las voces de una amiga. Así llegué a trabajar en sus versos y no veo otra persona que no sea él mismo en cada línea. Su madre, personaje principal en la mayoría de sus poemas y a la que dedica este libro, se desdobla para ser irremediablemente heroína, madre-angustia-sacrificio, madre todopoderosa, madre-totem, abnegación, confianza y desvelo, madre omnipotente…

Mi madre teje en su banqueta de pino
un mantel anchísimo
…
Madre teje a estas horas
para acabar temprano con el hambre
Luego aparecen otras perturbaciones, el poeta de la Villa Blanca de los Cangrejos, resurge en las aguas, el olor a salitre es quien lo perpetúa de esas muertes que él mismo se figura.
Esta mujer que viene a mí
se está muriendo
tiene olor a animal pútrido
desde niño sé distinguir ese hedor
lo sentía en la iglesia
había una anciana que olía a cáncer
y me daba muchos besos
como quien besa por última vez
me abrazaba con el pecho blanco
lleno de talco
con ese aroma viciado
de fluidos y escaras
esta mujer que se aproxima
no me besa
posa una mano sobre mi hombro
y me mira con lástima
Su vida es llevada a una placa de laboratorio, y en esa lámina donde la lupa del microscopio amplía minuciosamente cada elemento, aparecen sus peregrinaciones, los recorridos que hace sobre el cuerpo de cada mujer o de la patria. El pescador ha vivido a su antojo con la fórmula de la felicidad que precisa uno de sus versos luz:
…hubo mirra
incienso y mieles
y una muchacha
se hizo sal
en un espasmo
cuando sostuvo la mirada.
Si hablamos de recursos literarios, tropos empleados en su dramaturgia, el autor resuelve con simulaciones. Es difícil comprender que cada uno de los hemistiquios que conforman sus poemas es un modelo matemático a veces abstracto, otras no, pero no pueden explicarse por las teorías clásicas. Camilo no es un poeta de deducciones. La lectura parcial indica una interpretación, la lectura analítica contrapone significados, y deja al lector en un mar de polisemias listo para ser creador a partir de uno de sus versos.

