Documental


Cine Andante tomará las calles nuevamente

Entre muestras de audiovisuales e intercambios de realizadores con los públicos transcurrirá en Guantánamo, la VIII jornada Cine Andante, que organiza la Asociación Hermanos Saíz para promover la apreciación de este tipo de productos artísticos que de manera itinerante se exhibirán en comunidades, centros educacionales y laborales a mediados de noviembre.

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Dayron Chang: «El primer jurado debería ser uno mismo» (+Fotos y videos)

En él habita un duende, quizás el más travieso. Anda por ahí provisto de valentías y pasiones, algunas cohibidas, otras desbordadas. A Dayron Chang Arranz, el comunicador y la persona, solo le importa amar, estremecer, descubrir, trascender; se niega a lo fútil.

Periodista, realizador, locutor y declamador, Dayron busca asir el alma de las cosas. No sabe hacerlo de otro modo. Lleva el peso de actuar y pensar de esa forma desde muy joven, por eso lee mucho, investiga, cuestiona y crea. Busca así traspasar el peligroso manto de la superficialidad y el acomodamiento. Se aleja de los lugares sin espíritu pero no se niega a las experiencias que le acerquen lo más posible al encuentro total con la vida.    

El arte y la historia lo acunan en sus atrevimientos y son su pase de entrada al mundo intelectual cubano. En su corta carrera ya le conocen en festivales, concursos y premios de diversa índole, sin embargo, es en las historias de los otros, en el abrazo de sus paradigmas y en el guiño sensible de los amigos donde atesora sus logros. Aunque no les huye a los desafíos sabe poner cautela ante lo inmenso, por eso llegó algo asustadizo y escéptico al concurso Caracol para cosechar luego el reconocimiento de noveles y consagrados. Sobre los derroteros del evento y la participación de los jóvenes realizadores accedió a conversar con nuestro sitio.

Dayron Chang entrevistado en los estudios de Radio Siboney por el periodista y escritor Reinaldo Cedeño Pineda/ cortesía del entrevistado.

—Quizás seas uno de los pocos afiliados de la AHS o de los jóvenes realizadores del oriente del país que ha sido premiado en el Caracol en dos de las áreas en concurso: Radio y Televisión. Cuéntame cuáles fueron las obras con las que resultaste ganador, su origen, características y otros detalles de tu participación.

—Llegar a obtener ese resultado en dos medios como la radio y la televisión, cada una con sus riquezas particulares, no fue para nada una meta. Más bien tiene que ver con mis inquietudes y propósitos, como persona y profesional, de socializar con los demás aquellos saberes que por azar o por intención llegan a mis manos. Al final, eso es lo mejor: el descubrimiento.

Un primer paso lo di con los sonidos, en medio del desafío que implicó reconstruir completamente la historia de la única gran cadena de radio que tuvo su epicentro fuera de la capital antes del Triunfo de la Revolución. Como parte del ejercicio de mi tesis de pregrado en la Licenciatura de Periodismo surgió la serie radiodocumental Sonidos de Ciudad en el año 2013.

Durante una de las transmisiones vía streaming del Festival del Caribe/ cortesía del entrevistado.

Conocí entonces lo que para un joven del este del país pudiera y aún puede parecer distante, tanto geográfica como generacionalmente, el Premio Caracol. En aquel momento obtuve el lauro en dirección de radio con esa investigación que rescataba de la desmemoria el vínculo de la CMKW Cadena Oriental de Radio con acontecimientos de impacto de la cultura nacional y con personalidades como Luis Carbonell, Celina González, Ibrahim Apud, Yolanda Pujols, Salvador Wood, entre otros.

Resultaba casi impensable la posibilidad de ganar, aunque conocía de algunos casos ya premiados con similares edades, en entornos más cercanos a la capital. No obstante, hay que reconocer que no es lo cotidiano. Y decidí aventurarme porque creía en todo aquello que defendía y poseía el material. Cuando vine a ver era un recién graduado con un Caracol en sus manos y comencé a cambiar mi percepción sobre el premio.

En el caso de la televisión competí con la obra Historias entre montañas desde la cual se hace un análisis sobre la rebeldía del cubano. Esta mereció el premio del jurado en las categorías de dirección y guion de programas educativos e históricos. Había pasado ya un tiempo desde la sorpresa de Sonidos de Ciudad, pero para un joven el Caracol siempre es un impulso pues representa la posibilidad de medirte con realizadores a nivel nacional, unos menos conocidos, otros de renombrada trayectoria, pero todos al final creadores que entregan algo de sí en cada obra y que por diversos motivos apuestan por el Caracol. Siento que la intención, más que el acto de ganar, es ver cómo algunos ven y sueñan a Cuba desde el audiovisual. A eso debería aferrarse el concurso.

—Desde hace unos años se ha ido ampliando el número de categorías a premiar en el Festival Caracol. ¿Consideras que esto es beneficioso o no para la calidad y prestigio del evento?

Dayron Chang junto a la cineasta Lourdes de los Santos, presidenta de la sección de Asociación de Cine, Radio y Televisión de la Uneac, tras la premiación del concurso Caracol en el año 2019/ cortesía del entrevistado.

—La calidad del evento se sustenta en demasiados pilares como para pensar que ampliar el número de categorías pudiera mellar en algún sentido su prestigio. Si bien es necesario respetar esencias y tradiciones dentro de cualquier concurso, también es menester repensarlo en cada tiempo porque la radio, el cine y la televisión evolucionan a la par de la tecnología, los creadores, las estéticas, los soportes… Por tanto, resultará beneficioso en la medida en que el comité organizador y todos aquellos que estén detrás del certamen estudien, antes de elaborar cada convocatoria, esas tendencias para saber qué debe permanecer, qué debe modificarse o qué añadir. Si no se piensa con esa profundidad y entrega podría ser funesto.

El Caracol no se puede permitir lo superfluo o lo improvisado. Estamos hablando de un concurso que por años ha formado parte de la vida cultural y creativa de los realizadores cubanos, que ha sido medidor de la creación a lo largo y ancho del país, que ha legitimado anualmente con sus premios tanto a obras como artistas, y eso es una gran responsabilidad.

Mantener esa exigencia; abrirse cada vez más a nuevas formas; pensarlo sin la etiqueta de las edades como es mi experiencia; expandirlo para que siga siendo plataforma de diálogo entre realizadores; premiar con rigurosidad y respeto… Ahí están los pilares que no deberían faltarle para ser un concurso siempre actualizado.

—Varios realizadores y miembros de la Uneac han planteado en distintos espacios gremiales la necesidad de crear un jurado de admisión como un primer filtro para que resulten nominadas las obras de mayor calidad. ¿Qué opinas al respecto?   

