Décima
Quinta Studio ya le da la vuelta al mundo
Un homenaje a la trova, una de las raíces de la auténtica cultura espirituana, resultó la primera transmisión de Quinta Studio, equipo audiovisual del sector cultural de la provincia de Sancti Spíritus,
AHS crece en membresía (Décimas + posts)
Con estas maravillosas décimas compuestas por nuestro especialista de Literatura Roly Ávalos -escritor, repentista y corrector-, dimos la bienvenida a los nuevos asociados a la AHS de La Habana.
Aquí se las compartimos con inmenso orgullo, anhelando que cada verso marque la ruta de la membresía de los jóvenes artistas en nuestra Asociación.
DÉCIMAS DE BIENVENIDA A LOS NUEVOS ASOCIADOS.
Asociada y asociado,
vengan a esta cofradía,
a la nueva membresía.
Más de un joven del pasado
hoy se encuentra consagrado,
más de una obra incipiente
no es raro que en el presente
ya haya madurado en cientos
de inolvidables eventos,
sea memoria en la gente.

Asociada y asociado,
bienvenidos a una era
mágica en La Madriguera,
un espacio diseñado
a tu medida, a tu agrado
para y por tu vocación.
Aquí la mayor misión
es apoyarte en tu vida
de artista. Esta es tu guarida,
casa de tu creación.
Pintar, escribir, grabar,
filmar, bailar, cuanto quiera
tu alma, sin coto o frontera,
ya puedes, en este hogar.

También vas a interactuar
en esta meca inclusiva
con libertad exclusiva:
sí a las vanguardistas estéticas,
sí a las licencias poéticas,
sí a la verdad creativa.
Seamos francos, directos:
no va a haber paternalismo
ni aceptamos facilismo,
no serán caminos rectos
para sacar los proyectos
con limitados recursos,
no, se medirán transcursos,
carreras, y entre otras cosas,
habrá becas numerosas
y numerosos concursos.

Son duros estos momentos,
pero incluso con pandemia
habrá divina bohemia
en los virtuales eventos.
Armemos con los talentos
un clan hiperconectado.
Mil gracias a ese jurado
que evaluó la calidad,
pues por unanimidad
hoy estás de nuestro lado.
Qué paradoja, ¿verdad?
En cuanto a lo establecido
la Asociación ha cumplido
35 años de edad.
¡35!, cantidad.

Tiempos duros y gloriosos.
Y en 35 años mozos
creando en este país
ojalá que Sergio y Luis
nos contemplen orgullosos.
Desde esta o desde otras sedes
compártannos sus urgencias,
sus quejas y sugerencias
porque el futuro es de ustedes.
Asóciense hasta por redes
–lienzo, escena, acorde, plano,
libro–, y el carné en la mano
para que canten victoria
y escriban la nueva historia
del arte joven cubano.
La Habana, 31 de marzo de 2021.
Decimalex, la hora joven del repentismo
Aquella tarde noche de 2019, más de 500 personas -casi todas jóvenes-, vitoreaban eufóricas frente al escenario. Las luces, los flashes de los celulares, el ir y venir mientras se buscaba espacio para un mejor ángulo visual; todo ese conjunto y esa energía simbolizaban a la multitud que disfrutaba las décimas, las controversias, las redondillas o las improvisaciones del más auténtico repentismo nacional.
«Soy un arquitecto de mi propio infierno o paraíso»
Rolando (Roly) Ávalos Díaz recibió la herencia familiar, el don del arte, y lo transformó en su propia materia de expresión, en su tuétano creativo. La ciudad de su poesía forma ya parte del amnios que le regala nuevas preguntas al mundo. Y son esas preguntas (y sus respuestas) las que hoy el poeta nos ofrece.
Hablemos primero de la tradición poética que es parte de tu ADN, que constituye una particular herencia simbólica. ¿Hasta qué punto sientes que tu necesidad de entender la poesía parte de este legado?

En efecto, existe una tradición poética en la familia, el arte del repentismo, que viene de mi abuelo materno fallecido, Jesús Díaz Martínez; primero, la heredaron algunos de sus hijos (mis tíos y mi madre), y después la hemos practicado varios primos. Esta vertiente de la oralidad, más que una tradición poética, la veo como un ritual entrañable y ocurre cuando coincidimos todos o casi todos en reuniones familiares, como los cumpleaños.
Desde niño escucho décimas, desde adolescente las improviso. También a partir de los 11 años, aproximadamente, empecé a escribir, y entonces me pareció natural ser como Alexis Díaz-Pimienta (uno de mis tíos por parte de madre), escribir e improvisar, y llevar esas dos carreras al unísono. En muchas ocasiones, por la admiración que le tengo, me he sentido influido por la obra de mi tío, me he descubierto tics en mis procederes que homenajean pasajes de su obra, maneras de construir semejantes, y luego he advertido el peligro. Ha sido una relación muy cercana también, de familiaridad, de trabajo, de lector, de espectador.
He debido desligarme a propósito para crecer, para hallar mi camino, y en ello ando todavía. Pero creo que uno al final le pone su voz y su sello; con sus propias lecturas se va perfilando y adquiere una personalidad, construye otro itinerario poético, aun cuando no se lo proponga, y aunque se haya heredado de alguna manera una determinada tradición gracias a parentescos familiares.
En algunos de tus libros, la anatomía de la ciudad es un tema recurrente que distingue y define al sujeto poético. ¿Este mapeo lo entiendes como una geografía espiritual de la ciudad que el poeta refleja, o que al menos intenta reflejar en su trabajo?

Sí, me atrae reflejar el accidente de nacer en una ciudad, de criarse en un barrio y no en otro, la gitanería de las mudanzas por municipios periféricos, la mitología de la urbe y cómo esta produce metáforas, cómo genera lenguajes, cómo acoge con hospitalidad o desampara al emigrante o al habitante, dejándolo en brazos de la orfandad más terrible, quiénes fueron sus personajes históricos, quiénes sus celebridades. Como dijera un personaje de Celebrity, la película de Woody Allen, y cito de memoria: “A una ciudad se le conoce por sus celebridades”.
Me interesa el modo en que nombramos una piedra inanimada que nos ve crecer, enamorarnos y morir mientras continúa viva, bajo la lluvia de la erosión de los siglos; el afecto particular que le tenemos a un árbol, a una esquina, a un monumento, al segundo piso de un edificio en un reparto llamado El Roble, en Guanabacoa, al banco roto de un parque, a los baches de la cuadra de una barriada marginal o a los ruidos nocturnos de una bronca.
¿Qué es el hábitat urbano, cuánto condiciona o define en quienes la padecemos y vivimos, qué significa, quiénes son mis coterráneos, mis vecinos, en qué consisten sus vidas, sus sueños, sus realidades? Igualmente son bienvenidos los arquetipos, estereotipos o ciencias sociales, así como los vocablos identidad, idiosincrasia, y cada elemento que me sirva para dar con los contornos del mapa de esa geografía espiritual.
¿De qué manera congenias el ejercicio más mediato del repentismo y la improvisación con el hecho de concebir la dramaturgia particular de un libro de poesía?
Son hogares a los que uno entra por puertas distintas. Cuando improviso no hago literatura escrita, y cuando escribo un libro de poesía no me apuro en acabar una décima, ni tengo delante un público esperando, ni un laúd y una guitarra secundando mi proceso creativo y presionándome para que en pocos segundos responda a mi adversario repentista. Incluso, cuando escribo, no solo escribo décimas, sino sonetos o poemas en verso libre.

