Documental


Bernardo Cabrera: La televisión también es iluminación, fotografía, montaje…

Graduado de periodismo en el 2014 en la Universidad Oscar Lucero de Holguín, mi colega y coterráneo, era un desconocido para mi hasta que fui jurado este año del Concurso Rubén Martinez Villena de la Asociacion Hermanos Sainz.

Su Danza la vida me impactó y encontré muy bien Sembrando sueños, que le valieron el premio del certamen, pero le pedi más y me envió otros como la presentación de un gaitero de nuestra ciudad;  una nota, muy bien elaborada, sobre coreografías a partir de una canción;  el acercamiento a una pareja de instructores de arte y la tan impresionante como conmovedora historia de la Emperatriz, un travesti. Todas las piezas bien contadas y que se dirigen a los sentimientos. 

Luego de ver  esas obras decidí  entrevistarlo vía WhatsApp, al final como siempre le dije “Lo que no te haya preguntado”. Y aquí, Usted lector,  verá esas preguntas y respuestas, pero me reservo decir cuáles:

– ¿Por qué Bernardo (Rodríguez) Cabrera?

– Mi nombre es Bernardo Rodríguez Cabrera, pero desde el primer día que entré a hacer el servicio social en Telecristal omití el Rodríguez. Es la mejor manera de enorgullecer a mi madre, que ha sido también padre para mí.

– ¿El periodismo fue tu sueño infantil?

– Soñaba con ser muchas cosas. Músico, bombero, bailarín, actor, periodista, comentarista deportivo, incluso dice mi madre que yo quería hacer un nuevo ritmo.

– ¿Nunca pensaste en ser otra cosa?

– Normalmente a los que estudian carreras de Letras no les gusta las Ciencias Exactas, en mi caso no era así. Siempre me incliné por las Matemáticas, la Física y la Química en el Instituto Preuniversitario Vocacional “José Martí”, de Holguín, y tenía buenas notas en las demás asignaturas. Pensaba en Telecomunicaciones, Ingeniería Industrial o Licenciatura en Turismo, pero me obsesioné con ser periodista, hice las pruebas de aptitud y aprobé. Agradezco que haya sido así y aunque parezca un cliché, no me imagino haciendo otra cosa.

– ¿Te gusta la locución?

– Mis dos grandes pasiones profesionales ahora mismo son la edición y la locución. Me falta muchísimo por aprender, pero pasarme horas perfeccionando el montaje de los planos y oír en el estudio la frase “Al aire” me da una satisfacción que no tengo cómo explicar. Desde el 2020 soy el presentador del prestigioso programa cultural de mi provincia, Confluencia, y ha sido un desafío y una oportunidad de crear en vivo.

– ¿Y el periodismo escrito?

– Es la escuela de la redacción y de la gramática. Los recursos audiovisuales son imprescindibles para el periodismo televisivo y ello te conduce inevitablemente a economizar las palabras en función del tiempo y de las imágenes. No obstante, desde hace un año formo parte del Centro de Comunicación Cultural “La Luz”, que tiene varias publicaciones impresas, y eso me ha obligado a desdoblarme y escribir de forma más asidua.

– ¿Cuándo llegaste a Telecristal?

– Egresé de la Universidad de Holguín en el año 2014 y me ubicaron en Telecristal. Contradictoriamente estuve casi los 5 años de la carrera haciendo secciones y colaboraciones con las emisoras de radio, pero siempre quise trabajar en la televisión. Una vez que me ubican tuve la oportunidad de coincidir con excelentes realizadores como Abdiel Bermúdez, Marel González, Beatriz Galbán y Salvador Hechavarría, así como jóvenes muy creativas como Esther Díaz y Ary Guerrero. Estar rodeado de tantos profesionales talentosos me hizo enamorarme aun más de este medio y, sobre todo, respetarlo.

– ¿Qué trabajos realizas habitualmente?

– Las rutinas productivas de un telecentro provincial te obligan a hacer muchas informaciones, pero lo que más disfruto son los trabajos de realización: testimonios, entrevistas, documentales. Siempre he tenido muchas inquietudes creativas y seis meses después de entrar a Telecristal me propuse aprender a editar en el Adobe Premiere. Al principio me saltaba el eje o cometía errores y de vez en cuando se me iba algún nivel de sonido, pero creo que el montaje es un arte que te atrapa. Saber editar me ha posibilitado romper con el diarismo y hacer con frecuencia trabajos de realización, que requieren de más tiempo y preciosismo.

– ¿Por qué el arte, especialmente danza y artes escénicas?

– Confieso que me hubiera gustado ser bailarín o actor. El periodismo me permite serlo desde la edición y la realización. Cuando ellos bailan o actúan, en mi mente yo también estoy sobre el escenario.

– ¿Cuál o cuáles son los programas de tus sueños?

– Uno en el que se valore más la calidad que la duración de un trabajo, donde converjan la belleza con el testimonio, la creatividad con la entrevista, la crítica con la preparación, la osadía con la experiencia. Uno donde los trabajos territoriales tengan más representatividad.

-¿Por qué los trabajos de realización no siempre son reconocidos en estos certámenes?

– Cada jurado tiene su “librito”, sus gustos, particularidades y eso es respetable. La televisión tiene muchos recursos audiovisuales para enriquecer cada trabajo y hacer un testimonio o un documental de realización donde no aparezca el periodista implica horas de investigación y de trabajo de mesa, de tener una buena dirección de arte, de buscar la música exacta, corregir cada plano, verificar constantemente el reccord y lograr una sinergia. Me ha pasado antes que he presentado un trabajo y me han dicho estaba muy bueno, pero había otros temas más medulares, cuando la televisión no solo es el tema, también es la iluminación, la fotografía, el montaje…

-¿Obtuviste algún premio antes con trabajos como este?

– He obtenido dos primeros lugares y un segundo en el Concurso Provincial de Periodismo “Eloy Concepción Pérez”, de Holguín, una mención junto a la periodista Marel González en el Concurso Nacional de Periodismo 26 de Julio y ahora el premio en el Villena. Todos han sido con trabajos de realización y aunque uno no trabaja para concursos, es gratificante que te reconozcan el esfuerzo y la consagración, principalmente en tu territorio, porque eso te impulsa a seguir creando y soñando en imágenes.

-Con tantos editores experimentados en tu telecentro, ¿por qué decidiste montarlo tú?