—Podría decirte que soy de los que está de acuerdo con una idea como la que plantean algunos de mis colegas realizadores, pero lo valoro como una decisión circunstancial. No todos los días se concursa en un evento como el Caracol, no haces cotidianamente una obra que crees merecedora de competir. Al concurso no se envía lo común, sino lo que cada cual considera que sobresale entre todo aquello que ha producido. Por eso digo que el jurado de admisión es algo circunstancial.

El primer jurado debería ser uno mismo. No se trata de autolimitarse, pero sí de saber con claridad y autocrítica cuando se ha elaborado un producto que sobresale. Si no se nos va un pedazo de nuestra alma en el arte que hacemos entonces algo le falta. Cada quien sabe cuánto le ponen a su obra; lo que si no puede pasar es que por participar enviemos aquello que no cumpla con las expectativas del evento. Aun así, tener un jurado de admisión permitiría que llegara lo más depurado a manos del jurado que cada edición prestigia el Caracol. Es una decisión que exige respeto y cuidado.  

Dayron Chang junto al Presidente de Honor de la Uneac, el intelectual Miguel Barnet/ cortesía del entrevistado.

—Muchos realizadores jóvenes hoy buscan fuente de financiamiento o auspicio para sus proyectos fuera de los circuitos institucionales ¿Crees que esta situación podría afectar su relación con el concurso Caracol o no?  

—La creación audiovisual está buscando actualmente nuevos mecanismos para organizar procesos que durante largo tiempo han permanecido dispersos y sin dirección en este universo, todavía con grietas y dudas. El Registro del Creador, liderado por la Uneac, el Icaic, el Icrt y otras expresiones de nuestra institucionalidad es una muestra de ese intento del cual hay que seguir aprendiendo porque aún no conocemos todo aquello que ofrece o facilita en cuanto a organización, legitimidad, representación, financiamiento, etc.

Siempre he pensado que por encima de todo importa la creación y eso no tiene por qué entrar en conflicto o afectar el sentido de convocatoria del concurso Caracol. El certamen tiene esencias que ha defendido por años y no creo que la forma en la que se logre financiar o auspiciar la obra, mientras se respete la legalidad, deba entrar en disputa con esas esencias.

Viéndolo como un joven realizador, creo que mientras sea una obra de calidad, con estimables valores estéticos, no hay nada que pueda entrar en conflicto. Son tiempos de abrirse a los discursos que cobran fuerza en diversas partes de la Isla porque juntos contribuimos a esa obra coral que es la cultura. Con el acto de rechazar lo “no institucional” podríamos omitir una parte importante de lo que somos y decimos. El concurso y evento teórico del Caracol deber ser ese espacio de creación y discusión libre donde se exhiba aquello que con calidad se hace en materia de realización audiovisual.

—Podría pensarse que siendo un certamen convocado por la sección de Cine, Radio y TV de la Uneac este sea un espacio solo al alcance de consagrados artistas. ¿Por qué piensas que los jóvenes realizadores debían participar en el concurso y sesiones teóricas del premio Caracol?

—Creo ser un ejemplo, entre muchos otros que conozco en varias provincias del país, de que el Caracol no es un espacio elitista solo para consagrados. Pudiera plantearse sumar a más jóvenes, o “salirse” de La Habana en todo el sentido de la palabra, aunque también podrían ser los jóvenes quienes se atrevan, arriesguen, experimenten o propicien el diálogo.

Por otra parte, los tres días del espacio teórico han demostrado ser insuficientes; en la presente edición la crisis generada por la pandemia de la COVID-19 ha encauzado como nueva vía de socialización las plataformas digitales, experiencia que debería replicarse en los próximos años para que quienes consumen nuestras obras también formen parte de lo que antes se analizaba entre paredes. Pensar un caracol en los móviles, en tablets o un PC, debatir o polemizar con el público desde Instagram, Facebook, iVoox, entre otros soportes, en torno a lo que un jurado decidió que era lo mejor. Hacia ahí debe andar el Caracol, en la búsqueda de un camino que le acerque a los nuevos tiempos.

Siempre he creído en la continuidad. El diálogo generacional que se genera, en ocasiones, entre los pocos realizadores jóvenes y los más experimentados podría ser la piedra filosofal de esa continuidad y esa ruptura que le son inherentes al arte. Pero no lo podemos saber si no vemos al otro, si no escuchamos como lo ven los demás, si no somos capaces de ver más allá de lo que tenemos conceptualizado. ¿Cómo crecer sin interactuar? Por tanto, el Caracol debe buscar vías para crecer. No es malo que aúpe a los consagrados, —son imprescindibles—, lo que importa es que siempre encuentre una manera de ser abierto a todo lo que con calidad se haga en Cuba, porque es la única manera de perpetuarse y sobrevivir. Mi consejo a los jóvenes como yo: atrévanse, quién sabe si mañana ustedes sean los consagrados.

Varias series televisivas y coberturas periodísticas han probado el talento del joven realizador Dayron Chang./ cortesía del entrevistado.

—¿Cómo podría contribuir la AHS a que los noveles realizadores se enfrenten a certámenes como el Caracol mejor cualificados o con más posibilidades de éxito?

—La AHS no deberá carecer jamás de agudeza en sus proyecciones. En esa habilidad se sustentará su vocación para integrar, escoger, consolidar y perpetuar aquello que se quiere definir como lo mejor del arte joven. Sería iluso no pensar que lo mejor puede que también siga allá fuera. Eso le impone a la organización un espíritu de búsqueda, renovación, de contacto y apertura, que se equipare al ritmo de la creación misma; que jamás niegue la esencia de libertad que hay en el arte y el artista; y que sepa andar con los tiempos.

No le debe faltar instinto para esto —al fin y al cabo el arte tiene un poco de ese impulso natural—, pero mejor que se sustente en un pensamiento y una estrategia. Hablamos de una organización de conceptos y filosofías de vida que concomitan para dialogar, que se juntan para hacer crecer al ser humano.

Varias series televisivas y coberturas periodísticas han probado el talento del joven realizador Dayron Chang./ cortesía del entrevistado.

No es solo el artista lo que se elige. También se elige una historia, una leyenda individual, con principios y visiones del mundo que deberán encontrar en la organización vías para crecer, polemizar, revolucionar, aportar a una construcción coral más determinante que es la cultura cubana.

La AHS tiene que ser ese espacio para aprender a escuchar al de al lado, para analizar a Cuba no solo desde mi rincón vital y cercano, sino para entenderla en su profundidad a través del otro. Y qué suerte es tener un lugar de reunión, para ver nuestro arte en contexto, para saber que lo que nace en la individualidad, en el encierro de un taller; en un estudio de grabación, en el tabloncillo de un teatro, en un parque cualquiera de la isla, adquiere mayor sentido cuando interactúa con la realidad que le da vida. Y no es solo el cuadro, la coreografía danzaria, el nuevo libro, la película, es cada una de esas chispas dispersas hallando su verdadera razón cuando moviliza, contradice, embellece, cambia y enriquece lo espiritual y lo físico del entorno local, nacional y universal.