Son procesos diferentes que responden a circunstancias creativas específicas, pero tampoco es que sean demasiado opuestos. Por ejemplo, la narrativa, la poesía, y aun la dramaturgia pura, dotan a la mente del improvisador de códigos y elementos que enriquecen su vocabulario, su alcance, su imaginario, su proyección; y al escritor, ante el Word o ante el papel, le ofrece cierto ritmo de hallazgos para dar con las palabras exactas y construir, a modo de guion, la escaleta de su libro y el campo semántico de su poemario. Son ejercicios que no se repelen, te aseguro que se alimentan, aunque se busquen otros resultados y sea otro el receptor.
En el proceso creativo, ¿a qué paso le confieres mayor importancia?
Les doy importancia a todos los pasos, me parece. Soy feliz cuando consigo respetarlos, cuando la fase de corrección no interrumpe al germen, al balbuceo de las ideas iniciales ni al brote de las primeras oraciones. Pienso que tampoco es recomendable detener abruptamente la investigación porque nos morimos de ansiedad por escribir el capítulo de una novela. Casa paso posee un encanto y nos prepara para el siguiente.
Desde luego que cada cual tiene su propia metodología y todos los libros no se escriben del mismo modo ni en un periodo más o menos comprobable; a veces se abandonan proyectos durante meses o años, parece que van a morir y sin embargo resurgen con más bríos, o resulta que sí, que somos más maduros y así lo mostramos a la hora de abordarlos, tenemos una mayor perspectiva. Aunque, ojo, esto también puede funcionar como autoengaño o pretexto para la procrastinación o miedo a enfrentar el momento decisivo de concretar la obra.

¿Entiendes la poesía como un acto divino o mundano, o una mezcla de ambos registros?
Como es arriba, es abajo. Lo divino está conectado con lo mundano, son el anverso y el reverso, la cara y la cruz de una misma moneda que lanzamos al aire. Aunque estamos hechos más de mundo que de divinidad y lo que escribimos tiene la última palabra. Me parece que los autores, salvo los políticos o los religiosos, no estamos para dar lecciones de moralidad o de civilidad, no en primera instancia, sino para plasmar inquietudes más humanas y veraces.
¿El poeta tiene un papel definido en el mundo, más allá de la esfera del arte?
Si tiene algún papel o algún compromiso social, si algo nos define, es el propio acto creativo, es el de hacer lo más poéticamente posible nuestro trabajo, para lo cual no nos alcanzará la vida entera. Llevar y traer palabras, metáforas, sinestesias, símiles… y el solo hecho de hacernos querer y entender gracias a lo que enunciamos o callamos, puede ser una carga terrible o un argumento tan legítimo que se debe valorar en su justa medida, y no debe ser puesto en las manos de cualquiera.
Puede pensarse que el trabajo de un poeta consiste en sacudir, como un relámpago, las conciencias de sus lectores, más allá de la transmisión lírica/empática de sentimientos, reflexiones y emociones. Esa es una posible forma de entenderlo. Pero otra puede ser la de emplear con sabiduría y responsabilidad el poder de las palabras. Un poeta nombra y le regala nuevas preguntas al mundo. Estamos hechos de preguntas. El arte de gozar estéticamente, tratando de responderlas, es uno de los juegos más serios que existen.

¿Cómo manejas el mundo de la autorreferencialidad a la hora de escribir? ¿Es la poesía, por necesidad, un ejercicio de autorreferencia?
Antes, muy en los inicios, creía que a la hora de escribir, si utilizaba escenas de mi propia vida estaba siendo, sin duda, autorreferencial; pero luego he comprendido que desde el mismo momento en que uno escribe, sea narrando o poetizando, ya es otro, un personaje o un sujeto lírico… aunque hable de su propia biografía, que de algún modo casi siempre está.
En mis libros la autorreferencia, cuando la hay, es un añadido, un recurso, uno de sus colores, una de mis herramientas creativas. En mi primer libro, Mundo pañuelo, la mayoría de los poemas aluden a experiencias o visiones propias acerca de la existencia, no hay pretendidos enmascaramientos o la gestación de heterónimos; da la impresión, tras una lectura rápida, y parafraseando a Ortega y Gasset, de que soy yo mismo hablando de mí mismo y de mis circunstancias aunque, claro, esto puede leerse como una verdad o una mentira a medias. En mi segundo libro, Boca de lobo, en parte también, pero no siempre.
Por tanto, no creo que la poesía sea necesariamente un ejercicio autorreferencial, entre otras cosas porque mirar a los ojos a un sujeto lírico es dar con un espejismo, o con un juego de espejos que se repite hasta el infinito. Además, no sé quién soy cuando escribo (muchas veces quienes pregonan autoconocimiento promueven su arrogancia), escribo para descubrirme. Y no solo porque pongo pensamientos por escrito, sino incluso para averiguar cuánto me desconozco o qué podría estar pensando, o cuántas personas soy.
¿Crees que los propios escritores tienen un conocimiento verdadero de la literatura que se gesta más allá del contexto regional limitado en el que viven? ¿Cómo romper esos moldes preconcebidos? ¿Cómo hacer que la literatura cubana eclosione y rompa finalmente el cascarón de su zona de confort?

En general creo que es algo superficial el conocimiento que tenemos los propios escritores acerca de otras literaturas allende los mares, y las razones pueden ser varias, aunque se ha ido reduciendo poco a poco la falta de acceso o contacto —al menos electrónicamente— con libros y autores que se han editado o reeditado poco o nunca por acá, por ejemplo.
Existen maravillosas bibliotecas virtuales que se abastecen gracias a las donaciones que hacen los usuarios con títulos digitalizados que antes compraron en formatos Word, Epub o PDF, y deciden compartirlo. También hay títulos de autores cubanos, por cierto. Tarde o temprano, de alguna manera, siempre nos encontramos con lo que más vale y brilla universalmente en materia de arte y literatura, ya sea a través de publicaciones nacionales (revistas, tabloides, suplementos en periódicos, blogs, etc.) que nos enteran (también es su deber) sobre cuán ancho y ajeno es el mundo de las letras fuera de Cuba; igual mediante el catálogo de Arte y Literatura, que con cierta regularidad reimprime clásicos; o directamente a través de enlaces en las redes sociales, las verdaderas ladronas del show en lo que va de siglo XXI.
¿Cómo romper estos moldes y dejar de, solamente, leernos los unos a los otros con riesgos de acabar en la endogamia creativa? Supongo que estando atentos a la lectura o relectura de obras maestras que han vencido al tiempo, en vez de fijar la atención solo en la mesa de novedades. No conozco reglas únicas ni los criterios que manejan o el verdadero poder que tienen quienes dirigen las políticas editoriales y deciden qué se distribuye y se vende o no. Por otro lado, cada cual arma su propia brújula lectora y su canon individual. Opino que deben potenciarse más los intercambios en eventos internacionales.
Eres uno de los uno de los directores del grupo poético-teatral-musical RolleX, ¿cómo entender el acto performativo cuando se tiene a la comunicación de la poesía como el primer escaño de sentido?
Cuando el acto poético se enfrenta al espectador, ¿qué resortes se disparan en ti?