Sobre un verso de Camilo Noa
Vamos a amarnos hasta saciar el hambre de los cuerpos
Vamos a amarnos y repartir las caricias a partes iguales
Yo te ofrezco mi flor, mi poema
Cada noche siento que me ofreces de algún modo tu Patria.
Sus textos poseen la belleza, la estética que el buen arte amerita, las voces latinas conforman el entramado característico de poemas-ciencia. Porque el autor o es macho viril, o es hombre empatía con tendencia al mimo. No por mi cercanía, pero me atrevería a decir que Camilo es el neologismo vallejiano, una especie de trilcedumbre; tristeza por el vocablo recurrente hambre, dulzura por esas retribuciones implícitas constantes que aparecen a modo de exergos o intertextos:
A L.Y.
Seguramente mi amigo el poeta
hubiese llorado de ver morir aquel árbol
sintiendo igual estremecimiento
lloré al ver las manos del carbonero
que lo talaba
Aquí no se vislumbra un recurso clásico de métrica o rima, pero hay un verso libre, tan libre como los pensamientos del autor que habita en una nación suya y donde canta su propio himno, lo incita a transitar en ese mundo de carencias, problemas existenciales, o de circunstancias. Estamos ante un texto de valiosa carga semántica, con imágenes y metáforas conceptuales, elegantes verbos de vida interior que hacen sin duda alguna en Camilo y el lector la extrapolación necesaria.
Premios del IV Concurso de Microrrelatos de Ocean Sur, la AHS y Cubadebate
Premios (algunos concursantes usaron pseudónimos y así lo referenciamos):
Ganador del Premio: Ivan
Título: La encontré sentada en la yerba, como Buda, en una esquina de la terminal
– ¿Te vas entonces?
– Umjúm.
– Hoy toca Fito.
– Sí, ya sé.
Silencio, miradas perdidas y manos nerviosas.
– ¿Cuál es Nick Mason?
–El bajista. ¿Por qué?
– Por nada…
– No te vayas hoy. Quédate conmigo esta noche. Vamos al…
– No.
– …concierto y después te dejo en…
–Te dije que no.
–Bueno… oquéi.
– Tú no cambias. – El reproche llega como sonrisa cómplice y tierna.
– Nunca, pero esta vez no es lo que estás pensando. – Le responde la mía.
Nos reímos unos segundos, los primeros, en tres años, en los que logramos sentirnos bien uno con el otro.
Poco después me extiende una copia del P·U·L·S·E, primera edición.
– ¿Y esto?
– No era para ti… pero quédatelo.
– Gracias… Yo quería darte uno el día antes de irme…
– Me imagino… Incluso sé cuál. Y mejor… no.
– Bueno… me voy. Ya tu guagua debe estar al llegar.
– Sí, hoy está fácil.
– Claro, mucha gente viene por el concierto.
– Y muy poca se va… por el concierto.
– Sí… supongo…
– Disfruta el concierto, Iván.
– ¡Siempre!
– Yo sé, pero hazlo por mí también.
– Siempre, Carla.
. . .
No coincidimos más. El día antes de irme de Cuba pasé por su casa para darle el Corazón Del Tiempo. Lo dejé caer por la ventana. Ella no estaba.
Segundo Premio: Adiley Cilleros
Título: Cinco, cuatro, tres, dos, una vida
Sé que el espéculo entró sin que lo esperaras. Lo sé porque conozco bien todas tus caras. Las miradas de los médicos mirándonos no te importaron. Apretaste mi mano cuando el pequeño “él “o la pequeña “ella” fueron desalojados de tu útero. Me diste la espalda encogiendo ambas rodillas. En cinco días no has hablado conmigo ¿Te dolió tanto? ¿Tanto así? Cuatro semanas atrás caminábamos de regreso de La Fábrica. Cada vez que salías de allí tenías que repasar tu apreciación crítica de todo lo que viste enganchado en las paredes. Tus discursos sobre viejos pensadores y sus retóricas para instruir a humanos instruidos ya me las sabía de memoria. Viste una estrella fugaz. Pedimos deseos. Esa triste noche un óvulo tuyo fue fecundado. Tres años antes corría detrás de ti para colarte una carta con mis poemas de amor desesperados en tu mochila. Dos meses después nos besamos disfrazadas y subimos la selfie a Snapchat. Una hora antes de que me dejaras te escribí esta carta. Quiero que sepas que ese día a mí también me pasó lo mismo que a ti. No declaré como tú. No le dije nada a la policía. Quiero quedármelo. Si está mal o no, eso no me importa ¿Recuerdas la estrella fugaz?
Tercer Premio: G.R
Título: Bucle urbano
Las mañanas del Libertad413 son así:
>>La rubia del 4B hace su sesión de yoga desnuda.
>>El gordo del 4A la observa por un hueco.
>>El escritor del 3B fuma un cigarro frente a la pared vacía.
>>El banquero del 3A practica nudos con una soga.
>>El trompetista del 2B toca silencios con una sordina electrónica.
>>La puta del 2A tiende sus bragas en el balconcillo.
>>El diputado del 1B se despide de su mujer.
>>La maruja del 1A mira su telenovela preferida.
Siempre. Invariables. Hasta un día que:
>>Tocan la puerta del 4B con violencia y la rubia sale por el balconcillo al apartamento vecino.
>>El gordo del 4A la refugia en sus brazos, le hace el amor y va a contarle su suerte al escritor de los bajos.
>>El escritor del 3B escucha la escena y fuma su último cigarro antes de pedirle un favor al vecino contiguo.
>>El banquero del 3A deja que el escritor se ahorque con la soga desde el balcón.
>>El trompetista del 2B se impresiona al ver el cuerpo colgando y la sordina sale disparada en una última nota estridente.
>>A la puta del 2A se le cae una braga del susto.
>>La mujer del diputado del 1B encuentra la braga y arma un escándalo.
>>La maruja del 1A, harta de no poder escuchar su novela y convencida de que la culpa es de la rubia presumida de los altos, sube las escaleras para derrumbar la puerta del 4B.
Finalistas:
- Abey Medina, por Solo de guitarra.
- Héctor Barrios González, por Práctica de tiro.
Jurado:
Giselle Lucía Navarro (La Habana, 1995). Poeta, narradora, ensayista, escritora para niños y diseñadora de moda. Miembro del Movimiento Poetas del Mundo y de la Asociación Hermanos Saíz. Egresada del Centro de Formación Literaria Onelio Jorge Cardoso en 2015.
Elizabeth Reinosa (Granma, 1988). Ingeniera en Ciencias Informáticas en la Universidad de las Ciencias Informáticas. Miembro de la Asociación Hermanos Saíz, del grupo Poetas del Mundo y egresada del XIII Curso de Técnicas Narrativas Onelio Jorge Cardoso.
Daniel Burguet (La Habana, 1989). Narrador. Egresado del XVI curso de Técnicas Narrativas del Centro de Formación Literaria Onelio Jorge Cardoso (2014). Miembro de la Asociación Hermanos Saíz (AHS) y del taller literario “Espacio Abierto”.
Acta del Jurado
Acta del Concurso de Microrrelatos Cubadebate
La Habana, 19 de abril de 2020
El jurado del IV Concurso de Microrrelatos, organizado por Cubadebate, la Asociación Hermanos Saíz y la casa editorial latinoamericana Ocean Sur, se reúne por vía Whatsapp para deliberar sobre los más de 1 000 textos presentados. Tras una lectura cuidadosa, se acuerda por unanimidad otorgar:
- La condición de Finalista a los textos: Solo de guitarra, de Abey Medina y Práctica de tiro, de Héctor Barrios González.
- Tercer Premio a Bucle urbano, presentado por GR, por ser un texto con una ingeniosa estructura, que usa el humor y el absurdo como guía de la historia, hilvanando las acciones de los personajes y desencadenantes de una forma divertida y eficaz.
- Segundo Premio a Cinco, cuatro, tres, dos, una vida, de Adiley Cilleros, por ser un texto de construcción acertada que, con economía de recursos, logra recrear personajes profundos, así como una atmósfera de angustia y desesperación que contagia al lector.
- Primer Premio a La encontré sentada en la yerba, como Buda, en una esquina de la terminal…, de Iván, por ser un texto que pareciese un calco de la realidad, sin más pretensiones, con un lenguaje claro y preciso. A partir de la eficaz utilización del diálogo, el autor logra darle vida a personajes que parecen existir más allá de la narración. Siembra en el lector una bien lograda desolación y cientos de preguntas.
IV Concurso de Microrrelatos: ¿Quiénes integran el jurado y cuándo publicaremos los textos ganadores?
Cubadebate, la Asociación Hermanos Saíz (AHS) y la casa editorial latinoamericana Ocean Sur agradecen a todos los lectores que participaron en nuestro IV Concurso de Microrrelatos, en el ámbito de la XXIX Feria Internacional del Libro de La Habana.
El número de participantes nos volvió a sorprender en 2020. Hoy se pueden leer 1 052 comentarios al pie de la convocatoria; la gran mayoría son microtextos enviados por autores nacionales y extranjeros.
Resulta difícil elegir tres premios entre tantas buenas letras. Sin embargo, el jurado, integrado por tres prestigiosos jóvenes escritores, asumió la responsabilidad y trabaja en la selección de los textos ganadores.
Las obras premiadas serán publicadas en Cubadebate el jueves 23 de abril, Día Mundial del Idioma Español, y no el próximo día 12, como habíamos anunciado, dada la situación excepcional que vive Cuba por la COVID-19.
¿Quiénes son los miembros del jurado?
Giselle Lucía Navarro (Alquízar, 1995) Poeta, narradora y diseñadora. Es licenciada en Diseño Industrial por el Instituto Superior de Diseño de la Universidad de La Habana y egresada del Centro de Formación Literaria Onelio Jorge Cardoso. Profesora de la Academia de Etnografía de la Asociación Canaria de Cuba. Dirige el Grupo Literario Silvestre de Balboa. Miembro de la AHS y del Movimiento Poetas del Mundo. Ha obtenido premios entre los que destacan La Edad de Oro 2018 (poesía infantil), Pinos Nuevos 2019 (novela infantojuvenil) y David 2019 (poesía), así como menciones en los concursos internacionales Ángel Gavinet (Finlandia, 2012), Poemas al Mar (Puerto Rico, 2012) y Nósside (Italia, 2019). Ha publicado el poemario El circo de los asombros y la novela infantojuvenil ¿Qué nombre tiene tu casa?, por la editorial Gente Nueva. Su poemario Criogenia se encuentra en proceso de publicación por Ediciones Unión. Textos suyos aparecen en antologías y revistas de diversos países.
Elizabeth Reinosa Aliaga (Cuba, 1988). Poeta y narradora. Ingeniera en Ciencias Informáticas y egresada del XIII Curso de Técnicas Narrativas del Centro de Formación Literaria Onelio Jorge Cardoso (2011). Es miembro de la Asociación Hermanos Saíz, del Grupo Ala Décima y de la Asociación de Estudios Latinoamericanos (LASA). Ha publicado los libros En la punta del iceberg (Ediciones La Luz, 2011); Striptease de la memoria (Ediciones Montecallado, 2016); Formas de contener el vacío (Samarcanda, España, 2016); Las seis en punto (Editorial Sed de Belleza, 2017); Brújulas (Ediciones La Luz, 2018) y Líneas de tiempo (Casa Editora Abril, 2019). Sus textos, en verso y en prosa, han aparecido en antologías publicadas en España, México, Estados Unidos, Colombia, Honduras, Argentina, Chile, Italia y Cuba.
Daniel Burguet (La Habana, 1989) Narrador y guionista. Egresado del Centro de Formación Literaria Onelio Jorge Cardoso y miembro de la Asociación Hermanos Saíz (AHS). Ha publicado los libros Historias del más acá (Editorial Guantanamera, España, 2016); Ladrar a las puertas del cielo (Editorial Extramuros, Cuba, 2018) y Cuando despiertes (Casa Editora Abril, Cuba, 2019). Entre sus reconocimientos están la beca de creación Casa Seoane (2019), Premio Calendario en la categoría de ciencia ficción (2018), Premio Luis Rogelio Nogueras (2017), Premio Aquelarre a mejor libro (2016), Premio César Galeano (2014) y Premio Oscar Hurtado (2014). Obtuvo mención única del primer Premio Guantanamera-Balcells (2018), y mención, durante tres años consecutivos, en el concurso David, convocado por la Uneac. Ha participado en la Feria Internacional del Libro de La Habana, y en la de República Dominicana. Se desempeña como guionista en el programa humorístico Vivir del cuento, de la Televisión Cubana.
Espejito, espejito: cóncavo y convexo para reflejar literatura
Como un regalo o un juego nacen los libros para colorear, acercamiento primero del niño a un objeto que se construye desde sus manos, porque como toda obra de arte, no está completa hasta que crayolas, lápices, temperas insuflan vida a la hoja. Pero la que se ofrece aquí no es únicamente la silueta que espera el relleno de la mano infantil.
Irreverentes y comprometidos con la cultura y el país