– En el telecentro hay excelentes profesionales y habría quedado mejor si lo editaba uno de ellos. No obstante, estaría circunscrito al tiempo que tuvieran disponible. Editarlo me permitió no tener un reloj presionándome, poder perfeccionarlo de madrugada, tarde o noche, dejarlo refrescar y volver sobre él y, sobre todo, crear sin límites.

 

*Entrevista publicada en https://www.tvcubana.icrt.cu/ 


Festival Santiago Álvarez in Memoriam: virtual pero sin perder importancia

El Festival Internacional de Documentales Santiago Álvarez in Memoriam regresó desde este 3 de marzo en su XIX edición. La cita –que concluirá el próximo día 8– es el más importante encuentro del cine documental que se realiza en Cuba desde la década del noventa del pasado siglo XX, por iniciativa de un grupo de jóvenes que formaban parte de la Asociación Hermanos Saíz.

El evento estará dedicado a la especial relación del cineasta con la tierra de los anamitas, país que visitó en quince oportunidades durante sus viajes diplomáticos, y donde, en la década del 70, rodó Abril de Viet Nam. Muchos de estos documentales del gran cineasta muestran la grandeza de este país de Asia, sobre todo en el periodo de enfrentamiento contra la intervención estadunidense.

A diferencia de otras ediciones, esta se enfocará solamente en el disfrute y apreciación de la calidad cinematográfica cubana e internacional. Las obras presentadas este año competirán en el próximo Festival, lo que permitirá un mayor acercamiento a lo mejor del cine documental que se ha realizado dentro de esfera nacional e Internacional.

Como será imposible asistir a las salas de cine, debido a la Covid-19, el espacio se traslada a las plataformas virtuales del Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC), el Ministerio de Cultura, las redes sociales de la Oficina Santiago Álvarez y el canal Multivisión.

Lázara Herrera, presidenta del evento, expresó en nota de prensa la importancia de llevarle al público un hálito de fuerza en medio del aislamiento social y la lucha contra la pandemia: “A pesar de la situación epidemiológica, nuestra cultura se mantiene viva, activa.”

Por su parte, Rodulfo Vaillant García, presidente del Comité Provincial de la UNEAC en Santiago de Cuba, reitera la importancia de este evento, que no solo prestigia la ciudad, sino que se extiende a las comunidades de la provincia.

Este XIX Festival quedó hoy inaugurado con las palabras de su presidenta Lázara Herrera, y luego se exhibieron los documentales El drama de Nixon, de Santiago Álvarez, sobre la invasión a Laos; Dicen que soy su maestra, producido en 2019 por los realizadores norteamericanos Catherine Murphy y Lucy Massie-Phenix, el cual aborda la historia de una estetista afroamericana de Carolina del sur (Bernice Robinson), quien fue la primera maestra en las llamadas “escuelas de ciudadanía”, que alfabetizaron alumnos afroamericanos para poder registrarse en el sur entre los años 1950 y 1960.

El evento teórico reservó para horas de la tarde las palabras del crítico cubano Frank Padrón, sobre los aportes de Álvarez al cine documental, seguido de la transmisión del Noticiero ICAIC Latinoamericano 376 del 4 de septiembre de 1967, dedicado a la solidaridad con el hermano pueblo de Vietnam y al Campeonato Mundial de Caza Submarina.

El jueves 4 de marzo, los cinéfilos podrán apreciar Iré a Santiago, de Sara Gómez; Nacido en Gambia, de Natxo Leuza Fernández, de España, Gran Premio del XVII Festival; así como el evento teórico que en esta ocasión cuenta con Belkis Vega, documentalista; además del Noticiero ICAIC 395, y entrevistas con Racial Feria y Arnulfo Rodríguez, de las artes visuales.

Y para el viernes 5: Hanoi martes 13, de Santiago Álvarez; Boca de Fuego, de Luciano Pérez Fernández, de Brasil; la entrevista realizada por Álvarez a Ho Chi Minh, entre otras proyecciones y análisis.

El XIX Festival de Documentales prevé para el último día con un gran homenaje por el aniversario 102 del natalicio del maestro Santiago Álvarez, y es que lo más importante de un evento cultural como este se encuentra en la preponderancia del cine documental, un género que está ligado, a nivel simbólico y social, a las lucha de los pueblos.

Santiago Álvarez, el padre del cine documental en nuestro país, es aún hoy un cineasta de referencia para las nuevas generaciones, de ahí que esta cita continúe siendo uno de los asideros culturales de la nación cubana.

*Con información de la Agencia Cubana de Noticias (ACN).


Teatro documental, invocaciones del cuerpo como archivo palpitante

Afuera comienza a salir el manto titilante que es la noche, afuera esperamos que las puertas se abran, algunos confiamos en que la oscuridad despierte a los fantasmas de Frexes #132.

Ellas han tomado la casa. Somos más de una veintena y nos invitan a pasar, a acomodarnos como podamos entre los viejos muebles y libros desparramados por el piso. La sala se llena de su voz. Hoy somos los invitados a la casa de las conspiraciones, y sobre sus paredes se proyecta el ayer. Otra vez la casa que la sobrevive y resucita, nos hace cómplice de su existencia.

Fotos: Carlos Rafael

La luz llega apenas para dejarnos ver el rostro de la muchacha-tiempo que habla de su padre, de la ciudad, de la Historia y de una mujer, poeta del amor diario, Lalita Curvelo

María Victoria Guerra transida de las memorias de Holguín y el tiempo de Lalita nos lleva entre sus amigos; el lucero inolvidable que bajo otro nombre fue su cómplice, Oscar; los niños rescatados de la orfandad; las sentencias de muerte que sus manos sostuvieron contra asesinos y torturadores. María Victoria nos guía al pasado y tras ella avanzamos o retrocedemos en la penumbra hacia una habitación que debió ser oficina.

Teclea, los pies en el suelo como Hemingway, una muchacha pálida, Nathaly Polo, su voz sale desde un sitio invisible, reparte viejas fotos, mezcla sus vivencias con los versos de la dueña de la vieja casa. Regala poemas sueltos, rosas, nos lleva a la pequeña capilla, donde un Jesús adolorido sube la mirada e invita encender en el piso velas por las almas que han de habitar estos espacios, por Lalita, por nosotros y nuestra fe en la belleza, que supongo es el móvil que nos mantiene absortos mientras, a lo lejos se escucha el mar ausente.

Atravesamos el patio interior, algo bulle en la oscuridad, y cuando la luz nos toca vemos una mesa dispuesta para el convite visual, caracolas, piedras, dibujos de Lalita y una cafetera modernísima en la que está lista la bebida que compartimos, otros prefieren té y por primera vez alcanzo a ver los rostros de quienes han venido esta noche.