Ya hace más de dos años que existe RolleX. Alex Díaz Jr., mi primo, y yo, lo dirigimos y todo el tiempo expandimos, a través de los medios a nuestro alcance (espectáculos, talleres, redes sociales, etc.) el concepto de neorrepentismo, un término que acuñara hace años Alexis Díaz-Pimienta en ese ensayo investigativo para eternas consultas que es Teoría de la improvisación poética.
En este libro se definen las proyecciones de una nueva generación de improvisadores formados gracias los Talleres Especializados de Repentismo en todo el país a partir de la década del 2000 y que, por otra parte, aparecen en su total dimensión gracias a puestas en escena que, ya de por sí, engloban las otras manifestaciones artísticas; el repentismo en medio de un diálogo interdisciplinario. Debo decirte que un espectador amante de la poesía, cuando tiene la oportunidad de disfrutar de cerca un arte tan antiquísimo de la oralidad como es la improvisación poética, devuelve enseguida, con sus reacciones a flor de piel, con sus gestos, con su risa, en los casos favorables, una adrenalina muy agradecida, muy generosa, que los escritores —después del acto solitario de la escritura— desconocemos de una manera tan tangible.
Hay más gente que ama la poesía de la que suponemos. Por supuesto, habrá algunos que disfruten más la llamada poesía culta y otros la llamada poesía popular, ambas expresiones legítimas de la cultura. Si a nuestros espectáculos, con fines poéticos que oscilan de un lado a otro, les agregamos dosis de acompañamiento musical (con músicos, instrumentación y géneros variopintos), dosis de teatro y algo de performance, además de la proyección de un corto audiovisual en torno al desarrollo de una acción poética, entonces el favor del público es mayor, la buena vibra y la energía que recibimos de vuelta superan las expectativas.
Pocos momentos, por no decir ninguno, son tan gratos (tan gratos y tan arriesgados) para un hacedor de versos, para un repentista, en suma, que ese acto creativo de protagonizar un espectáculo cuya trama suceda en versos, tanto desde la declamación (que es lo típico) como desde la improvisación.
Tu libro Mundo pañuelo fue publicado en 2016 por el sello español Guantanamera, y en 2018 fue traducido al idioma inglés bajo el título Small World. ¿Cómo ha resultado la experiencia de apreciar tu poesía en una lengua para la cual no fue originalmente concebida? ¿Sientes que la poesía trasciende la experiencia limitada de un idioma?
Lo he recibido con alegría y extrañeza, consciente de que definitivamente la poesía es políglota y al mismo tiempo tiene muchas capas intraducibles, o que habría que traducir en bloque y no literalmente. Se precisa un rigor, una sensibilidad y un conocimiento de la lengua que merece muchísimo respeto. Los lectores que desconocemos otros idiomas y queremos leer a Flaubert, Dostoievski, Brecht o Cesare Pavese, los amantes de esas grandes cimas de la literatura, dependemos de los grandes traductores del francés, del ruso, del alemán o del italiano.
Small world, según me han explicado algunos conocedores del inglés, no significa precisamente “mundo pañuelo”, ni siquiera como una interpretación de la idea global del poemario. Es una aproximación y, diría, una traducción quizás más en serie que en serio. De cualquier modo lo agradezco y me siento honrado de haber visto, antes de lo que suponía, mi primer libro traducido, ¡vaya honor!, ¿no?, con unas luces y sombras todavía intraducibles para mí.

¿Cómo construyes, desde lo emocional, lo espiritual y lo racional, tu propio ejercicio creativo?
De tantas maneras, querida Elaine. Trabajo mucho con la nostalgia, los sueños, las pesadillas, los recuerdos que obsesionan y atormentan, inmediatos o lejanos, las supersticiones, los miedos, los símbolos, secuencias cinematográficas y bandas sonoras, la violencia del paso del tiempo, los textos y las vidas de los otros. Trabajo con el dolor, los destellos y los espejismos. Así, con esa masa informe y aparentemente intangible, construyo mis universos, soy un dios por un rato cada día, arquitecto de mi propio infierno o paraíso. Emocional y espiritualmente me involucro y, sobre todo, incubo, bendita fiebre, la materia incognoscible con la que me conecto de forma subterránea, así escriba sobre mi vecina de enfrente o en torno a cualquier asunto trivial o vida ajena íntima.
Me apoyo de la buena o la mala memoria, esa que modifica las reminiscencias. El subconsciente es un pozo bastante hondo. Suelo anotar ideas, pasajes descriptivos, frases u oraciones que escucho o me llaman la atención y alimentan la obra que ande pariendo. Los canales de inspiración me atacan por la espalda, se me insinúan de sinuosas maneras o se me desnudan nítidamente. Después tengo que sentarme a trabajar con ello, sudar esa orfebrería y conseguir un arte final publicable.
¡Nuestra Maestra Juventudes está de cumpleaños!
Cuando se piensa en la historia de la música cubana muchos son los nombres que regresan de la memoria. Gracias a la labor y obra de numerosos artistas, músicos y estudiosos, Cuba posee todo un acervo documental que respalda el hecho de ser reconocida como “la isla de la música”. Creadores e intérpretes como Ernesto Lecuona, Rita Montaner, Niño Saquito, Celeste Mendoza, Miguel Matamoros, Benny Moré, sumado a otro tantos que se desempeñaron en el terreno del conocimiento como Fernando Ortiz, Alejo Carpentier, Argeliers León, Danilo Orozco, entre otros, conforman esa comunidad indispensable en la historia y el desarrollo por nuestra cultura musical.
Pero sin dudas, en este 2020 hay un nombre que cobra singular importancia para todos, porque justamente en esta ocasión nos regala cien años de su compañía. Y es que nuestra María Teresa Linares está de cumpleaños.
Resultaría imposible pensar o hablar de los estudios relacionados con la historia de la música cubana sin mencionar de manera indiscutible el nombre de María Teresa Linares. De igual modo, no se puede explorar la musicología de Cuba y Latinoamérica sin que su obra sea un referente obligado. ¿Cómo quedar inerte ante su generoso saber, puesto al servicio la cultura musical de un país y de un continente?
Al acercarnos a todo su quehacer y ser testigos de la vasta obra emanada de sus manos, parecería que son dos los siglos vividos por Teté. Siendo una musicóloga 360, María Teresa Lineras supo involucrarse en todas las aristas de la profesión. Solo existen elogios para contar su desempeño en áreas como la investigación, la docencia y la producción discográfica.
Su labor investigativa recorre todo tipo de procesos musicales gestados en la isla. El interés por el antecedente hispano en la música cubana devino una amplia producción de títulos como “El punto guajiro” (1949), “La décima en el cancionero campesino” (1957), “Influencia española en nuestra música” (1958), “Antecedentes hispánicos en nuestra música” (1964), “Algunos elementos hispánicos en la música cubana” (1989), “La décima como viajera peninsular y su regreso aplatanado” (1995), La música entre Cuba y España (1998), El punto cubano (1999). Todos estos devienen textos medulares para el estudio y entendimiento de esta área temática.
Por otra parte, escritos como “Música popular en la Revolución” (1970), La música popular (1970), La música y el pueblo (1974), “La guaracha cubana, imagen del humor criollo” (1999) son el resultado de su afición por los fenómenos propios de la música popular cubana.
¿Qué decir entonces de esa Teté Linares, Maestra Juventudes? Fue formadora de generaciones y generaciones de músicos y musicólogos cubanos. Más allá de su labor como maestra de música en varios conservatorios y universidades, su faena educativa trascendió las aulas para llegar a enseñar desde la práctica misma la esencia y la ética de la investigación. En sus trabajos de campo, junto a su esposo Argeliers León, transmitió este conocimiento a las próximas camadas de musicólogos en el país. De igual modo, su solo presencia impartiendo conferencias y su papel como interlocutora en las más cotidianas conversaciones fue también parte de esa labor formadora que nunca dejó de ejercer y que los más jóvenes agradecemos.
A María Teresa también debemos numerosas colecciones fonográficas que preservan y difunden el imaginario musical cubano, entre las que destacan La música del pueblo de Cuba y Antología de Música Afrocubana. De igual modo, admiramos su ejemplo de dirección y gestión cultural en instituciones como el Museo Nacional de La Música (1984-1997) y la Fundación Fernando Ortiz, desde las que supo guiar disímiles procesos de conocimiento e intervenir en la formación de nuestros investigadores.
Su labor fue reconocida con las máximas condecoraciones que otorga el estado cubano, incluida La Orden Félix Varela, Héroe del Trabajo de la República de Cuba y Premio Nacional de la Música.
Por todo esto, hoy celebramos los 100 años de una mujer cubana, madre y esposa abnegada; hoy festejamos una vida de trabajo al servicio del pueblo y la cultura, llena de logros y sacrificios. Hoy agradecemos el legado que María Teresa Linares pone en nuestras manos y aceptamos el compromiso de honrar su empeño por la cultura nacional. Hoy Cuba celebra la vida y obra de nuestra Maestra Juventudes.
La cultura en Manacas no se detiene ante el coronavirus
«Si se cierra una puerta, se abre una ventana» reza un viejo proverbio, enseñanza puesta en práctica muy bien por los instructores de la casa de cultura José Antonio Cepero Brito, en el poblado de Manacas, municipio de Santo Domingo, Villa Clara, quienes no han dejado de crear y acercar el arte al pueblo durante la difícil etapa que vive el país a causa de la pandemia del nuevo coronavirus.