Hay una responsabilidad sobre los hombros de la AHS. Y en ello está en juego la herencia de una creación artística y una obra intelectual que nos trasciende y de la que sabremos o no si queremos o somos merecedores de formar parte. Siempre he creído que todo artista debe ser conocedor de sus raíces, y a partir de ellas trazarse propósitos nuevos. La organización debe prepararnos para momentos así, para circunstancias donde hay que tomar decisiones, para opinar en función de crecer y no de degradar, para madurar en ideas que nos lleven a concursos como el Caracol con obras y discursos que nutran a la nación. Y eso no es el logro de un día. Ese es el camino que deberá estar sembrando siempre la AHS; para ser esa coordenada en la que quieran encontrarse los jóvenes que sueñan y piensan a Cuba desde su arte, ya sea para continuidad y/o cambio.


Un Almacén 30 años más joven (+Fotos)

Un Almacén diferente, pero que no pierde su esencia y creatividad, gracias a la luz joven del audiovisual cubano y al amor incondicional de quienes trabajan durante todo el año para lograr que cada edición del Almacén de la Imagen sea el espacio idóneo que dé riendas sueltas a la originalidad de las nuevas generaciones de cineastas de la isla y del mundo.

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Entre luces y sombras

Sección de audiovisuales de la AHS en Santiago de Cuba

A Frank Lahera O`Calaghan, presidente de la sección de audiovisuales de la AHS en Santiago de Cuba uno lo ve siempre con cámara en mano. Esa eterna amiga que deja instantáneas de lo hermoso a través del lente no lo abandona, como la guitarra a un trovador. De los momentos difíciles salen las grandes soluciones dijo un gran pensador y al parecer los jóvenes creadores utilizaron muy bien esta frase para repensar la Asociación desde diversas miradas. Frank no siente miedo de decir verdades del funcionamiento de su sección, resultados y debilidades.

“Teníamos varios objetivos trazados, entre ellos lograr comunicar la creación santiaguera en festivales nacionales y extranjeros; incentivar la creación individual de los asociados para potenciar el intercambio con colegas de otros lugares y espacios, lo que posibilita nuevas formas de animar, despertar otras inquietudes artísticas. Esto se venía trabajando desde el año anterior con la creación de un Festival Nacional de Videoarte, que se logró gracias al apoyo del Festival FAENZA de Colombia y sirvió de enriquecimiento creativo y espiritual a los realizadores de la ciudad.

Fotos: Tomadas de perfil El Creador

“Además, teníamos la intención de generar diálogo con otros creadores, por ejemplo, queríamos proyectar una retrospectiva de la edición anterior del Almacén de la Imagen, eso sumado a conferencias. Logramos traer, lo que fue un experimento, una retrospectiva de la Muestra Joven del ICAIC en noviembre de 2019 durante cuatro días. Después se pensó que la Muestra podía presentarse en diferentes partes del país, pero esa idea surgió aquí en Santiago. Buscamos la manera de traer realizadores nacionales e internacionales para que impartieran conferencias. Nos había confirmado su presencia Jorge Molina con un taller intensivo de guion durante cuatro días; Alejandro Alonso, ganador en el Festival de Cine de Lima, Perú, nos iba a dar un curso de fotografía, pero llegó la COVID-19 y se pospuso todo.

“Esto surgió gracias a la relación que tenemos con la Muestra Joven de que importantes creadores vengan a Santiago a ofrecer sus conocimientos. También queríamos traer a realizadores de Camagüey, Granma, con muy buen trabajo en lo audiovisual.”

–¿Cómo logras establecer un vínculo con la Muestra Internacional de Videoarte FAENZA?

Somos como una especie de subsede de esa muestra. Surgió en Bogotá, Colombia, y al ser participante le hablé de la posibilidad de insertarnos y ellos aceptaron, vinieron al Festival del Caribe y decidieron hacer algo fijo. Por la pandemia queríamos hacer este encuentro ahora en octubre, pero lo pospusimos para abril de 2021.

Queremos incluir un salón de artes visuales en Bogotá y que Santiago de Cuba funja como puente, con el fin de dar a conocer el trabajo de los jóvenes artistas. Si lo logramos hacer, trataremos de hacer una muestra itinerante que pase también por Camagüey y La Habana.

Fotos: Tomadas de perfil El Creador

–¿Qué soluciones encontró la sección de audiovisuales para continuar creando en medio de la COVID-19?

Trabajamos en las redes sociales. Ahí realizamos ciclos de cine experimental, videoarte, a través de secciones llamadas Ventana Cine, Ventana Perfomance. Presentaron materiales Yuri Seoane, Carlos Gil Calderón, Yunior Frómeta y yo. Cuando se flexibilizaron las medidas hicimos una jornada de cine santiaguero La Mirada Inquieta, realizada en el Cine Cuba como sede principal.

Fueron cuatro días con encuentros teóricos, cine más convencional, documental, animación, y luego se insertó el cine experimental. El objetivo principal con esta jornada fue crear más adelante un festival de cine en Santiago de Cuba, con una buena organización, sin favoritismos, potenciando la creatividad, la experimentación y el buen arte.

–¿Cómo valoras la producción audiovisual de los jóvenes miembros de la AHS en este territorio?

“Te puedo decir que la producción es bastante pobre. Ahora, quizás de 20 asociados están produciendo cuando más tres. Al parecer están en la AHS por estar y ya lo hemos hablado en el ejecutivo. Estamos buscando que se activen, que se inquieten por su realidad y hagan arte. Hacia esa dirección va nuestro trabajo.”

Con luces y sombras la sección de audiovisuales de la AHS en Santiago de Cuba necesita encontrar caminos para la creación. No por gusto se potencia los concursos y becas de la Asociación, con el objetivo de visibilizar el quehacer artístico de los jóvenes creadores. Definir quiénes desean ser parte de esta organización y hacer que su conducta se corresponda como artistas, es uno de los objetivos de esta sección. Frank Lahera no se muerde la lengua y nos traza un camino. Hay que buscar esos puentes y no esperar a que alguien los haga.


Lisandra Duran: «A veces siento como si las imágenes me hablaran» (+Videos)

Apenas se graduó con Título de Oro en la Universidad Central “Marta Abreu” de Las Villas en 2013, y ya esta joven comenzaba debutaba en el escenario del audiovisual cubano, con propuestas documentales de gran madurez estética y conceptual. La frescura propia de su edad y un sentido de la elegancia aprehendido entre pasarlas; oxigenan, sin embargo, su obra.