Fotos: Carlos Rafael

Los espejos colocados al fondo del comedor reflejan a una esbelta joven, Darlin Morales, ella también ha encontrado una Lalita propia, junto a las otras muchachas ha indagado por dos meses en documentos, objetos, los muros, las leyendas. Darlin ha traído su tiempo hasta este espacio un antiquísimo reloj cucú con que marca su existencia desde el inicio, por eso el aparente anacronismo entre él, la casa, y la modernidad de la cafetera eléctrica no son sino expresión del diálogo entre el legado y el descubrimiento, el pretérito y su interpretación bajo el prisma del hoy, son la danza armónica del pasado y el presente concatenándose.

Seguimos invadiendo el aposento. Sobre las viejas lozas de barro del patio ha reposado toda la memoria de sus días. Hemos sido convocados a caminar hacia la atalaya que fue la biblioteca de la escritora. Entre volúmenes vetustos, suvenires, un teléfono obsoleto, parece que va a llegar Lalita. Ya está, su voz la trae entre el olor de la noche y la mirada taciturna de un gato que sobre una tapia nos observa.

Todo es raro y vibrante. Sumergida en la atmósfera de la década de 1950 es esta una pieza raigal, de la casa para la casa y realizable solo en su interior. Las jóvenes autoras se asumen como peformers que convierten sus cuerpos en archivos palpitantes, documentos vivos.

Fotos: Carlos Rafael

La obra es un claro ejemplo de apropiación de la expresión estética de la realidad. Un texto en el que la subjetividad de las autoras se entronca con la de su objeto de investigación y se expresa luego en este resultado en el que recrean las vivencias de Lalita, su tiempo y espacio, permeados de la circunstancia propia de las dramaturgas.

Sustentada en los paradigmas del teatro documental, Otra vez la casa emplea los resortes emotivos de la poesía mezclados con el realismo propio de este género y aprovecha el espacio, la semipenumbra, la intimidad de las puertas y ventanas cerradas, la casa como un vientre fecundo que gesta la memoria.

Volvemos a la sala, a despedirnos de Eulalia y aplaudimos. Algunos de sus contemporáneos, personas de sus afectos, agradecen el acto casi místico de la resurrección.

Salimos otra vez a la calle Frexes, al 2021, con olor a libro antiguo y una flor en las manos. Aún podemos sentir el incienso en nuestras ropas y ver a Lalita en la ventana, reclinada, diciendo adiós.


Cine Andante tomará las calles nuevamente

Entre muestras de audiovisuales e intercambios de realizadores con los públicos transcurrirá en Guantánamo, la VIII jornada Cine Andante, que organiza la Asociación Hermanos Saíz para promover la apreciación de este tipo de productos artísticos que de manera itinerante se exhibirán en comunidades, centros educacionales y laborales a mediados de noviembre.

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Dayron Chang: «El primer jurado debería ser uno mismo» (+Fotos y videos)

En él habita un duende, quizás el más travieso. Anda por ahí provisto de valentías y pasiones, algunas cohibidas, otras desbordadas. A Dayron Chang Arranz, el comunicador y la persona, solo le importa amar, estremecer, descubrir, trascender; se niega a lo fútil.

Periodista, realizador, locutor y declamador, Dayron busca asir el alma de las cosas. No sabe hacerlo de otro modo. Lleva el peso de actuar y pensar de esa forma desde muy joven, por eso lee mucho, investiga, cuestiona y crea. Busca así traspasar el peligroso manto de la superficialidad y el acomodamiento. Se aleja de los lugares sin espíritu pero no se niega a las experiencias que le acerquen lo más posible al encuentro total con la vida.    

El arte y la historia lo acunan en sus atrevimientos y son su pase de entrada al mundo intelectual cubano. En su corta carrera ya le conocen en festivales, concursos y premios de diversa índole, sin embargo, es en las historias de los otros, en el abrazo de sus paradigmas y en el guiño sensible de los amigos donde atesora sus logros. Aunque no les huye a los desafíos sabe poner cautela ante lo inmenso, por eso llegó algo asustadizo y escéptico al concurso Caracol para cosechar luego el reconocimiento de noveles y consagrados. Sobre los derroteros del evento y la participación de los jóvenes realizadores accedió a conversar con nuestro sitio.

Dayron Chang entrevistado en los estudios de Radio Siboney por el periodista y escritor Reinaldo Cedeño Pineda/ cortesía del entrevistado.

—Quizás seas uno de los pocos afiliados de la AHS o de los jóvenes realizadores del oriente del país que ha sido premiado en el Caracol en dos de las áreas en concurso: Radio y Televisión. Cuéntame cuáles fueron las obras con las que resultaste ganador, su origen, características y otros detalles de tu participación.

—Llegar a obtener ese resultado en dos medios como la radio y la televisión, cada una con sus riquezas particulares, no fue para nada una meta. Más bien tiene que ver con mis inquietudes y propósitos, como persona y profesional, de socializar con los demás aquellos saberes que por azar o por intención llegan a mis manos. Al final, eso es lo mejor: el descubrimiento.

Un primer paso lo di con los sonidos, en medio del desafío que implicó reconstruir completamente la historia de la única gran cadena de radio que tuvo su epicentro fuera de la capital antes del Triunfo de la Revolución. Como parte del ejercicio de mi tesis de pregrado en la Licenciatura de Periodismo surgió la serie radiodocumental Sonidos de Ciudad en el año 2013.

Durante una de las transmisiones vía streaming del Festival del Caribe/ cortesía del entrevistado.

Conocí entonces lo que para un joven del este del país pudiera y aún puede parecer distante, tanto geográfica como generacionalmente, el Premio Caracol. En aquel momento obtuve el lauro en dirección de radio con esa investigación que rescataba de la desmemoria el vínculo de la CMKW Cadena Oriental de Radio con acontecimientos de impacto de la cultura nacional y con personalidades como Luis Carbonell, Celina González, Ibrahim Apud, Yolanda Pujols, Salvador Wood, entre otros.

Resultaba casi impensable la posibilidad de ganar, aunque conocía de algunos casos ya premiados con similares edades, en entornos más cercanos a la capital. No obstante, hay que reconocer que no es lo cotidiano. Y decidí aventurarme porque creía en todo aquello que defendía y poseía el material. Cuando vine a ver era un recién graduado con un Caracol en sus manos y comencé a cambiar mi percepción sobre el premio.