Cumpliendo con las medidas higiénico-sanitarias establecidas, los protagonistas trazaron un plan de acción en equipo para llegar a la comunidad con sencillas, pero hermosas artesanías creadas por ellos mismos, a trabajadores de Salud y Educación que laboran en el centro mixto Félix Álvarez Soto, del central George Washington, así como al personal de la farmacia y el cuerpo de guardia del policlínico de la localidad.
Asimismo, han regalado sus creaciones a los abuelos que reciben apoyo del Sistema de Ayuda a la Familia (SAF) y a todos los que, de una u otra forma, contribuyen al enfrentamiento a la pandemia.
Sailí Martínez, directora de la casa de cultura, explicó:
«En el proyecto participan tres instructores, dos de Literatura y uno de Artes Plásticas, quienes reparten los obsequios. Las artesanías se confeccionaron desde casa y con poco material, del que salieron flores de papel, cajitas de regalos y pergaminos con décimas hechas por un aficionado del taller de literatura, todo muy bien acogido por las personas».

Según Sailí, ella expuso la propuesta a los instructores, los que estuvieron inmediatamente de acuerdo. Entre otras iniciativas, hay además una minibiblioteca en el portal de la casa de Miguel Ángel Tamayo Alba, especialista de Literatura y miembro de la Asociación Hermanos Saíz (AHS), espacio a donde pueden acudir los interesados en el arte de la expresión verbal.
Recientemente, inició la Jornada de la Cultura en Manacas con la conmemoración del aniversario 102 del natalicio del inolvidable locutor y presentador José Antonio Cepero Brito, oriundo de esa localidad, y el pasado 21 de mayo se celebró el Día del Artista Aficionado, en el que no se dejó de reconocer la labor de los talentos de la casa de cultura, quienes fueron agasajados en sus propios hogares por parte de la dirección de la institución cultural e instructores.
Escritor con alma de pez (+Fotos, video y poesía)
La literatura circula por la marea de sus venas. Desde niño se alimenta del ambiente creativo reinante en su familia, entre versos e improvisaciones. En sexto grado escribió sus primeras redondillas, coplas y cuartetas, las cuales aprendió de su madre a la luz de una vela durante un apagón. En esa etapa ya redactaba también algunos cuentos.
Licenciado en Comunicación Social, instructor de arte en la especialidad de Teatro y egresado del Centro Nacional de Formación Literaria Onelio Jorge Cardoso, Roly Ávalos Díaz ya tiene dos libros publicados y una lista de premios como poeta y narrador. Miembro del grupo Ala Décima y de la Asociación Hermanos Saíz, es uno de los directores del grupo poético-teatral-musical RolleX.
Textos suyos de diversos géneros aparecen en revistas y antologías de países como España, Colombia, México, Argentina, Ecuador, Estados Unidos, Venezuela e Italia. Entre sus reconocimientos se incluyen el primer premio en la categoría Lengua Castellana del concurso internacional St. Paul’s School, en Barcelona (2003).
También, el premio en el certamen internacional de décima Espinela Tuineje, en Santa Cruz de Tenerife (2011); premio en el Certamen Poético de la Orden Literaria Francisco de Quevedo (España, 2014); premio Ala Décima (Cuba, 2018); el de Décima Escrita Francisco Riverón Hernández (Cuba, 2018) y el premio Toda Luz y toda mía (Cuba, 2019).
Autor de los libros Mundo pañuelo y Boca de lobo, este joven inquieto recuerda con agrado su infancia en Alamar y Guanabacoa, en La Habana, cuando jugaba ajedrez y béisbol. Sin embargo, sus mejores travesuras fueron imaginarias, según narra. Se disfrazaba de personajes célebres, y le fascinaba leer.
«Sabía que tenía un tío poeta y famoso, quien cantaba unas vertiginosas seguidillas y enseñaba a improvisar décimas, Alexis Díaz-Pimienta. En las visitas a su casa, siempre aprendía algo junto a mi primo Axel, su hijo mayor. Hasta las rifas en los cumpleaños había que ganarlas mediante juegos de rimas. Recuerdo la explosión de creatividad, las ocurrencias, la alegría y el ingenio constantes, que solían terminar en guateques y controversias entre mis tíos», rememora quien también se desempeña como editor y corrector.
—¿Cómo asumes el proceso creativo?
—Busco siempre el equilibrio. Jugar mientras creas es un acto muy serio. Me exijo la consagración a esa ambivalencia. En mi opinión, un creador llega a la verdadera madurez cuando se integra tanto al proceso creativo que, incluso en las horas de mayor incertidumbre o angustia, escribe sin pensar demasiado, pinta, baila, canta, graba, le improvisa a la posteridad un destello, un rasguño de luz.
—¿Cuánto de tus vivencias hay en las historias?
—Casi todo (por la biografía que autorizo cuando me desnudo o se desnudan a través de mí los personajes), y casi nada (porque también hay distancia y fría inteligencia). Igualmente robo ademanes y sicologías a las vidas de los otros. La realidad puede ser más ancha y más ajena que la imaginación. Preferiría que mi estilo y mi voz mutaran de libro en libro, aun cuando el cambio sea leve. Lo contrario se parece al estancamiento y la mediocridad.
—¿Todavía se puede aspirar a lo verdaderamente nuevo en la literatura o los autores deben conformarse con dominios de técnicas y abordajes de historias de alguna manera reflejadas por otros?
—Lo verdaderamente innovador suele ser un enigma. Y en los tiempos actuales todo parece ya escrito, refrito… No obstante, nunca debemos conformarnos, a no ser que rendirse sea también una acción poética, un acto creativo. Mientras vivamos debemos explorar nuevos abismos, leer y estudiar con atención el arte que se gesta en otras latitudes, alimentarnos de otras miradas, darle otra vuelta a la búsqueda.
«Aun cuando parezca que vivimos en permanente fase de alarma apocalíptica, cada autor puede traer un nuevo universo, el suyo, por muy minimalista que parezca, y defenderlo con las fuerzas de su talento y audacia. Toda aldea puede volverse un cosmos».
—¿Cómo surgió la idea de RolleX? ¿Cuáles son sus dinámicas y sueños?
—Mi primo Alex Díaz Jr. y yo somos amantes y defensores del repentismo, por convicción, por necesidad y tradición familiar. Lo consideramos una riqueza siempre en peligro de extinción, y no de extensión, como debería ser. Muchos no valoran la fuerza de la oralidad y la improvisación poética, que tan vitales son para el alma de la humanidad.
«RolleX surgió por el deseo de revertir esa realidad, y oxigenar, a través de vías frescas, joviales, dinámicas y espectaculares, ese arte que en cierta medida se ha empolvado, por infinitas razones, en todos los niveles, desde algunos repentistas hasta las instituciones.
«Favorecemos la transmisión de décimas a través de puestas en escena, acompañadas por géneros musicales, poemaciones, performances y diversas modalidades de la improvisación. Insistimos en el término neorrepentismo y sus múltiples usos, para potenciar un sistema poético que debe llegar a las mayorías. Pretendemos maximizar su alcance, mediante shows y también a través de métodos más docentes: conferencias y talleres intensivos, por ejemplo».
—¿Te preocupa el futuro de la poesía improvisada en Cuba?
—Hay buena salud en la poesía improvisada aquí, pero necesitamos expandirnos y potenciar eventos como Oralitura, realizado por primera vez en el año 2019 con el apoyo de la AHS y de diversas instituciones. Necesitamos más iniciativas que consigan el cambio de percepciones erróneamente incrustadas, por prejuicios, en el imaginario popular. Es imprescindible la convivencia entre artistas de varias manifestaciones en una gran fiesta del idioma y a favor del buen gusto.
—Algunos consideran que la literatura cubana no vive un buen momento. ¿Comparan a los autores actuales con los de otras generaciones? ¿Qué piensas?
—Los problemas de la literatura cubana son otros, y muy diversos. Las comparaciones existen para bien y para mal. Resulta esencial una crítica más abundante, más ética y profunda, así como la edición o reedición de algunos autores cubanos y extranjeros, cuyas lecturas fomentarían bases más enriquecedoras.
«Necesitamos incrementar los intercambios y un plus más atractivo en los espacios literarios. Una tertulia no tiene por qué ser solo para minorías muy interesadas: periodistas, poetas, editores, narradores, ensayistas, dramaturgos… Debemos preguntarnos por qué no predominan más lectores comunes, ajenos a la intelectualidad. ¿Es demasiado utópico aspirar a eso?
«En ese sentido se asemeja al repentismo. Parece que hay un desdén social ante el arte, pero sabemos que no es así. Somos muchas voces abriéndose paso e inaugurando caminos y mundos que a veces se entrecruzan y otras veces ni siquiera llegan a conocerse. Hay grupos, subgrupos, sectas, saraos, exclusiones, electrones sueltos, una flora y una fauna, y en general el mundillo literario, o artístico, puede llegar a ser competitivo, selvático, un auténtico nido de serpientes.
«Pese a ello, el panorama tiene aspectos positivos, ciertas alianzas, eventos, festivales, editoriales (aun con crisis de papel), concursos, pocos lectores pero fieles, creadores de pura raza, de talento indiscutible y oportunidades para crecer. De esos asideros nos sostenemos desde dentro. Con innumerables escollos (tangibles y subjetivos) crece y se construye el corpus de nuestra literatura. Y hay zonas salvables, recomendables. Lo peor que veo es cierta imposibilidad de darnos a conocer a un gran público, y no digo internacional, sino primeramente nacional».
—¿Cuán difícil o fácil es publicar hoy en Cuba para los jóvenes, más allá de la falta de papel?
—Depende del vaivén de muchos factores. En teoría parece fácil, en la práctica puede suponer un jeroglífico, salvo para unos pocos privilegiados que obtienen los premios en los certámenes que incluyen la publicación. Gracias a que gané un concurso pude publicar mi primer libro en Cuba. La vía de enviar a los planes editoriales es sencilla: la espera del dictamen y la impresión es un poco más engorrosa y una carrera de obstáculos. Requiere de armarse de una paciencia, en ocasiones, sobrehumana.
—¿Cómo te defines como escritor y persona?
—Pez de ciudad, ratón de biblioteca y librerías, animal civil, soñador impenitente, «letraherido». Soy un curioso ávido de sensaciones, rincones y destellos, un aprendiz eterno en busca de la palabra exacta, alguien que quiere continuamente mejorar como persona y escritor.
—¿Referentes en la literatura, cubanos y extranjeros…?
—Los menciono en el orden caótico de los recuerdos y las nostalgias de sus lecturas: José Martí, César Vallejo, Eliseo Diego, Alejandra Pizarnik, Jorge Luis Borges, Cervantes, Rainer María Rilke, Hemingway, García Márquez, Carpentier, Pessoa, Cortázar, Lorca, Vargas Llosa, Oscar Hahn, Ricardo Piglia, Roberto Juarroz, Enrique Vila-Matas, José Emilio Pacheco, Luis García Montero, Anne Carson, Alexis Díaz-Pimienta, David Mitrani, Alberto Guerra, Andrés Neuman, Natalia Litvínova…
—¿Sueños en el mundo creativo?
—Que mis textos sean buscados, leídos. Terminar mis novelas, los libros de cuentos, mis proyectos de otros géneros. Viajar por varios escenarios. Sorprenderme, superarme, consagrarme en cuerpo y alma, aprender siempre.
Afrorretrato
Yo
poeta negro
con 1,81 de estatura
62,5 kilogramos de peso
con ojos negros
manos negras
pies negros
espalda negra
de abuelos y padres negros
hermanos negros
novia y exnovias negras
yo
negrito
negrón
pasudo
bembón
tinto
retinto
nigger
black
yo
vestido de negro
soy un papel en blanco
Puertas infinitas y una orquesta de papel
¿Quién está en casa?