Lisandra Duran Gutiérrez comenzó su carrera como radialista para adentrarse también en el mundo televisivo, vocación que actualmente ejerce dentro del colectivo del Noticiero Cultural de la Televisión Cubana, pero que ha tenido momentos de gran esplendor como reportera, conductora y directora de programas en el canal Telecubanacán en Villa Clara.

tomada del perfil de facebook de Lisandra Duran Gutierrez

“Cuando estaba estudiando la carrera supe que había elegido bien, porque me seguía gustando mucho el periodismo; pero no tenía claro en qué medio quería desempeñarme. Aunque en mi etapa estudiantil realicé en conjunto con algunos compañeros, una serie de cortos que fueron llevados además al lenguaje radial, los cuales abordaron temas como la moda, y el humor en Cuba.

“Al graduarme me ubicaron en la FM Estereocentro en Santa Clara, un medio donde crecí mucho. Recién graduada trabajé como presentadora para una serie de documentales sobre deportes extremos. Me involucré mucho en el proceso postproducción, lo cual me acercó al mundo de la imagen. ¡Y también enfrenté el miedo a las cámaras!, pues durante mi etapa de estudiante me veía a mí misma como una joven introvertida.

“Después de esta experiencia tuve la oportunidad de dirigir un documental sobre el concierto de los Rolling Stone en Cuba, y más tarde presenté otro proyecto a la AHS que obtuvo la Beca El Reino de Este Mundo.”

tomada del perfil de facebook de Lisandra Duran Gutierrez

Estos productos audiovisuales recibieron lauros en eventos importantes de la UNEAC y de la Asociación Hermanos Saíz. ¿Cómo llegas a esos escenarios y qué significan en tu formación como realizadora?

Debido a mi inexperiencia como productora, el documental de los Rolling lo tuve engavetado casi un año. Hasta que en noviembre de 2016 una amiga que trabaja en la UNEAC en Villa Clara me comentó acerca del Festival Santamariare, en la ciudad de Caibarién. A los pocos días me llamó Jorge Gómez, presidente de la sección de audiovisuales de la UNEAC, para comunicarme que había obtenido el premio en Dirección de Programas en la categoría de documentales. Me sorprendí mucho.

tomada del perfil de facebook de Lisandra Duran Gutierrez

Esa experiencia me permitió el intercambio con otros realizadores del país, además me motivó para poner el documental a consideración de la Muestra Joven del ICAIC y el Festival Internacional de Gibara. Para mi sorpresa resultó seleccionado para una exhibición paralela en estos festivales y, además, recibí la invitación de la AHS para presentarlo en Sancti Spíritus, Guantánamo y Baracoa.

Fue una experiencia enriquecedora. Me permitió mostrar mi obra en un espacio de lujo y para un público diverso, pero con gran representación de especialistas y productores del audiovisual. También participé del evento «Voces Cruzadas» en Sancti Spíritus. Pero guardo con mucho cariño una exhibición que tuvo lugar en las ciudades de Guantánamo y en Baracoa. Fue lindo ver la acogida que tuvo entre los seguidores de este género musical, además del intercambio con un público conocedor y ávido de estos temas. ¡Hasta me regalaron un pulóver de los Rolling!

Por aquella época también me entrevistaron para el programa Lente Joven, pero solo se trasmitió en su versión online; y no fue hasta el año 2019 que el Canal Clave lo estrenó en la televisión nacional. De cualquier modo, fue el documental con que me di a conocer como realizadora, y lo agradezco mucho, me dio mucho placer.

Cuéntanos, por favor, acerca de la experiencia de rodaje del corto «Los Rolling en Cuba».

Llegamos a las dos de la tarde a la Ciudad Deportiva dos camarógrafos, un sonidista y yo, con el objetivo de entrevistar la mayor cantidad de personas posibles. Esto no fue difícil pues la gente estaba eufórica con el concierto y recogimos criterios muy diversos, de jóvenes y ancianos, extranjeros y nacionales, figuras públicas como el Guille Vilar – una autoridad–… como medio centenar de entrevistas representativas del público que estuvo allí aquella tarde noche. Para el día siguiente teníamos coordinadas las entrevistas a Frank Delgado y a Juanito Camacho; y como ellos son los especialistas, los escogí como hilo conductor del reportaje. Muchas personas lloraban emocionadas.

Me han hecho críticas, como, por ejemplo, algunos realizadores que trabajan más la experimentación consideran que es un reportaje ampliado; pero considero que lo más importante fue captar la energía del momento, ¿cómo lo ve mi generación?, pero sobre todo, llevar el concierto a las personas que no pudieron disfrutarlo.

Obtienes la Beca de creación El Reino de este Mundo con un proyecto diferente, sustentado en un solo testimoniante y con una estética de lo conceptual ¿Por qué este giro en tu obra?

Evidentemente la formación académica a uno lo marca. Y aunque es algo que a mí me parece muy bien, en algún modo quise asumir el reto de hacer un producto artístico en el que no fuera tan evidente que es un periodista quien está detrás de las cámaras.

tomada del perfil de facebook de Lisandra Duran Gutierrez

Hacía tiempo que tenía en mente realizar un documental sobre el racismo, pero no tenía claro cómo abordarlo, por la complejidad del tema. Había pedido al cantautor Yuri Giralt Barrios sus canciones para la banda sonora del documental que estaba soñando. Pero un día, conversando con él, tuve claro que lo necesitaba como protagonista, porque tiene una obra muy seria al respecto. Se identifica, por supuesto, con la lucha antirracial, porque él mismo y su familia son de raza negra. Además, Yuri Giralt es una persona que constantemente le sale al paso a las actitudes racista que se manifiestan en la sociedad, consciente o inconscientemente. Narrar esta historia de vida, desde su punto de vista, fue muy interesante.

tomada del perfil de facebook de Lisandra Duran Gutierrez

“Cimarrón”, que más tarde obtuvo mención en Concurso Rubén Martínez Villena de Periodismo Cultural, desborda poética y espiritualidad…

Es que cada documental y cada audiovisual, a modo general, tiene su tempo; y yo tenía que hacer un documental que tuviera que ver con su protagonista. Yuri es una persona muy práctica, pero a la vez con un pensamiento profundo, con toda una filosofía de vida y de comportamiento. Todo esto lo expresó en ese conjunto de canciones sobre la temática racial, que, a mi modo de ver, tienen mucho temple, mucha energía. Me esforcé por conjugar la estética, con la música y con el discurso del entrevistado. Por ejemplo, utilizo colores sobrios, planos de detalle.

Hoy día ambos documentales se han transmitido varias veces por el Canal Clave de la TV Cubana.