En el caso de la televisión competí con la obra Historias entre montañas desde la cual se hace un análisis sobre la rebeldía del cubano. Esta mereció el premio del jurado en las categorías de dirección y guion de programas educativos e históricos. Había pasado ya un tiempo desde la sorpresa de Sonidos de Ciudad, pero para un joven el Caracol siempre es un impulso pues representa la posibilidad de medirte con realizadores a nivel nacional, unos menos conocidos, otros de renombrada trayectoria, pero todos al final creadores que entregan algo de sí en cada obra y que por diversos motivos apuestan por el Caracol. Siento que la intención, más que el acto de ganar, es ver cómo algunos ven y sueñan a Cuba desde el audiovisual. A eso debería aferrarse el concurso.

—Desde hace unos años se ha ido ampliando el número de categorías a premiar en el Festival Caracol. ¿Consideras que esto es beneficioso o no para la calidad y prestigio del evento?

Dayron Chang junto a la cineasta Lourdes de los Santos, presidenta de la sección de Asociación de Cine, Radio y Televisión de la Uneac, tras la premiación del concurso Caracol en el año 2019/ cortesía del entrevistado.

—La calidad del evento se sustenta en demasiados pilares como para pensar que ampliar el número de categorías pudiera mellar en algún sentido su prestigio. Si bien es necesario respetar esencias y tradiciones dentro de cualquier concurso, también es menester repensarlo en cada tiempo porque la radio, el cine y la televisión evolucionan a la par de la tecnología, los creadores, las estéticas, los soportes… Por tanto, resultará beneficioso en la medida en que el comité organizador y todos aquellos que estén detrás del certamen estudien, antes de elaborar cada convocatoria, esas tendencias para saber qué debe permanecer, qué debe modificarse o qué añadir. Si no se piensa con esa profundidad y entrega podría ser funesto.

El Caracol no se puede permitir lo superfluo o lo improvisado. Estamos hablando de un concurso que por años ha formado parte de la vida cultural y creativa de los realizadores cubanos, que ha sido medidor de la creación a lo largo y ancho del país, que ha legitimado anualmente con sus premios tanto a obras como artistas, y eso es una gran responsabilidad.

Mantener esa exigencia; abrirse cada vez más a nuevas formas; pensarlo sin la etiqueta de las edades como es mi experiencia; expandirlo para que siga siendo plataforma de diálogo entre realizadores; premiar con rigurosidad y respeto… Ahí están los pilares que no deberían faltarle para ser un concurso siempre actualizado.

—Varios realizadores y miembros de la Uneac han planteado en distintos espacios gremiales la necesidad de crear un jurado de admisión como un primer filtro para que resulten nominadas las obras de mayor calidad. ¿Qué opinas al respecto?   

—Podría decirte que soy de los que está de acuerdo con una idea como la que plantean algunos de mis colegas realizadores, pero lo valoro como una decisión circunstancial. No todos los días se concursa en un evento como el Caracol, no haces cotidianamente una obra que crees merecedora de competir. Al concurso no se envía lo común, sino lo que cada cual considera que sobresale entre todo aquello que ha producido. Por eso digo que el jurado de admisión es algo circunstancial.

El primer jurado debería ser uno mismo. No se trata de autolimitarse, pero sí de saber con claridad y autocrítica cuando se ha elaborado un producto que sobresale. Si no se nos va un pedazo de nuestra alma en el arte que hacemos entonces algo le falta. Cada quien sabe cuánto le ponen a su obra; lo que si no puede pasar es que por participar enviemos aquello que no cumpla con las expectativas del evento. Aun así, tener un jurado de admisión permitiría que llegara lo más depurado a manos del jurado que cada edición prestigia el Caracol. Es una decisión que exige respeto y cuidado.  

Dayron Chang junto al Presidente de Honor de la Uneac, el intelectual Miguel Barnet/ cortesía del entrevistado.

—Muchos realizadores jóvenes hoy buscan fuente de financiamiento o auspicio para sus proyectos fuera de los circuitos institucionales ¿Crees que esta situación podría afectar su relación con el concurso Caracol o no?  

—La creación audiovisual está buscando actualmente nuevos mecanismos para organizar procesos que durante largo tiempo han permanecido dispersos y sin dirección en este universo, todavía con grietas y dudas. El Registro del Creador, liderado por la Uneac, el Icaic, el Icrt y otras expresiones de nuestra institucionalidad es una muestra de ese intento del cual hay que seguir aprendiendo porque aún no conocemos todo aquello que ofrece o facilita en cuanto a organización, legitimidad, representación, financiamiento, etc.

Siempre he pensado que por encima de todo importa la creación y eso no tiene por qué entrar en conflicto o afectar el sentido de convocatoria del concurso Caracol. El certamen tiene esencias que ha defendido por años y no creo que la forma en la que se logre financiar o auspiciar la obra, mientras se respete la legalidad, deba entrar en disputa con esas esencias.

Viéndolo como un joven realizador, creo que mientras sea una obra de calidad, con estimables valores estéticos, no hay nada que pueda entrar en conflicto. Son tiempos de abrirse a los discursos que cobran fuerza en diversas partes de la Isla porque juntos contribuimos a esa obra coral que es la cultura. Con el acto de rechazar lo “no institucional” podríamos omitir una parte importante de lo que somos y decimos. El concurso y evento teórico del Caracol deber ser ese espacio de creación y discusión libre donde se exhiba aquello que con calidad se hace en materia de realización audiovisual.

—Podría pensarse que siendo un certamen convocado por la sección de Cine, Radio y TV de la Uneac este sea un espacio solo al alcance de consagrados artistas. ¿Por qué piensas que los jóvenes realizadores debían participar en el concurso y sesiones teóricas del premio Caracol?

—Creo ser un ejemplo, entre muchos otros que conozco en varias provincias del país, de que el Caracol no es un espacio elitista solo para consagrados. Pudiera plantearse sumar a más jóvenes, o “salirse” de La Habana en todo el sentido de la palabra, aunque también podrían ser los jóvenes quienes se atrevan, arriesguen, experimenten o propicien el diálogo.

Por otra parte, los tres días del espacio teórico han demostrado ser insuficientes; en la presente edición la crisis generada por la pandemia de la COVID-19 ha encauzado como nueva vía de socialización las plataformas digitales, experiencia que debería replicarse en los próximos años para que quienes consumen nuestras obras también formen parte de lo que antes se analizaba entre paredes. Pensar un caracol en los móviles, en tablets o un PC, debatir o polemizar con el público desde Instagram, Facebook, iVoox, entre otros soportes, en torno a lo que un jurado decidió que era lo mejor. Hacia ahí debe andar el Caracol, en la búsqueda de un camino que le acerque a los nuevos tiempos.