¿Cuántas puertas puedes abrir con tres llaves? Te aseguro que no hallarás una respuesta matemática. Solo permítanme confesar que con esa cantidad de llaves me apresté a varias travesuras. Es cierto, no siempre hallé el camino correcto, incluso ante sencillos laberintos. Víctima de la ansiedad, extravié mis ojos más de una vez. No me arrepiento, es divertido ponerse en el lugar de los niños aunque sea por unos instantes. Aunque sé que los más pequeños de casa de seguro encontrarán todas las puertas con mayor facilidad.
Este no es solo un libro destinado solo al público infantil y adolescente. A primera vista sería cierto pero tras cruzar la entrada cualquier lector disfrutará de la belleza y el conocimiento a su disposición. No crea que si el volumen llegara a sus manos será un lector apacible. En todo caso será quien le otorgue a estas páginas la dinámica para la que se concibió. Siéntase entonces coautor, y alístese al corretaje, ya con la vista, ya con el lápiz.
Para Puertas a la Música (Ediciones Santiago, 2014) encontrarás las llaves de entrada pero solo un acertijo no podrás resolver. Seas niño o adulto quedarás atrapado en su orquestación, en el hechizo músico-visual. Cuando llegas a la última página no encontrarás la salida y retornas a cualquiera de las anteriores.
Si bien mis palabras parecieran lanzar un conjuro, perdonen damas y caballeros que yo no he sido, fueron el autor José Orpí y el ilustrador Raúl Gil, los atrevidos.
Pase usted, la casa es suya
La interrogante, en apariencias ingenua, de una niña a su madre, dio lugar en las primeras décadas del pasado siglo a que del genio popular brotara el son inmortal en el célebre Mamá, Son de la loma en la autoría de Miguel Matamoros. Razón que corrobora el acierto de aproximar a los infantes a las tradiciones musicales, autores e intérpretes. No por casualidad en el portal del libro se apela a la antológica pregunta, a continuación de un diálogo entre un nieto y su abuela, en el cual se cita el tema musical en cuestión. La pieza afina la orquesta y prepara a los asistentes al concierto que sus páginas ofrecen.
Con un lenguaje asequible a las primeras edades, sin que se apele a ñoñerías del verbo o el adjetivo, Orpí coloca a su lector ideal frente a una síntesis de nuestro acervo musical. Juego y aprendizaje se intercalan y coinciden en idéntico espacio con el fin de dialogar en torno al patrimonio sonoro intangible, o como se escucha en voz de un personaje, el tesoro musical.
Puertas… es un válido ejemplo de cómo obrar para que las presentes y futuras generaciones de cubanos conozcan el acervo de su cultura musical sin que se apele a la queja ante los presuntos demonios audibles que nos atormentan. Sospecho de quienes solo se conforman con la crítica a lo que entienden nocivo. Resulta cómodo señalar el rincón sucio desde el sofá. ¿Por qué no atreverse a llevar a término las ideas?
En tal sentido Puertas… constituye una atractiva propuesta que se enlaza a esa tradición literaria, musical y audiovisual que en diferentes etapas marcan la infancia cubana. No es la primera vez que José Orpí Galí se aveza en proyectos similares, sobre todo cuando a destinatarios tan importante se dirige. Algunos guardarán en sus libreros los títulos Para despertar al duende, por Ediciones Santiago (2003; 2009) o El mundo de los asombros, en la factura de la Editorial Oriente en 2010. Quien atesore entre sus manos Santiago de Cuba: ciudad cantada, otra vez por la de Oriente (2013; 2015), percibirá la vocación del educador que persiste en su obra. En este último texto no solo se sirve de la poesía para comunicar etapas y hechos históricos trascendentales de la Villa, sino que confía la ilustración del volumen a la creatividad infantil volcada en imágenes.
Los primeros 35 compases los dedica a la presentación de varios instrumentos presentes en la musicalidad insular y algunos en la universal. Así, escuchamos la primera tonada a manos de la guitarra, cordófono cuya herencia se debe a las tradiciones hispánicas, cuyo asentamiento es primordial en el desarrollo de nuestros géneros musicales de base. A través de la poesía rimada Orpí nos entrega nombres del cubanísimo pentagrama como Sindo y Matamoros, cuyas obras es imposible de separar de la novia de las seis cuerdas.
¡Cuidado padres dormilones! Este no es un libro para provocar el bostezo y la caída de los párpados a tus hijos. Madre, no será con estos acordes que te quites al niño de encima por un rato. Muy por el contrario, prepárate para sacar punta a los lápices, y con cada partícula de aprendizaje tendrás lista una ráfaga de preguntas. Alístense a formar la orquesta, tomen la libertad de divertirse mientras los instrumentos y la literatura hacen su acople.
Puertas a la Música posibilita la interacción entre sus creadores y destinatarios, a través de diversos juegos y otros caminos serán copartícipes del resultado. De tal fiesta resulta la concurrencia de aerófonos, cordófonos y percusión que entrelazan las huellas de África, España y otras regiones contribuyentes a la formación sonora cubana. Quienes se atrevan al juego de este concierto, enriquecerán de forma amena su saber.
¡Que toquen, que toquen! Yo bailo de todo
¡Ay Mamá Inés tu hijo Bola está frente al piano! Llamó a Lecuona y entre teclas se les ve en el retozo.
Las autoridades de la música pierden el control. Se desordena el pentagrama y la población amanece a todo baile. Cada quien elige un ritmo diferente y otros cantan. Hasta la reina Isabel se sumó a la algarabía, perdón, ¿qué ha tocado ese?
Tras El Misterio de la Unión las puertas se abren y desde la décima nos llegan varios géneros y ritmos surgidos al mismo ajiaco que nuestra identidad nacional. No ha de extrañarse usted mi adulto escucha, si tras este encuentro vuelve en sí su memoria y recuerda que antes de los ídolos de hoy estuvieron los de siempre, que a veces no se llama balada, aunque rejuvenecido, su nombre puede ser bolero. Lo mismo sucede con el son, la guaracha, la tonada, guajira o la rumba, a quienes muchos voltean el rostro como a extraños inquilinos.
Por esta senda de los géneros musicales llegamos a sus cultivadores. Orpí aúpa a varios de los más ilustres en tertulia, las edades desaparecen, y Sindo y Matamoros coinciden en el mismo brindis con Silvio y Formell. Porque la obra de quienes trascienden no se limita a los calendarios o el juego de estar o no a la vista de todos. Quienes por la oreja sueñan, siempre sabrán de dónde y quiénes son los cantantes.
Alguien con más sapiencia que yo, expresó que para saber si un libro para niños está bien escrito, uno de los caminos es que le llegue a un adulto tanto como en su infancia. Gracias a las trampas del autor y el equipo de realización del texto, cada página sonora de Puertas… me hizo olvidar que hay documentos oficiales donde reza el año en que nacimos. Ahora que se desdibujan esas fronteras del espíritu, simplemente abrazo una palabra, humanidad.
P.D: ¡Ah! olvidé decirles, el libro dejó de existir en librerías santiagueras casi al instante de su presentación. Sería una suerte una reedición. Por lo pronto, anímese a encontrarlo en bibliotecas.
Para cambiar estereotipos desde la décima improvisada
Novedosas formas de creatividad artística y de promoción cultural prueban la ingeniosidad del cubano en la actual contigencia epidemiológica.
El programa Al Medidodía en TV, de la Televisión Cubana, puso el pie forzado para que decimistas y repentitas jóvenes de todo el país mostraran su talento y quehacer, a través de la pequeña pantalla.
Rainer Nodal, uno de los exponentes más reconocidos del repentismo de Ciego de Ávila, respondió a la convocatoria del concurso de Cibercontroversias, que organizó Oralitura Habana, el propio espacio televisivo, el Instituto Cubano de Radio y Televisión (ICRT) y la Asociación Hermanos Saíz (AHS).
El resultado: un premio, que el público cubano le otorgó, luego de valorar sus presentaciones diarias, en los duelos controversiales.
Como miembro activo de la vanguardia artística de Ciego de Ávila, Nodal se colocó como uno de los 8 competidores, que durante una semana, elaboraron sus propios vídeos en casa, a partir del pie forzado que el programa les ofrecía.
Midió su capacidad de improvisación con jóvenes talentosos de todo el país, y la suerte le enfrentó también con su hermano Reiber Nodal, que a decir de él es uno de los repentistas de Cuba que más público tiene, ya que es el ganador de todos los concursos de improvisación del país. Ambos ya tenían la experiencia de compartir escenarios en eventos reconocidos de la especialidad como son el Pedro Marrero de Cumanayagua, en Sancti Spiritus, en el certamen que rinde tributo Al maestro Justo Vega, en la provincia Las Tunas, en esta ocasión trataron de aprovechar la experiencia para divertirse como hermanos y artistas de la improvisación cubana.
Rainer confieza que su ascendencia tiene mucho que ver con lo que es él hoy dentro del universo de la décima improvisada, pues proviene de una familia de repentistas, su padre y sus abuelos dedicaron su vida al género y la décima y la improvisación vienen intrínsecas en sus venas.
El joven agradece en su formación al taller de repentismo Raúl Rondón, bajo la égida del profesor Armando López Rondón, quien le suministró las herramientas para sus inicios en el universo de la décima improvisada, también confiesa que cada uno de los repentistas de la provinciatuvo le aportó, pues las experiencias vividas con ellos tributó a su formación como exponente de la especialidad.
Luego de su participación en Mediodía en TV, Nodal asegura que: “…ahora el mayor reto para difundir y compartir el género con los públicos está en cambiar estereotipos, pues la décima en Cuba siempre ha sido valorada como un fenómeno social expresada en zonas rurales y campestres, que solo puede ser cultivada por “guajiros”. La joven generación de decimistas y poetas del país, la mayoría son citadinos, al menos la gran mayoría, y estamos reformulando las propuestas que le lleguen con frescura al público, para despertar interés en el género…”
Yeni Turiño: «La guitarra como arco y la canción como flecha»
Una muchacha intranquila, curiosa, siempre en constante movimiento, como las verdaderas hormigas… La primera vez que la vi cantar fue en el Encuentro de Jóvenes Poetas y Cantores en Bejucal, se escuchaba su Tocadiscos y en el público la acompañaban. Luego nos volvimos a encontrar en la Jornada Literaria Mangle Rojo, y de esa semana de largas jornadas de poesía nació una hermosa amistad.
Yeni Turiño (Santa Clara, 1998) creció respirando la música, entre acordes y sonrisas, y aprendió a ver el mundo desde la claridad de sus propios impulsos. Con una voz sincera y firme, la niña de la trova, pequeña y menuda, se convierte en luz mientras canta.
Las entrevistas siempre son momentos oportunos para recordar y mirar al pasado. ¿Cómo era Yeni Turiño antes de llegar a la mùsica? ¿Cómo fue el descubrimiento de esa vocación?
La verdad es que siempre cantaba o recitaba. Todavía en la secundaria quería ser maestra, nunca pensé de niña que iba a ser artista. Estuve en ballet y en muchos talleres literarios, pero nunca porque me fuera a dedicar al arte por completo. La verdad es que no sé cómo empecé en la música exactamente, siempre estuvo conmigo.
A los 9 años empecé a aprender guitarra con Anadelkis, una instructora de arte de mi primaria, luego fui a la casa de la cultura y de ahí a estudiar guitarra clásica, no en escuela, sino con un profe muy bueno de acá de Santa Clara.
Como empecé chiquita con la guitarra, no me acuerdo de mi vida antes de eso, siempre estuvieron mis dos primos Yatsel Rodríguez (trovador) y Dairol López (flautista), y la influencia de ellos dos fue esencial para mí. Fue en el preuniversitario cuando decidí que iba a ser trovadora, y que no podía hacer otra cosa.