¿Por qué te interesa el tratamiento de nuestro panorama cultural y, específicamente, temas como la moda, el rock and roll y el racismo, que responden al interés de un público minoritario?

Siempre me ha gustado abordar el mundo cultural porque es muy polisémico, además de que me permite abordar las realidades de mi país de formas muy diversas.

Por otro lado pienso que si voy a emplear recursos y tiempo en la realización de un producto complejo como es el documental, pues lo mejor es abordar temas que tienen menos cobertura en el diarismo de nuestros medios. Además, porque existen hoy día muchos prejuicios, por ejemplo, alrededor de los roqueros, del antirracismo, y del mundo de la moda; y siento que puedo darles la oportunidad a estas personas de hacerse escuchar.

tomada del perfil de facebook de Lisandra Duran Gutierrez

En el mundo del audiovisual te desempeñas, además, como reportera de diferentes medios, conductora y locutora de programas, y guionista de tus propios documentales. En entrevistas anteriores has manifestado que tu trabajo como modelo tributa al resto de tus vocaciones. ¿Te gustaría comentarnos sobre todas estas vocaciones que confluyen en ti?

Lidiar con diseñadores, con fotógrafos y con la industria de la moda en general contribuye al desarrollo del gusto estético, sin lugar a dudas. Que es necesario lo mismo para diseñar ropa, el interior de una casa o un audiovisual. ¡Es crear un ambiente armónico! A esto se suma, por ejemplo, que desde que era estudiante, cuando me hacían fotos a mí o a otra modelo, ponía atención al lenguaje técnico que se utilizaba, el uso de la luz, los encuadres y locaciones.

Todo esto es algo que tú puedes estudiar, pero que con el tiempo lo llevas innato, como una segunda piel. Uno tiene los conocimientos técnicos, pero a veces siento como si las imágenes me hablaran. En un momento determinado me piden cierta música, ciertos planos, determinado tiempo al aire (risas).

tomada del perfil de facebook de Lisandra Duran Gutierrez

tomada del perfil de facebook de Lisandra Duran Gutierrez


Bridegroom: la sencillez y la honestidad como alegato

Cartel promocional del documental Bridegroom (2013)/ Fuente: http://www.impawards.com/2013/bridegroom_xlg.html

Mayo de 2012. Otro video sube al mar de frivolidades de YouTube. Un grito de auxilio con el rótulo It Could Happen To You (Podría pasarte a ti) aparece en el canal de un chico veinteañero, originario de un pueblo conservador al norte de Estados Unidos. Entre lágrimas, Shane Bitney Crone cuenta la trágica muerte de su novio Tom Bridegroom, un año atrás, y el impedimento de la familia de este último de admitirlo en los honores funerarios.

Diez minutos de desgarro e invocación desencadenaron el proyecto documental con el mayor financiamiento en masa (crowdfunding) de la historia hasta ese momento. Más de cuatro millones de visitas difundieron el lamento de Shane por la falta de amparo legal en el estado de California para reclamar los bienes y el espacio que le correspondía en la vida de su amado.

Tres semanas después, Crone recibió una llamada telefónica de Linda Bloodworth Thomason, una reconocida guionista y productora de televisión interesada en expandir su relato. Ese fue el origen de Bridegroom (2013), largometraje que el pasado miércoles la televisión cubana propuso a sus espectadores en el necesario y no siempre bien ponderado programa Pantalla documental, que cada miércoles llena la parrilla nocturna del Canal Educativo.

Este es uno de esos documentales donde el testimonio sobrepasa las apetencias artísticas con deliberada intencionalidad. Dos jóvenes homosexuales, uno retraído y con un historial de bullying y el otro plenamente realizado y exitoso, confluyen en una historia de amor más ajustada a los patrones de una comedia romántica que a las reales expectativas sobre el desarrollo de una relación de pareja.

Formalmente, Bridegroom no ofrece nada nuevo. La realizadora no se desgasta en esconder la muerte de Tom al caer desde la azotea de un edificio cuando realizaba una sesión de fotos; hecho que se nos presenta como el incidente provocador (inciting incident). Luego, una amplia sucesión de videos caseros y fotografías nos adentra en el mundo de Shane, su familia, los lugares y proyectos compartidos con su pareja.

Cartel promocional del documental Bridegroom (2013)/ Fuente: Página de Facebook BrideGroomMovie

Bloodworth Thomason, experimentada guionista de series televisivas, hilvana con precisión dramática esas evocaciones fílmicas con las entrevistas de amigos y familiares de modo que, presentado ya el trágico final de Tom, no se pierda el interés por conocer la vida de los protagonistas y la resolución del conflicto con matices reivindicativos. Intención sostenida, en gran parte, por la evocación a los cotidianos avatares de una relación entre dos chicos guapos y no desde un enfrentamiento frontal con las causas que desencadenaron el problema.

Un devenir casi cronológico nos conduce a través de la trama y así develarnos un conflicto que a ratos pareciera diluirse entre la sentimental apoyatura de la banda sonora y las emociones a flor de piel de los entrevistados, para luego ponernos frente a un clímax donde –tras la pasiva observación de una fábula modélica– somos apelados a tomar partido ante una clara injusticia.  

Cartel promocional de Bridegroom (2013). Fuente: Página de Facebook BrideGroomMovie

El audiovisual revela, de igual modo, el contradictorio escenario de las familias involucradas, un camino inverso al modo en que cada uno de los protagonistas había asumido y vivido su sexualidad. Por una parte los parientes de Shane lo apoyaban incondicionalmente pero los de Tom rechazaban por completo su vínculo. De hecho, estos últimos, nunca respondieron a la solicitud de los productores para participar en el filme.  

En mi personal encuentro con esta película, más de una vez me cuestioné hasta dónde nuestros límites morales y formativos nos hacen partícipes de otros esquemas de ostracismo; esos que con descarnada certeza nos ubican, muchas veces, en el mismo lugar que a los padres de Tom.

Este no es el primer episodio de desamparo de una persona homosexual ante el fallecimiento de su pareja ni será el último, pero la experiencia de Shane y Tom, aun con el riesgo de parecer un registro parcializado, nos confirma que todavía hay historias de vida que conectan con los valores más altruistas y emancipadores de la humanidad.

Más allá del tema de la orientación sexual, este material nos entrega una historia de amor apta para todas las edades y geografías. Es un manifiesto sin estridencias pero con la suficiente hondura para hacernos reflexionar sobre la fragilidad del lazo amoroso y patrimonial entre dos personas cuando no tienen protección legal.

No se rehúye a la emoción ni se evitan excesos en ese sentido, pues es la historia de Shane y nadie puede cambiar el modo en que él cuenta su infortunio, su dolor. Bridegroom tiene más efectividad pedagógica que cientos de reuniones y panfletos sobre la defensa del amor ante los prejuicios y el odio.