Siempre he creído en la continuidad. El diálogo generacional que se genera, en ocasiones, entre los pocos realizadores jóvenes y los más experimentados podría ser la piedra filosofal de esa continuidad y esa ruptura que le son inherentes al arte. Pero no lo podemos saber si no vemos al otro, si no escuchamos como lo ven los demás, si no somos capaces de ver más allá de lo que tenemos conceptualizado. ¿Cómo crecer sin interactuar? Por tanto, el Caracol debe buscar vías para crecer. No es malo que aúpe a los consagrados, —son imprescindibles—, lo que importa es que siempre encuentre una manera de ser abierto a todo lo que con calidad se haga en Cuba, porque es la única manera de perpetuarse y sobrevivir. Mi consejo a los jóvenes como yo: atrévanse, quién sabe si mañana ustedes sean los consagrados.

Varias series televisivas y coberturas periodísticas han probado el talento del joven realizador Dayron Chang./ cortesía del entrevistado.

—¿Cómo podría contribuir la AHS a que los noveles realizadores se enfrenten a certámenes como el Caracol mejor cualificados o con más posibilidades de éxito?

—La AHS no deberá carecer jamás de agudeza en sus proyecciones. En esa habilidad se sustentará su vocación para integrar, escoger, consolidar y perpetuar aquello que se quiere definir como lo mejor del arte joven. Sería iluso no pensar que lo mejor puede que también siga allá fuera. Eso le impone a la organización un espíritu de búsqueda, renovación, de contacto y apertura, que se equipare al ritmo de la creación misma; que jamás niegue la esencia de libertad que hay en el arte y el artista; y que sepa andar con los tiempos.

No le debe faltar instinto para esto —al fin y al cabo el arte tiene un poco de ese impulso natural—, pero mejor que se sustente en un pensamiento y una estrategia. Hablamos de una organización de conceptos y filosofías de vida que concomitan para dialogar, que se juntan para hacer crecer al ser humano.

Varias series televisivas y coberturas periodísticas han probado el talento del joven realizador Dayron Chang./ cortesía del entrevistado.

No es solo el artista lo que se elige. También se elige una historia, una leyenda individual, con principios y visiones del mundo que deberán encontrar en la organización vías para crecer, polemizar, revolucionar, aportar a una construcción coral más determinante que es la cultura cubana.

La AHS tiene que ser ese espacio para aprender a escuchar al de al lado, para analizar a Cuba no solo desde mi rincón vital y cercano, sino para entenderla en su profundidad a través del otro. Y qué suerte es tener un lugar de reunión, para ver nuestro arte en contexto, para saber que lo que nace en la individualidad, en el encierro de un taller; en un estudio de grabación, en el tabloncillo de un teatro, en un parque cualquiera de la isla, adquiere mayor sentido cuando interactúa con la realidad que le da vida. Y no es solo el cuadro, la coreografía danzaria, el nuevo libro, la película, es cada una de esas chispas dispersas hallando su verdadera razón cuando moviliza, contradice, embellece, cambia y enriquece lo espiritual y lo físico del entorno local, nacional y universal.

Hay una responsabilidad sobre los hombros de la AHS. Y en ello está en juego la herencia de una creación artística y una obra intelectual que nos trasciende y de la que sabremos o no si queremos o somos merecedores de formar parte. Siempre he creído que todo artista debe ser conocedor de sus raíces, y a partir de ellas trazarse propósitos nuevos. La organización debe prepararnos para momentos así, para circunstancias donde hay que tomar decisiones, para opinar en función de crecer y no de degradar, para madurar en ideas que nos lleven a concursos como el Caracol con obras y discursos que nutran a la nación. Y eso no es el logro de un día. Ese es el camino que deberá estar sembrando siempre la AHS; para ser esa coordenada en la que quieran encontrarse los jóvenes que sueñan y piensan a Cuba desde su arte, ya sea para continuidad y/o cambio.


Un Almacén 30 años más joven (+Fotos)

Un Almacén diferente, pero que no pierde su esencia y creatividad, gracias a la luz joven del audiovisual cubano y al amor incondicional de quienes trabajan durante todo el año para lograr que cada edición del Almacén de la Imagen sea el espacio idóneo que dé riendas sueltas a la originalidad de las nuevas generaciones de cineastas de la isla y del mundo.

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Entre luces y sombras

Sección de audiovisuales de la AHS en Santiago de Cuba

A Frank Lahera O`Calaghan, presidente de la sección de audiovisuales de la AHS en Santiago de Cuba uno lo ve siempre con cámara en mano. Esa eterna amiga que deja instantáneas de lo hermoso a través del lente no lo abandona, como la guitarra a un trovador. De los momentos difíciles salen las grandes soluciones dijo un gran pensador y al parecer los jóvenes creadores utilizaron muy bien esta frase para repensar la Asociación desde diversas miradas. Frank no siente miedo de decir verdades del funcionamiento de su sección, resultados y debilidades.

“Teníamos varios objetivos trazados, entre ellos lograr comunicar la creación santiaguera en festivales nacionales y extranjeros; incentivar la creación individual de los asociados para potenciar el intercambio con colegas de otros lugares y espacios, lo que posibilita nuevas formas de animar, despertar otras inquietudes artísticas. Esto se venía trabajando desde el año anterior con la creación de un Festival Nacional de Videoarte, que se logró gracias al apoyo del Festival FAENZA de Colombia y sirvió de enriquecimiento creativo y espiritual a los realizadores de la ciudad.

Fotos: Tomadas de perfil El Creador

“Además, teníamos la intención de generar diálogo con otros creadores, por ejemplo, queríamos proyectar una retrospectiva de la edición anterior del Almacén de la Imagen, eso sumado a conferencias. Logramos traer, lo que fue un experimento, una retrospectiva de la Muestra Joven del ICAIC en noviembre de 2019 durante cuatro días. Después se pensó que la Muestra podía presentarse en diferentes partes del país, pero esa idea surgió aquí en Santiago. Buscamos la manera de traer realizadores nacionales e internacionales para que impartieran conferencias. Nos había confirmado su presencia Jorge Molina con un taller intensivo de guion durante cuatro días; Alejandro Alonso, ganador en el Festival de Cine de Lima, Perú, nos iba a dar un curso de fotografía, pero llegó la COVID-19 y se pospuso todo.