“Después de visitar Guantánamo, Santiago de Cuba y Granma, este encuentro en Holguín es de vital importancia para la Asociación Hermanos Saíz”, destacó Rafael González Muñoz, presidente nacional de esta organización, pues “la provincia posee el mayor número de asociados después de La Habana y es además, la anfitriona de las Romerías de Mayo, Festival Mundial de las Juventudes Artísticas, nuestro principal evento”.
En intercambio con asociados y directores de las principales instituciones culturales holguineras, a propósito del recorrido para chequear los acuerdos del III Congreso de la AHS, realizado en 2018, apuntó:
“Seguiremos con un arte irreverente y al mismo tiempo comprometido con la cultura del territorio y el proyecto de país que defendemos”.
“En el mes de mayo se realizarán, además, las reuniones de células y secciones, por lo que es necesario potenciar el trabajo sistemático y compenetrado entre las instituciones y las secciones”, destacó Lilién Aguilera, presidenta de la misma en la provincia.
Entre los acuerdos chequeados y que motivaron el diálogo se encuentran la necesidad de espacios para ensayos y presentaciones de grupos musicales, principalmente los de gran formato, como las bandas de rock; la importancia de retomar las brigadas artísticas a las universidades, y la inclusión de los miembros de la AHS en la programación en los sitios culturales del territorio de acuerdo con la política cultural del país.