Santa Clara, tu casa, tus raíces, tu esencia. ¿Qué significa hacer y vivir la trova en esta ciudad?
Es una suerte tremenda haber nacido en esta ciudad. Santa Clara es muy cultural, es una ciudad que te traga, siempre hay algo que hacer: una obra, un concierto, una descarga, una lectura, cuando acaba un festival empieza otro. Hubo personas que me dijeron que iba a bailar en la casa del trompo, y qué suerte que haya tantos trompos acá. Tengo la influencia de todos los artistas de la ciudad, no solo de los trovadores que son quienes me han encaminado por la buena senda.
Además de las relacionadas con el contexto cultural santaclareño, qué otras influencias artísticas han marcado tu obra.
El haber estado en todas las provincias del país, gracias en gran parte a la AHS y demás instituciones, el gran número de festivales que existen por toda la isla, me ha dado la posibilidad de conocer artistas de todos los rincones, y creo que además de tener la influencia de mi ciudad tengo la de Cuba entera.
Cada vez que llego de un festival hago una canción, y es que estos festivales, no solo de trova, han contribuido a que sea cada vez más autocrítica y a que me lleguen conocimientos de todas las manifestaciones, y de todas partes del mundo.
Hay artistas que componen con cierta regularidad, otros demoran años en terminar una canción. Algunos tienen rituales para componer, otros esperan que la palabra los asalte mientras viven. ¿Cómo es tu proceso creativo?