“Esto surgió gracias a la relación que tenemos con la Muestra Joven de que importantes creadores vengan a Santiago a ofrecer sus conocimientos. También queríamos traer a realizadores de Camagüey, Granma, con muy buen trabajo en lo audiovisual.”

–¿Cómo logras establecer un vínculo con la Muestra Internacional de Videoarte FAENZA?

Somos como una especie de subsede de esa muestra. Surgió en Bogotá, Colombia, y al ser participante le hablé de la posibilidad de insertarnos y ellos aceptaron, vinieron al Festival del Caribe y decidieron hacer algo fijo. Por la pandemia queríamos hacer este encuentro ahora en octubre, pero lo pospusimos para abril de 2021.

Queremos incluir un salón de artes visuales en Bogotá y que Santiago de Cuba funja como puente, con el fin de dar a conocer el trabajo de los jóvenes artistas. Si lo logramos hacer, trataremos de hacer una muestra itinerante que pase también por Camagüey y La Habana.

Fotos: Tomadas de perfil El Creador

–¿Qué soluciones encontró la sección de audiovisuales para continuar creando en medio de la COVID-19?

Trabajamos en las redes sociales. Ahí realizamos ciclos de cine experimental, videoarte, a través de secciones llamadas Ventana Cine, Ventana Perfomance. Presentaron materiales Yuri Seoane, Carlos Gil Calderón, Yunior Frómeta y yo. Cuando se flexibilizaron las medidas hicimos una jornada de cine santiaguero La Mirada Inquieta, realizada en el Cine Cuba como sede principal.

Fueron cuatro días con encuentros teóricos, cine más convencional, documental, animación, y luego se insertó el cine experimental. El objetivo principal con esta jornada fue crear más adelante un festival de cine en Santiago de Cuba, con una buena organización, sin favoritismos, potenciando la creatividad, la experimentación y el buen arte.

–¿Cómo valoras la producción audiovisual de los jóvenes miembros de la AHS en este territorio?

“Te puedo decir que la producción es bastante pobre. Ahora, quizás de 20 asociados están produciendo cuando más tres. Al parecer están en la AHS por estar y ya lo hemos hablado en el ejecutivo. Estamos buscando que se activen, que se inquieten por su realidad y hagan arte. Hacia esa dirección va nuestro trabajo.”

Con luces y sombras la sección de audiovisuales de la AHS en Santiago de Cuba necesita encontrar caminos para la creación. No por gusto se potencia los concursos y becas de la Asociación, con el objetivo de visibilizar el quehacer artístico de los jóvenes creadores. Definir quiénes desean ser parte de esta organización y hacer que su conducta se corresponda como artistas, es uno de los objetivos de esta sección. Frank Lahera no se muerde la lengua y nos traza un camino. Hay que buscar esos puentes y no esperar a que alguien los haga.


Lisandra Duran: «A veces siento como si las imágenes me hablaran» (+Videos)

Apenas se graduó con Título de Oro en la Universidad Central “Marta Abreu” de Las Villas en 2013, y ya esta joven comenzaba debutaba en el escenario del audiovisual cubano, con propuestas documentales de gran madurez estética y conceptual. La frescura propia de su edad y un sentido de la elegancia aprehendido entre pasarlas; oxigenan, sin embargo, su obra.

Lisandra Duran Gutiérrez comenzó su carrera como radialista para adentrarse también en el mundo televisivo, vocación que actualmente ejerce dentro del colectivo del Noticiero Cultural de la Televisión Cubana, pero que ha tenido momentos de gran esplendor como reportera, conductora y directora de programas en el canal Telecubanacán en Villa Clara.

tomada del perfil de facebook de Lisandra Duran Gutierrez

“Cuando estaba estudiando la carrera supe que había elegido bien, porque me seguía gustando mucho el periodismo; pero no tenía claro en qué medio quería desempeñarme. Aunque en mi etapa estudiantil realicé en conjunto con algunos compañeros, una serie de cortos que fueron llevados además al lenguaje radial, los cuales abordaron temas como la moda, y el humor en Cuba.

“Al graduarme me ubicaron en la FM Estereocentro en Santa Clara, un medio donde crecí mucho. Recién graduada trabajé como presentadora para una serie de documentales sobre deportes extremos. Me involucré mucho en el proceso postproducción, lo cual me acercó al mundo de la imagen. ¡Y también enfrenté el miedo a las cámaras!, pues durante mi etapa de estudiante me veía a mí misma como una joven introvertida.

“Después de esta experiencia tuve la oportunidad de dirigir un documental sobre el concierto de los Rolling Stone en Cuba, y más tarde presenté otro proyecto a la AHS que obtuvo la Beca El Reino de Este Mundo.”

tomada del perfil de facebook de Lisandra Duran Gutierrez

Estos productos audiovisuales recibieron lauros en eventos importantes de la UNEAC y de la Asociación Hermanos Saíz. ¿Cómo llegas a esos escenarios y qué significan en tu formación como realizadora?

Debido a mi inexperiencia como productora, el documental de los Rolling lo tuve engavetado casi un año. Hasta que en noviembre de 2016 una amiga que trabaja en la UNEAC en Villa Clara me comentó acerca del Festival Santamariare, en la ciudad de Caibarién. A los pocos días me llamó Jorge Gómez, presidente de la sección de audiovisuales de la UNEAC, para comunicarme que había obtenido el premio en Dirección de Programas en la categoría de documentales. Me sorprendí mucho.

tomada del perfil de facebook de Lisandra Duran Gutierrez

Esa experiencia me permitió el intercambio con otros realizadores del país, además me motivó para poner el documental a consideración de la Muestra Joven del ICAIC y el Festival Internacional de Gibara. Para mi sorpresa resultó seleccionado para una exhibición paralela en estos festivales y, además, recibí la invitación de la AHS para presentarlo en Sancti Spíritus, Guantánamo y Baracoa.

Fue una experiencia enriquecedora. Me permitió mostrar mi obra en un espacio de lujo y para un público diverso, pero con gran representación de especialistas y productores del audiovisual. También participé del evento «Voces Cruzadas» en Sancti Spíritus. Pero guardo con mucho cariño una exhibición que tuvo lugar en las ciudades de Guantánamo y en Baracoa. Fue lindo ver la acogida que tuvo entre los seguidores de este género musical, además del intercambio con un público conocedor y ávido de estos temas. ¡Hasta me regalaron un pulóver de los Rolling!