Además, fueron debatidos acuerdos –10 cumplidos actualmente, seis en proceso y el resto pendientes, añadió Lilién Aguilera– como la necesidad de incorporar a los planes docentes de las escuelas de arte el teatro de títeres, “un acuerdo que trasciende Holguín, pues ya se creó en la ENA la especialidad de teatro para niños y de títeres”, añadió Rafael; incentivar la formación de dramaturgos y teatrólogos; un local para la Casa del Joven Creador de la célula de Gibara; las condiciones del audio de la sede de la AHS en Holguín; y la actualización de la Resolución 157 de 1980 del Ministerio de Cultura que estipula el pago al derecho de autor y las colaboraciones especializadas y periodísticas.

También la promoción en los medios nacionales, principalmente la televisión; la conectividad en la sala de navegación de la AHS; la creación de un boletín de crítica e investigaciones que reúna el trabajo de los asociados de esta sección, y la implementación del proyecto Conéctate a La Luz, que tendrá como objetivo compartir mediante las herramientas digitales materiales literarios y productos promocionales del trabajo de Ediciones La Luz, en cuyo salón Abrirse las constelaciones se realizó el encuentro.

“Si logramos consolidar este proyecto, estamos poniendo a los jóvenes y al público en general un verdadero tesoro en las manos”, subrayó Rafael González, quien alentó, además, a los asociados a enarbolar la épica fundacional de la AHS, cuestión que ha caracterizado en estos más de 30 años de creada el constante trabajo de sus asociados.

Aunque las actuales condiciones sanitarias del país, con la propagación del coronavirus, han llevado a posponer importantes eventos organizados por la AHS –como el Festival Nacional de Teatro Joven y también la Feria Internacional del Libro en Holguín, donde La Luz, sello de esta en la provincia y uno de los más reconocidos del país, protagoniza una amplia programación con el lanzamiento de sus novedades editoriales–, el trabajo de la Asociación debe servir como vitrina de la vanguardia artística, y así consolidar espacios, posicionar el arte joven y promover lo mejor de la creación.