Shane Bitney Crone junto a la realizadora Linda Bloodworth Thomason y el expresidente estadounidense Bill Clinton, tras la presentación del documental en el Festival de Tribeca. Fuente: https://www.reellifewithjane.com

Asistimos a un viaje emocional hasta el espacio íntimo de Shane y Tom, un tránsito de la felicidad a la tragedia hasta llegar a la redención en un cierre desgarrador y ejemplarizante. 

Tras cosechar el favor de la crítica y el público en certámenes como el Festival de Cine de Tribeca (donde fue presentado por el expresidente estadounidense, Bill Clinton), el Outfest de Los Ángeles, el Little Rock Film Festival y el Inside Out Festival de Toronto, entre otros, la plataforma Netflix lo incluyó en su servicio de streaming, lo que ha facilitado una difusión más amplia de la que podría preverse para un filme independiente y de temática LGBTIQ+.

Shane y Tom tuvieron una relación amorosa y comprometida mientras compartían sueños y proyectos. Fuente: https://www.cinegayonline.org

El 26 de junio de 2015, tras la sentencia del caso Obergefell contra Hodges, la Corte Suprema de los Estados Unidos declaró que todos los estados federados tienen la obligación de conceder licencias de matrimonio a parejas del mismo sexo bajo la Decimocuarta Enmienda a la Constitución. Dos años antes el asunto había quedado resuelto en California tras una extensa batalla legal y política.

Queda en el ámbito de la especulación cómo hubieran ocurrido los hechos tras el fatal accidente de Tom si estuviera legalmente casado con Shane, sin embargo, la deriva neoconservadora que se apropia en la actualidad de espacios políticos y judiciales en todo el mundo debería alertarnos que historias como estas no son ni tan distantes ni exclusivas.  

Shane y Tom tuvieron una relación amorosa y comprometida mientras compartían sueños y proyectos. Fuente: https://www.cinegayonline.org

Ficha técnica:

Título original: Bridegroom

Estreno: 23 de abril de 2013

Duración: 80 minutos

País: Estados Unidos

Idioma: Inglés

Guion y Dirección: Linda Bloodworth Thomason

Producción: Linda Bloodworth Thomason, Shane Bitney Crone, Allen Crowe, Douglas Jackson, Harry Thomason

Música: Benjy Gaither

Fotografía: Víctor Zorba

Género: Documental

Distribución: Virgil Films & Entertainment

Estudio: Orgánica Music Grou

Shane y Tom tuvieron una relación amorosa y comprometida mientras compartían sueños y proyectos. Fuente: https://www.cinegayonline.org


Primer Festival Clip COVID por la Vida nomina 30 obras (+Audio)

El primer Festival Clip COVID por la Vida ya se vislumbra como una experiencia sin precedentes en el panorama cultural cubano post COVID-19.

Con la cercanía de las galas de nominación y premiaciones, los días 25, 26, 27 y 28 de septiembre, el jurado ha desempeñado una exhaustiva labor para seleccionar las creaciones más sobresalientes en las diferentes categorías.

La periodista y promotora cultural Hilda Cárdenas Conyedo, la directora de la orquesta sinfónica provincial Irina Toledo, el radialista Eloy Montenegro, el doctor en ciencias de la comunicación Kirk Díaz-Guzmán, la escritora Lidia Meriño, el documentalista Rolando Rodríguez Esperanza y la destacada locutora de radio y televisión Misladys Zamora son los encargados de decidir entre más de 300 obras.

Escuche en este reporte en audio las declaraciones de César Irigoyen Milián, vicepresidente de la Asociación Hermanos Saíz en la provincia y coordinador del evento.


«El Lloga va a remover los cimientos de la radio»

Desde hace varios años la radio joven tiene como principal evento el Antonio Lloga in memoriam en Santiago de Cuba. Programas creativos alejados de convencionalismos y cánones catapultaron a este concurso como uno de los más prestigiosos del país. Durante no pocas sesiones, un jurado integrado por destacados realizadores de esta ciudad y Holguín, en polémicos debates, lograron premiar las categorías convocadas en esta 30 edición. La directora de programas de Radio Siboney, Zulima Nicolau Lahera, fue la presidenta del jurado del «Lloga» y analiza sin ambages la calidad de las obras presentadas y cómo entender las luces y sombras de este taller.

¿Las obras que concursan tenían la calidad para un evento tan prestigioso?

Este ha sido un año atípico en cuanto a la realización radial debido a la situación epidemiológica que ha atravesado nuestro país. Quizás por eso se ha visto un poco mermada la participación. No obstante, recibimos un total de 35 obras con una calidad discreta.

Hemos escuchado obras muy buenas pero otras no tanto. Me parece que ese no debe ser el medidor, pero sí te digo que las obras que premiamos tenían calidad. Este año no solo ha sido un concurso de la radio, también se ha abierto el espectro, y a partir de ahora será para el universo sonoro. Por primera vez, se concursó en la modalidad del podcast, con excelentes propuestas, historias novedosas, sensibles, creativas, y ha sido un reto para los jóvenes radialistas que se concurse en esta modalidad.

El «Lloga» se dedica a la experimentación radial. ¿Hay experimentación en los trabajos que concursan?

La mayor experimentación fue en los podcast. Quizás en esta 30 edición se haya querido volver a los inicios del “Lloga”. Es la primera vez que soy jurado del evento, pero desde los inicios de la AHS he estado como participante y he visto crecer el Taller.

Creo que el “Lloga” ha traicionado un poco su esencia porque siempre se concibió para premiar la creatividad, lo diferente. Este año se trató de buscar en el espíritu mismo del concurso y hacer un guiño a la experimentación. Pero esa debería ser su esencia, no una categoría o modalidad. Las obras que se presenten deben estar impregnadas por ese espíritu de búsqueda, de creatividad, y no todas las obras respondieron a esa particularidad.

¿A qué le atribuyes esa discreta calidad de buena parte de las obras en competencia? 

Quizás la situación del país no ha permitido hacer la radio que se debería. Recuerda que se modificó toda la programación y puede que eso influyera un poco. Pero también pienso que cuando vas a enviar una obra a un concurso no deben ser obras del trabajo diario; hay que prepararse para el evento. Eso influyó en que la calidad haya mermado un poquito.

Aunque no todas las obras fueron de menor calidad. Hubo algunas correctas, buenas obras. Esto puede haber marcado el evento, incluso su participación, pues en otras ocasiones, más provincias se han sumado a la convocatoria, y esta vez fueron cinco incluyendo a Santiago de Cuba. Se añaden Holguín, Guantánamo, Sancti Spíritus y La Habana. De la capital, para satisfacción del jurado, fueron de medios no radiales como Juventud Rebelde y el Caimán Barbudo.

jurado del lloga in memorian 2020/ foto del autor

¿Significa que el «Lloga» se ha convertido en un espacio no solamente para las emisoras tradicionales? 