Por aquella época también me entrevistaron para el programa Lente Joven, pero solo se trasmitió en su versión online; y no fue hasta el año 2019 que el Canal Clave lo estrenó en la televisión nacional. De cualquier modo, fue el documental con que me di a conocer como realizadora, y lo agradezco mucho, me dio mucho placer.

Cuéntanos, por favor, acerca de la experiencia de rodaje del corto «Los Rolling en Cuba».

Llegamos a las dos de la tarde a la Ciudad Deportiva dos camarógrafos, un sonidista y yo, con el objetivo de entrevistar la mayor cantidad de personas posibles. Esto no fue difícil pues la gente estaba eufórica con el concierto y recogimos criterios muy diversos, de jóvenes y ancianos, extranjeros y nacionales, figuras públicas como el Guille Vilar – una autoridad–… como medio centenar de entrevistas representativas del público que estuvo allí aquella tarde noche. Para el día siguiente teníamos coordinadas las entrevistas a Frank Delgado y a Juanito Camacho; y como ellos son los especialistas, los escogí como hilo conductor del reportaje. Muchas personas lloraban emocionadas.

Me han hecho críticas, como, por ejemplo, algunos realizadores que trabajan más la experimentación consideran que es un reportaje ampliado; pero considero que lo más importante fue captar la energía del momento, ¿cómo lo ve mi generación?, pero sobre todo, llevar el concierto a las personas que no pudieron disfrutarlo.

Obtienes la Beca de creación El Reino de este Mundo con un proyecto diferente, sustentado en un solo testimoniante y con una estética de lo conceptual ¿Por qué este giro en tu obra?

Evidentemente la formación académica a uno lo marca. Y aunque es algo que a mí me parece muy bien, en algún modo quise asumir el reto de hacer un producto artístico en el que no fuera tan evidente que es un periodista quien está detrás de las cámaras.

tomada del perfil de facebook de Lisandra Duran Gutierrez

Hacía tiempo que tenía en mente realizar un documental sobre el racismo, pero no tenía claro cómo abordarlo, por la complejidad del tema. Había pedido al cantautor Yuri Giralt Barrios sus canciones para la banda sonora del documental que estaba soñando. Pero un día, conversando con él, tuve claro que lo necesitaba como protagonista, porque tiene una obra muy seria al respecto. Se identifica, por supuesto, con la lucha antirracial, porque él mismo y su familia son de raza negra. Además, Yuri Giralt es una persona que constantemente le sale al paso a las actitudes racista que se manifiestan en la sociedad, consciente o inconscientemente. Narrar esta historia de vida, desde su punto de vista, fue muy interesante.

tomada del perfil de facebook de Lisandra Duran Gutierrez

“Cimarrón”, que más tarde obtuvo mención en Concurso Rubén Martínez Villena de Periodismo Cultural, desborda poética y espiritualidad…

Es que cada documental y cada audiovisual, a modo general, tiene su tempo; y yo tenía que hacer un documental que tuviera que ver con su protagonista. Yuri es una persona muy práctica, pero a la vez con un pensamiento profundo, con toda una filosofía de vida y de comportamiento. Todo esto lo expresó en ese conjunto de canciones sobre la temática racial, que, a mi modo de ver, tienen mucho temple, mucha energía. Me esforcé por conjugar la estética, con la música y con el discurso del entrevistado. Por ejemplo, utilizo colores sobrios, planos de detalle.

Hoy día ambos documentales se han transmitido varias veces por el Canal Clave de la TV Cubana.

¿Por qué te interesa el tratamiento de nuestro panorama cultural y, específicamente, temas como la moda, el rock and roll y el racismo, que responden al interés de un público minoritario?

Siempre me ha gustado abordar el mundo cultural porque es muy polisémico, además de que me permite abordar las realidades de mi país de formas muy diversas.

Por otro lado pienso que si voy a emplear recursos y tiempo en la realización de un producto complejo como es el documental, pues lo mejor es abordar temas que tienen menos cobertura en el diarismo de nuestros medios. Además, porque existen hoy día muchos prejuicios, por ejemplo, alrededor de los roqueros, del antirracismo, y del mundo de la moda; y siento que puedo darles la oportunidad a estas personas de hacerse escuchar.

tomada del perfil de facebook de Lisandra Duran Gutierrez

En el mundo del audiovisual te desempeñas, además, como reportera de diferentes medios, conductora y locutora de programas, y guionista de tus propios documentales. En entrevistas anteriores has manifestado que tu trabajo como modelo tributa al resto de tus vocaciones. ¿Te gustaría comentarnos sobre todas estas vocaciones que confluyen en ti?

Lidiar con diseñadores, con fotógrafos y con la industria de la moda en general contribuye al desarrollo del gusto estético, sin lugar a dudas. Que es necesario lo mismo para diseñar ropa, el interior de una casa o un audiovisual. ¡Es crear un ambiente armónico! A esto se suma, por ejemplo, que desde que era estudiante, cuando me hacían fotos a mí o a otra modelo, ponía atención al lenguaje técnico que se utilizaba, el uso de la luz, los encuadres y locaciones.

Todo esto es algo que tú puedes estudiar, pero que con el tiempo lo llevas innato, como una segunda piel. Uno tiene los conocimientos técnicos, pero a veces siento como si las imágenes me hablaran. En un momento determinado me piden cierta música, ciertos planos, determinado tiempo al aire (risas).

tomada del perfil de facebook de Lisandra Duran Gutierrez

tomada del perfil de facebook de Lisandra Duran Gutierrez


Bridegroom: la sencillez y la honestidad como alegato

Cartel promocional del documental Bridegroom (2013)/ Fuente: http://www.impawards.com/2013/bridegroom_xlg.html

Mayo de 2012. Otro video sube al mar de frivolidades de YouTube. Un grito de auxilio con el rótulo It Could Happen To You (Podría pasarte a ti) aparece en el canal de un chico veinteañero, originario de un pueblo conservador al norte de Estados Unidos. Entre lágrimas, Shane Bitney Crone cuenta la trágica muerte de su novio Tom Bridegroom, un año atrás, y el impedimento de la familia de este último de admitirlo en los honores funerarios.

Diez minutos de desgarro e invocación desencadenaron el proyecto documental con el mayor financiamiento en masa (crowdfunding) de la historia hasta ese momento. Más de cuatro millones de visitas difundieron el lamento de Shane por la falta de amparo legal en el estado de California para reclamar los bienes y el espacio que le correspondía en la vida de su amado.