Cada vez que hago una canción surge de forma diferente. No tengo un método para la creación. Hay textos que cuando los escribo sé que van a ser una canción, hay otros, que se quedan en poesía, y no sé cómo los diferencio, es una impresión muy personal que no tengo forma de describir.
Lo que sí tengo claro es que necesito estar en constante movimiento. No puedo encerrarme en mi casa para hacer una canción, necesito renovar mis experiencias constantemente, y estar nutriéndome de otras cosas, por ejemplo, leer, ver películas… Mi principal fuente de inspiración son las vivencias personales, los libros y el cine, en ese orden.
¿Cómo mujer, qué deseas transmitir con tus canciones?
Para mí no existe una diferencia entre la forma de una mujer para hacer la canción y la de un hombre. Estoy segura que lo que en algún momento escribí lo pudo haber escrito un hombre. Tiene que ver con las concepciones personales de cada artista. Yo, como ser humano primero, como mujer después, quiero transmitir un arcoiris de sensaciones que varía en cada persona que escucha la canción. Yo tengo mi mensaje original, este varía según la experiencia de cada cual y lo que cada cual quiere escuchar o decodificar de mi canción.
En el marco de los eventos organizados por la Asociación Hermanos Saíz has recorrido la isla con tu música. ¿Cuánto te han aportado estos encuentros?
A mí me encantan los festivales, y creo que es una forma muy linda de aglutinar a los artistas. De los festivales nacen nuevos proyectos, nuevas inspiraciones, y sobre todo muy buenos amigos que quedan, en ocasiones, para toda la vida.
Recuerdo que en el primero que participé fue en el Isla Mágica, en la Isla de la Juventud. Ni siquiera me habían invitado a mí, invitaron a Carlos Abreu, trovador de Santa Clara que tenía una banda donde yo hacía los coros. En medio del concierto Carlos me dejó cantar tres canciones que tenía por el momento, esa primera vez la guardo con mucho cariño; hace poco tuve la dicha de rememorarlo yendo por segunda vez, pero al Mangle Rojo. Los festivales son experiencias que se van acumulando de a poco, experiencias necesarias para la creación misma. ¡Y que vengan más festivales!