Así es. A partir de ahora hay que repensar el universo sonoro, tenemos que mirar con luz larga y las nuevas tecnologías se están imponiendo; y que otros multimedios se sumen al “Lloga” va a remover los cimientos de la radio. Entonces los jóvenes deben repensar la radio, porque si se trata de contar historias, de que las personas se sientan reflejadas en la manera de hacer de la radio y no lo encuentran, puede que hallen eso en otros medios. Los jóvenes tienen que poner su creatividad en función de una radio mejor.

Si tomamos como referencia las obras de esta 30 edición, ¿esa es la radio que queremos?

Creo que no. Estamos mirando la radio desde una mirada contemplativa. Hay que ser más activos a la hora de crear. No puedes estar ajeno al momento que te toca vivir. Tienes que sumarte no solo con tu presencia, también tus ideas, tu talento y eso está faltando un poco. Una vez dije que estábamos haciendo la radio del “copia y pega”, y esa no puede ser la radio. Hay que buscar maneras creativas de hacer. La radio debe ser más inclusiva, participativa, cercana a la gente.

¿Qué géneros o modalidades abundan en esta edición?   

Hubo mucha diversidad. Prevaleció el radio-documental, los programas culturales, etc. Escuchamos temas sui generis como por ejemplo, el transformismo, pero en general fueron trabajos tradicionales de una parrilla de una emisora. Cuando tienes una obra y no sabes si ubicarla en un género o no sabes encasillarla y se sale de formatos, estás ante una pieza experimental.  

¿Fue muy difícil para el jurado escoger las obras premiadas?

Fue bastante difícil. El jurado tuvo un trabajo intenso y extenso. Hubo casos en que escuchabas el programa por primera vez y podías decir que eso era para premio, pero en otros llevó a una búsqueda; incluso con opiniones encontradas, porque casi tuvimos cuatro horas de debates para llegar al gran premio. Creo que no podemos conformarnos con que la radio es la que está, o que un programa esté hecho de una manera correcta que responda a los códigos establecidos. Cuando puedes situar un programa correcto, en una parrilla de programación, eso no significa que esa es la radio novedosa, diferente que queremos.

A este jurado le ha tocado la suerte de haber tenido los podcast y ha sido una responsabilidad. Te pongo el ejemplo, en los podcast no hay un locutor que cuenta, es el periodista; tiene banda sonora, pero es el periodista que se ha apropiado de esos recursos para crear algo y ofrece un significado. Pienso que este concurso va a remover los cimientos dormidos de la radio. Va a poner a pensar a los jóvenes realizadores que la radio debe crecer, mirar hacia otros espacios; que la radio va a asumir otras maneras de hacer.

¿La radio no debería ser experimental?

No puedes vivir eternamente experimentando, pero puedes vivir eternamente creando. Hay momentos en que una experimentación no responde a una obra de arte ni toda experimentación es creación. Siempre el creador debe ir buscando lo novedoso, lo diferente, pero tampoco puede ir rompiendo los códigos establecidos de la radio per se; tienes que saber qué violentas a la hora de hacer una obra artística. Entonces eso hay que definirlo bien.

¿Qué les sugieres a los jóvenes realizadores en este país?

Que sigan participando en los concursos, que busquen maneras creativas de hacer. Quizás en las vivencias que experimentan nacen obras valiosas. Las historias estar para ser contadas, solo falta el tino de qué cuento y cómo lo cuento. Que no se pongan barreras. Hay tabúes, pero pueden romperse. Que no se conformen con lo tradicional. Tienen una responsabilidad con el tiempo que vivimos.

¿Cómo remover los cimientos de la radio para que se convierta en un espacio creativo, que enamore a los diversos públicos?

Pienso que es momento de poner en las manos de los jóvenes las nuevas tecnologías, porque la radio cubana está en audio real en Internet, pero ¿estamos haciendo la radio para Internet? Entonces, si nosotros mismos no nos actualizamos, si no buscamos que esas nuevas maneras de hacer estén en función del arte y la creatividad, no lograremos hacer la radio que queremos. Podemos seguir haciendo la radio tradicional y de ahí hacer obras artísticas. ¿Vamos a conformarnos con eso? La radio ha estado y debe seguir siempre en la vanguardia de la creación.


El «Lloga» se renueva para contar historias con sonidos

Muchas veces de estudiante escuché que el Taller y Concurso Nacional Antonio Lloga in memoriam, era un evento prestigioso en el país. Años después descubrí la validez de esta sentencia. Jóvenes realizadores de todas las provincias mostraban en las radioescuchas obras de un alto valor artístico y alejado totalmente de lo que se publicaba en los medios tradicionales.

Los radiodocumentales tienen una fuerte presencia y experimentar es casi «una cuestión de ley». Sin embargo, algo que ha caracterizado al «Lloga» son los encarnizados debates. Quien creía tener la obra maestra debía prepararse muy bien para encontrar los pedazos por doquier en el recinto. Las críticas a cualquier trabajo lo minimizaban o mejoraban con argumentos sólidos y polémicos.

Años han pasado de buenos y no tan buenos eventos. Ya en la trigésima edición que se celebrará del 17 al 20 de septiembre en Santiago de Cuba, este concurso tendrá una dinámica diferente. La COVID-19 ha llevado a que se tenga previsto dos programas, uno online y otro presencial. Yasmany Herrera Borrero, coordinador de su comité organizador, nos adelanta cómo se realizará el evento en estas difíciles circunstancias.

«Lo primero es que el “Lloga” cumple 30 años y eso significa que esta edición ha sido al menos en su preparación diferente. Diferente en cuanto a concepción de espacios, en cuanto a interacción con el espacio físico, el virtual; justamente, porque las condiciones de la pandemia han modificado las maneras de vivir y el “Lloga” se ha adecuado a eso.

edilberto sosa, presidente de la filial santiaguera de la ahs (izquierda) y yasmany herrera, periodista miembro del comité organizador del lloga in memorian (derecha)/ conferencia de prensa sobre el evento/ foto Jorge Carlos Albear Brito

«De las obras aun no te puedo hablar, porque el jurado no ha entrado a deliberar, pero te puedo decir que como resultado de la poca producción radial que ha habido, ya que los sistemas de producción del ICRT se han modificado, tenemos inusualmente un número pequeño de obras, que oscila entre los 25 y los 30 materiales.

«Si bien consideramos que es un número pequeño, ya que estamos acostumbrados a tener entre 80 hasta casi un centenar de obras en concurso, en esta ocasión, que tengamos un número más reducido, no significa que no esté en decadencia, sino que responde a unas condiciones contextuales determinadas».