Tres semanas después, Crone recibió una llamada telefónica de Linda Bloodworth Thomason, una reconocida guionista y productora de televisión interesada en expandir su relato. Ese fue el origen de Bridegroom (2013), largometraje que el pasado miércoles la televisión cubana propuso a sus espectadores en el necesario y no siempre bien ponderado programa Pantalla documental, que cada miércoles llena la parrilla nocturna del Canal Educativo.

Este es uno de esos documentales donde el testimonio sobrepasa las apetencias artísticas con deliberada intencionalidad. Dos jóvenes homosexuales, uno retraído y con un historial de bullying y el otro plenamente realizado y exitoso, confluyen en una historia de amor más ajustada a los patrones de una comedia romántica que a las reales expectativas sobre el desarrollo de una relación de pareja.

Formalmente, Bridegroom no ofrece nada nuevo. La realizadora no se desgasta en esconder la muerte de Tom al caer desde la azotea de un edificio cuando realizaba una sesión de fotos; hecho que se nos presenta como el incidente provocador (inciting incident). Luego, una amplia sucesión de videos caseros y fotografías nos adentra en el mundo de Shane, su familia, los lugares y proyectos compartidos con su pareja.

Cartel promocional del documental Bridegroom (2013)/ Fuente: Página de Facebook BrideGroomMovie

Bloodworth Thomason, experimentada guionista de series televisivas, hilvana con precisión dramática esas evocaciones fílmicas con las entrevistas de amigos y familiares de modo que, presentado ya el trágico final de Tom, no se pierda el interés por conocer la vida de los protagonistas y la resolución del conflicto con matices reivindicativos. Intención sostenida, en gran parte, por la evocación a los cotidianos avatares de una relación entre dos chicos guapos y no desde un enfrentamiento frontal con las causas que desencadenaron el problema.

Un devenir casi cronológico nos conduce a través de la trama y así develarnos un conflicto que a ratos pareciera diluirse entre la sentimental apoyatura de la banda sonora y las emociones a flor de piel de los entrevistados, para luego ponernos frente a un clímax donde –tras la pasiva observación de una fábula modélica– somos apelados a tomar partido ante una clara injusticia.  

Cartel promocional de Bridegroom (2013). Fuente: Página de Facebook BrideGroomMovie

El audiovisual revela, de igual modo, el contradictorio escenario de las familias involucradas, un camino inverso al modo en que cada uno de los protagonistas había asumido y vivido su sexualidad. Por una parte los parientes de Shane lo apoyaban incondicionalmente pero los de Tom rechazaban por completo su vínculo. De hecho, estos últimos, nunca respondieron a la solicitud de los productores para participar en el filme.  

En mi personal encuentro con esta película, más de una vez me cuestioné hasta dónde nuestros límites morales y formativos nos hacen partícipes de otros esquemas de ostracismo; esos que con descarnada certeza nos ubican, muchas veces, en el mismo lugar que a los padres de Tom.

Este no es el primer episodio de desamparo de una persona homosexual ante el fallecimiento de su pareja ni será el último, pero la experiencia de Shane y Tom, aun con el riesgo de parecer un registro parcializado, nos confirma que todavía hay historias de vida que conectan con los valores más altruistas y emancipadores de la humanidad.

Más allá del tema de la orientación sexual, este material nos entrega una historia de amor apta para todas las edades y geografías. Es un manifiesto sin estridencias pero con la suficiente hondura para hacernos reflexionar sobre la fragilidad del lazo amoroso y patrimonial entre dos personas cuando no tienen protección legal.

No se rehúye a la emoción ni se evitan excesos en ese sentido, pues es la historia de Shane y nadie puede cambiar el modo en que él cuenta su infortunio, su dolor. Bridegroom tiene más efectividad pedagógica que cientos de reuniones y panfletos sobre la defensa del amor ante los prejuicios y el odio.

Shane Bitney Crone junto a la realizadora Linda Bloodworth Thomason y el expresidente estadounidense Bill Clinton, tras la presentación del documental en el Festival de Tribeca. Fuente: https://www.reellifewithjane.com

Asistimos a un viaje emocional hasta el espacio íntimo de Shane y Tom, un tránsito de la felicidad a la tragedia hasta llegar a la redención en un cierre desgarrador y ejemplarizante. 

Tras cosechar el favor de la crítica y el público en certámenes como el Festival de Cine de Tribeca (donde fue presentado por el expresidente estadounidense, Bill Clinton), el Outfest de Los Ángeles, el Little Rock Film Festival y el Inside Out Festival de Toronto, entre otros, la plataforma Netflix lo incluyó en su servicio de streaming, lo que ha facilitado una difusión más amplia de la que podría preverse para un filme independiente y de temática LGBTIQ+.

Shane y Tom tuvieron una relación amorosa y comprometida mientras compartían sueños y proyectos. Fuente: https://www.cinegayonline.org

El 26 de junio de 2015, tras la sentencia del caso Obergefell contra Hodges, la Corte Suprema de los Estados Unidos declaró que todos los estados federados tienen la obligación de conceder licencias de matrimonio a parejas del mismo sexo bajo la Decimocuarta Enmienda a la Constitución. Dos años antes el asunto había quedado resuelto en California tras una extensa batalla legal y política.

Queda en el ámbito de la especulación cómo hubieran ocurrido los hechos tras el fatal accidente de Tom si estuviera legalmente casado con Shane, sin embargo, la deriva neoconservadora que se apropia en la actualidad de espacios políticos y judiciales en todo el mundo debería alertarnos que historias como estas no son ni tan distantes ni exclusivas.  

Shane y Tom tuvieron una relación amorosa y comprometida mientras compartían sueños y proyectos. Fuente: https://www.cinegayonline.org

Ficha técnica:

Título original: Bridegroom

Estreno: 23 de abril de 2013

Duración: 80 minutos

País: Estados Unidos

Idioma: Inglés

Guion y Dirección: Linda Bloodworth Thomason

Producción: Linda Bloodworth Thomason, Shane Bitney Crone, Allen Crowe, Douglas Jackson, Harry Thomason

Música: Benjy Gaither

Fotografía: Víctor Zorba

Género: Documental

Distribución: Virgil Films & Entertainment

Estudio: Orgánica Music Grou

Shane y Tom tuvieron una relación amorosa y comprometida mientras compartían sueños y proyectos. Fuente: https://www.cinegayonline.org