¿El Longina?
El Festival de festivales. Suena un poco regionalista, para mí lo es. El Longina me permitió conocer los festivales por dentro, lo complicado que es llevar a cabo uno. Cuando eres anfitrión de un festival significa sacrificar tus presentaciones, tu descanso, tu divertimento por hacer que los invitados se sientan como en casa, y la verdad que es una tarea hermosa.
Mi primera canción surgió luego de haber concluido el Longina 2016, había vivido tantas cosas lindas que no dudé en hacer una canción. Es una forma resumida de hablar del Longina, porque si me pongo a contar historias no termino.
Desde el 2017, todos los últimos miércoles de cada mes te das cita en el Centro Cultural El Mejunje, espacio donde desarrollas la Peña de la Hormiga Loca. ¿Cómo surge este proyecto? ¿Qué alegrías has experimentado con él?
La idea fue de Silverio, luego de que canté una canción de Violeta Parra en una jornada por la no violencia contra las mujeres y las niñas. Me propuso tener el espacio y le dije que lo pensaría, entonces empecé a buscar la aprobación de los demás trovadores, no estaba segura de poder hacer una peña con 18 años.
Cuando decidí que empezaría tuve que hacer un cronograma de todas las peñas de la ciudad para que no coincidiera con la de ningún trovador, ni con la programación de El Mejunje. Te digo que en Santa Clara no se para. Entonces, tenía que ser el último miércoles de cada mes, todos los otros espacios estaban ocupados.
La idea del nombre fue de Alain Garrido, una suerte de padre y de maestro que he tenido, y creo que de todos los trovadores de acá. Se quedó “Peña de la Hormiga Loca”, mi laboratorio, invito a cualquiera que me inspire un sentimiento lindo, no solo artistas. El 26 de febrero cumplió tres años. Estoy muy feliz de tener este espacio en mi ciudad y en mi Mejunje de Silverio. (¡Je!)
Una parte de tu obra está dedicada al público infantil. ¿Qué retos supone componer para los niños?
La verdad es que la primera canción que hice para el público infantil y para todo el que tenga alma de niño fue “Canto de hormiga loca”, justo cuando Yaily Orozco comenzó a hacer canciones y a trabajar para los niños. Hice la canción para que ella la cantara y terminé defendiéndola yo también.
Hay que tener cierta magia para dirigirse a los niños, algo que me atrevo a hacer, pero me siento más cómoda cuando tengo a Yaily al lado, ella sí que sabe, nació con ese don.
Tengo el reto de seguir componiendo para los niños. Aunque hay que vivir el presente, hay que dedicarle tiempo también al futuro.
Has publicado algunos cancioneros, algunos en colaboración con otros artistas. Coméntame sobre esta experiencia.
Me encanta cuando varios artistas se unen. El primer cancionero que se llama “Para no sentirme extraña” se publicó en 2019 por Ediciones La Piedra Lunar, una idea de Lorenzo Lunar, excelente escritor de la ciudad que me ha apadrinado y la idea del cancionero fue de él. Entonces convocamos a 15 amigos artistas de la plástica y diseñadores, a cada uno le asignamos una de mis canciones para que ilustrasen el libro a su forma. Fue un trabajo hermoso hecho en colectivo, gracias a La Piedra Lunar.
El segundo cancionero fue realizado también en 2019 por el proyecto cultural-editorial Callejas, de Trinidad. Estos muchachos tienen un trabajo muy admirable y es que confeccionan libros manufacturados, sin fines de lucro, y a partir de esas publicaciones realizan conciertos en su ciudad, todo a partir de la colaboración de amigos. Este libro fue compartido con la poeta trinitaria Dayana Margarita Pomares, una amiga hermosa que hice gracias a este proyecto editorial.
Háblame de Tocadiscos, esa canción que luego se convirtió en proyecto y que estrenó videoclip posteriormente.
Otro trabajo en colectivo, y eso es lo que se quiere en este proyecto, la promoción de la obra de un artista en específico a partir de la colectividad. Estoy muy contenta con el resultado del clip. Tocadiscos es una canción que tiene mi propia visión de un cortometraje de José Luis Aparicio. Recién entraba él a la FAMCA y cuando miré este, su primer corto, me dio tanta alegría que quise hacer una canción. La verdad es que esta composición tiene tres vertientes: el corto, la vida real y dos décimas que Aparicio también escribió, de ahí me llegó todo.
Desde el 2017 has estado participando en el Encuentro de Mujeres Cantoras “Ella y yo”. A tu juicio, qué caracteriza a las mujeres trovadoras en Cuba.
Es un evento muy lindo que Heidi Igualada y Marta Campos han llevado contra viento y marea y que ha ido creciendo en cada edición. Es un evento de mujeres donde no solo hay mujeres. Lo que se quiere demostrar es que la mujer no es minoría en la trova y es que hay un montón en el mundo que desde la canción luchan por sus derechos en países que no los tienen. La mujer trovadora en Cuba es como una guerrera que tiene la guitarra como arco y las canciones como flecha.

Trovadora en el siglo XXI… ¿Cuáles son los principales desafíos a los que te enfrentas como cantautora en estos días?
Soy el resultado del tiempo en el que vivo, eso siempre lo digo y tengo los retos que van con mi tiempo. Ahora mismo es un reto para mí estar en casa con todo esto de la Covid-19. Nunca había estado tanto tiempo en un mismo lugar y eso me hace sentir bastante mal, te confieso.
Ahora mismo lucho por aprovechar el tiempo al máximo para cuando todo vuelva a la normalidad lanzarme en un montón de proyectos que tengo en mente. Ahora mismo ese es mi reto, imagino que mientras más pase el tiempo más retos me seguirán llegando, pero ¿qué es la vida sin retos?
¿Qué caminos presientes en tu música? ¿Dentro del contexto musical, qué experiencias te gustaría vivir, algún sueño por cumplir?
Tengo muchos sueños, y creo que se han ido cumpliendo de a poco. Lo más cercano que tengo es graduarme, que ya me queda poco, luego creo que me lanzo a grabar un disco. También hay un montón de experiencias que quisiera vivir, quizás realizar una banda sonora, seguir componiendo, viajar, tirarme de un paracaidas, uffff, todo lo que me pase por la cabeza y crea que esté bien me propongo hacerlo.
¿Cómo se define a sí misma Yeni Turiño?
Ya lo he dicho muchas veces, soy una hormiga loca bastante cuerda.