¿Cómo han logrado pese a las condiciones difíciles estructurar los horarios programados de cada actividad?      

Tenemos dos programas, uno online y otro presencial. La idea es poder cumplir con los requerimientos a partir de un trabajo sistemático que implica haber desarrollado comités organizadores durante más de dos meses. Entonces, hay un trabajo previo y hasta ahora todo va saliendo en tiempo.    

El programa presencial incluye una videoconferencia inicial, pues por cuestión de la COVID-19, no vendrán los conferencistas invitados desde La Habana, pero tenemos los videos para realizar la videoconferencia.

A partir de esta edición tiene peculiaridades en el hecho de que se potenciará el espacio de taller. Como está dedicado a la experimentación radial, al 505 de la Fundación de la Villa de Santiago de Cuba y al aniversario 90 de la emisora provincial CMKC Radio Revolución, fomentaremos el taller como una de las actividades más importantes.

Los realizadores trabajarán en la mañana del viernes 18 y la tarde del sábado 19 en la creación del proyecto de radio experimental, que será expuesto la propia tarde del sábado en una comunidad de este territorio.

Por otro lado, en la tarde de ese propio sábado, se realizarán las habituales radioescuchas y la Peña Antena Este, donde se entregará la distinción “30 Aniversario” a un grupo de personas e instituciones que han contribuido al desarrollo del mismo.

conferencia de prensa sobre el evento/ foto Jorge Carlos Albear Brito

Además, tendremos un espacio el viernes en la noche que se había perdido y ahora intentamos recuperarlo que es la visita a la familia Lloga a su comunidad. Se estrenará una serie de cápsulas con el nombre de Antena Este, porque trabajamos en un concepto de franquicia; con una cápsula, una peña, y queremos próximamente presentar un programa de radio que será un podcast.

En el caso del programa online, todos los días a las 10:00 A.M. se dará a conocer una cápsula, y asimismo se incluye un forodebate con los videos de los profesores de La Habana.

Será de mucha importancia la publicación diaria del noticiero del “Lloga” en nuestro canal de YouTube de la AHS en Santiago de Cuba, de manera que se transmitirán las cápsulas por la mañana y los noticieros en la tarde.

El sábado, en la jornada vespertina, tendremos una radioescucha online, con una selección de los materiales en concurso para su publicación. De modo que los participantes que enviaron trabajos y no puedan estar accedan a algunos de los momentos importantes: las videoconferencias y radioescuchas, espacios más tradicionales del evento, así como los noticieros, lo que nos permitirá mantener a las personas informadas de lo que acontece.

En esta edición se incorpora como elemento fundamental la experimentación y el trabajo de los realizadores en las comunidades. Esto se hace en la Vueltabajo que organiza la AHS en Pinar del Río y lo desarrolló Punto Cero de Guantánamo en 2019. El Lloga se caracteriza por las radioescuchas y los debates. ¿Se pierde identidad o crece con la incorporación de esta nueva modalidad?   

Creo que todo lo que dinamice un evento, le aporta. Otros eventos tenían la modalidad incorporada y nosotros valoramos la oportunidad de hacerlo. Si analizamos el criterio de personas que participan en estos eventos a nivel de país, a veces el “Lloga” se hacía un poco aburrido.

El invitado traía algo y, más allá de la experiencia, no te llevabas nada. Creo que aporta justamente el poder crear el espacio sin perder elementos identitarios, porque nos pasa que aprendemos mucho pero nos cuesta incorporar lo que aprendemos cuando llegamos a nuestros medios, pues en esos contextos no siempre hay luz verde para la creación. Y, en este caso, la experimentación es un leitmotiv que cada tres o cuatro años le dedica el “Lloga”.

Poder experimentar y que esa experimentación se pueda concretar en el propio espacio del evento es un aporte. Además, ahora que hablamos de identidad, nosotros le aportamos el hecho de que llegamos a la comunidad y no a través de los canales tradicionales. A nosotros nos interesa mucho ver cómo las personas recepcionan el producto radial por el sentido experimental que tiene. No es la radio tradicional aunque parezca; si modificas las formas de hacer radio, usted tiene que saber cómo las personas asumen esa modificación. Por lo tanto, es bueno ver el ejercicio del consumo del producto radial in situ y saber si ese producto radial nos va a servir para otras ediciones o no. Eso tiene que ver con cerrar el ciclo del consumo que incluye la investigación, la producción y el consumo de un producto mediático.

¿La experimentación solo se está probando en la 30 edición o puede quedarse en las siguientes?   

Hay cosas que no puedo asegurar pero de todas formas tenemos una estrategia de comunicación, una estrategia de organización de eventos y se evalúa el resultado del trabajo.

Si es funcional, probablemente se quede, si no funciona, entonces lo hacemos como se ha hecho hasta ahora. Yo creo que 30 años después, experimentar y tomar lo mejor de ese experimento, es lo que le corresponde al “Lloga” hacer, para seguir siendo el evento más viejo y más prestigioso de la radio joven en Cuba.

Precisamente he escuchado que algunos realizadores que han venido al “Lloga” han cuestionado ese calificativo. ¿Cómo ese cuestionamiento pierde valor en esta 30 edición?    

Lo que nosotros hemos hecho es tomar en cuenta lo que se ha dicho en otras ediciones, la propia relación en términos personales que tenemos con otros realizadores, e incorporar esas preocupaciones a nuestra manera de desarrollar el evento.

Lo otro que debe mirarse es que no siempre vienen los mismos realizadores y lo que puede ser habitual para uno, es una novedad total para otros. Pero de todas formas, nosotros seguimos pensando que un evento de esta naturaleza le corresponde renovarse.

Renovarse implica tener presencia en varias plataformas, preguntarse qué piensan nuestros realizadores santiagueros, que son a los que tenemos acceso y, además, hacer público eso que piensan. Por eso hicimos la serie de cápsulas.

Creo que todo eso le da un valor extraordinario a un evento de esta naturaleza y poder posicionarlo como lo que es, el más viejo y prestigioso de la radio joven, que no tiene la intención de dejar de serlo.    

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En el parque de Plaza de Marte, en Santiago de Cuba, donde sonidos disímiles colonizaron cada espacio, llevamos a cabo este intercambio. Sonidos que se pierden en la inmensidad del tiempo y que muchas veces llegan al Taller y Concurso Antonio Lloga in memoriam bautizados por las manos de un creador. Así, próximamente, disfrutaremos de un evento que rompe esquemas y nos hace mirarnos por dentro. ¿Qué radio hacemos? ¿Qué radio queremos hacer y cómo hacerla? Son incógnitas que sobrevuelan el escenario de un evento que se renueva y busca como aprendimos del maestro Juan Carlos Roque García, «contar historias con sonidos».